Pales­ti­na. La Con­fe­ren­cia de la Ruta Alter­na­ti­va, soplan nue­vos vien­tos para la cau­sa del pue­blo palestino

Por Juan­lu Gon­zá­lez, Resu­men Medio Orien­te, 5 de mayo de 2021-.

Hace casi 30 años, tras la Gue­rra de Gol­fo de 1991, polí­ti­cos y medios de comu­ni­ca­ción espa­ño­les se las pro­me­tían muy feli­ces por­que nues­tro país se colo­ca­ba, por una vez, en el epi­cen­tro de la diplo­ma­cia mun­dial —eso decían— y con­tri­buía deci­di­da­men­te a solu­cio­nar uno de los pro­ble­mas más gra­ves y enco­na­dos de la his­to­ria con­tem­po­rá­nea inter­na­cio­nal, el con­flic­to ára­be – israe­lí o pales­tino – israe­lí. La deno­mi­na­da «Con­fe­ren­cia de Paz de Madrid» duró úni­ca­men­te tres días y se jac­ta de acu­ñar el con­cep­to o el para­dig­ma de Paz por Terri­to­rios y cen­trar las con­ver­sa­cio­nes en torno a las reso­lu­cio­nes 242, sobre la inad­mi­si­bi­li­dad de la adqui­si­ción de terri­to­rio por medio de la gue­rra, y la 338, un refuer­zo de la ante­rior y que ins­ta a las par­tes a decla­rar una paz jus­ta y dura­de­ra en Orien­te Medio. Sin embar­go, la Con­fe­ren­cia no supu­so el éxi­to que sus orga­ni­za­do­res espe­ra­ban, aun­que sí se con­si­de­ra que sen­tó las bases para futu­ras ron­das nego­cia­do­ras, espe­cial­men­te los Acuer­dos de Oslo. 

Pero, si nos ale­ja­mos del rela­to ofi­cial, las cosas fue­ron bien dife­ren­tes. Para el ente sio­nis­ta de Israel, Madrid fue un éxi­to sin palia­ti­vos. Bas­ta echar una ojea­da a la pági­na del gobierno israe­lí sobre el pro­ce­so de paz para com­pro­bar cómo fue un ver­da­de­ro pun­to de inflexión.

«El pro­ce­so de paz no solo ha afec­ta­do las rela­cio­nes de Israel con el mun­do ára­be, sino que tam­bién ha mejo­ra­do en gran medi­da la posi­ción de Israel en la comu­ni­dad inter­na­cio­nal. En tér­mi­nos cuan­ti­ta­ti­vos, Israel man­tie­ne hoy rela­cio­nes diplo­má­ti­cas con 163 esta­dos, un aumen­to de 71 des­de la con­vo­ca­to­ria de la Con­fe­ren­cia de Madrid en 1991». 

¿Y qué obtu­vo la par­te pales­ti­na? No exa­ge­ra­mos si deci­mos que abso­lu­ta­men­te nada, aun­que fal­ta­ría­mos a la ver­dad, por­que en reali­dad, no hay habi­do nada más dañino para la cau­sa pales­ti­na que la situa­ción sur­gi­da del bino­mio Madrid-Oslo. Es fácil de adi­vi­nar, cuan­tos más paí­ses reco­noz­can al régi­men sio­nis­ta esta­ble­ci­do sobre Pales­ti­na, menor pre­sión sen­ti­rá y menor nece­si­dad de some­ter­se a las con­ven­cio­nes que dic­ta el dere­cho inter­na­cio­nal. Solo el hecho de que paí­ses ára­bes se sen­ta­sen en la mesa con el enemi­go, ya debi­li­ta­ba las aspi­ra­cio­nes nacio­na­les pales­ti­nas, como así hemos podi­do comprobar. 

Esto ya ha suce­di­do en la his­to­ria recien­te de Pales­ti­na en varias oca­sio­nes. El pre­ce­den­te más cla­ro lo tene­mos en la acep­ta­ción por par­te de Ara­fat del Plan Brez­nev en 1974, rati­fi­ca­do por el Con­se­jo Nacio­nal Pales­tino nº 12, que ade­más apro­bó el Plan de 10 pun­tos de Ara­fat, don­de se ini­ció el camino de las nego­cia­cio­nes y el fin de la resis­ten­cia legí­ti­ma, a cam­bio del reco­no­ci­mien­to de la Orga­ni­za­ción para la Libe­ra­ción de Pales­ti­na por la ONU. Esta cesión des­em­bo­có en la crea­ción inter­na del Fren­te del Recha­zo, lide­ra­do por Geor­ge Habash como cabe­za más visible.

Pero Oslo fue aún peor si lo con­si­de­ra­mos en tér­mi­nos de domes­ti­ca­ción de la cau­sa pales­ti­na y ale­jar­la de la resis­ten­cia. La acep­ta­ción final de de la Reso­lu­ción 242 y el reco­no­ci­mien­to de Israel supo­nía aban­do­nar toda rei­vin­di­ca­ción sobre la Pales­ti­na His­tó­ri­ca. La Auto­ri­dad Nacio­nal Pales­ti­na sur­gi­da de los Acuer­dos se con­vir­tió en un apén­di­ce de Israel, la Poli­cía Civil Pales­ti­na en car­ce­le­ros de su pro­pio pue­blo, en repre­so­res de cual­quier tipo de disi­den­cia o resis­ten­cia. Todo ello mien­tras la ocu­pa­ción alcan­zó nive­les nun­ca vis­tos, mien­tras alre­de­dor de medio millón de inmi­gran­tes judíos se tras­la­da­ban a Pales­ti­na y se pro­du­cía una escan­da­lo­sa lim­pie­za étni­ca en Jeru­sa­lén. Nue­va­men­te, a pesar de las dolo­ro­sas con­tra­par­ti­das y los pasos dados por la OLP, Israel no da ni un solo paso hacia los com­pro­mi­sos de Oslo. La Auto­ri­dad Nacio­nal Pales­ti­na lo fía todo a la labor del Cuar­te­to de Madrid de 2002, que se mues­tra abso­lu­ta­men­te inú­til para poner fin a la cre­cien­te ocu­pa­ción has­ta el pun­to de que el para­dig­ma de dos esta­dos sobre la Pales­ti­na his­tó­ri­ca en las fron­te­ras de 1967 se vuel­ve com­ple­ta­men­te impo­si­ble. A pesar de todo, del fra­ca­so de Oslo, de la corrup­ción endé­mi­ca, del des­cré­di­to interno y externo, la ANP sigue cen­tra­da en la repre­sión de su pue­blo y en el cer­ce­na­mien­to de cual­quier ini­cia­ti­va de libe­ra­ción de Pales­ti­na, cola­bo­ran­do con las fuer­zas israe­líes para fre­nar cual­quier disidencia.

El gobierno de Trump, ajeno a reso­lu­cio­nes, acuer­dos y con­sen­sos inter­na­cio­na­les, se sal­tó todas las líneas rojas con el Acuer­do del Siglo y pre­pa­ró un enfo­que eco­no­mi­cis­ta para abor­dar el con­flic­to que, a pesar de ser un supues­to fra­ca­so, supu­so el tras­la­do de la emba­ja­da nor­te­ame­ri­ca­na a Jeru­sa­lén y la con­su­ma­ción de la trai­ción de un gru­po de paí­ses de la Liga Ára­be, que aban­do­na­ron los con­sen­sos his­tó­ri­cos de su pro­pia ini­cia­ti­va de paz, a cam­bio de sumar­se a las filas del con­ser­va­dor republicano.

La situa­ción no pue­de ser peor para la cau­sa pales­ti­na. La con­vo­ca­to­ria de elec­cio­nes, que es lo que ofre­ce Abu Mazen, pre­si­den­te de la ANP, para salir del ato­lla­de­ro no va a ser­vir para nada sus­tan­cial, solo para refle­jar el equi­li­brio actual de fuer­zas. Úni­ca­men­te para la per­pe­tua­ción de los Acuer­dos de Oslo, que ya nacie­ron muer­tos para la par­te israe­lí, como han reco­no­ci­do varios de sus líde­res. Las voces inter­nas y exter­nas que piden la diso­lu­ción de la Auto­ri­dad Pales­ti­na y la sali­da de los Acuer­dos se mul­ti­pli­can. Piden un nue­vo enfo­que que lle­ve de ver­dad a la libe­ra­ción de Pales­ti­na para la pro­cla­ma­ción de un esta­do demo­crá­ti­co y ple­na­men­te sobe­rano y a la mate­ria­li­za­ción del dere­cho al retorno de los millo­nes de pales­ti­nas y pales­ti­nos de expul­sa­dos de sus tierras.

Es en este con­tex­to don­de nace Masar Badil, la Con­fe­ren­cia de la Ruta Alter­na­ti­va Pales­ti­na. Masar Badil es la denun­cia de una efe­mé­ri­de, la denun­cia de la Con­fe­ren­cia de «Paz» de Madrid, que, 30 años des­pués, más que de paz, podría lla­mar­se de ocu­pa­ción de Pales­ti­na. Tres déca­das des­pués, Madrid aco­ge­rá a per­so­na­li­da­des pales­ti­nas de diver­sas filia­cio­nes polí­ti­cas e ideo­ló­gi­cas, tan­to de los terri­to­rios ocu­pa­dos como de la diás­po­ra inter­na­cio­nal; a repre­sen­tan­tes de paí­ses soli­da­rios —de ver­dad— con la cau­sa pales­ti­na con­tra­rios a los movi­mien­tos de nor­ma­li­za­ción naci­dos de un pro­ce­so de paz que real­men­te nun­ca exis­tió como tal; así como a ONGs y movi­mien­tos socia­les inter­na­cio­na­les que tra­ba­jan por la cau­sa nacio­nal pales­ti­na y el boi­cot a Israel. Usan­do medios tele­má­ti­cos Masar Badil conec­ta­rá con cual­quier lugar del mun­do don­de haya algo que apor­tar en favor de la lucha nacio­nal y la libe­ra­ción del pue­blo pales­tino y sus sesio­nes podrán ser segui­das por inter­net en todos los rin­co­nes del planeta.

Pero Masar Badil pre­ten­de ser mucho más que eso. Del mis­mo modo que la Con­fe­ren­cia de Madrid supu­so un evi­den­te retro­ce­so para la cau­sa pales­ti­na, la Con­fe­ren­cia de la Ruta Alter­na­ti­va Pales­ti­na pre­ten­de ser un pun­to de infle­xión que des­pier­te las con­cien­cias del mun­do pales­tino. Que apues­te por nue­vos para­dig­mas, ale­ja­dos de pro­ce­sos de nego­cia­ción eter­nos, vacíos, con los que la enti­dad sio­nis­ta no pre­ten­de más que la ocu­pa­ción del 100% de la Pales­ti­na his­tó­ri­ca y la ani­qui­la­ción total de las ansias nacio­na­les de un pue­blo que ha demos­tra­do con cre­ces su dig­ni­dad y com­pro­mi­so con su auto­de­ter­mi­na­ción y un futu­ro libre, soberano. 

La lucha pales­ti­na, sím­bo­lo de la resis­ten­cia anti­im­pe­ria­lis­ta inter­na­cio­nal, debe vol­ver a ocu­par el lugar que le corres­pon­de en la agen­da polí­ti­ca mun­dial y espe­cial­men­te en la de los paí­ses ára­bes que han trai­cio­na­do su cau­sa por intere­ses espu­rios de líde­res corrup­tos al ser­vi­cio del sio­nis­mo y del impe­ria­lis­mo. Pales­ti­na debe vol­ver a mirar a los que siem­pre la han defen­di­do con­tra vien­to y marea al mar­gen de tac­ti­cis­mos y coyun­tu­ras polí­ti­cas o personales.

Aún más, bajo la con­vo­ca­to­ria de la ini­cia­ti­va de Masar Badil, de for­ma trans­ver­sal una idea impreg­na todos sus docu­men­tos y decla­ra­cio­nes. Si la gene­ra­ción de diri­gen­tes pre­sen­tes en Madrid y Oslo fra­ca­sa­ron en su inten­to de pro­por­cio­nar un hogar nacio­nal al pue­blo pales­tino, trein­ta años des­pués hay una nue­va gene­ra­ción de muje­res y hom­bres jóve­nes pre­pa­ra­da y dis­pues­ta a tomar el rele­vo de los vie­jos lide­raz­gos ven­ci­dos, doble­ga­dos, coop­ta­dos has­ta la médu­la por Israel y Esta­dos Uni­dos y sin nada que apor­tar a la lucha por la libe­ra­ción de su pue­blo. La reno­va­ción de las per­so­nas y las estruc­tu­ras, sin duda será uno de los deba­tes más jugo­sos que se aco­me­te­rán en la Con­fe­ren­cia de la Ruta Alter­na­ti­va Pales­ti­na de Madrid. Nue­vos líde­res para nue­vos tiempos.

Fuen­te: biTs RojiVerdes 

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