Dani Gallar­do será juz­ga­do en noviem­bre: his­to­ria de otro mon­ta­je policial

Ayer hicie­ron once meses que el joven anda­luz Dani Gallar­do está encar­ce­la­do en Alca­lá-Meco por haber­se mani­fes­ta­do en Madrid en apo­yo de Cata­lu­ña tras la sen­ten­cia del Tri­bu­nal Supre­mo espa­ñol con­tra el pro­ce­so. Gallar­do será juz­ga­do los días 6 y 17 de noviem­bre , y la fis­ca­lía pide que lo con­de­nen a seis años de pri­sión por des­ór­de­nes públi­cos y aten­ta­do con­tra la auto­ri­dad , ade­más de un deli­to leve de lesiones.

Dani Gallardo preso solidaridad Catalunya

El joven fue dete­ni­do por la poli­cía espa­ño­la, que actuó vio­len­ta­men­te con­tra los mani­fes­tan­tes que en Madrid mos­tra­ban su soli­da­ri­dad con Cata­lu­ña el 16 de octu­bre. Des­de enton­ces, está en la cár­cel. Los gru­pos de apo­yo piden cola­bo­ra­cio­nes soli­da­rias para ayu­dar a pagar su defen­sa, con ingre­sos en la cuen­ta ban­ca­ria ES23 2038 2466 6560 0043 4777.

La his­to­ria de otro mon­ta­je policial

La Puer­ta del Sol de Madrid se lle­na con miles de per­so­nas que pro­tes­tan con­tra la sen­ten­cia del Supre­mo. Es 16 de octu­bre y la oscu­ri­dad ha engu­lli­do el cen­tro de la capi­tal espa­ño­la. Ondean ban­de­ras repu­bli­ca­nas entre pro­cla­mas anti­re­pre­si­va y gri­tos de liber­tad. Los anti­dis­tur­bios vigi­lan la con­cen­tra­ción tras los escu­dos y las vise­ras de sus cascos.

Has­ta que alguien da la orden: car­ga, aho­ra; car­ga, ahora.

Los agen­tes se con­vier­ten en som­bras agre­si­vas que per­si­guen los mani­fes­tan­tes. Las botas repi­can con dure­za sobre las ace­ras. Cer­ca de la pla­za de la Villa, en pleno cora­zón del barrio anti­guo, los anti­dis­tur­bios atra­pan una chi­ca. Se lla­ma Elsa y cae al sue­lo entre porrazos.

Ella no debe­ría estar aquí con la cara con­tra el cemen­to mien­tras las porras bus­can pun­tos inde­fen­sos de su cuer­po. Elsa vive en Anda­lu­cía y está en Madrid visi­tan­do un ami­go que se lla­ma Daniel. Él está a pocos metros vien­do la bru­ta­li­dad de la pali­za. Cuan­do inten­ta dete­ner­la tam­bién rue­da por el sue­lo. Guan­tes, cas­cos, porras, botas, gri­tos … Todo se mez­cla. Sólo hay una cer­te­za: el dolor de los golpes.

Daniel y Elsa son dete­ni­dos. El SAMUR los atien­de antes de que los tras­la­den a la Bri­ga­da Pro­vin­cial de Infor­ma­ción de Mora­ta­laz, en el sur­es­te de la ciu­dad. Allí se encuen­tran con varios fun­cio­na­rios poli­cia­les enca­pu­cha­dos. Pasan la noche en el cala­bo­zo, don­de son víc­ti­mas de insul­tos y vejaciones.

Al día siguien­te, el juz­ga­do de ins­truc­ción núme­ro 22 se hace car­go del caso. Elsa es libe­ra­da sin medi­das cau­te­la­res, pero la jue­za Patri­cia Jimé­nez-Alfa­ro ‑hija de un magis­tra­do de la Audien­cia espa­ño­la y de la sala mili­tar del Supre­mo- dic­ta pri­sión pro­vi­sio­nal sin fian­za para Daniel.

La acu­sa de los deli­tos de lesio­nes con­tra un agen­te de la auto­ri­dad, ade­más de aten­ta­do, resis­ten­cia, des­obe­dien­cia y des­ór­de­nes públi­cos. Y la juez argu­men­ta que la pri­sión pro­vi­sio­nal es una medi­da nece­sa­ria para evi­tar el ries­go de fuga. Daniel tie­ne 21 años y vive y tra­ba­ja en Geta­fe, don­de com­par­te piso.

En el auto, Jimé­nez-Alfa­ro no hace caso de los argu­men­tos de la defen­sa y fun­da­men­ta el encar­ce­la­mien­to en los ates­ta­dos poli­cia­les. Según la poli­cía, el joven iba arma­do con un palo con dos lla­ves y gol­peó dos veces la cabe­za del agen­te que dete­nía Elsa. Nadie se pre­gun­ta de dón­de sale el palo y por qué un chi­co sin ante­ce­den­tes va arma­do a una con­cen­tra­ción pacífica.

No hay tes­ti­gos. Es la pala­bra de los chi­cos con­tra la de los anti­dis­tur­bios. Y la balan­za se incli­na hacia los cas­cos, los escu­dos y las porras.

La magis­tra­da no hace caso de los infor­mes médi­cos. Según el SAMUR, el agen­te heri­do por los gol­pes de palo fue encon­tra­do a las 21.30 en la Puer­ta del Sol. En cam­bio, Elsa y Daniel, una vez dete­ni­dos, fue­ron aten­di­dos una hora des­pués en la calle del Rollo, a más de medio kiló­me­tro de don­de se había hecho la con­cen­tra­ción. Ni Jimé­nez-Alfa­ro ni la fis­ca­lía no tie­nen en cuen­ta que el rela­to poli­cía­co agrie­ta por esta incon­gruen­cia en el espacio-tiempo.

Fuen­tes de la defen­sa denun­cian a Vila­Web la debi­li­dad de los indi­cios que fun­da­men­tan la pri­sión pro­vi­sio­nal y cri­ti­can las for­mas de la magis­tra­da, que publi­có el auto de pri­sión sólo diez minu­tos des­pués de haber toma­do decla­ra­ción a Daniel. ‘Hace pen­sar que ya esta­ba redac­ta­da’, lamen­tan. Dadas estas irre­gu­la­ri­da­des, han deci­di­do pre­sen­tar una ape­la­ción en una ins­tan­cia supe­rior, la Audien­cia pro­vin­cial. Los pla­zos, sin embar­go, no son cla­ros. Y mien­tras tan­to, en Daniel ya acu­mu­la una vein­te­na de días entre los barro­tes de Alca­lá Meco.

Fuen­te: www​.vila​web​.cat

Francisco Vílchez

Andaluz de Granada (1980). Grado en Humanidades en la UGR. Pluriempleado en el sector servicios y aficionado a hablar de lo que la prensa no dice ni pío.

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