Boli­via. Son 8 suce­sos que por sí solos demues­tran el gol­pe de Estado

Por Car­los Echa­zú Cor­téz, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 26 de mar­zo de 2021.

La deten­ción de la auto­pro­cla­ma­da Jea­ni­ne Añez ha reavi­va­do el deba­te sobre el Gol­pe de Esta­do en Boli­via. El tema es de impor­tan­cia cru­cial en las dispu­tas polí­ti­cas en Boli­via, pues debe desem­bo­car en el enjui­cia­mien­to de los gol­pis­tas de tal modo que en el futu­ro media­to no inten­ten nue­vas sub­ver­sio­nes. El asun­to del esta­ble­ci­mien­to de la jus­ti­cia, tam­po­co es de menor importancia.

En el deba­te, obvia­men­te, los gol­pis­tas nie­gan que lo que hicie­ron fue un gol­pe, pre­ten­dien­do ins­ta­lar en la opi­nión públi­ca, nacio­nal e inter­na­cio­nal, que lo suce­di­do en octu­bre y noviem­bre de 2019 fue «una suble­va­ción popu­lar ante un frau­de elec­to­ral que pro­vo­có la renun­cia del dic­ta­dor y ante el vació de poder deja­do por éste y sus cola­bo­ra­do­res, se pro­ce­dió a una suce­sión cons­ti­tu­cio­nal«.

Lo reve­la­dor de todo esto es que los gol­pis­tas, en su inten­to de dis­tor­sio­nar lo ocu­rri­do, omi­ten refe­rir­se a las cir­cuns­tan­cias y hechos deter­mi­nan­tes que han sido expues­tos como prue­bas del Gol­pe. Vea­mos, exis­ten 8 suce­sos que, por sí solos, demues­tran que lo acon­te­ci­do en octu­bre y noviem­bre de 2019 efec­ti­va­men­te ha sido un gol­pe de Esta­do. Es decir, cada uno de estos suce­sos no reque­ri­ría de rela­cio­na­mien­to con los demás para cons­ti­tuir­se, él sólo, en evi­den­cia del gol­pe. Ya la suma de todos ellos se reve­la como evi­den­cia abrumadora.

En pri­mer lugar está la que­ma de los recin­tos de los tri­bu­na­les Elec­to­ra­les Depar­ta­men­ta­les mien­tras estos rea­li­za­ban el cómpu­to de votos, no sólo ante la mira­da com­pla­cien­te y tole­ran­te de la poli­cía, sino inclu­so con la com­pli­ci­dad de ésta, pues se ha denun­cia­do que varios poli­cías toma­ban par­te de estos asal­tos, ves­ti­dos de civi­les. El hecho impli­ca una gra­ví­si­ma alte­ra­ción del pro­ce­so elec­to­ral, pues impi­dió que el denun­cia­do frau­de, fue­ra demos­tra­do median­te el pre­sun­to cuer­po del deli­to, es decir las actas elec­to­ra­les. La anu­la­ción de las elec­cio­nes, des­pués de estos hechos, sin que haya sido deter­mi­na­da por algu­na auto­ri­dad com­pe­ten­te resul­ta ya, y por sí sola, en un gol­pe de Esta­do. No requie­re de más prue­bas. En cual­quier lugar del mun­do que ocu­rra este sólo hecho, sería cali­fi­ca­do de gol­pe a la democracia.

En segun­do lugar está la Auto pro­cla­ma­ción en recin­to par­la­men­ta­rio vacío por par­te de una per­so­na, cuyo car­go en la Asam­blea, no se encuen­tra en la lis­ta de suce­sión cons­ti­tu­cio­nal. El hecho de que la suce­sión pase del pre­si­den­te de la cáma­ra de sena­do­res direc­ta­men­te al pre­si­den­te de la cáma­ra de dipu­tados, exclu­ye en la suce­sión cons­ti­tu­cio­nal a los vice­pre­si­den­tes de las cáma­ras. Ade­más, la auto­pro­cla­ma­ción en un recin­to en el que no se encuen­tra la ban­ca­da par­la­men­ta­ria del par­ti­do que cuen­ta con la mayo­ría abso­lu­ta e inclu­so cali­fi­ca­da, es otra abe­rra­ción que no sería acep­ta­da en nin­gún sis­te­ma polí­ti­co del mun­do, si des­pués de eso pre­ten­de con­ti­nuar deno­mi­nán­do­se democracia.

En ter­cer lugar (aun­que por su impor­tan­cia está en pri­mer lugar) están las masa­cres de Saca­ba y Sen­ka­ta. Nin­gún gobierno que asu­ma el poder de for­ma legí­ti­ma, menos aún si están hacien­do una Revo­lu­ción a un dic­ta­dor, podría aco­me­ter una masa­cre con­tra la pobla­ción civil. No pue­de haber expli­ca­ción racio­nal que expli­que esto. El hecho es que el gol­pe fue resis­ti­do por esa pobla­ción y, para que el gol­pe se con­so­li­de tuvie­ron que masa­crar a esa gen­te. Pién­se­se un poco, al res­pec­to ¿podría un gobierno demo­crá­ti­co, en cual­quier par­te del mun­do, a los días de ins­tau­rar­se, aco­me­ter una masa­cre de esas pro­por­cio­nes ?. ¿Cómo se pue­den expli­car esto? La úni­ca expli­ca­ción posi­ble está en que las masa­cres son par­te del gol­pe , pues son los gobier­nos gol­pis­tas los que se ins­tau­ran come­tien­do masa­cres, no lo hacen los demo­crá­ti­cos. Así de sen­ci­llo y cla­ro como el agua.

En cuar­to lugar están los ata­ques a las fami­lias y a las vivien­das de quien en reali­dad se encon­tra­ba en la lis­ta de suce­sión cons­ti­tu­cio­nal y de quien, pese a no encon­trar­se en la lis­ta de suce­sión, esta­ba en un ran­go supe­rior al de Añez. El pri­me­ro es Víc­tor Bor­da, enton­ces pre­si­den­te de la cáma­ra de dipu­tados, cuyo her­mano fue secues­tra­do por para­mi­li­ta­res y cuya vivien­da fue que­ma­da con la explí­ci­ta adver­ten­cia de que debía renun­ciar a su car­go. Ata­ques y ame­na­zas simi­la­res expe­ri­men­tó Rubén Medi­na­ce­li, pri­mer vice pre­si­den­te del sena­do. Aho­ra bien, pién­se­se en cual­quier otro país que estu­vie­ra expe­ri­men­tan­do una cri­sis polí­ti­ca con la pre­sión de la opo­si­ción, exi­gien­do la renun­cia del pre­si­den­te, y enton­ces quie­nes se encuen­tran en la lis­ta de suce­sión cons­ti­tu­cio­nal sufren ata­ques a sus fami­lias y a sus vivien­das con la ame­na­za de que deben renun­ciar. ¿Cómo se lla­ma­ría eso? Se lla­ma­ría gol­pe a la ins­ti­tu­cio­na­li­dad en cual­quier par­te del mun­do. Eso sólo hecho es un gol­pe, en sí mis­mo, aquí en Boli­via, y en cual­quier otro país.

En quin­to lugar, se encuen­tra el «arre­glo» al que lle­gó el padre del gol­pis­ta Cama­cho con la cúpu­la mili­tar y poli­cial. Este «arre­glo», fue de cono­ci­mien­to públi­co cuan­do una gra­ba­ción audio­vi­sual se vira­li­zó en las redes socia­les y en rela­ción al cual, Cama­cho dijo que se refe­ría al com­pro­mi­so de mili­ta­res y poli­cías para no repri­mir las pro­tes­tas de la opo­si­ción. Asú­ma­se que el «com­pro­mi­so» es «sola­men­te» ese y no había, como pue­de pre­su­mir­se, com­pro­mi­sos más gra­ves aún. Aún así, el com­pro­mi­so de fuer­zas que están bajo man­do pre­si­den­cial y al que lle­gan a espal­das de su auto­ri­dad, en momen­tos de una cri­sis polí­ti­ca, en la que la opo­si­ción exi­ge la renun­cia del pre­si­den­te, impli­ca sedi­ción y, por ende, gol­pe. Ese sólo hecho es gra­ví­si­mo e impli­ca gol­pe en sí mis­mo, acá en Boli­via y en cual­quier otra par­te del Mundo.

El sex­to hecho es el del con­ci­liá­bu­lo que reu­nie­ron en la Uni­ver­si­dad Cató­li­ca. En ple­na cri­sis polí­ti­ca, en secre­to, sin que supie­ra la opi­nión públi­ca se reúnen los gol­pis­tas para deter­mi­nar quién va a ser pose­sio­na­do como nue­vo man­da­ta­rio una vez que ha renun­cia­do el pre­si­den­te. Aho­ra pre­ten­den que la pre­sen­cia de repre­sen­tan­tes de la Unión Euro­pea, en esa reu­nión, cons­ti­tui­ría una garan­tía de trans­pa­ren­cia de la mis­ma, cuan­do lo úni­co que se evi­den­cia es la inter­ven­ción de poten­cias extran­je­ras en nues­tros asun­tos inter­nos. Por lo tan­to, el asun­to no sólo prue­ba el gol­pe, sino tam­bién la trai­ción a la patria. Cier­ta­men­te que tam­bién estu­vie­ron pre­sen­tes miem­bros del MAS, pero no era para nego­ciar nada, sino para escu­char la extor­sión más cana­lles­ca que se pue­da ima­gi­nar, pues esta­ba en jue­go la sali­da (y con­si­guien­te­men­te, la vida) de Evo Mora­les del país. Inclu­so se evi­den­ció en ese momen­to la con­di­ción de Tuto Qui­ro­ga de agen­te de la CIA, pues sola­men­te alguien en esa con­di­ción, podría orde­nar­le al Coman­dan­te de la Fuer­za Aérea que sal­ga un avión, en momen­tos en que for­mal­men­te no hay gobierno alguno en el país, pues­to que Evo ya había renun­cia­do y Añez toda­vía no se había auto­pro­cla­ma­do. Con­si­guien­te­men­te, este con­ci­liá­bu­lo demues­tra tam­bién, por sí solo, un gol­pe de Estado.

El sép­ti­mo hecho es mal lla­ma­do motín poli­cial. Vea­mos, un motín se pro­du­ce cuan­do la tro­pa se suble­va a la ofi­cia­li­dad supe­rior. En cam­bio en este caso, fue la ofi­cia­li­dad que deter­mi­nó que la tro­pa se reti­ra­ra a sus cuar­te­les en momen­tos en que el país esta­ba con­vul­sio­na­do. Obvia­men­te esto resul­tó en una gra­ví­si­ma cir­cuns­tan­cia en la que se deja­ba el con­trol de la situa­ción a las ban­das de para­mi­li­ta­res que pau­la­ti­na­men­te se con­cen­tra­ban en la ciu­dad de La Paz, para dar la esto­ca­da final. Otra vez, lo que se apre­cia de esta cir­cuns­tan­cia es que por sí sola prue­ba el gol­pe de Estado.

Final­men­te y, en octa­vo lugar, está la «suge­ren­cia» de la Coman­dan­cia de las Fuer­zas Arma­das para que el pre­si­den­te renun­cie. Lo hace en un momen­to en que el país está gra­ve­men­te divi­di­do en dos posi­cio­nes acé­rri­ma­men­te enfren­ta­das. Si ésta «suge­ren­cia» se la inser­ta en el mar­co de la dis­po­si­ción cons­ti­tu­cio­nal que prohí­be a las Fuer­zas Arma­das a deli­be­rar, enton­ces se tie­ne que han fal­ta­do a su deber más impor­tan­te, en momen­tos de la cri­sis polí­ti­ca más pro­fun­da que ha teni­do el país en los últi­mos 10 años. Como se pue­de ver, aún en esta inter­pre­ta­ción más inge­nua de la «suge­ren­cia», el hecho resul­ta en un gol­pe. Se pue­de, por otro lado, desa­rro­llar una inter­pre­ta­ción menos inge­nua, y adver­tir que la suge­ren­cia, en reali­dad, no es tal. Más bien es una ame­na­za. De ser así, el hecho es aná­lo­go a la car­ta de renun­cia que Gar­cía Mesa puso en el escri­to­rio de Lidia Guei­ler para que lo fir­ma­ra, en julio de 1980. Otra vez, por sí solo, este hecho impli­ca un golpe.

Si deci­mos enton­ces que cada uno de estos hechos, por sí solos, cons­ti­tu­yen evi­den­cia del Gol­pe, la con­si­de­ra­ción de todos ellos en con­jun­to, se mues­tra como demos­tra­ción irrefutable

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