Ucra­nia. Un signo de la deca­den­cia moral de la sociedad

Por Eduard Dolinsky. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 15 de enero de 2021.

El 1 de enero de 2021 se cele­bró en Kiev una mar­cha de antor­chas en home­na­je al ani­ver­sa­rio del naci­mien­to de Ste­pan Ban­de­ra. En res­pues­ta, el emba­ja­dor de Israel en Ucra­nia con­de­nó el “enal­te­ci­mien­to de cola­bo­ra­cio­nis­tas Nazis” y acon­se­jó a Ucra­nia que lidie con su pasa­do. Estas decla­ra­cio­nes del repre­sen­tan­te israe­lí han cau­sa­do una ava­lan­cha de comen­ta­rios anti­se­mi­tas en la pren­sa y las redes socia­les ucranianas.

Algu­nos han pasa­do de las pala­bras a los hechos. Por ejem­plo, los radi­ca­les de extre­ma dere­cha del C14 con­vo­ca­ron una mani­fes­ta­ción fren­te a la emba­ja­da israe­lí en Kiev exi­gien­do que el Esta­do judío pida per­dón por orga­ni­zar el Holo­do­mor. Esa exi­gen­cia es una des­ver­gon­za­da pro­vo­ca­ción y una men­ti­ra, ya que obvia­men­te Israel, que nació en 1948 y está a miles de kiló­me­tros de Ucra­nia, jamás pudo tener algo que ver con Holodomor.

Algu­nos “comen­ta­ris­tas” lo han jus­ti­fi­ca­do ale­gan­do que los judíos par­ti­ci­pa­ron en la orga­ni­za­ción de Holo­do­mor, como, por ejem­plo, Lazar Kaga­no­vich. Pero eso hace sur­gir la pre­gun­ta de por qué esos acti­vis­tas no van tam­bién a la emba­ja­da de Geor­gia a exi­gir per­dón por Sta­lin o Beria. En cual­quier caso, la pre­gun­ta es si acu­sar a los judíos o a Israel por Holo­do­mor es sim­ple­men­te anti­se­mi­tis­mo o si es la con­ti­nua­ción de la pro­pa­gan­da anti­ju­día de la Ale­ma­nia Nazi: los judíos son comu­nis­tas, inva­so­res, impe­ria­lis­tas, trai­do­res, etc.

Es bien cono­ci­do a qué lle­vó todo aque­llo: seis millo­nes de judíos fue­ron bru­tal­men­te ase­si­na­dos en Euro­pa, un millón y medio de ellos en Ucra­nia. Esta peli­gro­sa ten­den­cia no solo se sub­es­ti­ma, sino que, en oca­sio­nes, se da más leña al fue­go para avi­var esos sen­ti­mien­tos. Por ejem­plo, recien­te­men­te los tra­ba­ja­do­res del Ins­ti­tu­to Ucra­niano de la Memo­ria Nacio­nal han cele­bra­do el ani­ver­sa­rio de Holo­do­mor uti­li­zan­do imá­ge­nes anti­se­mi­tas de per­so­nas judías dibu­ja­das por un artis­ta ale­mán antisemita.

El auge del anti­se­mi­tis­mo en Ucra­nia no se ha pro­du­ci­do en el vacío. Las auto­ri­da­des y la socie­dad civil, así como la pren­sa, nie­gan habi­tual­men­te que exis­ta un pro­ble­ma. Recor­de­mos Cuan­do el año pasa­do la Liga Anti­di­fa­ma­ción (ADL por sus siglas en inglés), la ins­ti­tu­ción más anti­gua del mun­do con­tra el anti­se­mi­tis­mo y el racis­mo, reali­zó un estu­dio en el que Ucra­nia apa­re­cía como segun­do país en Euro­pa en el ran­king de anti­se­mi­tis­mo. Inme­dia­ta­men­te lle­ga­ron las acu­sa­cio­nes de los “acti­vis­tas” de que ADL era un agen­te de Mos­cú, que se había ven­di­do al FSB, etc.

Cuan­do 52 sena­do­res fir­ma­ron una car­ta sobre el aumen­to del anti­se­mi­tis­mo y el enal­te­ci­mien­to de cola­bo­ra­cio­nis­tas Nazis en Ucra­nia, rápi­da­men­te sur­gie­ron los llan­tos de los “patrio­tas” y se acu­mu­la­ron las acu­sa­cio­nes de odio a Ucrania.

Uno de los ele­men­tos que, en mi opi­nión, con­tri­bu­yen al aumen­to del anti­se­mi­tis­mo en la socie­dad ucra­nia­na es la polí­ti­ca de memo­ria nacio­nal y toda una serie de leyes apro­ba­das por el Par­la­men­to, espe­cial­men­te la ley de des­co­mu­ni­za­ción, apro­ba­da en abril de 2015, con­cre­ta­men­te la par­te que se refie­re al enal­te­ci­mien­to del nacio­na­lis­mo ucraniano.

Esta ley ha sido dura­men­te cri­ti­ca­da. En su momen­to, un gru­po de impor­tan­tes his­to­ria­do­res occi­den­ta­les con­de­na­ron la legis­la­ción por impo­ner la cen­su­ra y por enal­te­cer a quie­nes habían par­ti­ci­pa­do en el Holo­caus­to, en la lim­pie­za étni­ca y en crí­me­nes de guerra.

La ley ha con­tri­bui­do a la apa­ri­ción de nume­ro­sos monu­men­tos, memo­ria­les y cam­bios de nom­bre para hon­rar a quie­nes orga­ni­za­ron la des­truc­ción sis­te­má­ti­ca de la pobla­ción civil judía y pola­ca de Ucra­nia. Es más, el pro­ce­so con­ti­núa y la can­ti­dad de ese tipo de monu­men­tos es tan gran­de que se pue­de decir sin mie­do a equi­vo­car­se que Ucra­nia se ha con­ver­ti­do en el cam­peón mun­dial de monu­men­tos a ase­si­nos de masas.

Por ejem­plo, hace solo un par de sema­nas, en la loca­li­dad de Yiz­no­mir, en la región de Ter­no­pil, se inau­gu­ró una pla­ca memo­rial a Oleksy Babiy, uno de los eje­cu­to­res de Babi Yar, en la biblio­te­ca muni­ci­pal. Babiy era miem­bro del Son­der­kom­man­do 4ª del Ein­satz­grup­pe C. El 29 y 30 de sep­tiem­bre de 1941, Olek­siy Babiy par­ti­ci­pó en el ase­si­na­to de 34000 judíos de Kiev: muje­res, hom­bres, ancia­nos y niños. ¿Incom­pren­si­ble? Des­de luego.

Y aquí, el Par­la­men­to apro­bó una reso­lu­ción para cele­brar fechas memo­ra­bles en 2020. En la lis­ta esta­ba Vasil Lev­ko­vich. ¿Quién es Vasil Lev­ko­vich? El coman­dan­te de la poli­cía auxi­liar ucra­nia­na en Dubno, cóm­pli­ce del ase­si­na­to masi­vo de unos 5000 judíos de Dubno. En 1943, se unió a UPA, don­de par­ti­ci­pó en el ase­si­na­to de civi­les pola­cos. Lev­ko­vich vivió has­ta nues­tros días y fue ente­rra­do en el paseo de la fama del cemen­te­rio de Lycha­kiv en Lviv.

Ade­más de Lev­ko­vich, la lis­ta incluía tam­bién a Volodymyr Kubio­vich, fun­da­dor de la Divi­sión Gali­zien de las SS y líder del cola­bo­ra­cio­nis­ta Comi­té Cen­tral Ucra­niano. Kubio­vich y su Comi­té par­ti­ci­pa­ron direc­ta­men­te en el ase­si­na­to de 150.000 judíos en Lviv. El Comi­té Cen­tral Ucra­niano anun­ció públi­ca­men­te en la pren­sa que cual­quier per­so­na que ayu­da­ra a los judíos sería seve­ra­men­te cas­ti­ga­da. Dígan­me, ¿qué pue­de haber más inhu­mano que hon­rar a ase­si­nos de muje­res y niños?

Pero vol­va­mos a las mar­chas de antor­chas en home­na­je a Ban­de­ra, líder de la Orga­ni­za­ción de Ucra­nia­nos Nacio­na­lis­tas (OUN), cuyos líde­res y miem­bros par­ti­ci­pa­ron acti­va­men­te en el Holo­caus­to y en el exter­mi­nio de la pobla­ción pola­ca. Ban­de­ra y OUN bus­ca­ron la crea­ción de un Esta­do inde­pen­dien­te ucra­niano en for­ma de dic­ta­du­ra fas­cis­ta y en el que él sería desig­na­do líder de un Esta­do mono étni­co y en el que todas las otras nacio­na­li­da­des, a excep­ción de los ucra­nia­nos, serían expul­sa­dos o des­trui­dos. Así que las mar­chas en honor a Ban­de­ra y sus aso­cia­dos son una cele­bra­ción de la ideo­lo­gía más oscu­ra, que lle­gó a la muer­tes a millo­nes de ucra­nia­nos y de otros pueblos.

La acti­tud hacia el Holo­caus­to, el geno­ci­dio y el anti­se­mi­tis­mo es uno de los sig­nos de la salud moral de una nación, de la civi­li­za­ción de su Esta­do y sus ins­ti­tu­cio­nes. Lo que está ocu­rrien­do aho­ra con el enal­te­ci­mien­to de cri­mi­na­les de gue­rra, por el con­tra­rio, es un signo de la deca­den­cia moral de la socie­dad, de pro­fun­dos pro­ble­mas que indu­da­ble­men­te impi­den el desa­rro­llo de Ucra­nia y su inte­gra­ción en la comu­ni­dad internacional.

Ucra­nia debe deci­dir si está del lado de quie­nes crea­ron los cam­pos de la muer­te y las cáma­ras de gas o si es un país que, jun­to a otra muchas nacio­nes, derro­tó al Nazis­mo. Si somos des­cen­dien­tes de ver­du­gos o si somos des­cen­dien­tes de quie­nes sal­va­ron al mun­do y la civi­li­za­ción. Yo defien­do lo segundo.

Fuen­te: Slavyangrad

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