Argen­ti­na. Un DNU en el camino correcto

Por Sebas­tián Ramí­rez, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 28 de agos­to de 2020.

Inter­net, celu­la­res y TV por cable pasan a ser ser­vi­cios públi­cos y esen­cia­les. Sus tari­fas se con­ge­lan has­ta el año que vie­ne. Y los aumen­tos a futu­ro debe­rán ser con­sen­ti­dos por el Ente Nacio­nal de Comu­ni­ca­cio­nes (ENACOM). Tal el con­te­ni­do del DNU fir­ma­do por Alber­to Fer­nán­dez con fecha 21 de agosto.

La medi­da es deci­di­da­men­te jus­ta. Un freno a la vora­ci­dad de los mono­po­lios del sec­tor. Acos­tum­bra­dos a mane­jar­se con ganan­cias des­co­mu­na­les. En pocas horas, los Medios des­ata­ron una nue­va cam­pa­ña (y van…) que inten­ta gene­rar opi­nión públi­ca en defen­sa de la “liber­tad de mercado”.

Des­fa­cha­ta­do chan­ta­je
En soli­ci­ta­da a pági­na com­ple­ta, sus­crip­ta por la lla­ma­da indus­tria tec­no­ló­gi­ca en comu­ni­ca­cio­nes des­plie­gan su argu­men­ta­ción:
· “Que si no hay aumen­tos no habrán inver­sio­nes”.
· “Que los usua­rios serán los prin­ci­pa­les per­ju­di­ca­dos por la inevi­ta­ble baja en la cali­dad de los ser­vi­cios”.
· “Que en tales con­di­cio­nes sobra­rán miles de pues­tos de tra­ba­jo direc­tos e indirectos”.

Ador­na­do por pro­fu­sas invo­ca­cio­nes a la cer­ti­dum­bre se les ha esca­pa­do una gra­ví­si­ma con­fe­sión. Estas cor­po­ra­cio­nes nos están admi­tien­do que no ponen un míse­ro cen­ta­vo a ries­go. Que todo el fon­deo se rea­li­za a nues­tra cos­ta. Tan­to para la expan­sión de las redes (que les sig­ni­fi­ca­rá a ellos nue­vos clien­tes) como para la mejo­ra de los servicios.

Come­ten sin­ce­ri­ci­dio. E indi­rec­ta­men­te reve­lan la acti­tud de los con­ce­sio­na­rios de luz y de gas que incum­plen con todos los com­pro­mi­sos con­trac­tua­les en inversiones.

Inten­tan ins­ta­lar el dis­pa­ra­te de que es a noso­tros a quie­nes nos con­vie­ne que ellos ganen más. ¿Espe­ra­rán una ges­ta soli­da­ria con Cla­rín, La Nación, Tele­fó­ni­ca, Tele­com, Cla­ro, Cable­vi­sión? En ges­to de gra­ti­tud qui­zá enca­re­mos una cam­pa­ña bajo el hash­tag “Yo exi­jo pagar­les de más…”

Una soli­ci­ta­da ame­na­zan­te.
Sus fir­man­tes tie­nen ple­na capa­ci­dad para auto­cum­plir sus pro­fe­cías. Bajan­do algu­na palan­qui­ta pue­den pre­ci­pi­tar el colap­so de todo el sis­te­ma. Ven este Poder como vía a la coer­ción. Para el cam­po popu­lar es la con­fir­ma­ción de que esta­mos ante un sec­tor deci­di­da­men­te estra­té­gi­co. Y por tan­to no debe des­can­sar en la impro­ba­ble bue­na volun­tad de cor­po­ra­cio­nes globales.

En la soli­ci­ta­da des­ta­can dos fir­man­tes: la Cáma­ra de Comer­cio de los EEUU en la Argen­ti­na (AmCham) y Hua­wei. Yan­quis y chi­nos están tren­za­dos en mil bata­llas por la pri­ma­cía en la 5G. Y, des­de ya, por alzar­se para sí con el prin­ci­pal jirón de nues­tra sobe­ra­nía. Pero cuan­do se tra­ta de cas­ti­gar­nos por la “inso­len­cia” del DNU, no hacen asco en com­par­tir el apriete.

“Estos son mis pre­cios…, si no les gus­tan ten­go estos otros”
Gra­cias Grou­cho. Para­fra­sea­mos tu sen­ten­cia. Nos vie­ne de ani­llo al dedo para refe­rir­nos a una de las tre­tas comer­cia­les “nor­ma­les” en el sec­tor. Por supues­to que entre pre­cios y cos­tos (ope­ra­ti­vos y amor­ti­za­cio­nes de la infra­es­truc­tu­ra) no exis­te la menor correlación.

Los pre­cios se basan en el vie­jo tru­co de “si pasa, pasa”. Millo­nes de usua­rios pagan­do sobre­pre­cios que son “boni­fi­ca­dos” al solo inten­to de que­jar­te. Tan­to los celu­la­res como los abo­nos de cable reco­no­cen múl­ti­ples valo­res dife­ren­tes para las mis­mas pres­ta­cio­nes. Éstos depen­den del toma y daca de una “nego­cia­ción”. Ni te cuen­to los des­cuen­tos que se pue­den con­se­guir ante el ama­gue de cam­biar de proveedor.

Esta dis­cre­cio­na­li­dad des­nu­da la natu­ra­le­za pira­tes­ca de estos monopolios.

Bien­ve­ni­do el DNU
Lle­na un vacío. Ni en la Ley de Emer­gen­cia Públi­ca de diciem­bre de 2019, ni en las dis­po­si­cio­nes toma­das al ini­cio de la cua­ren­te­na se había legis­la­do res­pec­to estos rubros.

Tam­po­co se han pues­to freno a Ban­cos y Far­ma­céu­ti­cas. Otros dos sec­to­res igual­men­te crí­ti­cos. Vea­mos sino:
· Los atro­pe­llos del sec­tor finan­cie­ro han sido una cons­tan­te. En las con­di­cio­nes de pan­de­mia con más la cri­sis eco­nó­mi­ca no han deja­do mali­cia por come­ter. Reta­cea­ron cré­di­tos que con­ta­ban con garan­tía esta­tal. Los intere­ses a la mora de las tar­je­tas… un ver­da­de­ro escán­da­lo. Mien­tras tan­to, con­ti­núa el opí­pa­ro taxí­me­tro de las Leliq que les gene­ró en estos meses des­co­mu­na­les uti­li­da­des.
· Los Labo­ra­to­rios medi­ci­na­les, muchos de ellos extran­je­ros, se rela­men con el nego­cio del Covid. Vie­nen de lejos impo­nien­do pre­cios arbi­tra­rios para medi­ca­men­tos de alta deman­da. Como el PAMI y las Obras Socia­les absor­ben par­te de ese valor, los con­si­guien­tes sobre­cos­tos son un fac­tor prin­ci­pa­lí­si­mo de sus penu­rias eco­nó­mi­cas. Otro tan­to ocu­rre con las Pre­pa­gas. Pero en este caso éstas tras­la­dan el gas­to a los asociados.

¿Hay quién pue­da dudar de la con­di­ción de esen­cia­les de Ban­cos y Labo­ra­to­rios? Urge enton­ces emi­tir otro DNU disponiéndolo.

Masi­fi­ca­ción
En 1990 había menos de 3 millo­nes de telé­fo­nos fijos. Hoy exis­ten 62,5 millo­nes de celu­la­res acti­vos (para tan solo tres ope­ra­do­ras). Núme­ros duros que gra­fi­can el tama­ño de la acti­vi­dad, su con­ti­nua­do cre­ci­mien­to. Un fas­tuo­so nego­cio de las tele­fó­ni­cas y sus asociadas.

Cable­vi­sión infor­ma 3.600.000 de cone­xio­nes (media­dos de 2018). Net­flix 200 millo­nes de abo­na­dos en el mun­do. Nin­gu­na de estas com­pa­ñías pare­cie­ra ser una PYME.

Las dis­tin­tas empre­sas del sec­tor son, ade­más, pode­ro­sos arie­tes en la con­for­ma­ción de opi­nión publi­ca. Y como tal, ins­tru­men­tos para la per­sis­ten­cia de las peo­res des­igual­da­des e injusticias.

La super­es­truc­tu­ra
Se nos pre­sen­tan como cán­di­das ove­ji­tas pero son dilec­tos inte­gran­tes de las cla­ses domi­nan­tes. Y, ade­más, sus habi­tua­les voce­ros. Los Medios (dia­rios, TVs, radios) son la fuer­za de cho­que del Poder en la dispu­ta político-ideológica-cultural.

La gran Pren­sa es una de las ins­ti­tu­cio­nes de la super­es­truc­tu­ra. Com­par­te con las Fuer­zas Repre­si­vas la tarea de per­pe­tuar el domi­nio de una mino­ría sobre las inmen­sas mayorías.

Fija­do un obje­ti­vo dece­nas de agen­tes de influen­cia comien­zan a gol­pe­tear sobre los mis­mos cla­vos. Ampa­ra­dos en la sos­pe­cha­ble “pure­za” del perio­dis­mo corren como regue­ro de pól­vo­ra los señue­los ela­bo­ra­dos en las usi­nas domi­nan­tes. Crea­ti­vas varia­cio­nes, repe­ti­das una y otra vez.

Los cam­peo­nes de la Pren­sa “libre” defi­nen qué se publi­ca y qué ni siquie­ra exis­te. Deci­dir sobre los con­te­ni­dos es un arma humean­te en manos de los enemi­gos del Pue­blo y la Nación. Fun­cio­na­les al coro des­ti­tu­yen­te de los Macri, Pichet­to, Bulrich.

Palo por que bogas, palo por­que no bogas
¿Sub­es­ti­mar al enemi­go? ¡¡¡Jamás!!! Menos aún en un terreno en el que éste cuen­ta con sofis­ti­ca­dos ins­tru­men­tos de difu­sión de sus “men­sa­jes”. Cabal­ga ade­más en la corrien­te de la ideo­lo­gía domi­nan­te. A ellos les vale tan­to la des­in­for­ma­ción como el pasatismo.

El Poder ha logra­do influen­ciar a sec­to­res del cam­po popu­lar. Y neu­tra­li­zar a otros tan­tos. Para con­tra­rres­tar sus cam­pa­ñas debe­mos abun­dar en el carác­ter incon­ci­lia­ble de los intere­ses que defien­den Ellos y los que expre­sa­mos las gran­des mayo­rías nacio­na­les y populares.

El Gobierno tam­bién debe esme­rar­se con argu­men­ta­cio­nes de fon­do. No vale bana­li­zar la nece­si­dad y urgen­cia del DNU median­te fun­da­men­tos ingenuos.

Emban­de­ra­dos en el ban­de­ra­zo
No se per­die­ron una. Sabo­tea­ron la cua­ren­te­na. Macri, que nos dejón una super­cri­sis, es aho­ra el ada­lid de la eco­no­mía. Los de la “liber­tad” de usar o no usar bar­bi­jo. Los defen­so­res de Vicen­tin ocul­tan­do las esta­fas (por­que, la pro­pie­dad pri­va­da no se toca). Los que se sola­zan con la inse­gu­ri­dad. Los que aho­ra se acuer­dan de los pobres y los jubi­la­dos. Los que fes­te­jan la Argen­ti­na endeudada.

¿Lla­ma­rán a un ban­de­ra­zo en defen­sa del ava­sa­lla­do Mag­net­to? No es una opción bajar­le el pre­cio al deba­te. Hacer­se el dis­traí­do es garan­ti­zar­les impu­ni­dad en uno de los arie­tes del sojuzgamiento.

El Her­mano Gran­de vigi­la
Hoy estreno mi nue­va aspi­ra­do­ra hoga­re­ña: el apa­ra­te­jo hace un exhaus­ti­vo mapeo de la vivien­da. La siguien­te vez, el arte­fac­to repa­sa­rá la casa sin cho­car­se con una pata de mesa, una silla, la pared. ¿Quién alma­ce­na­rá estos datos? ¿Qui­zá Goo­gle que ya foto­gra­fió el Mun­do (Goo­gle Earth) y cada calle en las gran­des ciu­da­des (Goo­gle Street)? ¿Cómo men­su­rar el des­co­mu­nal Poder que supo­ne tama­ña infor­ma­ción? Cíni­ca­men­te menean el valor de la pri­va­ci­dad. “Yo en mi casa me jun­to con quien quie­ra”. Pero se dis­traen fren­te al cre­ci­mien­to de un sinies­tro Poder que cono­ce nues­tros gus­tos y con­di­cio­na nues­tro consumismo.

La tec­no­lo­gía del 5G y el desa­rro­llo de la Inter­net de las cosas expan­den ese Poder a nive­les des­co­no­ci­dos. Des­de ya que el pro­ble­ma no es la tec­no­lo­gía sino quie­nes la con­tro­lan. Las gran­des poten­cias impe­ria­les se sacan los ojos por defi­nir quien can­ta­rá vic­to­ria en la carre­ra por imple­men­tar esta inno­va­ción. Los Pue­blos debe­mos ter­ciar por­que poco impor­ta en que idio­ma hable el Gran Her­mano. Su pre­do­mi­nio, tam­bién en este cam­po, incre­men­ta­rá las des­igual­da­des y las injus­ti­cias. Todo una temá­ti­ca para reflexionar.

Itu­rria /​Fuen­te

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