Argen­ti­na. “Las mamás de los chi­cos abu­sa­dos viven un calvario”

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 24 de febre­ro de 2021.

Entre­vis­ta Car­los Rozans­ki sobre el fal­so SAP y por qué toda­vía hoy el Abu­so Sexual Infan­til es «el crí­men más impune».

En una entre­vis­ta radial con #NoNos­Que­daO­tra, el pre­si­den­te del Tri­bu­nal Oral en lo Cri­mi­nal N°1 de La Pla­ta, Doc­tor Car­los Rosans­ki, reco­no­ció que los jue­ces “com­pran el fal­so sín­dro­me de Alie­na­ción Paren­tal (SAP)”. Res­pec­to de porq qué son tan pocos los casos en dón­de los abu­sa­do­res sexua­les son con­de­na­dos, Rosans­ki expli­có que “los jue­ces tie­nen todo el poder para que eso no pase y sin embar­go sigue pasan­do. Ahí ya hay un pro­ble­ma ideo­ló­gi­co cla­ro. El poder judi­cial es tra­di­cio­nal­men­te con­ser­va­dor, es muy reaccionario”


Doc­tor, en el mun­do sólo 1 de cada 1000 casos de Abu­so Sexual Infan­til encuen­tra la posi­bi­li­dad de poner a los abu­sa­do­res tras las rejas. Que­ría­mos pre­gun­tar­le, por qué se da esta cons­ta­te en la justicia

CR: Son muchos los fac­to­res. Es el deli­to más impu­ne de la Tie­rra. Y es así por varias difi­cul­ta­des. Las más impor­tan­tes creo yo son: La com­ple­ji­dad de los fenó­me­nos por­que suce­de a puer­tas cerra­das, por­que se silen­cia a la víc­ti­ma y no hay for­ma de comu­ni­car­se. Las arti­ma­ñas que uti­li­zan los abu­sa­do­res para mane­jar ese poder que tie­nen sobre la víc­ti­ma y la mala inter­ven­ción, la inter­ven­ción des­ar­ti­cu­la­da de par­te del esta­do entre la jus­ti­cia y los dis­tin­tos ope­ra­do­res de otras dis­ci­pli­nas. Eso aten­ta cla­ra­men­te con­tra el escla­re­ci­mien­to y es uno de los fac­to­res más importantes.

Tuvi­mos acce­so a varias cau­sas judi­cia­les y pudi­mos com­pro­bar que en el Cuer­po Médi­co Foren­se ela­bo­ran infor­mes basa­dos prin­ci­pal­men­te en las víc­ti­mas. Y cuan­do uno va a bus­car las peri­cias que se le hacen a los impu­tados siem­pre tie­nen dos hoji­tas que con­clu­yen con que el per­fil del impu­tado no se corres­pon­de con abu­so… En cam­bio, cuan­do se tra­ta de la denun­cian­te, son un mon­tón de hojas don­de apa­re­ce el tras­torno de per­so­na­li­dad, la implan­ta­ción de dis­cur­so, las pro­yec­cio­nes masi­va de la madre sobre el niño… Le pre­gun­to esto por­que los ins­tru­men­tos psi­co­mé­tri­cos y pro­yec­ti­vos que se uti­li­zan en esas prue­bas muchas veces no tie­nen la sufi­cien­te vali­dez ni con­fia­bi­li­dad y se apo­yan en la teo­ría del fal­so Sín­dro­me de Alie­na­ción Paren­tal de Richard Gard­ner, que es un pedó­fi­lo confeso…

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CR: Varias acla­ra­cio­nes. La víc­ti­ma es el tes­ti­mo­nio más impor­tan­te (el chi­co). Lo que pue­de expli­car la víc­ti­ma con su len­gua­je de acuer­do a la edad o a los ele­men­tos con que cuen­te y el nivel trau­má­ti­co que haya teni­do es lo más impor­tan­te en las cau­sas. Tan­to la cria­tu­ra como su cuer­po hablan, están dicien­do lo que pasó. Cuan­do uno ve los infor­mes muy peque­ños del agre­sor, no está mal por­que tie­ne que ver, y esto es a nivel inter­na­cio­nal, con que no hay un per­fil defi­ni­do del agre­sor. El agre­sor sexual pue­de tener cual­quier tipo de per­fil, de hecho los hay de todo tipo de per­fi­les. Yo no me cen­tra­ría tan­to en el per­fil del abu­sa­dor por­que ade­más el Dere­cho Penal Argen­tino es un dere­cho penal de Acto no de Autor, es decir, no se inves­ti­ga al autor des­de ese pun­to de vis­ta. Res­pec­to del otro tema que es el de la mamá. Efec­ti­va­men­te, las mamás de los chi­cos abu­sa­dos viven un cal­va­rio en Argen­ti­na y en el mun­do, sobre todo en los paí­ses que se le hace caso a ese sín­dro­me inexis­ten­te que es el SAP, que es una fal­se­dad, que inven­ta este hom­bre Gard­ner que es un pedó­fi­lo. Quien com­pra no es sólo algún miem­bro del Cuer­po Médi­co Foren­se, com­pran muchos jue­ces y la razón más terri­ble para que com­pren es la pro­pia ideo­lo­gía patriar­cal, machis­ta, varo­nil, mas­cu­li­na, de toda la vida, que atra­vie­sa tam­bién a toda la jus­ti­cia no sólo en el ámbi­to de la salud sino tam­bién en otros ámbi­tos don­de esa ideo­lo­gía es la que va a guiar y orien­tar las inves­ti­ga­cio­nes y por con­se­cuen­cia va a ter­mi­nar mar­can­do que se des­ca­li­fi­que a una mamá y que se le crea al abusador.

Vol­vien­do al tema del tes­ti­mo­nio de la víc­ti­ma… En muchos casos, son niños muy peque­ños que son, en el mejor de los casos, pues­tos en una cáma­ra Gesell. A mí me tocó acom­pa­ñar a madres, y uno va al Cuer­po Médi­co Foren­se y es terri­ble por­que un chi­co, por ejem­plo de 4 años, entra ahí y lo sien­tan al lado de un tipo con la cara rota, espo­sa­do, que tal vez aca­ba de ase­si­nar a alguien y lo ponen ahí al menor y pre­ten­den que en muy poco tiem­po el niño hable ante per­so­nas que des­co­no­ce total­men­te. Sabien­do que estos meno­res ade­más de ser abu­sa­dos son ame­na­za­dos de muer­te por los per­pe­tra­do­res. ¿Usted cree que se usan ele­men­tos real­men­te efec­ti­vos para deter­mi­nar si el tes­ti­mo­nio pue­de ser corres­pon­dien­tes con abu­so o no?

CR: Hay ele­men­tos. La uti­li­za­ción de la Cáma­ra Gesell para este tipo de pro­ce­di­mien­tos en reali­dad se ori­gi­na en una ley de la cual soy autor. Hace muchos años ela­bo­ré un pro­yec­to que des­pués se con­vir­tió en ley. Y es el úni­co país del mun­do que prohí­be a los jue­ces, fis­ca­les, poli­cías, etc. inte­rro­gar a niños. El sen­ti­do de esa ley fue sacar a los chi­cos del jui­cio. Este es un tema cen­tral. En aquél momen­to, hace 20 años, lo hice con la mira pues­ta en que la prio­ri­dad era sacar a los chi­cos del jui­cio. Esto lo acla­ro por­que has­ta ese momen­to, la ley sale en el 2003, los chi­cos eran lle­va­dos a los jui­cios como pasa en muchos paí­ses del mun­do toda­vía, en Argen­ti­na no. Por lo tan­to, la con­cep­ción que yo esta­ble­cí de esa ley fue que sal­gan de esos jui­cios pre­su­po­nien­do que el sis­te­ma que se iba a ins­tru­men­tar iba a ser a tra­vés de téc­ni­cas que no afec­ta­ran a las cria­tu­ras… Si no esta­ría­mos en una situa­ción casi igual a la otra. Es muy bueno sacar­los de los jui­cios pero no lle­var­los a un ámbi­to en el cual van a ser agre­di­dos o no van a poder expre­sar­se. El obje­ti­vo cen­tral es que el Esta­do tie­ne la obli­ga­ción de gene­rar los espa­cios para que las cria­tu­ras víc­ti­mas se pue­dan expre­sar. Ese es el dere­cho a ser oído y no al revés. Antes se enten­día que lle­var­lo a un jui­cio para que habla­ra era res­pe­tar el dere­cho a ser oído y es exac­ta­men­te al revés. Eso es silen­ciar­lo. Escu­char­lo en tér­mi­nos de la Con­ven­ción sobre los Dere­chos del Niño es crear las con­di­cio­nes para que el niño pue­da expre­sar­se de acuer­do a la edad, al trau­ma que vivió y a veces eso se logra dibu­jan­do, hablan­do, con silen­cios o escribiendo.

Si lo pen­sá­ra­mos ideal­men­te, a uno se le ocu­rre la ela­bo­ra­ción de un tra­ba­jo sis­té­mi­co, don­de los auxi­lia­res de la jus­ti­cia ten­drían que ir a la casa de ese niño en varias opor­tu­ni­dad y ganar una con­fian­za por­que el niño no le dibu­ja ni le mues­tra a cual­quie­ra lo que le suce­de. Pero me pare­ce bien lo de la ley por­que es real­men­te re-vic­ti­mi­zan­te poner a un niño ante un tribunal…

CR: La arti­cu­la­ción es cla­ve, las leyes por sí mis­mas no cam­bian abso­lu­ta­men­te en nada. Son las per­so­nas cuan­do las apli­can bien las que pue­den cam­biar la reali­dad. La Cáma­ra Gesell pue­de ser muy bue­na si es un con­tex­to en el cual la cria­tu­ra no tie­ne que andar al lado de ese hom­bre espo­sa­do que usted des­cri­bía. Aho­ra cuan­do hacen eso en reali­dad no hay que demo­ni­zar la téc­ni­ca en si sino el mal uso que se le da que es por la fal­ta de arti­cu­la­ción. La Con­ven­ción de los Dere­chos del Niño es muy cla­ra por­que el prin­ci­pio rec­tor es la pro­tec­ción inte­gral y la pro­tec­ción inte­gral no sig­ni­fi­ca expo­ner a una cria­tu­ra. Sacar­la del jui­cio es muy bueno aho­ra poner­la en un sis­te­ma don­de no se ana­li­za arti­cu­la­da­men­te, no se tra­ba­ja con­te­nién­do­la, no se la sepa­ra de los agre­so­res y se la man­tie­ne en un ambien­te hos­til es obvio que no se está cum­plien­do con esa idea. El dere­cho está en que la nor­ma se tie­ne que tra­du­cir en actos, en acti­tu­des del poder judi­cial y del res­to de los ope­ra­do­res del esta­do que tra­ba­jen arti­cu­la­da­men­te. Aho­ra, eso es muy difí­cil cuan­do se refie­re a una dis­ci­pli­na como pue­de ser el dere­cho en este caso y otras dis­ci­pli­nas don­de la sober­bia pue­de más que los dere­chos que tie­nen que apli­car sobre la cria­tu­ra y no hable­mos de las madres, que es un cal­va­rio por­que ade­más de ser mal­tra­ta­das se des­pro­te­ge a los hijos por pro­ce­di­mien­tos que no son adecuados.

Car­los Rozanski

Ayer, tuve la opor­tu­ni­dad de com­par­tir un buen rato con una gran can­ti­dad de madres que están impul­san­do en la jus­ti­cia las denun­cias por el abu­so de sus hijos y una cons­tan­te que apa­re­cía era el mal­tra­to que sufren por par­te del Poder Judi­cial. Con­ta­ban como tenían que sopor­tar la humi­lla­ción de cual­quier fun­cio­na­rio judi­cial. ¿Qué se pue­de hacer para men­guar esa situa­ción, para lograr que el Poder Judi­cial pue­da tener un tra­to más humano?

CR: Ahí la res­pon­sa­bi­li­dad más gran­de la tie­nen los jue­ces, tie­nen todo el poder para que eso no pase y sin embar­go sigue pasan­do. Ahí ya hay un pro­ble­ma ideo­ló­gi­co cla­ro. El poder judi­cial es tra­di­cio­nal­men­te con­ser­va­dor, es muy reac­cio­na­rio, tie­ne una mira­da mas­cu­li­na como la ha teni­do toda la vida a lo lar­go de la his­to­ria y modi­fi­car eso es un cam­bio cul­tu­ral muy pro­fun­do. Hay modi­fi­ca­cio­nes, des­de el pun­to de vis­ta de las leyes, muy posi­ti­vas, inclu­yen­do la Con­ven­ción sobre los Dere­chos del Niño que está en la cons­ti­tu­ción, el pro­ble­ma es que eso se tra­duz­ca en la prác­ti­ca en mejo­ras muy impor­tan­tes por­que la ideo­lo­gía de los jue­ces no siem­pre es acor­de a ese mode­lo actual que es de defen­sa de los dere­chos de los niños. Hay un ejem­plo de hace unos meses, en don­de un tri­bu­nal de Bue­nos Aires absol­vió a una per­so­na acu­sa­da de abu­sar de sus hijos y no sólo denun­ció a la mamá sino que el tri­bu­nal por una­ni­mi­dad denun­ció a la seño­ra y des­va­lo­ri­zó su tes­ti­mo­nio con el argu­men­to de que no había derra­ma­do una lágri­ma duran­te el jui­cio. Esto da la pau­ta de la visión dis­cri­mi­na­do­ra cons­tan­te que hay. Yo escri­bí una artícu­lo en Página/​12 que se lla­mo “La mujer que no llo­ró” y real­men­te es muy fuer­te por­que pen­sar que quien tie­ne que salir a defen­der a sus hijos ade­más tie­ne que sen­tir que se la está mal­tra­tan­do y des­va­lo­ri­zan­do… Ese mal­tra­to y des­va­lo­ri­za­ción se tra­du­ce des­pués, sin nin­gu­na duda, en muchí­si­mos casos de impu­ni­dad. Por eso se escla­re­cen tan poqui­tos hechos.



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