Chi­le. ¿Jai­me Guz­mán mere­cía morir?

Por Cris­tián Mar­tí­nez Arria­ga­da, Opal Pren­sa /​Resumen Lati­no­ame­ri­cano, 19 de mar­zo de 2021.

Ima­gi­né­mo­nos la siguien­te situa­ción hipo­té­ti­ca: Ale­ma­nia 1947, hace poco con­clu­yó la gue­rra, ha asu­mi­do un gobierno de tran­si­ción y han vuel­to a rea­li­zar­se elec­cio­nes para el par­la­men­to, don­de algu­nos civi­les afi­nes al régi­men de Hitler han sido elec­tos. Joseph Goeb­bles, anti­guo ase­sor civil de Hitler y su prin­ci­pal pro­pa­gan­dis­ta es elec­to sena­dor, sin embar­go, un gru­po de judíos que pre­ten­den hacer jus­ti­cia por las víc­ti­mas del holo­caus­to rea­li­za un aten­ta­do en su con­tra y lo ase­si­na. ¿Cómo podría­mos juz­gar este acto? ¿Como un cruel cri­men con­tra un sena­dor elec­to en demo­cra­cia o un acto jus­ti­cie­ro en con­tra de un cóm­pli­ce de la dictadura?

Algo pare­ci­do es lo que ocu­rrió con Jai­me Guz­mán. Esta dis­cu­sión nace a raíz de la entre­vis­ta dada por Mau­ri­cio Her­nán­dez Noram­bue­na y la pos­te­rior exa­ge­ra­da reac­ción de la UDI. De modo que son los diri­gen­tes de la UDI quie­nes han reflo­ta­do el tema del cri­men de Guz­mán, y de quién fue el pre­so­na­je en cues­tión. Naci­do en el seno de una fami­lia cató­li­ca, de niño pade­ció de mala salud y sufrió por su defor­mi­dad físi­ca. De joven fue el alumno más des­ta­ca­do de su pro­mo­ción y estu­vo ten­ta­do en estu­diar teo­lo­gía. Cono­ci­do por su talen­to como ora­dor y pro­pa­gan­dis­ta y por un pro­fun­do anti­co­mu­nis­mo, sus elo­cuen­tes dis­cur­sos siem­pre ala­ba­ban al régi­men, demos­tran­do su casi abso­lu­ta devo­ción al líder…Lo ante­rior corres­pon­de a la bio­gra­fía de Goeb­bels, pero cal­zan tam­bién con la rese­ña de la vida de Jai­me Guzmán.

Antes de la lle­ga­da de la UP, Guz­mán ya era reco­no­ci­do como un gran pole­mis­ta, lo que lo lle­vó a par­ti­ci­par en pro­gra­mas polí­ti­cos en la tele­vi­sión. Ade­más, de ser colum­nis­ta para medios como Revis­ta Qué Pasa, don­de hacía un abier­to lla­ma­do al gol­pe mili­tar, sin con­tar su paso por el gru­po ultra­de­re­chis­ta Patria y Liber­tad. Lle­gó a la Jun­ta Mili­tar como ase­sor del gene­ral Leigh, pero pron­to pasó a ser el hom­bre de con­fian­za de Pino­chet, cons­ti­tu­yén­do­se en la “emi­nen­cia gris” del regi­men, en el crea­dor de “la Demo­cra­cia Pro­te­gi­da” con­sa­gra­da en la Cons­ti­tu­ción de 1980. Sin embar­go, uno de los prin­ci­pa­les lega­dos que le dejó a la dere­cha no está escri­ta en la Cons­ti­tu­ción, sino en la tor­ci­da mane­ra de enten­der el valor de la vida huma­na. El bea­to Guz­mán logró con­ci­liar en su enfer­mi­za men­te su fer­vien­te cato­li­cis­mo con la nece­si­dad de dar muer­te y des­apa­ri­ción a sus adver­sa­rios poli­ti­cos. Sus actua­les segui­do­res pue­den arguir que Jai­me es casi un san­to, que nun­ca dis­pa­ró con­tra nadie, pero el cató­li­co y nazi Joseph Goeb­bels tam­po­co come­tió nin­gún cri­men de modo per­so­nal, sin embar­go, es cul­pa­ble y cóm­pli­ce del más horren­do cri­men del siglo XX.

En una entre­vis­ta a Patri­cia Pulitzer a prin­ci­pios de los 90, Guz­mán se expla­ya sobre la pena de muer­te, y seña­la, de mane­ra fría y sinies­tra, que ésta sería una vía de reden­ción reli­gio­sa. Según Guz­mán, los con­de­na­dos expe­ri­men­ta­rían una suer­te de éxta­sis reli­gio­so antes de ser fusi­la­dos. Esta­mos ante un faná­ti­co reli­gio­so que goza­ba de ver una eje­cu­ción como en los tiem­pos de la San­ta Inqui­si­ción. ¿Quién dice si no fue algu­na vez a obser­var una sesión de tor­tu­ras de la CNI? ¿Quién dice si no gozó vien­do el supli­cio de algún dete­ni­do sien­do tor­tu­ra­do en la parrilla?

La entre­vis­ta a Her­nán­dez Noram­bue­na (Rami­ro) gene­ró revue­lo no solo en la UDI, pues hubo muchos que ras­ga­ron ves­ti­du­ras plan­tean­do que se ase­si­nó a “un sena­dor en demo­cra­cia en 1991”, pero se les olvi­da que en las pos­tri­me­rías de la dic­ta­du­ra, en 1989 cuan­do Pino­chet ya había per­di­do el ple­bis­ci­to, aún se seguía ase­si­nan­do gen­te, como ocu­rrió con el diri­gen­te del MIR, Jecar Nehg­me. Otros, en un vil inten­to por devir­tuar el pron­tua­rio de Guz­mán, seña­lan que ¿cómo se pudo ase­si­nar a un pro­fe­sor uni­ver­si­ta­rio? como si se dije­ra de Goeb­bels que fue un “sim­ple doc­tor en Filo­lo­gía ger­má­ni­ca”, (que era su gra­do uni­ver­si­ta­rio), pero negan­do su sinies­tro rol en la gue­rra y el holocausto.

Aho­ra, sobre el cri­men en espe­cí­fi­co, aun­que exis­ta un con­de­na­do como Her­nán­dez Noram­bue­na, todo sigue en penum­bras. El his­to­ria­dor Cris­tián Gaz­mu­ri seña­la: “La ver­sion ofi­cial de la jus­ti­ciar chi­le­na dice que fue­ron pis­to­le­ros (posi­ble­men­te solo uno) del Fren­te Patrió­ti­co. Pero hay otras ver­sio­nes. Fami­lia­res de Guz­mán me han dicho que está casi com­pro­ba­do que su muer­te se deci­dió en la dere­cha en el gru­po de Álva­ro Puga y sus con­tac­tos con Manuel Con­tre­ras, que habían logra­do infil­trar­se en el FPMR”. Inde­pen­dien­te de quie­nes hayan sido los reales auto­res, la pre­gun­ta es ¿Guz­mán mere­cía morir? Es como pre­gun­tar ¿Mere­cía morir Goeb­bels si hubie­ra sobre­vi­vi­do a la gue­rra? Mi res­pues­ta: Abso­lu­ta­men­te. Ade­más, el pro­pio Guz­mán apor­tó mucho para que así fue­ra: su muer­te se jus­ti­fi­ca­ba no solo por todo lo que hizo en dic­ta­du­ra, sino por­que era la encar­na­ción del pino­che­tis­mo, y habría sido el líder natu­ral para suce­der a Pino­chet y lide­rar a la ultra­de­re­cha. Sin embar­go, tam­bién habría sido pla­cen­te­ro ver a un Guz­mán ave­jen­ta­do, vien­do cómo su Cons­ti­tu­ción, su obra maes­tra, se cae a peda­zos cua­ren­ta años des­pués. Ade­más, su muer­te ha ser­vi­do para que los cóm­pli­ces de la dic­ta­du­ra se vic­ti­mi­cen, e inten­ten empa­tar bur­da­men­te su cri­men con las miles de muer­tes y desapariciones.

*Cien­tis­ta Político

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