Pen­sa­mien­to crí­ti­co. Uri­bis­mo y Covid, las pan­de­mias que azo­tan a Colombia

Por Gus­ta­vo Bolí­var Moreno. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 26 de octu­bre de 2020.

A comien­zos de este año 2020, cuan­do la pan­de­mia irrum­pió en el mun­do ente­ro, sin avi­sar, sin pedir per­mi­so, sin dar­nos tiem­po a pre­pa­rar­nos, el mun­do empe­zó a expe­ri­men­tar unos cam­bios extre­mos que a muchos espan­ta­ron, a algu­nos lle­na­ron de pesi­mis­mo y a otros tan­tos, entre los que me cuen­to yo, nos lle­nó de esperanza.

Cie­los des­pe­ja­dos, aguas cris­ta­li­nas, fábri­cas en rece­so, avio­nes par­quea­dos o mejor, amon­to­na­dos en las pis­tas de ate­rri­za­je del mun­do ente­ro y más de la mitad del par­que auto­mo­tor mun­dial en quie­tud (unos 600 millo­nes de autos) hicie­ron que la con­ta­mi­na­ción ambien­tal del pla­ne­ta dis­mi­nu­ye­ra, exac­ta­men­te la cifra anual que nece­si­ta­mos redu­cir de aquí a 2.050 para cum­plir las metas para evi­tar el cam­bio cli­má­ti­co. Según un artícu­lo de la revis­ta Natu­re Com­mu­ni­ca­tions, entre el 1 de enero de 2019 y el 1 de sep­tiem­bre del mis­mo año, los terrí­co­las expul­sa­mos dia­ria­men­te 94.19 millo­nes de tone­la­das de CO2 a la atmós­fe­ra, mien­tras que en el mis­mo perío­do de 2020, ya con pan­de­mia, esas emi­sio­nes fue­ron de 87.9 millo­nes de tone­la­das dia­rias. Es decir una reduc­ción del 7.12%.

La pan­de­mia nos está qui­tan­do vidas pero nos las devuel­ve por otro lado pues, a pesar del estre­pi­to­so núme­ro de víc­ti­mas que ha deja­do el Covid-19, a la fecha 1.160.000, vemos que esa dis­mi­nu­ción en la emi­sión de gases con­ta­mi­nan­tes arro­ja­rá un supe­rá­vit en tér­mi­nos de vidas sal­va­das ya que, según esti­ma­cio­nes de la OMS, la con­ta­mi­na­ción atmos­fé­ri­ca cobra la vida de 4.2 millo­nes de per­so­nas cada año.

Pode­mos agre­gar a esa cifra los 3.2 millo­nes de seres huma­nos que mue­ren anual­men­te por acci­den­tes de trán­si­to, muchos de los cua­les no mori­rán este año por los con­fi­na­mien­tos. La lis­ta es lar­ga. Dis­mi­nui­rán las muer­tes por riñas, las muer­tes por atra­co calle­je­ro, las muer­tes por otras enfer­me­da­des pul­mo­na­res que se evi­ta­ron por el uso del tapa­bo­cas y has­ta las muer­tes por ham­bre dado que la pan­de­mia des­ató olea­das de gene­ro­si­dad en la entre­ga de ali­men­tos por par­te de par­ti­cu­la­res y cam­pa­ñas estatales.

Hubie­ra sido mejor pero las cua­ren­te­nas no dura­ron mucho tiem­po. La pre­sión de la eco­no­mía o mejor, la pre­sión de la mano invi­si­ble de Adam Smith, hizo que los gobier­nos del mun­do, en bue­na par­te aún neo­li­be­ra­les, pusie­ran fin a los con­fi­na­mien­tos, pro­lon­gan­do de mane­ra inde­fi­ni­da la vida al virus.

El dile­ma, eco­no­mía o vida se resol­vió rápi­da­men­te en favor de la eco­no­mía. Decían los eco­no­mis­tas y los gobier­nos nega­cio­nis­tas del virus que sin eco­no­mía mori­rían más per­so­nas de ham­bre que por covid.

Obvia­men­te esta­ban exa­ge­ran­do, pero aun­que les hubie­ra asis­ti­do razón, para eso esta­ban los pre­su­pues­tos esta­ta­les de emer­gen­cia, para sub­si­diar las empre­sas a fin de no que­brar­las, a fin de pro­te­ger los empleos, a fin de per­mi­tir a las per­so­nas con­fi­nar­se sin poner en ries­go sus vidas.

Muchos gobier­nos lo hicie­ron y con mucho éxi­to. Nue­va Zelan­da, por ejem­plo, ha teni­do has­ta hoy 1.934 casos y 25 falle­ci­dos. Pre­ci­sa­men­te por ese mane­jo acer­ta­do de la pan­de­mia, ese país aca­ba de reele­gir a su pre­si­den­ta Jacin­da Ardern, líder pro­gre­sis­ta de izquier­da de tan solo 40 años que lle­gó al poder cuan­do tenía 37.

¿Qué hizo Jacin­da para lograr con­ver­tir tem­po­ral­men­te a su país en un terri­to­rio libre de Covid? Nada extra­te­rres­tre. Solo lo que man­da el sen­ti­do común y el hecho de no estar ata­da a estruc­tu­ras cor­po­ra­ti­vas, finan­cie­ras y/​o clientelistas:

Cerró fron­te­ras con la sola decla­ra­to­ria de pan­de­mia por par­te de la OMS, con­fi­nó a la tota­li­dad de los habi­tan­tes por cua­tro sema­nas, aún sin haber sufri­do un solo falle­ci­mien­to y asis­tió a los con­fi­na­dos con una ren­ta bási­ca sufi­cien­te para sobre­vi­vir ese tiem­po sin nece­si­dad de salir a la calle.

Si com­pa­ra­mos su accio­nar y sus cifras con las de Colom­bia, país récord en apariciones/​hora de su pre­si­den­te en tele­vi­sión, ten­dría­mos que preo­cu­par­nos y mucho por el avan­ce del Covid en nues­tro país:

Nue­va Zelan­da tie­ne 5 muer­tos por millón de habi­tan­tes.
Colom­bia tie­ne 588 falle­ci­mien­tos por millón de habitantes.

Colom­bia solo ha hecho 4.6 millo­nes de prue­bas a sus 51 millo­nes de habi­tan­tes, es decir, 92.430 prue­bas por millón de habitantes.

Nue­va Zelan­da reali­zó has­ta hoy 1.061.000 prue­bas, es decir, 262 mil prue­bas por millón de habitantes.

Pero ate­rri­ce­mos las cifras en un país de pobla­ción simi­lar a la nues­tra. Espa­ña, con 46 millo­nes de habi­tan­tes, tie­ne hoy el mis­mo núme­ro de infec­ta­dos que Colom­bia, a pesar de que vive un resur­gi­mien­to terri­ble de la pan­de­mia. Ambas nacio­nes aca­ban de ingre­sar al exclu­si­vo club de los 8 paí­ses que sobre­pa­san el millón de infec­ta­dos, pero Espa­ña ha rea­li­za­do 15.5 millo­nes de prue­bas, es decir, 331 mil prue­bas por Millón de habitantes.

Esto para con­cluir que si en Colom­bia hubié­ra­mos hecho el mis­mo núme­ro de prue­bas que Espa­ña o Fran­cia, o Nue­va Zelan­da, hoy la cifra ron­da­ría los 4 o 5 millo­nes de infec­ta­dos y sería­mos uno de los tres paí­ses con peo­res cifras. Pero Duque, al ver que con sus medi­das el virus se hacía inata­ja­ble, deci­dió que la mejor mane­ra de apla­nar la cur­va era dejar de hacer el núme­ro de prue­bas nece­sa­rias para crear el cer­co epidemiológico.

¿Por qué no se han hecho más prue­bas? Por nues­tro falli­do sis­te­ma de salud pri­va­ti­za­da. Tene­mos que­jas de miles de per­so­nas, qui­zás cien­tos de miles que se can­sa­ron de pedir una prue­ba a sus EPS. Tuvie­ron el Covid y el tiem­po de espe­ra superó el tiem­po que dura la enfer­me­dad en el cuerpo.

Millo­nes de asin­to­má­ti­cos se cura­ron sin saber que tuvie­ron el virus pero infec­tan­do, sin que­rer, a otros millo­nes. La tra­ge­dia de Colom­bia es la des­in­for­ma­ción. El haber per­di­do la hue­lla de la pan­de­mia. El haber deja­do al mer­ca­do la solución.

Aún así, con estas cifras y el hecho de ser uno de los 8 paí­ses don­de hay más infec­ta­dos y uno de los 10 paí­ses del mun­do con más falle­ci­dos, el gobierno de Iván Duque tie­ne la cara dura de ase­gu­rar, todos los días, duran­te una hora en tele­vi­sión, que Colom­bia es mode­lo en el mane­jo de la pan­de­mia. Men­ti­ra fla­gran­te. Las cifras lo desmienten.

Somos uno de los paí­ses que peor ha mane­ja­do la pan­de­mia y eso sin haber enfren­ta­do un rebro­te infer­nal como lo viven hoy Espa­ña, Fran­cia e Ingla­te­rra con más de 30 mil infec­ta­dos dia­rios en promedio.

Las razo­nes para esta deba­cle de la que ya nadie quie­re hablar en Colom­bia por­que les pare­cen poqui­tos los 30 mil muer­tos o por­que aquí nor­ma­li­za­mos las tra­ge­dias de mane­ra rápi­da, son bási­ca­men­te tres:

No se pro­te­gió el empleo a tiem­po. Cuan­do los decre­tos pre­si­den­cia­les lan­za­ron el sal­va­vi­das del sub­si­dio par­cial a las nómi­nas de las empre­sas, ya era tar­de. 140.000 empre­sas se que­bra­ron antes de la lle­ga­da del auxi­lio y ello con­lle­vó a la pér­di­da de más de cin­co millo­nes de pues­tos de tra­ba­jo. El des­em­pleo lle­gó a ron­dar el 22%. Uno de los más altos del mun­do y hoy está cer­ca del 17%.

Se des­ti­na­ron 4 billo­nes del FOME para aten­der a los empre­sa­rios y suce­dió lo que siem­pre suce­de en un país que por­ta el des­hon­ro­so títu­lo de ser uno de los más des­igua­les de la Tie­rra: entre­ga­ron la mitad de ese dine­ro, unos dos billo­nes de pesos al 0.7% de los empre­sa­rios, es decir a los gran­des empre­sa­rios y se dejó por fue­ra de las ayu­das a los micro empre­sa­rios que son los gene­ra­do­res del 81% del empleo en Colom­bia. Es decir, se esta­ble­ció un sub­si­dio simi­lar, por sus carac­te­rís­ti­cas, al Agro Ingre­so Segu­ro (AIS) que tie­ne hoy en la cár­cel al exmi­nis­tro Andrés Feli­pe Arias.

Pero este no es el Agro Ingre­so Segu­ro 2, no. Este es el Agro Ingre­so Segu­ro 3.

El AIS 2 ya había sido entre­ga­do al comien­zo de la pan­de­mia cuan­do el Gobierno repar­tió sub­si­dios a los empre­sa­rios del agro a tra­vés de FINAGRO. El 94% de estos recur­sos, casi 260 mil millo­nes de pesos, fue­ron a parar, en pocas horas, a manos de los gran­des empre­sa­rios del Agro.

Es una cons­tan­te que el uri­bis­mo quie­ra, a toda cos­ta, bene­fi­ciar a los gran­des empre­sa­rios, a los finan­cia­do­res de sus cam­pa­ñas. Por­que, y abro aquí un parén­te­sis, esto de la finan­cia­ción de cam­pa­ñas se ha con­ver­ti­do en un nego­cio más lucra­ti­vo y ren­ta­ble que el del nar­co­trá­fi­co, la ven­ta de armas o las igle­sias par­ti­cu­la­res. Veamos:

En total, los gran­des empre­sa­rios giran a los par­ti­dos polí­ti­cos en Colom­bia un pro­me­dio de 10 mil millo­nes anua­les, que ade­más des­cuen­tan de impues­tos, pero obtie­nen en exen­cio­nes y bene­fi­cios tri­bu­ta­rios más de 80 billo­nes al año.

Es decir, finan­ciar las cam­pa­ñas de la mitad más uno de los con­gre­sis­tas y el pre­si­den­te de turno, pue­de cos­tar­les a las gran­des empre­sas unos 50 mil millo­nes en los cua­tro años, pero esto les garan­ti­za tasas de tri­bu­ta­ción ridí­cu­las y, ade­más, gober­nar, man­dar, deci­dir, poner de rodi­llas a todo el esta­ble­ci­mien­to, inclui­do el Congreso.

En con­tra­pres­ta­ción los legis­la­do­res, prác­ti­ca­men­te com­pra­dos, les bajan impues­tos, abo­gan para que les adju­di­can los gran­des con­tra­tos de la nación, hacen lobby para gran­jear­les impu­ni­dad, hacen leyes para bene­fi­ciar a sus gre­mios o les otor­gan ven­ta­jas com­pa­ra­ti­vas en las ya coti­dia­nas refor­mas tri­bu­ta­rias. Esto es una vergüenza.

Por eso Duque cedió muy rápi­do a las pre­sio­nes de sus finan­cia­do­res y abrió la eco­no­mía. Tenía­mos 5.700 infec­ta­dos, la mitad de los que tene­mos hoy dia­ria­men­te, cuan­do el pre­si­den­te Duque deci­dió abrir la eco­no­mía a las manu­fac­tu­ras y a la cons­truc­ción a par­tir del 27 de abril del año en cur­so. Los trans­por­tes públi­cos se lle­na­ron de infec­ta­dos. Muy rápi­do la cifra se cuadruplicó.

Lue­go vinie­ron los días sin IVA. Para enton­ces ya había 63.000 infec­ta­dos. Miles de com­pra­do­res se pelea­ban codo a codo los elec­tro­do­més­ti­cos de la cade­na de los Char o los de Alkos­to y Katro­nix cuyos due­ños, exso­cios de Uri­be en la fin­ca la Caro­li­na (céle­bre por apa­re­cer en muchos pro­ce­sos como sede del para­mi­li­ta­ris­mo) fue­ron finan­cia­do­res del NO en el ple­bis­ci­to y de varias cam­pa­ñas del uri­bis­mo, incluí­da la de Duque en 2018.

La cifra se vol­vió a cua­dru­pli­car y ya el virus se hizo incon­te­ni­ble. Y aquí vino la segun­da falla garra­fal: pre­ten­der que la gen­te, en un país don­de la infor­ma­li­dad ron­da el 54%, podía estar con­fi­na­da inde­fi­ni­da­men­te sin que se les solu­cio­na­ran las prio­ri­da­des bási­cas, ahon­da­das por un incre­men­to cruel de las tari­fas de ser­vi­cios públi­cos de las que nadie nos defen­dió por­que esas empre­sas, la mayo­ría pri­va­ti­za­das, tam­bién finan­cian las cam­pa­ñas de nues­tra cla­se política.

La ban­ca­da alter­na­ti­va y con­gre­sis­tas de otros par­ti­dos abo­ga­mos por una ren­ta bási­ca de un sala­rio míni­mo para 9 millo­nes de fami­lias pero no fue posi­ble por­que el gobierno y su ban­ca­da se nega­ron a apro­bar­la. Se excu­sa­ban en la fal­ta de pre­su­pues­to cuan­do más de 25 billo­nes del FOME se mul­ti­pli­ca­ban en la diná­mi­ca de los ban­cos para enri­que­cer más a sus pro­pie­ta­rios y, lo que es peor, el gobierno ofre­cía a Avian­ca, un prés­ta­mo de 374 millo­nes de dóla­res, de dudo­sa recu­pe­ra­ción pues el pre­cio de dicha com­pa­ñía en bol­sa no sobre­pa­sa­ba los 50 millo­nes de dóla­res y sus deu­das suma­ban 6.000 millo­nes de dólares.

A la fecha de hoy el Fome, según el obser­va­to­rio fis­cal de la Uni­ver­si­dad Jave­ria­na, ha des­em­bol­sa­do 14 billo­nes, ape­nas el 55% de los 25.5 billo­nes que tenía y man­tie­ne un sal­do de 11.4 billo­nes. Aún así, el gobierno es taca­ño para des­em­bol­sar 1.4 billo­nes de pesos que cues­ta el sub­si­dio o “matrí­cu­la cero” para cer­ca de 1.1 millo­nes de estu­dian­tes de pre­gra­do y 400 mil millo­nes de pesos para sub­si­diar la matrí­cu­la a 278 mil estu­dian­tes de post­gra­do de ins­ti­tu­cio­nes públi­cas, que, por razo­nes obvias, no pudie­ron pagar sus matrí­cu­las uni­ver­si­ta­rias. Recuer­den que el dine­ro es para los ban­cos y las gran­des empresas.

La ter­ce­ra falla fue la trans­mi­sión de con­fian­za basa­da en cifras enga­ño­sas y men­ti­ras. Más de 150 capí­tu­los lle­va Duque en un reality inter­mi­na­ble, dicién­do­le a los colom­bia­nos que todo está bien, que su minis­tro de salud es el mejor, que esta­mos apla­nan­do la cur­va y que nues­tro mane­jo de la pan­de­mia es admi­ra­ble. Esto rela­jó a la gen­te. Este rela­ja­mien­to tra­jo con­si­go la mul­ti­pli­ca­ción del virus, espe­cial­men­te en los estra­tos 1, 2 y 3, a la pos­tre, los que más muer­tos han apor­ta­do a las estadísticas.

Según el DANE, los estra­tos 1 y 2 apor­ta­ron el 67,6% de los falle­ci­dos y el estra­to 3 el 22%. Es decir, casi 90% de los falle­ci­mien­tos por covid reca­ye­ron en los sec­to­res más pobres de la pobla­ción. Dos moti­vos prin­ci­pa­les: Los par­tes de tran­qui­li­dad dia­rios del pre­si­den­te en tele­vi­sión, hoy vis­ta mayo­ri­ta­ria­men­te por esos estra­tos y el trans­por­te públi­co, cuyos usua­rios tam­bién per­te­ne­cen a esos seg­men­tos de la pobla­ción. Es decir, los ricos tra­je­ron el virus de Euro­pa, lo trans­mi­tie­ron a sus emplea­dos y estos, sin que­rer­lo se encar­ga­ron de mul­ti­pli­car­lo por millones.

Hoy, sin hacer las prue­bas sufi­cien­tes, Colom­bia sobre­pa­sa el millón de infec­ta­dos y todo pare­ce indi­car que lle­ga­re­mos a los dos millo­nes de infec­ta­dos detec­ta­dos (por­que en la prác­ti­ca ya pasa­mos esa cifra) y qui­zás lle­gue­mos a los 50 mil falle­ci­mien­tos. No ate­rrar­se con esa cifra es estar pas­ma­do y más que eso, es acep­tar que la muer­te se que­dó a vivir entre noso­tros, que es bienvenida.

Duque se raja, por don­de lo quie­ran medir. En núme­ro de des­em­plea­dos, en núme­ro de empre­sas que­bra­das, en núme­ro de falle­ci­dos, en endeu­da­mien­to del país, en decre­ci­mien­to de más de 15 pun­tos de la eco­no­mía, en núme­ro de infec­ta­dos, en pér­di­da de miem­bros de la cla­se media que pasa­ron a la pobre­za (casi 15% de la población).

Esto es una catás­tro­fe silen­cio­sa, no pon­de­ra­da como debie­ra ser por la gran prensa.

Mien­tras tan­to apro­ve­cha la pan­de­mia, sigi­lo­sa y maca­bra­men­te para intro­du­cir, a tra­vés de decre­tos de emer­gen­cia, refor­mas labo­ra­les y pen­sio­na­les, para acen­tuar su auto­ri­ta­ris­mo y para man­te­ner cerra­do el Con­gre­so de la Repú­bli­ca, que como orga­nis­mo inde­pen­dien­te y demo­crá­ti­co dejó de exis­tir el pasa­do 21 de octu­bre cuan­do las ban­ca­das del Cen­tro Demo­crá­ti­co, el Par­ti­do Con­ser­va­dor, el par­ti­do Jus­ta libres y varios miem­bros de los par­ti­dos Cam­bio Radi­cal, Libe­ral y de la U, deci­die­ron sal­tar­se el nume­ral 9 del artícu­lo 135 de la Cons­ti­tu­ción Nacio­nal que per­mi­tía al 10% de los sena­do­res citar a moción de cen­su­ra al Minis­tro Car­los Hol­mes Trujillo.

No les impor­tó pre­va­ri­car, con tal de piso­tear con saña a la opo­si­ción. La juga­di­ta, nue­va­men­te, corrió por cuen­ta de los sena­do­res Macías y Hol­guín. Deman­da­re­mos su deli­to y su bur­la ante la jus­ti­cia. Es posi­ble que vol­va­mos a per­der, pero tam­bién es posi­ble que la Cor­te los pon­ga en su sitio y le devuel­va al Con­gre­so la dig­ni­dad per­di­da. Ese “Nido de ratas” solo deja­rá de ser­lo cuan­do los colom­bia­nos eli­jan con­gre­sis­tas que no deban sus cam­pa­ñas a los nar­cos, a los con­tra­tis­tas del Esta­do ni a los cacaos de este país.

Mien­tras tan­to, les pido asu­mir con suma res­pon­sa­bi­li­dad este tur­bu­len­to perío­do que se ave­ci­na. De un lado ata­ca­dos por el virus del Covid-19 en su nue­va ver­sión de rebro­te y por el otro lado por ese cán­cer silen­cio­so y mor­tí­fe­ro que se car­co­me a Colom­bia y la man­tie­ne como un enfer­mo ter­mi­nal lla­ma­do uri­bis­mo. Para supe­rar el pri­me­ro, tapa­bo­cas, dis­tan­cia­mien­to y lava­do de manos y para el segun­do, votos lim­pios, votos cons­cien­tes, votos dig­nos y no lavar­se las manos con votos tibios.

Fuen­tes: Cuar­to de Hora /​/​PaCo­Col

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *