Chi­le. Cami­la Valle­jo, pirue­tas chilenas

Por Geral­di­na Colot­ti, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 18 sep­tiem­bre 2020.-

Atrás que­da­ron los tiem­pos en que Cami­la Anto­nia Ama­ran­ta Valle­jo con­quis­ta­ba las por­ta­das de los perió­di­cos, como una joven “pasio­na­ria” chi­le­na. Fue en 2011. Cami­la, mili­tan­te de las Juven­tu­des Comu­nis­tas (ala juve­nil del PC chi­leno), fue una de las prin­ci­pa­les diri­gen­tes del movi­mien­to estu­dian­til que puso en jue­go duran­te meses el pri­mer gobierno del pre­si­den­te-empre­sa­rio Sebas­tián Piñera.

En las elec­cio­nes par­la­men­ta­rias de 2013 fue ele­gi­da dipu­tada en las filas del PCCh, den­tro de la coa­li­ción de Bache­let, Nue­va Mayo­ría. El año ante­rior, la revis­ta esta­dou­ni­den­se News­week la había inclui­do entre las «150 Fear­less Women” muje­res intré­pi­das, o «sin miedo».

Y Cami­la real­men­te pare­ció tener cora­je, has­ta el pun­to de desa­fiar a mode­ra­dos y con­for­mis­tas de su pro­pia coa­li­ción, decla­ran­do, en nume­ro­sas entre­vis­tas, su apo­yo al socia­lis­mo boli­va­riano en Vene­zue­la y al des­plie­gue de los paí­ses del ALBA, des­de el pun­to de vis­ta de una Patria Gran­de para Amé­ri­ca Latina.

Una la otor­gó el día en que Miche­lle Bache­let asu­mió la pre­si­den­cia, en 2014. Denun­ció la vio­len­cia fas­cis­ta con­tra Madu­ro, por par­te de quie­nes, tan­to en su país como en Euro­pa, fue­ron pre­sen­ta­dos como «mani­fes­tan­tes pací­fi­cos», y que acu­sa­ron al gobierno socia­lis­ta de vio­lar los dere­chos humanos.

Hoy, sin embar­go, la com­pa­ñe­ra Valle­jo pare­ce haber cam­bia­do de opi­nión, como se des­pren­de cada vez más de las decla­ra­cio­nes rea­li­za­das en los últi­mos años con­tra Nico­lás Madu­ro. Uno de sus men­sa­jes de twit­ter sobre el infor­me de una lla­ma­da comi­sión inde­pen­dien­te de la ONU con­tra Vene­zue­la, hoy, ha des­per­ta­do muchas reac­cio­nes en las redes socia­les. Valle­jo ya había comen­ta­do de igual mane­ra cuan­do la expre­si­den­ta Miche­lle Bache­let, aho­ra Alta Repre­sen­tan­te para los Dere­chos Huma­nos en la ONU, pre­sen­tó el resul­ta­do de su informe.

Una rela­ción ya muy des­equi­li­bra­da, pues omi­tió por com­ple­to los tes­ti­mo­nios reco­gi­dos por las víc­ti­mas de la vio­len­cia fas­cis­ta, inclu­so de comu­ni­da­des indí­ge­nas ente­ras, agre­di­das con armas duran­te el inten­to de inva­sión a Vene­zue­la, orga­ni­za­do por Guai­dó y Esta­dos Uni­dos con el pre­tex­to de traer «ayu­da humanitaria».

Sin embar­go, ese infor­me al menos reco­no­ció los efec­tos devas­ta­do­res de las medi­das coer­ci­ti­vas uni­la­te­ra­les impues­tas por Esta­dos Uni­dos, Euro­pa y los paí­ses del lla­ma­do Gru­po de Lima, del que for­ma par­te el Chi­le de Piñe­ra. «El uso de san­cio­nes por pode­res exter­nos para derro­car a un gobierno elec­to vio­la todas las nor­mas del dere­cho inter­na­cio­nal», había escri­to el exper­to inde­pen­dien­te de la ONU, Idriss Jazairy, entre­gan­do su infor­me a Bache­let a fina­les de enero 2019.

La cues­tión es que, en la lógi­ca de las «auto­pro­cla­ma­cio­nes» que pre­ten­den crear ins­ti­tu­cio­nes arti­fi­cia­les den­tro de las ofi­cia­les, para impo­ner «de fac­to» las deci­sio­nes de esos «pode­res exter­nos» que men­cio­na Jazairy, las cosas tenían que vol­ver a dar un giro más sinies­tro, aún más «posi­cio­na­do».

Y, por tan­to, aquí es que el arti­fi­cial Gru­po de Lima, a su vez fru­to de una auto­pro­cla­ma­ción, ha tra­ta­do de pro­te­ger los intere­ses del «auto­pro­cla­ma­do» vene­zo­lano, Juan Guai­dó, y ha desig­na­do una comi­sión «inde­pen­dien­te» de tres «exper­tos» , para inves­ti­gar los hechos de 2014, aque­llos sobre los que Valle­jo había expre­sa­do otra opinión.

Más. Uno de los tres exper­tos es el chi­leno Fran­cis­co Cox. Un cono­ci­do abo­ga­do pena­lis­ta ya ele­gi­do por el expre­si­den­te mexi­cano Enri­que Peña Nie­to para for­mar par­te de la comi­sión inter­na­cio­nal de inves­ti­ga­ción por la des­apa­ri­ción de los 43 estu­dian­tes de Ayotzi­na­pa. Un nom­bre muy con­tro­ver­ti­do, en Chi­le, por la izquier­da, por su defen­sa de Piñe­ra fren­te a las acu­sa­cio­nes de haber vio­la­do gra­ve­men­te los dere­chos huma­nos, tam­bién rea­li­za­das por la Ofi­ci­na del Alto Comi­sio­na­do de la ONU.

Tan­to es así que, en 2019, un gru­po de juris­tas reco­no­ci­dos había diri­gi­do una car­ta públi­ca a Bache­let, expre­sán­do­se en estos tér­mi­nos: «Fran­cis­co Cox, defen­sor de Jovino Novoa, sub­se­cre­ta­rio gene­ral del gobierno duran­te la dic­ta­du­ra cívi­co-mili­tar de Augus­to Pino­chet, acu­sa­do de deli­tos tri­bu­ta­rios, defen­sor de los intere­ses de la minis­tra Cubi­llos y aso­cia­do del exmi­nis­tro de Jus­ti­cia del pre­si­den­te Sebas­tián Piñe­ra, care­ce de obje­ti­vi­dad en sus aná­li­sis al ejer­cer el papel de defen­sor polí­ti­co del actual gobierno, cuan­do sim­ple­men­te nie­ga gra­ves vio­la­cio­nes a los dere­chos huma­nos y una posi­ble res­pon­sa­bi­li­dad del máxi­mo man­da­ta­rio». Afir­ma­cio­nes que – con­ti­núan los juris­tas – «nie­gan la gra­ve­dad y dimen­sio­nes de las vio­la­cio­nes de dere­chos huma­nos per­pe­tra­das por agen­tes esta­ta­les de orga­ni­za­cio­nes jerár­qui­cas, que como deli­tos de Esta­do han sido con­cre­ta­men­te resal­ta­das por quie­nes labo­ran coti­dia­na­men­te en la defen­sa de los dere­chos huma­nos de gru­pos vul­ne­ra­bles, así como por los orga­nis­mos e ins­ti­tu­cio­nes inter­na­cio­na­les que veri­fi­ca­ron los deli­tos denun­cia­dos, con­fir­ma­do tam­bién por los con­ti­nuos infor­mes y cifras que publi­ca el Minis­te­rio Públi­co de Chi­le y el Ins­ti­tu­to Nacio­nal de Dere­chos Humanos».

La Cor­te Penal Inter­na­cio­nal ‑decla­ró Cox- no debe «meter la nariz» en Chi­le, por­que el pre­si­den­te no debe ser acu­sa­do. Por otro lado, el abo­ga­do pena­lis­ta se expre­só de mane­ra muy dife­ren­te hacia el pre­si­den­te Madu­ro y los líde­res boli­va­ria­nos, pro­du­cien­do un infor­me sin fuen­tes direc­tas, ya que la comi­sión no fue reco­no­ci­da por el gobierno boli­va­riano, y no pudo – a dife­ren­cia de que la de Bache­let – visi­tar los luga­res acusados.

Por tan­to, las des­crip­cio­nes pro­por­cio­na­das son abso­lu­ta­men­te ses­ga­das, pro­ve­nien­tes de la dere­cha vene­zo­la­na y de aque­llas ONG que tie­nen que jus­ti­fi­car su exis­ten­cia local­men­te ante sus finan­cia­do­res. Y has­ta aho­ra, nada que decir: es par­te del jue­go polí­ti­co, todos tie­nen su papel. La his­to­ria es la his­to­ria de la lucha de clases.

Al impe­ria­lis­mo y sus secua­ces, el papel de robar los recur­sos de los pue­blos opri­mi­dos por cual­quier medio, como están tra­tan­do de hacer con Vene­zue­la. A las demo­cra­cias bur­gue­sas, la tarea de ador­me­cer las aguas, cam­biar los tér­mi­nos del pro­ble­ma y tra­tar de des­co­no­cer las ins­ti­tu­cio­nes ele­gi­das por el pue­blo, como lo están hacien­do Euro­pa y el «Gru­po de Con­tac­to» con Venezuela.

Pero, ¿no debe­rían las comu­nis­tas como Cami­la tener otro papel? Des­pués de todo, Vene­zue­la no está lejos. Ha habi­do muchas invi­ta­cio­nes a los par­ti­dos pro­gre­sis­tas de Amé­ri­ca Lati­na el año pasa­do: antes de ava­lar las men­ti­ras de esos «pode­res exter­nos» de los que habla­ba el exper­to de la ONU, se podía haber ido y visto.

¿Dón­de se ha ido la valen­tía del pasa­do, cama­ra­da Vallejo?

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