Esta­do Espa­ñol. Muje­res mayo­res: El enfo­que olvidado

Por Pilar Azo­rín , Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 5 de abril de 2021.

Este año que ha pasa­do ha teni­do duras y gra­ví­si­mas reper­cu­sio­nes para las per­so­nas mayores.

La pan­de­mia mun­dial pro­vo­ca­da por el COVID 19 ha deri­va­do en una situa­ción de cri­sis gene­ra­li­za­da en todo nues­tro terri­to­rio, agran­dan­do aún más las des­igual­da­des socia­les y en espe­cial en lo que afec­ta a las muje­res, y si nos cen­tra­mos en noso­tros los mayo­res, nues­tro colec­ti­vo tan vul­ne­ra­ble, hemos vis­to acre­cen­ta­da la des­igual­dad duran­te esta cri­sis sanitaria.

Muchas per­so­nas mayo­res han esta­do mayor­men­te aban­do­na­das, pues la vejez está «cla­ra­men­te femi­ni­za­da». Las muje­res somos mayo­ri­ta­rias en la vejez, superan­do en un 32 % a los hombres.

Y hoy me toca hacer un examen de con­cien­cia para mani­fes­tar que las per­so­nas mayo­res hemos esta­do solas. Solas y aban­do­na­das duran­te este terri­ble año de pan­de­mia. Y no es un pro­ble­ma que ha sur­gi­do de repen­te, no ha sido el COVID 19, ni el confi­na­mien­to o el temor a no con­ta­giar o ser contagiados.

Está­ba­mos solos y solas.

Y no lo mere­ce­mos, pues la mayo­ría de las per­so­nas mayo­res lo hemos dado todo, hemos sufri­do una gue­rra, divi­sio­nes de fami­lias ente­ras por caer en este o en el otro fren­te; nos hemos calen­ta­do en invierno con el car­bón que des­pren­dían los tre­nes al lle­gar a la esta­ción de Ato­cha y que, sien­do niñas, reco­gían en sus fal­das para lle­var­lo a sus casas.

Muchas de noso­tras deja­mos de estu­diar con 14 años y fui­mos apren­di­zas de modis­tas, de sas­tras. Tra­ba­ja­ron en la pri­me­ra cami­se­ría en Sol, que lue­go sería un impe­rio (El Cor­te Inglés) y hablo de una gene­ra­ción de mayo­res, que conoz­co bien, hago volun­ta­ria­do con este gru­po rea­li­zan­do des­de hace años un taller de memoria.

Tie­nen más de 80 años y en un jue­go recu­rren­te que les pro­pon­go en Navi­dad “y si te toca la lote­ría…”. Todas se lo darían todo al hijo en paro, al nie­to o nie­ta para que estu­die. Sí, no se que­da­rían nada.

Y hablo de un perfil muy modes­to, con pen­sio­nes míni­mas y ayu­das socia­les y parro­quia­les. Sin ascen­sor en sus vivien­das y, en oca­sio­nes, sin cale­fac­ción central.

Pura gene­ro­si­dad.

Y cuan­do lle­ga el día de venir al taller de memo­ria, lle­gan antes de la hora, gua­pas, pin­ta­das y arre­gla­das como para ir “a misa el domin­go” y cuan­do ter­mi­na­mos no se levan­tan de la silla. Vie­nen con tan­ta ilusión.

Por­que ya no socia­li­zan ape­nas, por­que a excep­ción de nues­tro taller y de la misa domi­ni­cal y algu­na con­sul­ta médi­ca, viven solas. Y todas, sin excep­ción, tie­nen fami­lia, hijos e hijas, nie­tos de los que se sien­ten muy orgu­llo­sas pero que ape­nas les atienden.

Tam­po­co ellas lo deman­dan. No quie­ren molestar.

Y hablo en feme­nino, aun­que hay 2 o 3 mari­dos vivos, la mayo­ría son viu­das y al taller vie­nen solas, has­ta este últi­mo año que se incor­po­ra­ron 2 matri­mo­nios. Aquí ten­go que con­te­ner las lágri­mas, pues una de las pare­jas ya no ven­drá más. Pri­me­ro falle­ció ella y a la sema­na él se des­plo­mó. Y del otro matri­mo­nio, tam­bién nos dejó Justina.

Y otra alum­na, Paqui­ta, la más “pican­te” de mis alum­nas, 97 años, que per­dió a un hijo por el COVID 19, murió de pena a los pocos días.

Y siguen solas, y en algún caso que aca­bo de cono­cer, son mal­tra­ta­das, por su mari­do, por sus hijos que no las atien­den y/​o miran hacia otro lado.

La socie­dad ente­ra ha mira­do hacia otro lado.

No hemos apren­di­do de nues­tros ante­pa­sa­dos, que vene­ra­ban a sus ancia­nos y los hemos “apar­ca­do” en resi­den­cias (don­de se les ha deja­do morir) o en sus casas, a veces suplien­do nues­tros afec­tos y com­pa­ñía pagan­do a cui­da­do­ras que lim­pian nues­tras conciencias.

ALGUNOS DATOS SOBRE PERSONAS MAYORES Y VIOLENCIA
Inves­ti­ga­do­res hablan de cua­tro carac­te­rís­ti­cas espe­cífi­cas de la vio­len­cia de géne­ro en las rela­cio­nes de pare­ja en eda­des avanzadas:

1.- El ini­cio de la rela­ción cuan­do no había con­cien­cia de género.

2.- La lar­ga dura­ción de la vio­len­cia en el tiempo.

3.- La uti­li­za­ción de la edad como herra­mien­ta de daño.

4.- Y la nor­ma­li­za­ción de la vio­len­cia de baja intensidad.

Tan­to el entorno cer­cano a las muje­res mayo­res como el con­jun­to de la socie­dad e ins­ti­tu­cio­nes públi­cas tie­nen un papel fun­da­men­tal para poder ter­mi­nar con una rela­ción vio­len­ta y empren­der un pro­ce­so de recuperación.

Los hijos e hijas mayo­res pue­den ser un ele­men­to faci­li­ta­dor y de apo­yo, pero tam­bién pue­den supo­ner una barre­ra adi­cio­nal en algu­nos casos.

Por ello, es impor­tan­te rea­li­zar cam­pa­ñas de sen­si­bi­li­za­ción que tam­bién inter­pe­len a los hijos e hijas mayo­res. Asi­mis­mo, incre­men­tar la for­ma­ción con pers­pec­ti­va de edad y de géne­ro, espe­cial­men­te, en el ámbi­to de la salud y la aten­ción socio­sa­ni­ta­ria con la impli­ca­ción de todas las ins­ti­tu­cio­nes, Poli­cía, Ayun­ta­mien­tos y otras (con las que nos une una auten­ti­ca cola­bo­ra­ción y compromiso )

Múl­ti­ples estu­dios indi­can que la aten­ción pri­ma­ria jue­ga un papel cru­cial a la hora de detec­tar situa­cio­nes de vio­len­cia y es muy impor­tan­te que el per­so­nal sani­ta­rio sepa reco­no­cer situa­cio­nes de vio­len­cia de géne­ro en muje­res mayo­res y evi­tar con­duc­tas «eda­dis­tas», como aso­ciar algu­nas dolen­cias a la edad sin inda­gar en pro­fun­di­dad las ver­da­de­ras causas.

Ade­más, el fomen­to de redes de apo­yo es fun­da­men­tal para abor­dar pro­ble­mas como la sole­dad o el aban­dono que afec­ta a las muje­res mayo­res y que supo­ne un freno para poder salir de una rela­ción violenta.

La rea­li­za­ción de acti­vi­da­des lúdi­cas y de for­ma­ción des­ti­na­das a muje­res mayo­res tam­bién jue­gan un papel muy impor­tan­te en la recu­pe­ra­ción y pue­de ayu­dar a encon­trar nue­vas amis­ta­des y refor­zar redes de ayu­da y apo­yo duran­te la vejez.

Por últi­mo, es esen­cial que se pon­gan en mar­cha cam­pa­ñas espe­cífi­cas para eli­mi­nar el «eda­dis­mo» en la socie­dad, fomen­tar el tra­to igua­li­ta­rio hacia las per­so­nas mayo­res, incen­ti­var el empleo y la inde­pen­den­cia eco­nó­mi­ca en mayo­res de 50 años y fomen­tar una ima­gen dis­tin­ta de la vejez, en la que empren­der nue­vos pro­yec­tos vita­les sea posible.

Sobre la auto­ra: Pilar Azo­rín Pre­si­den­ta de la Comi­sión de Igual­dad y Dere­chos de Eman­ci­pa­tic y tam­bién del Cole­gio de Pro­cu­ra­do­res de Madrid

Fuen­te: https://​tri​bu​na​fe​mi​nis​ta​.elplu​ral​.com/​2​0​2​1​/​0​3​/​m​u​j​e​r​e​s​-​m​a​y​o​r​e​s​-​e​l​-​e​n​f​o​q​u​e​-​o​l​v​i​d​a​do/, Rebe­lión.



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