Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na. A una poli­cía sin reme­dio: ¡Disol­ver­la y refundarla!

Por Nar­ci­so Isa Con­de. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 10 de abril de 2021.

La Poli­cía Nacio­nal-PN de nues­tra Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na está corrom­pi­da y su con­duc­ta ins­ti­tu­cio­nal es pro­pia de una poli­cía cri­mi­nal. Des­de hace déca­das se anun­cia refor­mar­la y no se logra, y es que está tan corrom­pi­da y tan impreg­na­da de la ideo­lo­gía de la muer­te, abu­so de poder, des­po­tis­mo y tor­tu­ra, que ha deve­ni­do en irreformable.

De anun­cios de refor­mas poli­cia­les nos tie­nen satu­ra­dos, can­sa­dos de escu­char pro­me­sas que no se cum­plen, de obser­var “depu­ra­cio­nes” que no sir­ven para nada y con­tem­plar medi­das super­fi­cia­les que no cam­bian la esen­cia cri­mi­nal de esa entidad.

Mucho bul­to y esca­sos resul­ta­dos, con una evo­lu­ción hacia el empeo­ra­mien­to de los males acumulados.

Nue­vos gobier­nos y más de lo mis­mo en mate­ria policial.

En cada cam­bio de gobierno, o en oca­sio­nes don­de de las entra­ñas del cuer­po poli­cial bro­tan crí­me­nes sono­ros y horri­pi­lan­tes con­tra per­so­nas pro­ce­den­tes de la “cla­se media” o de cier­tas eli­tes socia­les (gene­ral­men­te médi­cos, abo­ga­dos, comu­ni­ca­do­res, sacer­do­tes, artis­tas y pas­to­res), se reto­ma en las altu­ras del poder el tema de las “depu­ra­cio­nes” y las “refor­mas” que no cam­bian nada.

Pre­si­den­tes y Minis­tros hablan de cas­ti­gos ejemplares.

Al calor de los hechos, o del impac­to de fecho­rías acu­mu­la­das duran­te gobier­nos ante­rio­res, vie­ne la pues­ta en reti­ro de ofi­cia­les supe­rio­res y subal­ter­nos, cla­ses y alistados.

Varía el mon­to y el modo, pero siem­pre se repi­te la mis­ma his­to­ria u otra bas­tan­te parecida.

Esta vez el núme­ro de ofi­cia­les bené­vo­la­men­te pues­to en reti­ro ha sido alto: 350 coro­ne­les y se habla de unos diez gene­ra­les más.

Pre­ce­den­tes hay, qui­zás no tan volu­mi­no­sos. Pero nada como para modi­fi­car sus­tan­cial­men­te las entra­ñas de un cuer­po tan podri­do y con un núme­ro mayor de gene­ra­les y coro­ne­les que los que exhi­be la poli­cía fede­ral de cual­quier súper-poten­cias mun­dial e inclu­so más que todas juntas.

Este pai­si­to se las trae. El clien­te­lis­mo y la aso­cia­ción para robar no se detie­nen en las puer­tas de los cuar­te­les o des­ta­ca­men­to policiales.

En su seno la delin­cuen­cia se repro­du­ce de tal mane­ra, que pasa­da la bri­si­ta de esos cómo­dos y ali­vian­tes reti­ros, ella no tar­da en reci­clar­se y expan­dir sus capa­ci­da­des para la infec­tar en mayor esca­la la ins­ti­tu­ción policial.

Una enfer­me­dad crónica.

El mal es estruc­tu­ral, sis­té­mi­co, cró­ni­co. No cede con ciru­gía extir­pa­do­ra de tumo­res. Des­de hace déca­das hizo metástasis.

La cul­tu­ra des­pó­ti­ca, cri­mi­nal, delic­ti­va… resis­te las “depu­ra­cio­nes” par­cia­les. Ella se mul­ti­pli­ca fácil­men­te y se retro­ali­men­ta, siem­pre aso­cia­da a otras varian­tes de la corrup­ción de Esta­do, polí­ti­ca, empre­sa­rial y narco-criminal.

En su inte­rior se reci­cla la ideo­lo­gía auto­ri­ta­ria-neo­li­be­ral rodea­da de un Esta­do y una socie­dad civil en los que domi­na el cri­te­rio de que la gen­te vale por lo que con­su­me, por las bana­li­da­des que dis­fru­ta y el dine­ro que posee.

Rebro­ta fácil­men­te en su seno el cau­di­llis­mo, el tru­ji­llis­mo y el bala­gue­ris­mo; reen­car­na­do en los Leo­nel, Hipó­li­to, Dani­lo y continuadores.

La P.N. domi­ni­ca­na no es civil. Es mili­tar y se auto-pro­te­ge con el man­to del auto­ri­ta­ris­mo y el secre­tis­mo castrense.

Más que inte­rro­gar tor­tu­ra, físi­ca y mentalmente

No pre­vie­ne ni per­sua­de, sino que más bien mete mie­do y repri­me, y has­ta le hace la gue­rra al pue­blo, atro­pe­llan­do civiles.

Es insa­cia­ble­men­te adic­ta a esas incon­duc­tas por órde­nes superiores.

Los mayo­res ingre­sos per­so­na­les a nivel de alta y media­na ofi­cia­li­dad pro­vie­nen de lo ilí­ci­to, sin que nadie los fis­ca­li­ce: extor­sión, soborno empre­sa­rial, com­pli­ci­dad con ban­das civi­les, pro­tec­ción de delin­cuen­tes de todas las cala­ñas, narco-corrupción…

Es en sus altu­ras, como el Esta­do mis­mo y las cúpu­las polí­ti­cas y empre­sa­ria­les, es una enti­dad racis­ta, machis­ta, abu­sa­do­ras de meno­res y extre­ma­da­men­te clasista.

Una enti­dad pro-ricos.

Anti-pobre.

Pro-blan­cos.

Anti-hai­tia­na.

Colo­nia­lis­ta y colo­ni­za­da, con el FBI, CIA, DEA, MOSAAD israe­lí y DAS colom­bia­na en sus entrañas.

Fusi­la­mien­tos y tor­tu­ras clasistas.

Y lo de ANTI-POBRE que­da dra­má­ti­ca­men­te expre­sa­do en su bru­tal acti­tud con­tra los mucha­chos y mucha­chas de las barria­das empo­bre­ci­das. Y sobre todo cuan­do pro­ce­de “eje­cu­tar extra­ju­di­cial­men­te” tra­ve­su­ras, des­leal­ta­des y rebel­días y resen­ti­mien­tos socia­les; es decir cuan­do opta por fusi­lar en ple­na calle jóve­nes pro­ce­den­tes de fami­lias azo­ta­das por la mise­ria, sin tra­ba­jo, sin estu­dio, con­de­na­dos a una sobre­vi­ven­cia a base de puro “tigue­ra­je”

Pilas de ase­si­na­tos poli­cia­les en la vía pública.

Pilas de jóve­nes lisia­dos por los tris­te­men­te famo­sos “ciru­ja­nos”.

Pilas de torturados.

Y no fal­tan pilas de rasos, cla­ses y ofi­cia­les subal­ter­nos mani­pu­la­dos, escla­vi­za­dos, mal­tra­ta­dos y empo­bre­ci­dos por el sis­te­ma y por las eli­tes poli­cia­les, que explo­tan sus nece­si­da­des y ejer­cen la dis­cri­mi­na­ción cla­sis­ta y el menos­pre­cio por los humil­des en sus pro­pias filas

Años tras años.

Y si no lo creen… miren estas cifras publi­ca­das por el pro­pio Obser­va­to­rio de la Polí­ti­ca Públi­ca a car­go de la PN: en solo tres años, del 2011 al 2014 se cuen­ta en 700 las per­so­nas mata­das por la Poli­cía Nacio­nal, la mayo­ría jóve­nes empo­bre­ci­dos a manos de agen­tes pobres con­ver­ti­dos en sica­rios por órde­nes superiores.

Cace­ría huma­nas que se repi­tes años tras años, día a día, sin mediar escán­da­los como el actual y otros simi­la­res, des­pre­cia­das las víc­ti­mas por ser pobres y por ejer­cer­se la vio­len­cia des­de una ins­ti­tu­ción del “orden” subor­di­na­da al afán de los ideó­lo­gos del neo­li­be­ra­lis­mo, empe­ña­dos en redu­cir lo que con gran per­ver­si­dad defi­nen como “pobla­ción sobran­te” y estig­ma­ti­zan como “anti-socia­les”. En fin, se tra­ta para ellos de gen­te pobre, negra, mula­ta, sin nom­bre, sin ape­lli­dos y, por tan­to, descartables.

Mien­tras esto acon­te­ce den­tro de una cier­ta “nor­ma­li­dad”, ex-jefes de la PN y gene­ra­les reti­ra­dos enri­que­ci­dos, ya res­pon­sa­bles de esas matan­zas o de la híper-corrup­ción poli­cial, o de ambas penas a la vez (Gue­rre­ro Peral­ta, Can­de­lier, Ben­cos­me Can­de­lier, Guz­mán Fer­mín, Polan­co Gómez y Mar­te Mar­tí­nez inclui­dos), exhi­bien­do des­ca­ra­da­men­te for­tu­nas roba­das y crí­me­nes come­ti­dos, per­te­ne­cen y acti­van polí­ti­ca­men­te jun­to a las vie­jas cla­ques y los acó­li­tos del ex-pre­si­den­te Bala­guer-PRSC, o de Leo­nel Fer­nán­dez-PLD, o de Dani­lo Medi­na-PLD, o de Hipó­li­to Mejía-PRM y del pro­pio Abi­na­der-PRM, quie­nes los exhi­ben y los pro­te­gen… sin el menor dolor por la san­gre derra­ma­da y el menos rubor por el dine­ro robado.

Así se mane­ja el “reti­ro” de la enti­dad poli­cial cuan­do se le ago­ta el turno eje­cu­ti­vo a tales gene­ra­les y coro­ne­les ladro­nes y/​o matones.

En un sis­te­ma como el que aquí impe­ra, una ins­ti­tu­ción de esa cala­ña, es impe­ni­ten­te­men­te irre­for­ma­ble y jamás podría garan­ti­zar la segu­ri­dad de esta socie­dad y de este pueblo.

¿Qué hacer entonces?

Hay que disol­ver­la y crear otra dife­ren­te median­te un ori­gi­nal Pro­ce­so Cons­ti­tu­yen­te, garan­te de dere­chos, dig­ni­dad huma­na y segu­ri­dad colectiva.

Pero ese cómo hacer­lo, tan impor­tan­te como los deta­lles del qué hacer, es un gran tema que mere­ce una entre­ga espe­cí­fi­ca, la cual pro­me­to escri­bir a la mayor bre­ve­dad posi­ble; sin pre­ten­der rece­tas ina­mo­vi­bles den­tro de un pro­ce­so en el que la vida y la lucha son más ricas que las pau­tas que se pue­dan tra­zar res­pec­to a metas posi­bles de alcanzar.

Itu­rria /​Fuen­te

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