Chi­le. Estu­dian­tes cons­ti­tu­yen­tes: A 20 años del mochilazo

Por Andres Kogan, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 11 de mar­zo de 2021. 

El pró­xi­mo mes de abril en Chi­le no sola­men­te será iné­di­to por ser la pri­me­ra vez que se eli­jan gobernadores/​as y cons­ti­tu­yen­tes para el país, sino por­que tam­bién serán 20 años des­de el lla­ma­do pri­mer mochi­la­zo estu­dian­til del año 2001.

La impor­tan­cia de aquel pri­mer mochi­la­zo no solo es cru­cial para el desa­rro­llo del movi­mien­to estu­dian­til de las últi­mas dos déca­das, sino tam­bién para la futu­ra crí­ti­ca estruc­tu­ral al mode­lo de socie­dad impues­to en Chi­le duran­te la dic­ta­du­ra y per­fec­cio­na­do con la vuel­ta a la democracia.

Para enten­der la rele­van­cia de este pri­mer gran hito estu­dian­til, se debe revi­sar pri­me­ro la situa­ción polí­ti­ca del Chi­le en la déca­da de los 90, mar­ca­da por ser un perio­do de con­sen­so neo­li­be­ral entre la dere­cha pino­che­tis­ta y una social­de­mo­cra­cia de mer­ca­do (Con­cer­ta­ción), las cua­les con­for­ma­ron un duo­po­lio polí­ti­co que pri­va­ti­zó prác­ti­ca­men­te todo lo existente.

Es así como a tra­vés de los gran­des medios con­cen­tra­dos del país, se cons­tru­yó la idea del “Jaguar de Lati­noa­mé­ri­ca”, la cual se sos­ten­drá dis­cur­si­va­men­te gra­cias a altas tasas de cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co y reduc­ción sos­te­ni­da de la pobre­za e indi­gen­cia de ingre­sos, por sobre otros paí­ses vecinos.

De ahí que en el cam­po de la edu­ca­ción, tam­bién se ven­de­rá la idea de un país mode­lo para el res­to de la región, en don­de la alta cober­tu­ra en la matrí­cu­la esco­lar y uni­ver­si­ta­ria, serán los pila­res para defen­der una edu­ca­ción de mer­ca­do, no vis­ta en nin­gún otro país del mundo.

Me pare­ce que la figu­ra de José Joa­quín Brun­ner, fue qui­zás la más impor­tan­te duran­te ese perío­do y el gran ideó­lo­go de aque­lla déca­da de con­sen­sos, pre­si­dien­do así la “Comi­sión Nacio­nal para la Moder­ni­za­ción de la Edu­ca­ción” en 1994, la cual sen­tó las bases de una polí­ti­ca edu­ca­cio­nal cen­tra­da en mayor inver­sión del Esta­do, pero casi sin nin­gún tipo de regu­la­ción al nego­cio de cole­gios, cen­tros de for­ma­ción téc­ni­ca, ins­ti­tu­tos pro­fe­sio­na­les y universidades

En con­se­cuen­cia, esas polí­ti­cas si bien aumen­ta­ron con­si­de­ra­ble­men­te la matrí­cu­la de los estu­dian­tes, el cos­to para la edu­ca­ción públi­ca fue catas­tró­fi­co, y difí­cil­men­te se podrá rever­tir con el tiem­po. Lo que fue acom­pa­ña­do con un aumen­to en el gas­to de los hoga­res para edu­car­se, que ha lle­ga­do a cifras para no creer­las (41,1% de sus ingre­sos), muy dis­tin­to a paí­ses de la región, la OCDE y el mis­mo Esta­dos Uni­dos (28%), lo que deja en evi­den­cia el fun­da­men­ta­lis­mo de mer­ca­do que se imple­men­tó en Chile.

Si en 1990 la matrí­cu­la esco­lar públi­ca en Chi­le alcan­za­ba el 70%; en la actua­li­dad no supera el 35%, lo que es escan­da­lo­so para un Esta­do que se dice demo­crá­ti­co. Mis­ma situa­ción con la edu­ca­ción uni­ver­si­ta­ria, en don­de la matrí­cu­la esta­tal no es más del 15%, lo que mues­tra que la inten­ción polí­ti­ca era aca­bar con la edu­ca­ción públi­ca, a tra­vés de una retó­ri­ca de mayor cober­tu­ra y cali­dad, que en la prác­ti­ca no fue otra cosa que mayor lucro y la mer­can­ti­li­za­ción de un dere­cho tan bási­co para cual­quier país (1).

Pero para la éli­te polí­ti­ca de Chi­le, eso no impor­tó, y des­de los gran­des medios de comu­ni­ca­ción se ins­ta­ló a Brun­ner como el gran exper­to en edu­ca­ción en Chi­le, a pesar de que fue­ra una per­so­na sin nin­gún títu­lo uni­ver­si­ta­rio y fal­sea­ra sus ante­ce­den­tes por años, pre­sen­tán­do­se en el mun­do polí­ti­co, aca­dé­mi­co y mediá­ti­co, como Soció­lo­go de la Uni­ver­si­dad Cató­li­ca de Chi­le y PHD © de la Uni­ver­si­dad de Oxford (2).

Por suer­te, esas polí­ti­cas de mer­ca­do en edu­ca­ción y el mis­mo Brun­ner, comen­za­rán a cues­tio­nar­se, así como tam­bién las gran­des agru­pa­cio­nes estu­dian­ti­les de la déca­da de los 90, las cua­les eran con­tro­la­das por los par­ti­dos polí­ti­cos tra­di­cio­na­les y eran fun­cio­na­les a las polí­ti­cas de mer­ca­do de la época.

Los casos de La Fede­ra­ción de Estu­dian­tes Secun­da­rios de Chi­le (FESES), mane­ja­da por el Par­ti­do Comu­nis­ta, y la Asam­blea de Cen­tros de Alum­nos de San­tia­go (ACAS), subor­di­na­da a los par­ti­dos de la Con­cer­ta­ción (Par­ti­do Socia­lis­ta, Par­ti­do por la Demo­cra­cia, Demo­cra­cia Cris­tia­na y Par­ti­do Radi­cal), comen­za­ron a cues­tio­nar­se por no repre­sen­tar las deman­das de las y los estudiantes.

Asi­mis­mo, se cues­tio­na tam­bién el lla­ma­do Par­la­men­to Juve­nil, crea­do duran­te 1997, por ser una pla­ta­for­ma de coop­ta­ción de diri­gen­tes estu­dian­ti­les por los mis­mos par­ti­dos polí­ti­cos que ins­ta­la­ron y admi­nis­tra­ron un mode­lo edu­ca­cio­nal que solo veía a los estu­dian­tes como meros medios para seguir pro­fun­di­zan­do la mer­can­ti­li­za­ción de lo escolar.

Fue así, como ese des­con­ten­to deri­vó en la con­for­ma­ción en el año 2000 de la Asam­blea Coor­di­na­do­ra de Estu­dian­tes Secun­da­rios (ACES), la cual no solo fue fun­da­men­tal para el mochi­la­zo del año 2001, sino tam­bién para la pos­te­rior arti­cu­la­ción del Movi­mien­to Estu­dian­til entre secun­da­rios y universitarios.

Lo intere­san­te de la ACES, que lo hace ser una de las orga­ni­za­cio­nes crí­ti­cas más impor­tan­te de Chi­le de los últi­mos 20 años, es su carác­ter fuer­te­men­te asam­blea­rio, des­de las bases y hori­zon­tal, y cues­tio­na­dor tan­to del fun­da­men­ta­lis­mo de mer­ca­do como de cual­quier tipo de auto­ri­ta­ris­mo pro­ve­nien­te del mun­do de la izquier­da estadocéntrica.

No es casua­li­dad por tan­to, que su lucha arti­cu­le mira­das pro­ve­nien­tes del anar­quis­mo, femi­nis­mo, eco­lo­gis­mo, ani­ma­lis­mo, anti­co­lo­nia­lis­mo y un fuer­te cues­tio­na­mien­to al adul­to­cen­tris­mo, el cual ha infe­rio­ri­za­do e infan­ti­li­za­do vio­len­ta­men­te a las dis­tin­tas juven­tu­des que han que­ri­do ser suje­tos polí­ti­cos para la trans­for­ma­ción social.

Una lógi­cas adul­to­cén­tri­cas, muy bien estu­dia­das por el soció­lo­go chi­leno Klau­dio Duar­te Quap­per en sus estu­dios sobre juven­tu­des, en don­de plan­tea cómo en la déca­da de los 90 se cons­tru­yó mediá­ti­ca­men­te la idea de que los jóve­nes chi­le­nos “no esta­ban ni ahí con nada”, vién­do­los como seres apá­ti­cos, indo­len­tes y sin nin­gún tipo de moti­va­ción o com­pro­mi­so con el país.

Fue así, como duran­te el 2001 se ini­cia un pro­ce­so de orga­ni­za­ción y arti­cu­la­ción del movi­mien­to estu­dian­til, lide­ra­do por las ACES, la cual toma­ba dis­tan­cia de los par­ti­dos polí­ti­cos tra­di­cio­na­les y empie­za así a cues­tio­nar los cimien­tos de la socie­dad de mer­ca­do impe­ran­te, la cual se sos­te­nía gra­cias a lógi­cas geren­cia­les de ges­tión esco­lar (prue­bas estan­da­ri­za­das) y de dis­ci­pli­na­mien­to de los cuer­pos , en don­de las y los estu­dian­tes eran con­si­de­ra­dos como seres pasi­vos, que solo tenían que ir a memo­ri­zar y reci­bir con­te­ni­dos, muchas veces com­ple­ta­men­te descontextualizados.

En el caso de esa pri­me­ra gran movi­li­za­ción de abril del 2001, la crí­ti­ca fue en el mar­co de la lla­ma­da moder­ni­za­ción del trans­por­te públi­co, en don­de las empre­sas pri­va­das eran las encar­ga­da de pro­du­cir y admi­nis­trar el lla­ma­do pase esco­lar (tar­je­ta para el uso de buses), lo que dejó en evi­den­cia el aban­dono de un Minis­te­rio de Edu­ca­ción en Chi­le (MINEDUC), que sólo repro­du­cía las lógi­cas sub­si­dia­rias del Estado.

De ahí que la ACES exi­gie­ra que fue­ra el MINEDUC quien se encar­ga­ra del pase esco­lar, para que no exis­tie­ran más alzas arbi­tra­rias en el pasa­je. La nega­ti­va del gobierno de Ricar­do Lagos Esco­bar no se hizo espe­rar, lo que gene­ró mayor moles­tia y orga­ni­za­ción de par­te de los estu­dian­tes, gene­ran­do un Fren­te Anti-Alzas y un lla­ma­do a para­li­za­ción com­ple­ta de las escue­las el 9 de abril del 2001.

Final­men­te, ante las gran­des pre­sio­nes y masi­vi­dad estu­dian­til, hace que el gobierno de pie atrás y el MINEDUC ter­mi­ne por admi­nis­trar el pase esco­lar, lo que sin duda mar­ca un hito fun­dan­te de un pro­ce­so polí­ti­co estu­dian­til, el cual solo será el comien­zo de muchas otras accio­nes cada vez más arti­cu­la­das con otros movi­mien­tos socia­les, como lo serán la deno­mi­na­da Revo­lu­ción Pin­gui­na (2006), El Movi­mien­to Social por la Edu­ca­ción (2011) y la mis­ma Revuel­ta Popu­lar (2019), en don­de el sal­to de los tor­ni­que­tes rea­li­za­do por los secun­da­rios en el metro de San­tia­go fue fun­da­men­tal para lo que vino después.

En sín­te­sis, se podría decir con lo seña­la­do ante­rior­men­te, que el poder cons­ti­tu­yen­te lo comen­za­ron a cons­truir los mis­mos estu­dian­tes secun­da­rios des­de el año 2001, los cua­les si bien serán exclui­dos de esta nue­va elec­ción de can­di­da­tos para redac­tar la nue­va cons­ti­tu­ción en Chi­le, segu­ra­men­te esta­rán pre­sen­tes y se harán sen­tir sus deman­das en las escue­las, en las calles, en los barrios, en los cabil­dos y en todos los espa­cios posibles.

Algo que vie­nen hacien­do hace muchos años por lo demás, y que deja atrás la idea adul­to­cén­tri­ca de que los jóve­nes son “El futu­ro de Chi­le”, como si fue­ran seres incom­ple­tos, irra­cio­na­les e inca­pa­ces de cons­truir polí­ti­ca­men­te nada en el pre­sen­te. Cuan­do son jus­ta­men­te los secun­da­rios que han sido quie­nes le han dado cla­se y cáte­dra polí­ti­ca en estos últi­mos 20 a muchos adul­tos lle­nos de mie­dos y com­ple­ta­men­te fun­cio­na­les a estruc­tu­ras de poder obso­le­tas y que deben ser des­ti­tui­das para demo­cra­ti­zar el país.

Fiente:Prensa Opal

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