Pales­ti­na. ¿Dón­de están?

Ramón Pedre­gal Casa­no­va*, Resu­men Medio Orien­te, 23 de mar­zo de 2021-.

… Con bos­ques cubren el terri­to­rio que ocu­pa­ba una ciu­dad, un pue­blo, una aldea que han hecho des­apa­re­cer, y en las que inva­di­das usan, demue­len, des­tru­yen todo ves­ti­gio Pales­tino, nom­bres de calles, luga­res cen­tra­les, cons­truc­cio­nes, …
… Con muros y rejas qui­tan de la vis­ta a quie­nes cap­tu­ran, resis­ten­tes siem­pre, pero tam­bién a fami­lia­res y sim­ples habi­tan­tes que cono­cen de algu­na for­ma a los pri­sio­ne­ros, los últi­mos han sido unos niños de 8 años que cogían car­dos en el cam­po para comer, los han lle­va­do tras los muros, …
… Con muros rodean pue­blos ente­ros para sepa­rar­los y robar­les el hori­zon­te, y que en el exte­rior no se sepa lo que les pasa, …
… Con el muro de su pro­pa­gan­da los ojos de las gen­tes del mun­do son nubla­dos, no pue­den ver lo que ocu­rre, …
… Con el agua que roban en ríos y sub­sue­lo del terri­to­rio que han inva­di­do, lavan su ima­gen ava­ri­cio­sa y racis­ta, ven­dién­do­la a los regí­me­nes que les apo­yan…
… Con com­po­nen­tes tec­no­ló­gi­cos pro­du­ci­dos en terri­to­rios ocu­pa­dos, entran en el comer­cio capi­ta­lis­ta en pues­to de domi­nio para la ven­ta, ocul­tan­do su robo y la explo­ta­ción sin medi­da de la mano de obra Pales­ti­na, …
Pero la ocul­ta­ción no se que­da ahí, el BDS recla­ma el Boi­cot, la Des­in­ver­sión y las San­cio­nes, y pone ante los ojos del mun­do la ocul­ta­ción gene­ral de las raí­ces de sus acti­vi­da­des de enri­que­ci­mien­to con que el ente israe­lí ope­ra.
Rum­bo a Gaza inten­ta des­de hace años rom­per el blo­queo ile­gal y terro­ris­ta con que el régi­men sio­na­zi tra­ta de matar a la pobla­ción de Gaza.
La orga­ni­za­ción B´Teselen, crea­da por judíos defen­so­res de los Dere­chos Huma­nos, denun­cia ase­si­na­tos y otras agre­sio­nes del ejér­ci­to colo­nial y sus pro­te­gi­dos los colo­nos con­tra la pobla­ción Pales­ti­na.
Nacio­nes Uni­das emi­te Reso­lu­cio­nes de con­de­na de la ins­ta­la­ción de asen­ta­mien­tos en terri­to­rios ocu­pa­dos Pales­ti­nos y Reso­lu­cio­nes de con­de­na del etno­cí­dio que come­te el ejér­ci­to de ocu­pa­ción, y otras muchas, mos­tran­do al ente israe­lí como el que más con­de­nas tie­ne de todo el mun­do por sus cons­tan­tes ile­ga­li­da­des.
La Cor­te Penal Inter­na­cio­nal se pro­po­ne juz­gar al ente israe­lí por los crí­me­nes come­ti­dos con las suce­si­vas gue­rras que lle­va a cabo con­tra el Pue­blo de Gaza y Pales­ti­na en gene­ral.
Son nume­ro­sí­si­mas las orga­ni­za­cio­nes de defen­sa de la Pales­ti­na Pri­sio­ne­ra que levan­tan su voz. Las Pri­sio­ne­ras y los Pri­sio­ne­ros, miles, des­de 1967 han sido ya más de 1 millón, son los cap­tu­ra­dos por defen­der su país y defen­der­se: el Dere­cho Inter­na­cio­nal, las Con­ven­cio­nes y Acuer­dos Inter­na­cio­na­les les dan la razón.
Aquí, vamos a levan­tar la voz en esta oca­sión por los már­ti­res Pales­ti­nos cuyos cuer­pos que­dan en manos del sio­na­zis­mo inva­sor:
¿Dón­de están?
Bos­ques, muros, pro­pa­gan­da, agua, com­po­nen­tes tec­no­ló­gi­cos, robos de tie­rras, demo­li­cio­nes, expul­sio­nes, ase­si­na­tos, Reso­lu­cio­nes inter­na­cio­na­les, denun­cias de orga­ni­za­cio­nes defen­so­ras del Dere­cho, jui­cios pen­dien­tes, … ¿y dón­de están los Pales­ti­nos muer­tos?, ¿dón­de están los que se sabe que se los han lle­va­do tras ase­si­nar­los, o, lle­ván­do­se­los con vida no vuel­ve a saber­se de ellos?

Ni las ciu­da­des demo­li­das des­apa­re­cen, pues el lugar habla siem­pre de ellas en la memo­ria y en la His­to­ria, ni los már­ti­res dejan de exis­tir por­que no pon­gan sus nom­bres allí don­de escon­den sus cuer­pos. ¿Qué mani­fies­ta seme­jan­te nega­ción de su exis­ten­cia? ¿qué inten­ción pro­yec­tan los cono­ci­dos como cemen­te­rios de núme­ros?
Los cemen­te­rios de núme­ros es como son cono­ci­dos los cam­pos en que el régi­men racis­ta de Israel entie­rra sin nin­gún dato a la vis­ta a Pales­ti­na Pri­sio­ne­ra, a las y los Pales­ti­nos que han mata­do en los pro­gro­mos de sus mili­cias y sus colo­nos y en sus razias, saqueos y des­truc­cio­nes. Una vez muer­to los ver­du­gos roban el cuer­po del Resis­ten­te y, en bur­la sinies­tra sólo pro­pia de men­tes extre­ma­da­men­te sádi­cas, for­man lo que con­si­de­ran un tri­bu­nal y lo juz­gan: ter­mi­nan emi­tien­do una con­de­na. ¿Qué hacen des­pués?: lo retie­nen duran­te el tiem­po que dura el cas­ti­go impues­to en uno de esos cono­ci­dos cemen­te­rios de núme­ros. Pero no todos, algu­nos ni siquie­ra eso, los hacen des­apa­re­cer, ¿qué les hacen? La nega­ción en que colo­can a los ase­si­na­dos que juz­gan, con­de­nan y escon­den has­ta que cum­plen la sen­ten­cia que les han dic­ta­do, sig­ni­fi­ca la ocul­ta­ción a los fami­lia­res, mani­fies­ta una cruel­dad infi­ni­ta, un gran deseo de hacer daño, tor­tu­rar, herir al colec­ti­vo fami­liar y social, ate­rro­ri­zar social­men­te, incrus­tar­lo en la men­te del pue­blo que les cues­tio­na. Todo eso y más repre­sen­tan los cemen­te­rios de núme­ros. No se olvi­de que ese ejer­ci­cio de des­hu­ma­ni­za­ción mani­fies­ta la mis­ma volun­tad de ocul­ta­ción ante el mun­do.
El perio­dis­ta sue­co Donald Bos­trum afir­ma que estos cuer­pos segu­ro sufrie­ron robo de órga­nos y fue­ron some­ti­dos a ensa­yos clí­ni­cos. Lla­ma a la comu­ni­dad inter­na­cio­nal a que inves­ti­gue los res­tos de Pales­ti­nos y ára­bes secues­tra­dos y que retie­nen en esos 4 cemen­te­rios cono­ci­dos. En ellos hay ente­rra­dos gen­te des­apa­re­ci­da o que los tie­nen cum­plien­do con­de­na. Lo que se ve en ellos es que solo hay esta­cas con una peque­ña pla­ca que tie­ne un núme­ro, del núme­ro no pode­mos saber si se refie­re a la can­ti­dad que repre­sen­ta o sir­ve para ocul­tar un nom­bre.
Mien­tras no apa­rez­ca el Pri­sio­ne­ro vivo o muer­to, en la fami­lia se man­tie­ne, como una heri­da abier­ta, la espe­ran­za de ver­lo un día o recu­pe­rar sus res­tos mor­ta­les para dar­le una sepul­tu­ra dig­na al ser que­ri­do que ade­más ha sacri­fi­ca­do su vida por su Pue­blo y su Patria.
Quie­ro pre­gun­tar a la ONU, a los miem­bros del Con­ve­nio de Gine­bra, a quie­nes con­for­man orga­nis­mos inter­na­cio­na­les de jus­ti­cia y paz, a los gobier­nos que quie­ren apa­re­cer como pul­cros demó­cra­tas y man­tie­nen rela­cio­nes polí­ti­cas, comer­cia­les, eco­nó­mi­cas, finan­cie­ras, mili­ta­res, … con ese ente capaz de sos­te­ner­se en la más abso­lu­ta ile­ga­li­dad incum­plien­do todo lo que corres­pon­de a quien pue­de titu­lar­se civi­li­za­do, ¿por qué no inves­ti­gan los deli­tos de éstos tor­tu­ra­do­res?, tor­tu­ra­do­res por­que some­ten a supli­cio, a mar­ti­rio, a la memo­ria de los fami­lia­res, que se man­tie­nen en el pen­sa­mien­to de que están secues­tra­dos; tor­tu­ra­do­res por­que ator­men­tan a las gen­tes en gene­ral rom­pien­do en nues­tras cabe­zas has­ta los con­cep­tos de jus­ti­cia más ele­men­ta­les, esos con los que los seres huma­nos, el mun­do ente­ro ha cre­ci­do y se deba­te para hacer­los avanzar.

En estos cemen­te­rios de núme­ros, que se encuen­tran espar­ci­dos en los lími­tes de Pales­ti­na ocu­pa­da con Jor­da­nia, Líbano y Siria, nadie sabe cuán­tos Pales­ti­nos y Ára­bes hay. ¿Por qué los tie­nen allí? ¿Qué sen­ti­do tie­ne que secues­tren duran­te años los res­tos? El úni­co sen­ti­do lo encon­tra­mos en el sado­ma­so­quis­mo de la cul­tu­ra sio­na­zi, es ella encon­tra­mos esa for­ma de chan­ta­je, ese pro­pó­si­to de humi­llar a la pobla­ción, esa inten­ción de ate­rro­ri­zar para que no haya resis­ten­cia a su inva­sión y robo.
Un ejem­plo que lo dice todo: hablan­do con el her­mano de Anis Dolah, Pales­tino des­apa­re­ci­do, Has­sam Dolah, que vive en Kal­ki­lea, nos dice que fue su her­mano fue con­de­na­do a 4 cade­nas per­pe­tuas y … 1 más, que­rien­do indi­car que es para toda la vida, así es el sio­na­zis­mo en su odio. Has­sam mani­fies­ta que su her­mano Anis fue hecho pri­sio­ne­ro en 1980, y que con sus com­pa­ñe­ros de pri­sión se decla­ró en huel­ga de ham­bre. La noti­cia que le lle­gó es que 1 mes más tar­de falle­cie­ron él y otros dos pri­sio­ne­ros. Él y toda su fami­lia acu­die­ron a la Cruz Roja para recla­mar el cadá­ver de Anis. La Cruz Roja les con­tes­tó que las auto­ri­da­des israe­líes le negó la peti­ción. En su insis­ten­cia ante todos los orga­nis­mos a los que se pue­de acu­dir el régi­men de ocu­pa­ción se vio for­za­do a entre­gar un docu­men­to en el que decla­ra­ban que le habían pues­to en liber­tad.
¿Y dón­de esta­ba Anis?

El cues­tio­na­mien­to de seme­jan­te decla­ra­ción en todos los ámbi­tos a los que se pudo lle­gar hizo que el orga­nis­mo encar­ga­do de resol­ver­lo, de mane­ra extra­ña, les entre­ga­se otro infor­me en el que se sos­te­nía que el ante­rior emi­ti­do era fal­so. ¿Enton­ces? El cal­va­rio con­ti­nuo para la fami­lia de Anis y 2 años des­pués con­si­gue un docu­men­to que atien­de a la autop­sia, y, aún más, se com­prue­ba que Anis murió, pero no fue por la huel­ga de ham­bre sino bajo tor­tu­ra en la pri­sión: le habían ase­si­na­do.
Mien­tras la fami­lia lla­ma a todas las puer­tas de den­tro y fue­ra de la enti­dad sio­nis­ta y reco­ge infor­mes, a cada cual más enga­ño­so, dañino, aten­ta­to­rio y pro­vo­ca­dor, va recla­man­do el cuer­po. Por últi­mo las auto­ri­da­des de ocu­pa­ción nie­gan haber­le hecho pre­so. El abo­ga­do reco­ge las decla­ra­cio­nes de los com­pa­ñe­ros de pri­sión de Anis que mani­fies­tan que esta­ba con ellos y cuen­tan la huel­ga de ham­bre y la des­apa­ri­ción de Anis. La inves­ti­ga­ción que lle­va a cabo la defen­sa y los que soli­da­ria­men­te rodean a la fami­lia, jun­to con el perio­dis­ta de inves­ti­ga­ción sue­co Donal Bos­trum y un peri­to judi­cial, inves­ti­ga­dor foren­se del cen­tro Yahu da Haas, obtie­nen infor­mes en los que se ase­ve­ra que Anis murió bajo tor­tu­ra, le roba­ron diver­sos órga­nos de su cuer­po, y pare­ce que fue­ron ven­di­dos para ensa­yos clí­ni­cos.
A estas altu­ras con los datos refe­ri­dos sobre la mesa nos encon­tra­mos con­que la Cruz Roja no quie­re impli­car­se. Has­sam Dolah nos decla­ra por últi­mo: Que­re­mos saber, recu­pe­rar sus res­tos, ente­rrar­los como uno de nues­tros már­ti­res, pues han defen­di­do a su pue­blo con­tra la ocu­pa­ción.
¿Dón­de se encuen­tra Anis? ¿Por qué los gobier­nos que man­tie­nen rela­ción con el ocu­pan­te neo­co­lo­nial no denun­cian y pre­sio­nan para que se levan­ten los cemen­te­rios de núme­ros? ¿Dón­de tie­nen los cuer­pos de los Anis?

[11:24, 23/​3/​2021] Car­los Azna­res Resu­men Lati­no­ame­ri­cano: Una últi­ma cruel­dad del régi­men sio­na­zi: tras ase­si­nar a un resis­ten­te Pales­tino se lle­va­ron su cuer­po, las recla­ma­cio­nes de sus res­tos por par­te de la fami­lia no die­ron resul­ta­do. Habían juz­ga­do su cadá­ver y lo habían con­de­na­do. Tras 20 años el ejér­ci­to inva­sor con­si­de­ró que el pri­sio­ne­ro había cum­pli­do la con­de­na, y el orga­nis­mo corres­pon­dien­te dijo a la fami­lia para que fue­se a reco­ger los res­tos. En ese tiem­po había muer­to par­te de la fami­lia y fue­ron her­ma­nos, jóve­nes y niños a encon­trar­lo y reci­bir­lo para ser hon­ra­do como un héroe.
Les dejo el infor­me de la orga­ni­za­ción Inter­faith Pea­ce-Buil­ders La bús­que­da de la liber­tad por Nad­ya Raja Tan­nous
Cami­nan­do por cual­quier ciu­dad prin­ci­pal­men­te pales­ti­na, los car­te­les en las pare­des son difí­ci­les de pasar por alto. Mien­tras cami­ná­ba­mos por la ciu­dad vie­ja de Nablus, todos sus ojos impre­sos nos mira­ban con caras serias. Son los ros­tros de los «már­ti­res», los que han sido ase­si­na­dos por el ejér­ci­to israe­lí duran­te reda­das noc­tur­nas, ata­ques de fran­co­ti­ra­do­res y epi­so­dios de pre­sen­cia mili­tar o de colo­nos inten­sa­men­te visual y vio­len­ta. Jun­to a sus imá­ge­nes están sus nom­bres, sus fechas de muer­te y algu­nas pala­bras sobre sus vidas y falle­ci­mien­to prematuro.

En una esqui­na, nos detu­vi­mos jun­to a uno con un joven que lucía un pei­ne riza­do anti­cua­do, una cami­sa de ves­tir a cua­dros y una fecha de muer­te que decía el 18 de mayo de 1976. Me des­con­cer­tó ver que le habían deja­do un tra­ta­do de recuer­do a alguien. que había muer­to casi 40 años antes. El gru­po lo miró fija­men­te a la cara, momen­to en el que el guía nos pre­gun­tó «¿quién ha oído hablar del Cemen­te­rio de los Números»?

Las vidas del pue­blo pales­tino bajo ocu­pa­ción mili­tar están lle­nas de injus­ti­cia y enga­ño, pero nada ejem­pli­fi­ca el con­trol total y la cruel­dad de la ocu­pa­ción israe­lí como lo que les suce­de des­pués de la muer­te si cali­fi­can para entrar en el «Cemen­te­rio de los Núme­ros». Si un pales­tino de Cis­jor­da­nia es con­si­de­ra­do cul­pa­ble de un cri­men por par­te del Esta­do de Israel des­pués de su muer­te, el ejér­ci­to israe­lí pue­de reco­ger los res­tos de esa per­so­na y colo­car al indi­vi­duo en un jui­cio post-mor­tem. Des­pués del pro­ce­so de jui­cio, se asig­na una sen­ten­cia y el cuer­po es lle­va­do a una ins­ta­la­ción de alma­ce­na­mien­to den­tro de Israel y se man­tie­ne dete­ni­do has­ta que se cum­pla la sentencia.

Este hom­bre que nos mira­ba des­de arri­ba se lla­ma­ba Hafith Muham­mad Wahid Abu Zanat y su cadá­ver fue con­de­na­do a 20 años de pri­sión. Duran­te este tiem­po, los dere­chos de su fami­lia a la inhu­ma­ción y /​o visua­li­za­ción de sus res­tos fue­ron revo­ca­dos has­ta que se cum­plió el perío­do de pri­sión de 20 años. En 1996, Hafith fue devuel­to a su fami­lia en Nablus, lo que mar­có la pri­me­ra vez que pudie­ron ver­lo y llo­rar sus res­tos des­de el día en que reci­bió un dis­pa­ro y su cuer­po fue reti­ra­do ini­cial­men­te por los militares.

Nues­tro guía nos dijo que esta­ba pre­sen­te cuan­do la fami­lia Abu Zanat reci­bió a su hijo. Su anciano padre se incli­nó sobre el ataúd y abrió la tapa solo para encon­trar, por supues­to, los hue­sos des­nu­dos de su hijo, su reco­no­ci­mien­to des­apa­re­ció con el paso del tiem­po. Ade­más, no había nin­gu­na garan­tía de que estos res­tos per­te­ne­cie­ran siquie­ra a Hafith.

Este no es el tipo de regre­so a casa que le desea­ría a cual­quie­ra. Veo esta polí­ti­ca como una for­ma de pro­lon­gar inten­cio­nal­men­te el due­lo fami­liar y comu­ni­ta­rio para cul­ti­var una mayor deses­pe­ra­ción, des­es­pe­ran­za y derro­ta en otros aspec­tos de la vida pales­ti­na. Por­que, mien­tras los res­tos no hayan sido devuel­tos a su fami­lia para el entie­rro y la cere­mo­nia, es esen­cial­men­te como si esa per­so­na aún estu­vie­ra viva, aún encar­ce­la­da, sin con­trol de su vida inclu­so en la muerte.

Ade­más, el cen­tro de deten­ción de la «cár­cel» no cata­lo­ga a pro­pó­si­to los res­tos que pro­ce­san por su nom­bre. En cam­bio, ale­ja a los indi­vi­duos de su iden­ti­dad asig­nán­do­les núme­ros des­pués del pro­ce­so judi­cial y des­po­ján­do­los inme­dia­ta­men­te de su nom­bre tan­to en el papel como en las refe­ren­cias para el futu­ro regre­so a sus fami­lias, de ahí el colo­quia­lis­mo del «Cemen­te­rio de los Núme­ros». Por lo tan­to, cuan­do final­men­te se devuel­ve el cuer­po a la fami­lia, el nom­bre de los res­tos no se da a cono­cer jun­to con ellos. Esto a menu­do requie­re una prue­ba de ADN muy cos­to­sa, paga­da de su bol­si­llo por los miem­bros de la fami­lia, para veri­fi­car si los hue­sos coin­ci­den con la iden­ti­dad de sus seres queridos.

Esta for­ma de buro­cra­cia arbi­tra­ria es, en últi­ma ins­tan­cia, un méto­do de des­hu­ma­ni­za­ción y pri­va­ción de dere­chos que tie­ne como obje­ti­vo sacar a las fami­lias de los már­ti­res de cual­quier tipo de pro­ce­so de cura­ción cohesivo.

El encar­ce­la­mien­to de pales­ti­nos, tan­to vivos como muer­tos, con­tri­bu­ye a la obs­truc­ción dia­ria del movi­mien­to civil gene­ral y al con­trol de sus medios de vida bási­cos. Tales obje­ti­vos son todos par­te de la mis­ma red de polí­ti­cas des­mo­ra­li­za­do­ras que imple­men­ta el Esta­do de Israel para recor­dar al pue­blo pales­tino, Zonas A, B y C, que no son libres y que no lo serán pronto.

Inclu­so en la muer­te, esca­par requie­re permiso.

Un infor­me que pue­de ayu­dar a enten­der:
https://​www​.you​tu​be​.com/​w​a​t​c​h​?​v​=​z​X​x​J​J​q​N​_​VEI
Su difu­sión es un acto de denun­cia y soli­da­ri­dad con Palestina.

Ramón Pedre­gal Casa­no­va* es autor de los libros: Gaza 51 días; Pales­ti­na. Cró­ni­cas de vida y Resis­ten­cia; Die­ta­rio de Cri­sis; Bel­ver Yin en la pers­pec­ti­va de géne­ro y Jesús Ferre­ro; y, Sie­te Nove­las de la Memo­ria His­tó­ri­ca. Pos­fa­cios. Pre­si­den­te de la Aso­cia­ción Euro­pea de Coope­ra­ción Inter­na­cio­nal y Estu­dios Socia­les AMANE. Miem­bro de la Comi­sión Euro­pea de Apo­yo a los Pri­sio­ne­ros Pales­ti­nos. Miem­bro del Fren­te Anti­im­pe­ria­lis­ta Internacionalista.

Itu­rria /​Fuen­te

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