Las cla­ves del Decre­to que apla­za los desahu­cios y los cor­tes de suministros

Tras meses de lucha inten­sa jun­to al movi­mien­to por la vivien­da, hemos logra­do que hoy se aprue­be un decre­to que para­li­za la mayo­ría de los desahu­cios de hoga­res en situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad duran­te el esta­do de alar­ma. Un res­pi­ro que pue­de pare­cer peque­ño, pero que es muy impor­tan­te para miles de per­so­nas que lle­van meses pade­cien­do no solo el mie­do al virus sino tam­bién a la pér­di­da del hogar.

La nota nega­ti­va es que este apla­za­mien­to de los desahu­cios se hace a cos­ta de una trans­fe­ren­cia de dine­ro a ban­cos, fon­dos bui­tre y ren­tis­tas: es decir, un res­ca­te a los prin­ci­pa­les cau­san­tes de la cri­sis de la vivien­da. El Esta­do sigue ins­ta­la­do en una mane­ra de hacer polí­ti­ca que some­te lo públi­co a intere­ses pri­va­dos que tie­nen una rela­ción para­si­ta­ria con la eco­no­mía y la socie­dad. Si eres un autó­no­mo y te obli­gan a cerrar el bar, mala suer­te. Si eres un fon­do bui­tre y te obli­gan a parar un desahu­cio, la admi­nis­tra­ción te paga.

La otra medi­da muy impor­tan­te que apro­ba­rá hoy el Con­se­jo de Minis­tros es la prohi­bi­ción del cor­te de sumi­nis­tros, lucha que vie­ne lide­ran­do la Alian­za por la Pobre­za Ener­gé­ti­ca des­de hace tiem­po, pero que deja muchos inte­rro­gan­tes. Final­men­te, se abre la posi­bi­li­dad de que bares y comer­cios pue­dan nego­ciar una reduc­ción del 50% del alqui­ler, cosa que veni­mos recla­man­do des­de que esta­lló la pan­de­mia. Sin embar­go, se tra­ta de una medi­da enga­ño­sa pues­to que ‑como suce­de con la vivien­da- los gran­des pro­pie­ta­rios no están obli­ga­dos a asu­mir esa reduc­ción. Lo expli­ca­mos todo en cua­tro puntos.

1. ¿A quién afec­ta la sus­pen­sión tem­po­ral de los desahucios?

Ya en junio denun­cia­mos que vol­vían los desahu­cios. Y en sep­tiem­bre expli­ca­mos que el movi­mien­to por la vivien­da esta­ba hacien­do fren­te a un aumen­to expo­nen­cial de los des­alo­jos. Final­men­te, el Gobierno ha reco­no­ci­do el pro­ble­ma y ha acor­da­do ampliar la sus­pen­sión tem­po­ral de los desahu­cios, para incluir a prác­ti­ca­men­te todos los hoga­res que cum­plan una serie de con­di­cio­nes y pue­dan jus­ti­fi­car que están en situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad. Esto se hará median­te un infor­me, que el juz­ga­do debe­rá soli­ci­tar a los ser­vi­cios socia­les. Si que­da acre­di­ta­do, el juez debe­rá decre­tar la sus­pen­sión del desahu­cio, que ten­drá vigen­cia has­ta el final del esta­do de alar­ma (actual­men­te, has­ta el 9 de mayo). La nove­dad prin­ci­pal es que se inclu­ye a las situa­cio­nes que no deri­van direc­ta­men­te de la cri­sis del covid-19. A con­ti­nua­ción deta­lla­mos la letra peque­ña del decre­to para ver qué con­di­cio­nes se tie­nen que cum­plir para sus­pen­der un desahucio:

A. Desahu­cios deri­va­dos de la ley de arren­da­mien­tos. Se inclu­ye en la sus­pen­sión a las per­so­nas inqui­li­nas no afec­ta­das direc­ta­men­te por la cri­sis del covid19. Es decir, se pue­den aco­ger aque­llas que ya esta­ban en cri­sis antes de la pan­de­mia, siem­pre que jus­ti­fi­quen su vul­ne­ra­bi­li­dad en base a una de las siguien­tes situa­cio­nes: des­em­pleo, ERTE, o que los gas­tos de vivien­da superen el 35% de los ingre­sos domésticos.

B. Desahu­cios deri­va­dos de oku­pa­ción. Se sus­pen­de en el caso de que el pro­pie­ta­rio posea más de 10 vivien­das, y que la per­so­na afec­ta­da esté en situa­ción de depen­den­cia, sea víc­ti­ma de vio­len­cia machis­ta, o ten­ga a su car­go a una per­so­na depen­dien­te o meno­res, y que ade­más acre­di­te encon­trar­se en una situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad eco­nó­mi­ca. No pro­ce­de­rá la sus­pen­sión si fue­ra el domi­ci­lio habi­tual de la per­so­na pro­pie­ta­ria o segun­da resi­den­cia acre­di­ta­da. Tam­po­co si hay indi­cios de acti­vi­da­des ilí­ci­tas, si la entra­da se ha pro­du­ci­do con vio­len­cia, o si se tra­ta de una vivien­da públi­ca o social asig­na­da ya a otra per­so­na. Las ocu­pa­cio­nes pos­te­rio­res al Decre­to tam­po­co entrarán.

No pro­ce­de­rá en nin­gún caso la sus­pen­sión tem­po­ral del desahu­cio si el arren­da­dor o pro­pie­ta­rio tam­bién acre­di­ta que se halla en situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad económica.

2. ¿En qué con­sis­te el sub­si­dio al mer­ca­do inmobiliario? 

El Gobierno ha con­di­cio­na­do el apla­za­mien­to tem­po­ral de los desahu­cios a una com­pen­sa­ción a todos los pro­pie­ta­rios. Si al cabo de tres meses no hay solu­ción habi­ta­cio­nal, podrán exi­gir al Esta­do que les pague lo equi­va­len­te a un alqui­ler en el entorno en que se encuen­tre la vivien­da, deter­mi­na­do a par­tir de los índi­ces ofi­cia­les u otras refe­ren­cias. A eso tam­bién se le aña­di­rán los gas­tos corrien­tes de la vivien­da que acre­di­te haber asu­mi­do el arren­da­dor, duran­te todo el tiem­po que dure la sus­pen­sión: esto inclu­ye gas­tos como los sumi­nis­tros (luz, agua, gas, telé­fono), las cuo­tas de la comu­ni­dad de pro­pie­ta­rios, el IBI (impues­to sobre los bie­nes inmo­bi­lia­rios), repa­ra­cio­nes ordi­na­rias, y el segu­ro del hogar. 

El pro­pie­ta­rio podrá soli­ci­tar esta com­pen­sa­ción si no se ha dado alter­na­ti­va habi­ta­cio­nal en los tres meses siguien­tes des­de la emi­sión del infor­me de los ser­vi­cios socia­les, y ten­drá que acre­di­tar que la sus­pen­sión del lan­za­mien­to le ha oca­sio­na­do per­jui­cio eco­nó­mi­co (por­que la vivien­da esta­ba en ven­ta o alqui­ler antes de la entra­da de los habi­tan­tes actua­les). Tarea fácil para los des­pa­chos de los gran­des rentistas.

El argu­men­to para jus­ti­fi­car estas trans­fe­ren­cias de recur­sos públi­cos al mer­ca­do inmo­bi­lia­rio es que había que evi­tar el “alud de deman­das por daño patri­mo­nial”. Pero lo cier­to es que estas deman­das no hubie­ran teni­do nin­gún tipo de reco­rri­do. Actual­men­te, muchos pro­pie­ta­rios están man­te­nien­do miles de pisos vacíos con el fin de no bajar pre­cios. Que des­alo­jen a una fami­lia no quie­re decir que inme­dia­ta­men­te empie­cen a cobrar una ren­ta por ese piso: pue­den pasar muchos meses has­ta que lo alqui­len de nue­vo. Por lo tan­to, no hay nin­gu­na nece­si­dad de com­pen­sar con dine­ro la para­li­za­ción tem­po­ral de los desahu­cios. Y en el caso hipo­té­ti­co de que las deman­das de los fon­dos con­tra el Esta­do tuvie­ran algún reco­rri­do, este podría res­pon­der per­fec­ta­men­te con una subi­da de impues­tos a esos mis­mos sec­to­res. La reali­dad es que se ha apro­ve­cha­do la para­li­za­ción tem­po­ral de desahu­cios para que el Esta­do rega­le más dine­ro a los fon­dos bui­tre, que es lo que estos lle­van exi­gien­do des­de que empe­zó la pandemia.

3. ¿Quién tie­ne la obli­ga­ción de encon­trar una solución?

El Decre­to sus­pen­de los desahu­cios tem­po­ral­men­te y plan­tea la nece­si­dad de ofre­cer una vivien­da dig­na a las per­so­nas afec­ta­das en tres meses, pero tras­pa­sa toda la res­pon­sa­bi­li­dad a la admi­nis­tra­ción local. Tenien­do en cuen­ta que ape­nas dis­po­nen de vivien­da públi­ca (no lle­ga al 1,7% del total), esta medi­da es un brin­dis al sol. 

Esta polí­ti­ca está a años luz de la ley 242015 impul­sa­da por la PAH, el DESC y la APE, que veni­mos apo­yan­do des­de hace tiem­po, y que obli­ga a los gran­des pro­pie­ta­rios a ofre­cer un alqui­ler social como alter­na­ti­va al desahu­cio. Es una dife­ren­cia fun­da­men­tal que se basa en el pre­cep­to de que el dere­cho a la pro­pie­dad pri­va­da está deli­mi­ta­do por su fun­ción social, y en el hecho de que los gran­des pro­pie­ta­rios son tan res­pon­sa­bles como la admi­nis­tra­ción de la espe­cu­la­ción inmo­bi­lia­ria, que es la cau­sa del problema.

En Cata­lun­ya, don­de esta ley está vigen­te y actua­li­za­da (Decre­to 172019), las admi­nis­tra­cio­nes podrán san­cio­nar a los gran­des tene­do­res que no ofrez­can un alqui­ler social. Pero en otros terri­to­rios, toda la pre­sión recae­rá sobre los ayuntamientos.

4. ¿Podrán los bares y comer­cios redu­cir el pago del alquiler?

El Gobierno tam­bién ha dado hoy el titu­lar de que los comer­cios y res­tau­ran­tes podrán redu­cir en un 50% el pago del alqui­ler. Sin embar­go, el decre­to espe­ci­fi­ca que estas reduc­cio­nes son volun­ta­rias para el arren­da­dor. Como ya suce­de con la vivien­da, la medi­da se limi­ta a los gran­des pro­pie­ta­rios, y estos pue­den ele­gir un apla­za­mien­to del pago si lo desean, sin con­do­na­ción. Solo habrá reduc­ción auto­má­ti­ca si el arren­da­ta­rio la soli­ci­ta y el arren­da­dor no ofre­ce nin­gu­na res­pues­ta, trans­cu­rri­dos 7 días hábi­les.

Siguien­te paso: seguir amplian­do la regu­la­ción de los alquileres

En defi­ni­ti­va, la para­li­za­ción de los desahu­cios, aun­que tem­po­ral, supo­ne un peque­ño res­pi­ro para miles de fami­lias. Pero el pro­ble­ma de fon­do per­sis­te: la vivien­da sigue some­ti­da a los intere­ses de un mer­ca­do inmo­bi­lia­rio cuya prio­ri­dad es man­te­ner los pre­cios arti­fi­cial­men­te altos a pesar de todo.

Por eso es fun­da­men­tal seguir desa­rro­llan­do la ley que limi­ta y redu­ce los pre­cios del alqui­ler, así como exten­der­la a todas par­tes. Tam­bién dar fun­ción social a todas las vivien­das vacías y des­via­das al mer­ca­do turís­ti­co, entre otras medi­das. No se tra­ta solo de defen­der el dere­cho a la vivien­da, sino de impe­dir que la eco­no­mía ren­tis­ta siga asfi­xian­do a la eco­no­mía real. Nues­tro futu­ro colec­ti­vo está en juego. 

Fuen­te: Sin­di­ca­to de Llogateres

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