Boli­via. La hora de la defi­ni­ción: Venceremos

Por Jhonny Peral­ta Espi­no­za, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 13 de octu­bre de 2020.

La his­to­ria y el pue­blo boli­viano saben que Mesa repre­sen­ta el fra­ca­so de todos los esque­mas de la dere­cha; saben que la pro­pues­ta de Mesa no será exi­to­sa en las actua­les con­di­cio­nes de cri­sis estruc­tu­ral; saben que Mesa falla­rá por­que es un ser infe­rior al reto que plan­tea en este momen­to la his­to­ria, enton­ces la pre­gun­ta urgen­te es ¿por qué la dere­cha y la emba­ja­da apues­tan por Mesa? ¿por qué todas las empre­sas encues­ta­do­ras (sobor­na­das por la emba­ja­da) poco a poco nos han lle­va­do a este ima­gi­na­rio del empa­te entre Lucho y Mesa? ¿por qué nos quie­ren lle­var a una segun­da vuelta?

Des­de octu­bre del año pasa­do ha corri­do mucha agua, la reali­dad eco­nó­mi­ca, polí­ti­ca, social ha cam­bia­do tan­to, que esos cam­bios han crea­do otras con­di­cio­nes sub­je­ti­vas en la dere­cha y el pue­blo boli­viano; la con­cien­cia, la orga­ni­za­ción, la direc­ción de ambos ban­dos han sufri­do trans­for­ma­cio­nes. La dere­cha ha vis­to redu­cir­se su base polí­ti­ca y cada vez se ha ido ence­rrán­do­se en dis­cur­sos y prác­ti­cas auto­ri­ta­rias: Alto Man­do mili­tar que bus­ca sali­da cruen­ta a la cri­sis polí­ti­ca, com­pra de arma­men­tos, “el MAS per­de­rá las elecciones…aquel que quie­ra des­or­de­nar va a aca­bar en una celda”[1], gru­pos para­mi­li­ta­res sem­bran­do terror y vio­len­cia en varios pun­tos del país, una masa crí­ti­ca de inte­lec­tua­les de la dere­cha que repi­ten has­ta el can­san­cio “voto útil a favor de Mesa”, los medios de comu­ni­ca­ción que defien­den a capa y espa­da la ideo­lo­gía de la oli­gar­quía reac­cio­na­ria. A esto se ha redu­ci­do su pro­pues­ta política.

Por el con­tra­rio, el pue­blo boli­viano ha logra­do cons­truir y mejo­rar con­cien­cia, orga­ni­za­ción y direc­ción, en los blo­queos de agos­to se evi­den­cio que había­mos recu­pe­ra­do fuer­za orga­ni­za­ti­va y fuer­za polí­ti­ca, por­que de la rei­vin­di­ca­ción de la con­vo­ca­to­ria a elec­cio­nes, pasa­mos a la solu­ción de la reac­ti­va­ción eco­nó­mi­ca y parar la cri­sis eco­nó­mi­ca, la solu­ción a la cri­sis sani­ta­ria y edu­ca­ti­va, has­ta la renun­cia de Añez, y toda esta pla­ta­for­ma de lucha se lo hizo con los úni­cos méto­dos de lucha que posee el pue­blo boli­viano: blo­queo de cami­nos y la huel­ga gene­ral inde­fi­ni­da. Esto es lo que no quie­re ver y com­pren­der ese mino­ri­ta­rio gru­po oli­gar­ca auto­ri­ta­rio y racis­ta, no quie­ren res­pon­der­se a la pre­gun­ta fun­da­men­tal: ¿por qué el pue­blo boli­viano es débil en octu­bre-noviem­bre del 2019 y pode­ro­so en agos­to de 2020? Es el mis­mo pue­blo, pero es mucha la dife­ren­cia entre un momen­to y el otro, y esta dife­ren­cia lo deter­mi­nan los acon­te­ci­mien­tos que ocu­rren en el país, las accio­nes polí­ti­cas vio­len­tas de la dere­cha, toda esa ver­bo­rrea que vomi­ta los medios de comu­ni­ca­ción social, la memo­ria lar­ga escri­ta con la san­gre de nues­tros muer­tos, la derro­ta de noviem­bre como fuen­te de apren­di­za­je y, fun­da­men­tal­men­te, la volun­tad por supe­rar erro­res pasados.

De los casi 200 pun­tos de blo­queo en agos­to hemos pasa­do a orga­ni­zar el con­trol social en las mesas elec­to­ra­les para cui­dar y defen­der el voto popu­lar, aho­ra sí pode­mos decir que tene­mos una mili­tan­cia con mís­ti­ca y con­vic­cio­nes, y esto es el resul­ta­do de un hecho colec­ti­vo: la “socia­li­za­ción de las con­duc­tas”, la peda­go­gía de masas. Hoy el pue­blo boli­viano posee una sabi­du­ría adqui­ri­da, que le per­mi­te tener la con­fian­za de que ese saber «sir­ve para vivir y para luchar», y esto le per­mi­te tener con­cien­cia de lo que es capaz de hacer, de vivir y de con­tar; así como está des­te­rran­do prác­ti­cas cau­di­llis­tas, cama­ri­llas cobar­des, depu­ran­do de opor­tu­nis­tas y bus­ca­pe­gas; tam­bién el pue­blo boli­viano des­de aba­jo sabe quié­nes son los enemi­gos de la Nación y está dis­pues­to a luchar por ese sen­ti­mien­to patrio y por sus hijos.

El pue­blo boli­viano ha supe­ra­do con cre­ces esa char­la­ta­ne­ría izquier­do­sa que decía: «sin teo­ría revo­lu­cio­na­ria, no hay prác­ti­ca revo­lu­cio­na­ria», aho­ra se ha demos­tra­do que la teo­ría es el resul­ta­do de la expe­rien­cia de lucha en las calles, en los blo­queos en las carre­te­ras, en las huel­gas, y el pue­blo boli­viano y sus movi­mien­tos socia­les se estás trans­for­man­do no des­de inter­pre­ta­cio­nes teó­ri­cas, sino des­de sus luchas que pro­du­ce con­cien­cia, orga­ni­za­ción y direc­ción, esto es lo que pro­vo­ca y des­pier­ta al ala más feroz y sal­va­je de la dere­cha. Hoy la dere­cha quie­re derro­tar al pue­blo boli­viano median­te el uso de la fuer­za, el frau­de y la men­ti­ra mediá­ti­ca, no tie­ne más armas; mien­tras que los movi­mien­tos socia­les tie­ne como arma el pro­fun­do tra­ba­jo polí­ti­co que se hizo en estos meses, esto es lo que defi­ne la corre­la­ción de fuer­zas polí­ti­cas; mien­tras que la dere­cha ofre­ce repre­sión y un futu­ro incier­to e ines­ta­ble, los movi­mien­tos socia­les ofre­cen esta­bi­li­dad eco­nó­mi­ca, lucha con­tra la des­igual­dad y con­tra el racis­mo, esta es el “alma” que defi­ne y deci­de con­fron­ta­cio­nes polí­ti­cas y revo­lu­cio­nes sociales.

Esta con­vic­ción que poseen los movi­mien­tos socia­les se lla­ma “fuer­za moral”, “gue­rra polí­ti­ca”, es la lucha de cla­ses, que en otras pala­bras es la con­cien­cia polí­ti­ca, algo que debe tomar en cuen­ta esa ros­ca oli­gar­ca racis­ta, por­que aun­que vaya­mos a la con­fron­ta­ción físi­ca con la dere­cha en con­di­cio­nes des­igua­les, por­que la dere­cha tie­ne al Alto Man­do mili­tar y poli­cial, gru­pos para­mi­li­ta­res y pren­sa ama­ri­lla, por enci­ma de todo pri­ma la polí­ti­ca: la con­vic­ción de los movi­mien­tos socia­les de que están hacien­do y defen­dien­do lo jus­to, y que lo hacen en defen­sa de su cla­se, de su raza, que es lo mejor para la patria. En sín­te­sis: el pue­blo boli­viano ha logra­do ganar la men­te de los obre­ros, de los cam­pe­si­nos, de los estu­dian­tes, de las muje­res, de los mine­ros para que con el puño cerra­do se recon­quis­te la demo­cra­cia, la dig­ni­dad, la sobe­ra­nía y la libertad.

La dere­cha que se impo­ne a san­gre y fue­go y que defien­de uno de los pro­yec­tos más reac­cio­na­rios y anti­na­cio­na­les de los últi­mos 40 años, ha toma­do la deci­sión no de exter­mi­nar mili­tar­men­te a una par­te de la pobla­ción como lo hicie­ron Barrien­tos, Ban­zer, Natusch Busch, Gar­cía Meza, sino el obje­ti­vo estra­té­gi­co es decla­rar la inexis­ten­cia del pue­blo demó­cra­ta, o sea, la defi­ni­ti­va ani­qui­la­ción polí­ti­ca del pue­blo como tal, lo que impli­ca un geno­ci­dio polí­ti­co de pro­por­cio­nes inusi­ta­das. Pero este pro­yec­to reac­cio­na­rio tie­ne pro­ble­mas y limi­ta­cio­nes para que sea una reali­dad, pri­me­ro, no hay uni­dad entre la oli­gar­quía racis­ta y las fuer­zas arma­das, por­que una cosa es que el alto man­do mili­tar sea con­ser­va­dor en su esen­cia, esto no quie­re decir que lo sean ofi­cia­les, sub­ofi­cia­les y tro­pa, y si quie­ren hacer uso del mono­po­lio del uso de la fuer­za que tie­ne el Esta­do, la dere­cha tie­ne mucho que pen­sar; segun­do, como decía Zava­le­ta Mer­ca­do “el ejér­ci­to es ya la sín­te­sis del Esta­do”, y pre­ci­sa­men­te esta cri­sis polí­ti­ca, con­du­ce al ejér­ci­to a un esce­na­rio don­de se refle­ja la lucha de cla­ses, y a pesar de que pue­da pre­va­le­cer la ideo­lo­gía reac­cio­na­ria, don­de por enci­ma de todo les obli­guen a defen­der la patria y la demo­cra­cia, hacién­do­les creer que la fuer­za de las armas pue­de pro­vo­car la debi­li­dad y el mie­do del pue­blo, esto sig­ni­fi­ca pre­pa­rar­se para per­der por­que aho­ra el pue­blo y los movi­mien­tos socia­les son más cons­cien­tes de lo mucho que están per­dien­do y per­de­rán con cual­quier gobierno de la derecha.

Con segu­ri­dad en estos momen­tos la dis­cu­sión polí­ti­ca en el ejér­ci­to es alta, sabe­mos que esta ofi­cia­li­dad, no es la de Buch, Villa­rroel o Tórrez que cons­ti­tu­yen la excep­cio­na­li­dad del ejér­ci­to, es la ofi­cia­li­dad de la demo­cra­cia ini­cia­da el 82, que actuó en la Gue­rra del gas, en Sen­ka­ta y Saca­ba, don­de impe­ra un con­trol neo­co­lo­nial yan­qui, pero tam­bién, don­de se refu­gia un pen­sa­mien­to nacio­nal popu­lar en los ofi­cia­les y sub­ofi­cia­les que deci­di­rán si el ejér­ci­to, como todo el mun­do, que per­te­ne­ce en pri­mer tér­mino a su pro­pia his­to­ria, aho­ra podrán dar­le otro sig­ni­fi­ca­do y sen­ti­do a su pre­sen­te. En otras pala­bras que el ejér­ci­to comien­ce a res­pe­tar, ayu­dar, defen­der al pue­blo, con el fin de ganar su con­fian­za, su afec­to y rea­li­zar una per­fec­ta alian­za entre pue­blo y ejér­ci­to; para de esta mane­ra cons­truir un nue­vo pro­yec­to de con­vi­ven­cia entre estos dos suje­tos, basa­do exclu­si­va­men­te en el afec­to y el apo­yo de su pue­blo, que es la fuen­te inago­ta­ble del poder de los militares.

Hoy la Nación, los y las ciu­da­da­nas, los movi­mien­tos socia­les están en pro­ce­sos de trans­for­ma­ción pro­fun­dos y com­ple­jos, las expe­rien­cias polí­ti­cas y socia­les están pro­vo­can­do la amplia­ción del espa­cio moral de for­ma colec­ti­va en todos los sec­to­res y cla­ses socia­les, así esa moral que la cons­tru­yen los suje­tos res­pon­den a deter­mi­na­dos intere­ses, por esta razón la moral es un valor humano colec­ti­vo estra­té­gi­co para afron­tar cual­quier bata­lla. Y si nos pre­gun­ta­mos cómo está la moral de la dere­cha y de los movi­mien­tos socia­les, lo que que­re­mos saber es qué tipo de rela­cio­nes están esta­ble­cien­do den­tro de la dere­cha y den­tro de los movi­mien­tos socia­les, y saber en últi­ma ins­tan­cia la toma de con­cien­cia que cada cla­se social está hacien­do en torno a su reali­dad: en con­cre­to, la expe­rien­cia nos da la cer­te­za de saber dón­de esta­mos para­dos y esto al menos dota de dig­ni­dad a los movi­mien­tos socia­les, por­que la oli­gar­quía racis­ta todo a enten­der que nun­ca ha com­pren­di­do nues­tra reali­dad y solo quie­re impo­ner­se por la fuer­za pura y dura.

Hoy el pue­blo boli­viano posee con­cien­cia, orga­ni­za­ción, direc­ción, uni­dad, fac­to­res fun­da­men­ta­les para afron­tar estas bata­llas polí­ti­cas, y esto es pro­duc­to de la derro­ta de noviem­bre, de asu­mir los erro­res come­ti­dos, de la bar­ba­rie racis­ta ejer­ci­da por la dere­cha, se está superan­do esa polí­ti­ca enve­je­ci­da reser­va­da a un gru­po de “polí­ti­cos pro­fe­sio­na­les”, aho­ra la polí­ti­ca es una prác­ti­ca colec­ti­va don­de la uni­dad como acción polí­ti­ca se refle­ja en una con­fron­ta­ción ideo­ló­gi­ca que es la lucha de las creen­cias, ideas y valo­res, para des­pués gene­rar accio­nes colec­ti­vas. Los movi­mien­tos socia­les van com­pren­dien­do que “no es momen­to de espí­ri­tus peque­ños y mez­qui­nos”, como decía Mariá­te­gui, es el momen­to de la uni­dad com­ba­ti­va que no repa­ra en sacri­fi­cios ni descansos.

La dere­cha está equi­vo­ca­da al pen­sar que el voto popu­lar per­te­ne­ce a los diz­que cau­di­llos masis­tas, los movi­mien­tos socia­les pien­san y sien­ten, aun­que no lo crea la dere­cha, y a par­tir de la defen­sa del voto popu­lar, en los movi­mien­tos socia­les se está parien­do una nue­va rela­ción polí­ti­ca de un com­pa­ñe­ris­mo autén­ti­co y, con esto se cae otra teo­ría, en la medi­da en que nos hicie­ron hacer creer que en el ser humano hay algo que le incli­na a la polí­ti­ca por “esen­cia”, pero esto no es así, la polí­ti­ca nace en la rela­ción entre los seres huma­nos, o sea la polí­ti­ca es una rela­ción social; y la polí­ti­ca que se mate­ria­li­za­rá el 18 de octu­bre será una polí­ti­ca de mucha orga­ni­za­ción, dig­ni­dad, con­cien­cia y moral. A tomar en cuen­ta la oli­gar­quía racis­ta y violenta.

*Ex mili­tan­te Fuer­zas Arma­das de Libe­ra­ción Zára­te Willka

Itu­rria /​Fuen­te

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