Cuba. Giros acep­ta­dos: El día que reto­mó la armas

Por Isau­ra Diez Millán, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 24 de febre­ro de 2021. 

Duran­te un domin­go de car­na­va­les hace hoy 126 años, Cuba rei­vin­di­có el gri­to de liber­tad y reini­ció la gue­rra con­tra Espa­ña en bus­ca de un pro­yec­to de país que, según exper­tos, lle­ga­ría seis déca­das después.

De acuer­do con inves­ti­ga­cio­nes his­tó­ri­cas, el patrio­ta y cons­pi­ra­dor cubano Juan Gual­ber­to Gómez comu­ni­có sobre el alza­mien­to al artí­fi­ce de esta ter­ce­ra gue­rra, José Mar­tí, a tra­vés de un men­sa­je cifra­do que solo decía: ‘giros aceptados’.

El his­to­ria­dor Luis Fidel Acos­ta expli­có a Pren­sa Lati­na que tras la depo­si­ción de las armas por la mayo­ría de las tro­pas cuba­nas des­pués de 10 años de lucha (1868−1878), ocu­rrie­ron varios inten­tos falli­dos por man­te­ner el movi­mien­to insu­rrec­cio­nal en la isla.

José Mar­tí, perio­dis­ta, poe­ta, polí­ti­co y patrio­ta cubano, fue el res­pon­sa­ble de cohe­sio­nar des­de la emi­gra­ción en Esta­dos Uni­dos a vete­ra­nos y nue­vas gene­ra­cio­nes en torno al independentismo.

‘Fun­dó el Par­ti­do Revo­lu­cio­na­rio Cubano (PRC) que no dis­tin­guía raza, sec­tor social o cla­ses eco­nó­mi­cas entre sus afi­lia­dos; pre­pa­ró las con­di­cio­nes para reini­ciar la gue­rra y limó aspe­re­zas entre prin­ci­pa­les jefes mili­ta­res como Máxi­mo Gómez y Anto­nio Maceo’, comen­tó Acosta.

El exper­to enfa­ti­zó que Mar­tí abo­gó ade­más por la fun­da­ción de una Repú­bli­ca jus­ta con los humil­des y para los humil­des, y prin­ci­pal­men­te por una país nue­vo con un pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio y trans­for­ma­dor de la estruc­tu­ra social.

‘El pro­yec­to mar­tiano era mucho más radi­cal que el con­cep­to de inde­pen­den­cia, y pasa­ba tam­bién por la crea­ción de una nación con un amplio sen­ti­do lati­no­ame­ri­ca­nis­ta y anti­im­pe­ria­lis­ta’, sustentó.

Según Acos­ta, para fina­les de 1894 ya exis­tían con­di­cio­nes para reto­mar la lucha arma­da y Mar­tí había plan­tea­do la nece­si­dad de que ocu­rrie­ran levan­ta­mien­tos simul­tá­neos en todo el país.

‘A esto segui­ría el des­em­bar­co de los vapo­res Lagon­da, Ama­dís y Bara­coa con los prin­ci­pa­les jefes y armas, tres expe­di­cio­nes que for­ma­ban par­te del Plan de la Fer­nan­di­na, el cual no pudo mate­ria­li­zar­se por una dela­ción’, precisó.

Pese a este fra­ca­so, Mar­tí deci­de no retra­sar el levan­ta­mien­to en Cuba debi­do a que ya Espa­ña esta­ba sobre avi­so y en la isla los patrio­tas que­rían ini­ciar de una vez la gue­rra, explicó.

Ade­más de él, el 29 de enero de 1895 fir­ma­ron la orden de alza­mien­to Enri­que Colla­zo, repre­sen­tan­te de la Jun­ta Revo­lu­cio­na­ria de La Haba­na y Mayía Rodrí­guez, envia­do per­so­nal de Máxi­mo Gómez.

De acuer­do con el his­to­ria­dor Ernes­to Limia, los levan­ta­mien­tos ocu­rrie­ron con mayor inten­si­dad en la región de oriente.

‘Solo en el terri­to­rio que hoy com­pren­de la pro­vin­cia de Gran­ma se con­su­ma­ron 16 pro­nun­cia­mien­tos bajo el man­do del mayor gene­ral Bar­to­lo­mé Masó’, aseguró.

En Guan­tá­na­mo el coro­nel Pedro Agus­tín Pérez enca­be­zó un sin­cró­ni­co alza­mien­to que inclu­yó nue­ve barrios rura­les y en San­tia­go de Cuba el mayor gene­ral Gui­ller­món Mon­ca­da, enfer­mo de tubercu­losis, tam­bién cum­plió su pala­bra de levan­tar­se en armas.

En occi­den­te los alza­mien­tos no tuvie­ron el mis­mo impac­to, aun­que ocu­rrie­ron algu­nos en la región de Matan­zas, estos fue­ron rápi­da­men­te sofo­ca­dos por las fuer­zas españolas.

‘El 24 de febre­ro de 1895 no lle­gó a la isla el tsu­na­mi pre­vis­to por Mar­tí; pero otra vez tro­nó en Cuba el gri­to de áIn­de­pen­den­cia o muer­te!’, escri­bió Limia.

José Mar­tí des­em­bar­có, jun­to a Máxi­mo Gómez, por Pla­yi­ta de Cajo­ba­bo el 11 de abril de ese mis­mo año y el 19 de mayo murió en combate.

‘Tras su muer­te, se da un pro­ce­so interno en la gue­rra del 95 de diso­lu­ción del movi­mien­to radi­cal, pier­de toda esa car­ga trans­for­ma­do­ra mar­tia­na y que­da solo en el cas­ca­rón de una gue­rra de libe­ra­ción nacio­nal’, sub­ra­yó Acosta.

En opi­nión del his­to­ria­dor, los idea­les del Após­tol cubano no se recu­pe­ra­ron has­ta seis déca­das des­pués con el triun­fo de la Revo­lu­ción cuba­na, el 1 de enero de 1959.

‘La socie­dad equi­ta­ti­va de la que habló Mar­tí se empie­za a cons­truir a par­tir de ese momen­to, con todos y para el bien de todos, cuan­do se da un lugar pre­pon­de­ran­te a aque­llos sec­to­res subal­ter­nos que han sido pre­te­ri­dos des­de el pun­to de vis­ta eco­nó­mi­co, polí­ti­co y social’, dijo.

Asi­mis­mo, Acos­ta des­ta­có el carác­ter lati­no­ame­ri­ca­nis­ta y anti­im­pe­ria­lis­ta del país nacien­te en 1959.

‘Una revo­lu­ción que bus­ca defen­der y otor­gar las mayo­res cuo­tas de jus­ti­cia social para los pobres y para los que lo nece­si­tan, por tan­to res­ca­ta y paten­ti­za ese ideal mar­tiano’, aseveró.

Fuen­te: Pren­sa Latina

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