Esta­dos Uni­dos. Ama­zon con­tra los trabajadores

Por Stuart Appel­baum, Christy Hoff­man, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 28 de febre­ro de 2021

Los pique­tes anti­sin­di­ca­tos del gigan­te nor­te­ame­ri­cano empren­den una gue­rra psi­co­ló­gi­ca con­tra sus emplea­dos y les aco­san inclu­so cuan­do van al baño.

Decir que Ama­zon, posi­ble­men­te la empre­sa más pode­ro­sa del mun­do, tie­ne una rela­ción con­flic­ti­va con los sin­di­ca­tos sería un eufe­mis­mo. Los tra­ba­ja­do­res espa­ño­les lo saben muy bien. Al fin y al cabo, miles de ellos en luga­res como San Fer­nan­do de Hena­res o El Prat han esta­do en con­flic­to exi­gien­do que la empre­sa esta­dou­ni­den­se res­pe­te dere­chos labo­ra­les básicos.

Lo que la mayor par­te de los espa­ño­les no sabe es que en Esta­dos Uni­dos, don­de Ama­zon emplea a más de 800.000 tra­ba­ja­do­res, casi 6.000 emplea­dos de alma­ce­nes en Bes­se­mer, Ala­ba­ma, están votan­do por correo para for­mar lo que podría ser el pri­mer sin­di­ca­to de Ama­zon en Esta­dos Uni­dos. Esta elec­ción es impor­tan­te. Para muchos tra­ba­ja­do­res es, jun­to con las recien­tes elec­cio­nes pre­si­den­cia­les de Esta­dos Uni­dos, una de las vota­cio­nes más impor­tan­tes de su vida. 

Como sin­di­ca­lis­tas esta­dou­ni­den­ses con muchos años de tra­ba­jo inter­na­cio­nal, sabe­mos lo difí­cil que es trans­mi­tir a nues­tros cole­gas euro­peos las bru­ta­les cam­pa­ñas anti­sin­di­ca­les de las empre­sas esta­dou­ni­den­ses. Las ame­na­zas, las men­ti­ras, la coac­ción y las tác­ti­cas des­truc­ti­vas basa­das en per­fi­les indi­vi­dua­les son algo habi­tual. Este acti­vi­dad anti­sin­di­cal (con­sul­to­ras que se dedi­can a ase­so­rar a las mul­ti­na­cio­na­les a evi­tar la crea­ción de sin­di­ca­tos) gene­ra ya alre­de­dor de 340 millo­nes de dóla­res anua­les, según el Eco­no­mic Policy Ins­ti­tu­te, y está sien­do pues­ta en prác­ti­ca por ver­da­de­ros espe­cia­lis­tas en una gue­rra psi­co­ló­gi­ca que roza la ilegalidad. 

Y, como no podía ser de otra mane­ra, Ama­zon ya está uti­li­zan­do sus recur­sos ili­mi­ta­dos para pagar a algu­nos de los más tris­te­men­te céle­bres y des­pia­da­dos rom­pe­sin­di­ca­tos, con el úni­co fin de evi­tar tener que sen­tar­se a la mesa de nego­cia­ción con los tra­ba­ja­do­res de Bessemer. 

Por­que, en caso de que la mayo­ría de estos tra­ba­ja­do­res vote “sí”, Ama­zon esta­rá obli­ga­do por ley a reco­no­cer al sin­di­ca­to y a par­ti­ci­par en la nego­cia­ción colec­ti­va, algo que Ama­zon inten­ta evi­tar por todos los medios, inclu­so en muchos paí­ses europeos. 

La bue­na noti­cia es que en Bes­se­mer, la mayo­ría de los tra­ba­ja­do­res, más de 3.000, ya ha fir­ma­do las tar­je­tas pre­sen­ta­das al gobierno esta­dou­ni­den­se en las que decla­ran que quie­ren for­mar un sin­di­ca­to. Para con­se­guir una elec­ción sin­di­cal diri­gi­da por el gobierno, al menos un ter­cio de los tra­ba­ja­do­res tie­ne que mani­fes­tar este apoyo. 

Esto es una señal cla­ra de que estos tra­ba­ja­do­res de Ama­zon quie­ren un cam­bio, tener voz en el tra­ba­jo para nego­ciar sus con­di­cio­nes labo­ra­les. La pan­de­mia ha pues­to aún más de mani­fies­to la injus­ti­cia de una empre­sa que se bene­fi­cia de unas ven­tas sin pre­ce­den­tes mien­tras los tra­ba­ja­do­res tie­nen que sopor­tar unas exi­gen­cias de pro­duc­ción cada vez mayo­res. Nada impi­de que Ama­zon reco­noz­ca al sin­di­ca­to en base al amplio apo­yo mos­tra­do por estas tarjetas 

Pero des­gra­cia­da­men­te, Ama­zon ha opta­do por empren­der una agre­si­va cam­pa­ña de inti­mi­da­ción y des­in­for­ma­ción que se ha cola­do en todos los espa­cios de tra­ba­jo, inclu­so en los cuar­tos de baño… Ade­más, los direc­ti­vos de Ama­zon están cele­bran­do reunio­nes con gran pre­sión para influir en el voto de los tra­ba­ja­do­res. Según nues­tra expe­rien­cia, estos dis­cur­sos inten­sos y anti­sin­di­ca­les pue­den infun­dir mie­do a per­der el empleo, a ser rele­ga­dos o a otros tipos de repre­sa­lias. A menu­do pre­sen­tan vídeos inti­mi­da­to­rios de huel­gas y dicen que los sin­di­ca­tos son una apues­ta, sin garan­tía de un futu­ro mejor. 

La empre­sa tam­bién ha envia­do un alu­vión de men­sa­jes anti­sin­di­ca­les y ha crea­do un sitio web con mucha infor­ma­ción enga­ño­sa. Los tra­ba­ja­do­res son reci­bi­dos en su pues­to de tra­ba­jo por dos gran­des pan­car­tas publi­ci­ta­rias en las que se pue­de leer “DO IT WITHOUT DUES”. (HAZLO SIN CUOTAS). 

Y tal vez lo más gra­ve es que Ama­zon ha invo­ca­do el hecho de que el voto se rea­li­za por correo. Al igual que en el caso de la cam­pa­ña de Trump, Ama­zon argu­men­ta erró­nea­men­te que los votos por correo son frau­du­len­tos. Pero en reali­dad, el voto por correo da a la gen­te la opor­tu­ni­dad de votar en la inti­mi­dad de sus hoga­res, lejos de la mira­da de la direc­ción, y sin el mayor ries­go de expo­si­ción a la covid-19. Y tam­bién con menos tiem­po para que Ama­zon les bom­bar­dee con men­sa­jes has­ta el momen­to de la votación. 

En Esta­dos Uni­dos, hay espe­ran­za de que el nue­vo pre­si­den­te, Joe Biden, dé paso a una nue­va opor­tu­ni­dad para prohi­bir estas prác­ti­cas antidemocráticas. 

Aun­que, mien­tras tan­to, los inten­tos actua­les de Ama­zon de soca­var la demo­cra­cia en el lugar de tra­ba­jo debe­rían expo­ner­se al mun­do como lo que son: un retro­ce­so duro y al esti­lo feu­dal del siglo XIX. 

La úni­ca mane­ra de ven­cer esta for­ma tan bru­tal y tan ame­ri­ca­na de actuar es tenien­do la auda­cia de man­te­ner­se uni­dos, la volun­tad de orga­ni­zar­se para con­se­guir el poder y el com­pro­mi­so de desa­fiar las difi­cul­ta­des. Esto es pre­ci­sa­men­te lo que los tra­ba­ja­do­res de Ama­zon están hacien­do hoy en Bes­se­mer, Ala­ba­ma, y por lo que los tra­ba­ja­do­res de todo el mun­do, inclui­dos los de Espa­ña, los animan. 

Una empre­sa que tie­ne tan­to poder sobre el futu­ro del comer­cio y el tra­ba­jo debe ceñir­se a nor­mas más ele­va­das, no a las peo­res prác­ti­cas del pasa­do. La empre­sa tecno más gran­de del mun­do debe­ría fomen­tar la demo­cra­cia en el lugar de tra­ba­jo, no tra­tar de destruirla.

Fuen­te: Rebelion

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