Bra­sil. Bol­so­na­ro fue ele­gi­do con men­ti­ras y gobier­na median­te mentiras

Por Emir Sader. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 21 de diciem­bre de 2020.

En este artícu­lo el autor sos­tie­ne que es nece­sa­rio derro­tar a Bol­so­na­ro y su gobierno, para res­ta­ble­cer la demo­cra­cia en Bra­sil, pues al haber lle­ga­do al poder median­te la men­ti­ra y gober­nar median­te men­ti­ras es un gobierno arbitrario.

Bra­sil tuvo gobier­nos que acce­die­ron a él median­te gol­pes de esta­do y que gober­na­ron de mane­ra dic­ta­to­rial, como los que hubo de 1964 a 1985. Tam­bién hubo gobier­nos que fue­ron ele­gi­dos demo­crá­ti­ca­men­te ‑como los de Car­do­so y los del PT‑, que gober­na­ron democráticamente.

Hubo un gobierno que lle­gó al poder median­te un gol­pe de Esta­do ‑como el de Temer- y gober­nó para las éli­tes, res­ta­ble­cien­do el mode­lo neo­li­be­ral e ini­cian­do la des­truc­ción de los avan­ces demo­crá­ti­cos de los gobier­nos del PT. Aho­ra el país tie­ne un gobierno que se eli­gió a tra­vés de un meca­nis­mo de mani­pu­la­ción de la opi­nión públi­ca, de men­ti­ras y de judi­cia­li­zar la polí­ti­ca, por lo que se com­por­ta de mane­ra cohe­ren­te con su natu­ra­le­za originaria.

Bol­so­na­ro fue ele­gi­do median­te men­ti­ras y una far­sa. La mis­ma que jus­ti­fi­ca el jui­cio polí­ti­co de Dil­ma en su com­por­ta­mien­to polí­ti­co, que Lula fue dete­ni­do y se le impi­dió par­ti­ci­par en las elec­cio­nes de 2018 por acu­sa­cio­nes fun­da­men­ta­das y que hace res­pon­sa­bles a los gobier­nos del PT, no de los mayo­res avan­ces eco­nó­mi­cos, socia­les y polí­ti­cos que jamás haya cono­ci­do Bra­sil, sino por la cri­sis eco­nó­mi­ca pro­vo­ca­da por la dere­cha en el sabo­ta­je al gobierno de Dil­ma y por las polí­ti­cas del gobierno de Temer.

Bol­so­na­ro es un títe­re que cree o pre­ten­de creer que las men­ti­ras que inven­tó son cier­tas y que fue ele­gi­do para impul­sar la nue­va polí­ti­ca, eli­mi­nar la corrup­ción de la polí­ti­ca y hacer que la eco­no­mía vuel­va a cre­cer. Bol­so­na­ro encar­na, en el seno de su pro­pio gobierno, las men­ti­ras que la dere­cha ha for­ja­do e impues­to a la opi­nión pública.

Bol­so­na­ro resul­tó ele­gi­do en tan­to que la men­ti­ra fun­cio­nó y se con­vir­tió en una fuer­za mate­rial, apo­ya­da por los medios y el poder judi­cial. Bol­so­na­ro es pro­duc­to de la men­ti­ra y es el res­pon­sa­ble de que Bra­sil viva en un mun­do de mentiras.

La dere­cha, a tra­vés de los medios de comu­ni­ca­ción y con el con­sen­ti­mien­to del poder judi­cial, pro­mo­vió a Bol­so­na­ro hacién­do­lo pasar por un reno­va­dor de la polí­ti­ca, aun­que los tres impli­ca­dos en la far­sa sabían que era men­ti­ra. Bol­so­na­ro se negó a par­ti­ci­par en los deba­tes y los medios lo con­sin­tie­ron, como si eso fue­se nor­mal. La Folha de São Pau­lo denun­ció que la gue­rra de robots impul­sa­da por la cam­pa­ña de Bol­so­na­ro era real, inclu­so pro­por­cio­nó los nom­bres de los empre­sa­rios que la sos­tu­vie­ron, pero el Supre­mo Tri­bu­na Elec­to­ral miró para otro lado ante ese deli­to, como si fue­se nor­mal. La men­ti­ra se impu­so una vez más.

Bol­so­na­ro lle­gó a creer que todo es posi­ble y que pue­de seguir negan­do la reali­dad y man­te­nién­do­se en el gobierno. Prac­ti­ca, de hecho, un nega­cio­nis­mo sis­te­má­ti­co: afir­ma que la eco­no­mía va bien, que la pan­de­mia está en su fase final, que no hay inter­cam­bio de favo­res con el «cen­trao«, que el mili­tar que está en el minis­te­rio de salud es uno de los mejo­res que ha esta­do ahí, que se está cum­plien­do el limi­te de gas­to, que su reelec­ción res­pon­de a las nece­si­da­des del país, que el con­trol de la poli­cía y otros órga­nos del Esta­do para defen­der a sus hijos y a sí mis­mo, es una con­duc­ta legí­ti­ma, etc, etc.

El mis­mo que fue ele­gi­do por la men­ti­ra y se per­ca­tó de que la men­ti­ra vale la pena, gobier­na con la men­ti­ra y cree en la men­ti­ra, o al menos en su efec­ti­vi­dad. La ver­dad, la cien­cia y la polí­ti­ca como defen­sa de los intere­ses públi­cos, la demo­cra­cia, fue­ron derro­ta­dos y Bol­so­na­ro fue ele­gi­do y repre­sen­ta esta derrota.

En estos momen­tos, esa far­sa lle­gó a cotas extre­mas de peli­gro­si­dad debi­do a que pro­vo­ca cien­tos de muer­tes por día y miles de muer­tes por mes. El gobierno pen­só que no era nece­sa­rio desa­rro­llar polí­ti­cas de pre­ven­ción y con­ten­ción para fre­nar la pan­de­mia, ya que la cla­ve sería el cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co y la crea­ción de empleo. No hizo ni lo uno ni lo otro.

El gobierno creía en la inmu­ni­dad de reba­ño y espe­ra­ba que a pesar de que habría miles de muer­tos, lle­ga­ría un momen­to en el que todos se inmu­ni­za­rían, natu­ral­men­te, sin que el gobierno hicie­ra nada. La men­ti­ra pre­va­le­ce en el cinis­mo y la hipo­cre­sía del pre­si­den­te, que no reco­no­ce a las víc­ti­mas mor­ta­les, lle­gan­do inclu­so a bro­mear con sus fami­lias sobre esas muer­tes. Se impo­ne la men­ti­ra de que la gene­ra­li­za­ción del acce­so y uso de armas favo­re­ce la defen­sa de las per­so­nas fren­te a la vio­len­cia y no exac­ta­men­te su contrario.

En la medi­da que este gobierno fue ele­gi­do median­te men­ti­ras y es un gobierno que se basa en la men­ti­ra, la derro­ta de Bol­so­na­ro y la res­tau­ra­ción de la demo­cra­cia repre­sen­tan la res­tau­ra­ción de la ver­dad y la cien­cia, la jus­ti­cia, la paz y el res­pe­to a los intere­ses de la gran mayo­ría de los bra­si­le­ños; no en vano, este gobierno es el rei­no de la men­ti­ra, la injus­ti­cia, la arbi­tra­rie­dad y los méto­dos e intere­ses de las milicias.

(Foto: Bol­so­na­ro duran­te el acto de Ora­ción por la Nación, cele­bra­da por Joe­ser Cruz San­tia­go. Cré­di­to: Mar­cos Corrêa)

Fuen­te: Rebelión

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