Irán. 42 años de un bri­llo que no se apaga

Por Pablo Jofré Leal, 15 de Febre­ro de 2021-. 

Exis­te con­sen­so abso­lu­to, entre ami­gos y enemi­gos de la Revo­lu­ción islá­mi­ca de Irán, que esta cons­ti­tu­ye uno de los suce­sos his­tó­ri­cos más rele­van­tes del siglo XX y que 42 años des­pués sigue sig­nan­do la polí­ti­ca internacional.

Una revo­lu­ción que logró alte­rar el sis­te­ma glo­bal bipo­lar sur­gi­do de las ceni­zas de la segun­da gue­rra mun­dial. Una revo­lu­ción masi­va, popu­lar, con­vo­can­te muy dis­tin­ta a cual­quier otra revo­lu­ción que haya teni­do nues­tro pla­ne­ta. Una revo­lu­ción triun­fan­te bajo un lide­raz­go poten­te, reco­no­ci­do y res­pe­ta­do como fue el del Imán Jomei­ni. Un movi­mien­to que cam­bio la corre­la­ción de fuer­zas has­ta enton­ces impe­ran­te en la zona de Asia occi­den­tal y cen­tral, que sacó a la nación per­sa del domi­nio esta­dou­ni­den­se situán­do­lo en la vera de la his­to­ria de las nacio­nes sobe­ra­nas. En el aná­li­sis com­pa­ra­do la revo­lu­ción islá­mi­ca de Irán es un pro­ce­so ori­gi­nal, dis­tin­to a esas revo­lu­cio­nes en base al lla­ma­do foco gue­rri­lle­ro lati­no­ame­ri­cano, movi­mien­tos de libe­ra­ción nacio­nal como en Arge­lia o paí­ses afri­ca­nos y asiá­ti­cos some­ti­dos al colonialismo.

Una Revo­lu­ción, dig­na repre­sen­tan­te de aque­llas mani­fes­ta­cio­nes pro­pias del espí­ri­tu revo­lu­cio­na­rio del pue­blo ira­ní, don­de los con­cep­tos de inde­pen­den­cia y jus­ti­cia son visi­bles: el movi­mien­to taba­ca­le­ro de fines del siglo XIX. El movi­mien­to cons­ti­tu­cio­nal (en la pri­me­ra déca­da del siglo XX) y el movi­mien­to para nacio­na­li­zar la indus­tria petro­le­ra, que sig­ni­fi­có la pre­sen­cia de ser­vi­cios de inte­li­gen­cia occi­den­ta­les al ser­vi­cio de los pode­res proc­ci­den­ta­les opues­tos a que Irán se hicie­ra due­ño de sus rique­zas natu­ra­les. Esta­dos Uni­dos y sus ser­vi­cios de inte­li­gen­cia, como la CIA (crea­da el año 1947) hicie­ron de Irán un cam­po de prue­ba, para derro­car gobier­nos que no seguían su predicamento. 

Efec­ti­va­men­te, el año 1951 se eli­ge Pri­mer Minis­tro de Irán a Moha­med Mosa­deq, quien inten­tó en agos­to del año 1953 nacio­na­li­zar la indus­tria petro­le­ra. Ese mis­mo mes, el Sha fir­ma un decre­to por el cual des­ti­tu­ye a Mos­sa­deq, bajo órde­nes de Washing­ton, deci­sión resis­ti­da por la pobla­ción obli­gan­do a Moham­mad Reza a huir con des­tino a Roma. Duran­te el trans­cur­so de este pro­ce­so el jefe de la CIA, Allan Dulles arri­ba a la capi­tal ita­lia­na, para coor­di­nar las accio­nes que con­du­je­ron al derro­ca­mien­to de Mos­sa­deq. El Shah, bajo la guía de la CIA retor­na a Irán y comien­za a desa­rro­llar una polí­ti­ca de pro­fun­da repre­sión. Apo­ya­do en esto por la poli­cía secre­ta fun­da­da el año 1957 la SAVAK (Sazeman‑e Ettela’at va Amniyat‑e Kesh­var) Orga­ni­za­ción de Inte­li­gen­cia y Segu­ri­dad Nacio­nal) cuyos fun­da­men­tos, entre­na­mien­to y direc­ción estu­vie­ron en manos de la CIA.

La polí­ti­ca des­es­ta­bi­li­za­do­ra de Esta­dos Uni­dos con­tra Irán ya sea en for­ma direc­ta o indi­rec­ta se remon­ta al menos a seten­ta años. Efec­ti­va­men­te, tras el tér­mino de la Segun­da Gue­rra Mun­dial, Washing­ton deci­dió, que en el mar­co del enfren­ta­mien­to Este-Oes­te (la deno­mi­na­da Gue­rra Fría) Irán sería una pie­za cla­ve en la con­ten­ción de los afa­nes hege­mó­ni­cos de la ex Unión Sovié­ti­ca. Se con­so­li­dó así un doble pivo­te reac­cio­na­rio y con carac­te­rís­ti­cas de gen­dar­me de los intere­ses de occi­den­te en Orien­te Medio: el Irán Monár­qui­co y la crea­ción arti­fi­cio­sa de la enti­dad sio­nis­ta el año 1948. A la par de dar sus­ten­to a la con­for­ma­ción del régi­men cri­mi­nal sio­nis­ta en tie­rras pales­ti­nas, Esta­dos Uni­dos desa­rro­lló una cer­ca­na rela­ción con Moham­mad Reza Pahlavi.

La revo­lu­ción del año 1979 esta­ble­ció un cam­bio radi­cal a lo men­cio­na­do pre­ce­den­te­men­te y ello per­mi­ti­ría ejer­cer la ple­na sobe­ra­nía de la nación per­sa, en todos los ámbi­tos de su vida y en el mar­co de una repú­bli­ca islá­mi­ca, lo que la hace total­men­te dife­ren­te a cual­quie­ra otra que se haya dado has­ta enton­ces. Una revo­lu­ción úni­ca y dis­tin­gui­ble. Y eso influ­yó cla­ra­men­te en el con­cier­to inter­na­cio­nal: pues impli­có des­pren­der­se del tute­la­je esta­dou­ni­den­se y bri­tá­ni­co. Cen­trar­se en la defen­sa de su sobe­ra­nía pero sin olvi­dar la defen­sa de otros pue­blos, como el pales­tino, por ejem­plo. Por ello no es casual que a pocos meses del triun­fo revo­lu­cio­na­rio, una de las pri­me­ras en el plano exte­rior haya sido el con­cre­tar la con­me­mo­ra­ción y defen­sa del Dia inter­na­cio­nal de Al Quds, pro­pi­cia­do por el pro­pio Imán Jomei­ni. Irán comien­za a cami­nar por una vía pro­pia de desa­rro­llo. Es, por tan­to, una revo­lu­ción dife­ren­te, nove­do­sa, no cono­ci­da y por tan­to gene­ra inte­rro­gan­tes y sobre todo la evi­den­cia que no se podrá con­tar con la nación per­sa para agre­dir a los pue­blos de la región, ni para some­ter­se a los ape­ti­tos comer­cia­les de empre­sas ener­gé­ti­cas trans­na­cio­na­les, ni ser par­te de ban­dos ideo­ló­gi­cos que se dispu­tan el con­trol del planeta.

El 11 de febre­ro de 1979 el Imam Jomei­ni, lue­go de tres lus­tros de exi­lio: Tur­quía, Irák y en los últi­mos años en Fran­cia, retor­na a Irán. Un Aya­to­llah Jomei­ni que ejer­ció un lide­raz­go deci­si­vo, cla­ve para el éxi­to de una revo­lu­ción ale­ja­da de par­ti­dos polí­ti­cos, cau­di­lla­jes mili­ta­res u otras influen­cias que no fue­ra una pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio for­ma­do sobre bases fir­mes, sobre rocas y no are­na: valo­res islá­mi­cos, la pro­fun­da fe en las capa­ci­da­des del pue­blo ira­ní y sobre todo el lide­raz­go de un hom­bre dis­tin­to como era el imán Jomei­ni: que­ri­do, admi­ra­do. Un líder reli­gio­so, edu­ca­dor, caris­má­ti­co, sen­ci­llo. Un juris­ta des­ta­ca­do, pri­mus inter pares, quien con su retorno en febre­ro del año 1979 a Irán daría el gol­pe mor­tal defi­ni­ti­vo a la monar­quía ago­ni­zan­te de los Pahlavi. 

Trans­cu­rri­dos 42 años del triun­fo revo­lu­cio­na­rio trai­go a cola­ción algu­nas ideas y afir­ma­cio­nes que tuve opor­tu­ni­dad de expre­sar en home­na­je a esta revo­lu­ción hace algu­nos años. Ideas y afir­ma­cio­nes que se man­tie­nen. Como por ejem­plo, que no exis­te, en la actua­li­dad, un ata­que más cons­tan­te e ile­gal que el eje­cu­ta­do por Esta­dos Uni­dos y sus alia­dos incon­di­cio­na­les con­tra la Repú­bli­ca Islá­mi­ca de Irán. Pala­bras que dichas hoy tie­nen la mis­ma vali­dez que antaño.

Una polí­ti­ca infa­me lle­va­da a cabo con­tra Irán. 42 años de agre­sio­nes de los gobier­nos esta­dou­ni­den­ses que no per­do­nan al pue­blo ira­ní haber­se libe­ra­do de su noci­va influen­cia. Es par­te de la polí­ti­ca hege­mó­ni­ca de Washing­ton el con­si­de­rar enemi­go a todo pue­blo que bus­ca su pro­pio camino de desa­rro­llo, que tie­ne como nor­te los con­cep­tos de sobe­ra­nía y dig­ni­dad se con­vier­te de inme­dia­to en enemi­go irre­con­ci­lia­ble. Esta­dos Uni­dos sólo acep­ta incon­di­cio­na­les y cuan­do te com­por­tas así con una nación mile­na­ria no tie­nes más que espe­rar res­pues­tas dig­nas y de lucha cons­tan­te a esa pretensión.

Esta­dos Uni­dos y sus adic­tos, llá­men­se euro­peos, sio­nis­tas o waha­bi­tas nece­si­tan para sus pla­nes gobier­nos ser­vi­les, obse­cuen­tes, que eje­cu­ten sus polí­ti­cas hege­mó­ni­cas pero, des­de el año 1979 han encon­tra­do un rival que no se deja ava­sa­llar y que les ha plan­ta­do dura bata­lla en defen­sa, no sólo de su sobe­ra­nía, sino tam­bién en apo­yo de nacio­nes como Siria, Irak, el pue­blo yeme­ní y Pales­ti­na como líder del Eje de la Resis­ten­cia: la Repú­bli­ca Islá­mi­ca de Irán.

Un pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio cono­ci­do como la Dahe­ye Fajr o Déca­da del Alba, que entre­ga otras alter­na­ti­vas de vida al mun­do, un nue­vo refe­ren­te. Una Revo­lu­ción que al mis­mo tiem­po que comien­za su joven andar sufre una serie de gra­ves y múl­ti­ples agre­sio­nes, como fue el caso de la gue­rra san­ta entre los años 1980 y 1988 a manos del régi­men ira­quí pre­si­di­do por el falle­ci­do Sadam Hus­sein, alen­ta­do por Washing­ton para ata­car a Irán y des­truir la joven revo­lu­ción. El inten­to fra­ca­só y la deno­mi­na­da San­ta Defen­sa con­so­li­dó aún más a la revo­lu­ción, que comen­zó poco a poco a trans­for­mar­se en el poder regio­nal que es hoy en día, cau­san­do preo­cu­pa­ción en los otro­ra pode­res hege­mó­ni­cos en la zona. Un Irán con­so­li­da­do a la luz de un men­sa­je y una prác­ti­ca que lla­ma a la con­quis­ta, defen­sa y con­so­li­da­ción de la sobe­ra­nía y la dig­ni­dad como ejes fun­da­men­ta­les para la cons­truc­ción de una iden­ti­dad como países.

La con­so­li­da­ción y empu­je de la Revo­lu­ción Islá­mi­ca de Irán no ha esta­do exen­ta de pro­ble­mas. En un esce­na­rio regio­nal com­ple­jo, don­de Irán ha roto el mito de la invi­si­bi­li­dad de Occi­den­te y sus títe­res regio­na­les. Un mar­co regio­nal que ha resal­ta­do el enor­me y tras­cen­den­tal papel que cum­ple la nación per­sa, en el logro de la defen­sa de la sobe­ra­nía y la auto­de­ter­mi­na­ción de los pue­blos de la región. Una revo­lu­ción que ha teni­do sus pro­pias con­tra­dic­cio­nes y ¿Cómo no tener­la? si se tra­ta de un pro­ce­so polí­ti­co vivo, en per­ma­nen­te desa­rro­llo, con alti­ba­jos, con difi­cul­ta­des, con un pue­blo movi­li­za­do pero que es capaz de sepa­rar aguas de aque­llos, que apro­ve­chan­do las lógi­cas rei­vin­di­ca­cio­nes eco­nó­mi­cas, inten­tan des­es­ta­bi­li­zar el país, hacién­do­le el jue­go a Washing­ton y alia­dos, que apro­ve­chan cada res­qui­cio, cada opor­tu­ni­dad para tra­tar de que­brar la uni­dad revo­lu­cio­na­ria en Irán.

A 42 años del triun­fo de la revo­lu­ción reedi­to mis pala­bras, expre­sa­das tiem­po atrás en el con­tex­to del con­cur­so inter­na­cio­nal Fayr lla­ma­do por la Radio Voz Exte­rior de Irán y que me per­mi­tió via­jar y cono­cer a fon­do este país mara­vi­llo­so que es Irán, com­par­tir con su gen­te reco­rrer sus ciu­da­des como Tehe­rán, Shi­raz, Isfahan, Qom, Mashhad. Degus­tar una coci­na deli­cio­sa, admi­rar pai­sa­jes diver­sos y sobre todo cono­cer, de pri­me­ra mano, los enor­mes avan­ces de la nación per­sa y de ese modo sig­nar y resal­tar el papel que cum­ple Irán en la región. Un come­ti­do que bri­lla con más fuer­za que nun­ca, a par­tir de la fir­ma del lla­ma­do Plan Inte­gral de Acción Con­jun­ta, defen­di­do y cum­pli­do por Irán, a pesar de la labor de zapa de Washing­ton, que con el ex pre­si­den­te Oba­ma fir­ma un com­pro­mi­so que es borra­do con el codo por el derro­ta­do ex pre­si­den­te Donald Trump y que con el nue­vo man­da­ta­rio, Joe Biden, exis­te la incóg­ni­ta res­pec­to a qué deci­sión toma­rá en el sen­ti­do de retor­nar al Plan Inte­gral de Acción Con­jun­ta (JCPOA por sus siglas en inglés) o sim­ple­men­te des­car­tar­lo. Como tam­bién su deci­di­do apo­yo a la cau­sa del pue­blo pales­tino. Como tam­bién el sos­tén otor­ga­do a los pue­blos de Siria, Irak, Yemen y Bah­réin. Sólo la Repú­bli­ca Islá­mi­ca de Irán ha logra­do fre­nar los ímpe­tus del terro­ris­mo glo­bal Tafi­ra hijos putati­vos, crea­dos, orga­ni­za­dos, finan­cia­dos y arma­dos por Washing­ton y sus aliados.

Las auto­ri­da­des polí­ti­cas y reli­gio­sas de Irán han adver­ti­do per­ma­nen­te­men­te que Esta­dos uni­dos, des­de el triun­fo de la revo­lu­ción ira­ní el año 1979, se ha empe­ña­do en des­truir la nación per­sa. Para ello, sos­tu­ve y reite­ro en cada ani­ver­sa­rio del triun­fo de la Dahe­ye Fajr, que una de las herra­mien­tas usa­das por el impe­ria­lis­mo y sus socios sio­nis­tas y waha­bi­tas es ati­zar el fue­go de la igno­ran­cia, de las denun­cias sin prue­bas, de las accio­nes des­es­ta­bi­li­za­do­ras, el mun­do de las san­cio­nes y el blo­queo para cau­sar males­tar en la pobla­ción e ir crean­do un esce­na­rio que les per­mi­ta imple­men­tar otra gue­rra des­es­ta­bi­li­za­do­ra con­tra Irán.

Todo ello en el mar­co de lo que el autor fran­cés Jean Michel Ver­no­chet, en un valio­sí­si­mo libro titu­la­do “Irán: la des­truc­ción nece­sa­ria” sos­tie­ne res­pec­to al papel pre­da­dor de Washing­ton y sus alia­dos “hay que des­truir a Irán ¡cla­ro que sí! No sólo para impe­dir su even­tual acce­so al arma ató­mi­ca (algo impro­ba­ble) no sólo por­que la inde­pen­den­cia de Irán pue­de poner en entre­di­cho la pre­emi­nen­cia regio­nal de «Israel», ata­la­ya occi­den­tal en el Orien­te Medio…Es que hay que man­te­ner, a toda cos­ta, la posi­ción domi­nan­te de «Israel» en la región, que depen­de de su mono­po­lio regio­nal del arma atómica”.

Irán, cono­ce­dor de esta reali­dad de impu­ni­dad con que cuen­ta el sio­nis­mo, bene­fi­cián­do­se del aval finan­cie­ro, mili­tar, polí­ti­co y diplo­má­ti­co a Washing­ton y el lobby sio­nis­ta en Esta­dos Uni­dos, no des­cui­da la defen­sa de su revo­lu­ción. Irán es cons­cien­te de sus res­pon­sa­bi­li­da­des, no sólo res­pec­to a la pro­tec­ción de su socie­dad, sino tam­bién el papel que cum­ple a tra­vés del Eje de la Resistencia. 

Irán en un esce­na­rio com­ple­jo, con difi­cul­ta­des eco­nó­mi­cas, con agre­sio­nes acti­vas a la orden del día por par­te de Washing­ton y sus hijos putati­vos, está dan­do un men­sa­je con­tun­den­te de fide­li­dad a sus prin­ci­pios e idea­les. Con­duc­ta extra­ña en un mun­do don­de los pode­res sue­len ser­vir indig­na­men­te a hege­mo­nías aje­nas a cul­tu­ras, creen­cias, his­to­ria y rela­cio­nes de vecin­dad. Un irán que nos ense­ña que resis­tir es par­te del len­gua­je de la vic­to­ria. Tras 42 años de Revo­lu­ción Irán sigue fir­me en la defen­sa de su sobe­ra­nía y dig­ni­dad, bajo el mar­co de la resis­ten­cia, con­cep­tos bási­cos para enten­der la revo­lu­ción iraní.

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