Vene­zue­la. Gua­ya­na Ese­qui­ba, un robo, varias Cor­tes y mucha riqueza

Por Mar­co Terug­gi. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 7 de julio de 2020.

La Cor­te Inter­na­cio­nal de Jus­ti­cia en La Haya ini­ció el deba­te para deci­dir si es com­pe­ten­te para tra­tar la soli­ci­tud de Guya­na res­pec­to al terri­to­rio cono­ci­do como el Ese­qui­bo, en dispu­ta con Vene­zue­la. ¿Qué hay detrás de esa soli­ci­tud? ¿Por qué en este momen­to y qué está en juego?

El Rei­no Uni­do fue uno de los mayo­res impe­rios en el pasa­do recien­te. Hizo y des­hi­zo car­tas, fron­te­ras, divi­dió nacio­nes, dejó pro­me­sas, con­flic­tos, dolor, y se lle­vó rique­zas. Amé­ri­ca Lati­na no esca­pó a sus movi­mien­tos de robo y asal­to, enga­ños eco­nó­mi­cos, siem­pre, o casi, apo­ya­dos por unas mino­ri­ta­rias éli­tes en cada uno de los res­pec­ti­vos países.

Uno de esos encla­ves ha sido obje­to de dispu­ta por par­te de Vene­zue­la duran­te más de un siglo. Antes de ser encla­ve fue robo: el Rei­no Uni­do tomó un terri­to­rio per­te­ne­cien­te a la nacien­te Repú­bli­ca de Vene­zue­la. El corri­mien­to de la línea fron­te­ri­za en favor de la colo­nia del impe­rio, la Guya­na Bri­tá­ni­ca, fue pro­gre­si­vo: 1835, 1840, 1887, 1897.

En 1899 tuvo lugar el Lau­do de París, sin pre­sen­cia de Vene­zue­la. Allí se esta­ble­cie­ron las fron­te­ras a con­ve­nien­cia bri­tá­ni­ca. La repú­bli­ca sud­ame­ri­ca­na per­dió 159.500 kiló­me­tros cua­dra­dos de terri­to­rio en su fron­te­ra este, en la deno­mi­na­da Gua­ya­na Ese­qui­ba o el Ese­qui­bo, por el nom­bre del río que mar­ca la fron­te­ra que recla­ma Venezuela.

«Vene­zue­la cues­tio­nó el Lau­do des­de el mis­mo momen­to en que fue dic­ta­do y, des­de los años 40 del siglo XX, inten­si­fi­có las ges­tio­nes para la reac­ti­va­ción de la recla­ma­ción del Ese­qui­bo«, expli­ca Fleming.

Esa recla­ma­ción tuvo un pun­to cen­tral en 1966 con el Acuer­do de Gine­bra entre Vene­zue­la, el Rei­no Uni­do y la enton­ces Guya­na Bri­tá­ni­ca, don­de se reco­no­cía la exis­ten­cia de una con­tro­ver­sia terri­to­rial. «La sim­ple fir­ma del Acuer­do repre­sen­ta un reco­no­ci­mien­to expre­so de la inva­li­dez de la Sen­ten­cia Arbi­tral de 1899».

Así, pocos meses des­pués de esa fir­ma, al nacer la Repú­bli­ca Coope­ra­ti­va de Guya­na, ya inde­pen­dien­te de Rei­no Uni­do, que­da­ba cla­ro que par­te del terri­to­rio de la nue­va Repú­bli­ca esta­ba en recla­ma­ción. Esa «con­tro­ver­sia pen­dien­te», según lo fir­ma­do, debía ser «amis­to­sa­men­te resul­ta en for­ma que resul­te acep­ta­ble para ambas partes».

Esto últi­mo sig­ni­fi­có, en vis­ta que no hubo acuer­do sobre un meca­nis­mo amis­to­so, que la deci­sión sobre el méto­do de reso­lu­ción fue­ra refe­ri­da al Secre­ta­rio Gene­ral de Nacio­nes Uni­das. Así lo indi­ca­ba el Acuer­do de Gine­bra, y se acu­dió al «méto­do de bue­nos ofi­cios», que duró entre 1988 y 2018.

La opor­tu­ni­dad

El con­flic­to en torno a la Gua­ya­na Ese­qui­ba comen­zó a cobrar mayor ten­sión con la esca­la­da de agre­sio­nes con­tra Vene­zue­la. Una línea de tiem­po mues­tra cómo des­de la asun­ción de Nico­lás Madu­ro como pre­si­den­te en 2013 has­ta la actua­li­dad, tuvo lugar un des­plie­gue de méto­dos de des­es­ta­bi­li­za­ción que debi­li­ta­ron a Venezuela.

Ese esce­na­rio de fra­gi­li­dad fue vis­to como una opor­tu­ni­dad para Guya­na para avan­zar en dos pun­tos cen­tra­les. En pri­mer lugar, otor­gar mayo­res con­ce­sio­nes a empre­sas trans­na­cio­na­les de hidro­car­bu­ros den­tro del terri­to­rio en recla­ma­ción. Uno de los casos más impor­tan­te es el de la esta­dou­ni­den­se Exxon Mobil, que reali­zó nue­vos des­cu­bri­mien­tos de reser­vas petroleras.

En segun­do lugar, abrir una ofen­si­va para lograr su obje­ti­vo cen­tral: el reco­no­ci­mien­to de la demar­ca­ción de fron­te­ras de 1899, el Lau­do que Vene­zue­la con­si­de­ra «nulo e írri­to». Para eso deci­dió lle­var el caso a la Cor­te Inter­na­cio­nal de Jus­ti­cia (CIJ).

«Guya­na apro­ve­chó la actual coyun­tu­ra polí­ti­ca de Vene­zue­la para intro­du­cir su deman­da uni­la­te­ral en la Cor­te. Se fun­da­men­tó en la des­afor­tu­na­da deci­sión del Secre­ta­rio Gene­ral de la ONU de esco­ger el arre­glo judi­cial como méto­do de solu­ción de la con­tro­ver­sia», expli­ca Fleming.

El con­flic­to por el Ese­qui­bo pasó así del «méto­do de bue­nos ofi­cios» a la CIJ, aun­que, Fle­ming seña­la que el Acuer­do de Gine­bra no esta­ble­ce que las par­tes pue­dan deman­dar uni­la­te­ral­men­te o some­ter la con­tro­ver­sia a la Cor­te, sin el con­sen­ti­mien­to del otro Esta­do. Y Vene­zue­la no dio su con­sen­ti­mien­to para que la CIJ arbi­tre sobre el caso.

ste 30 de junio fue la pri­me­ra sesión por video­con­fe­ren­cia de la Cor­te, apro­ba­da espe­cial­men­te para esta audiencia.

Cor­te y objetivos

Vene­zue­la no reco­no­ce a la CIJ. «Nin­gún Esta­do pue­de, uni­la­te­ral­men­te, obli­gar a nues­tro país a reco­no­cer la juris­dic­ción de la Cor­te», ana­li­za Fleming.

«Vene­zue­la nun­ca ha reco­no­ci­do ni ipso fac­to ni a tra­vés de nin­gún con­ve­nio espe­cial la juris­dic­ción obli­ga­to­ria de la Cor­te. Tam­po­co ha fir­ma­do con Guya­na un Acuer­do bina­cio­nal que esta­blez­ca expre­sa­men­te que la con­tro­ver­sia terri­to­rial sobre el Ese­qui­bo deba, en caso de no solu­cio­nar­se por otros medios, ser some­ti­da a la Cor­te Inter­na­cio­nal de Justicia».

Vene­zue­la, si bien for­ma par­te del Esta­tu­to de la Cor­te, tie­ne como posi­ción his­tó­ri­ca no some­ter a la con­si­de­ra­ción de ter­ce­ros —ni árbi­tros, ni cor­tes— los asun­tos rela­ti­vos a su inde­pen­den­cia, sobe­ra­nía e inte­gri­dad terri­to­rial (asun­tos vita­les), «más aún des­pués de haber sido víc­ti­ma de innu­me­ra­bles des­po­jos», comen­ta el exembajador.

Por lo tan­to, la deci­sión del Gobierno vene­zo­lano ha sido no reco­no­cer y no pre­sen­tar­se a la audien­cia ini­cia­da el mar­tes 30 de junio. «La deman­da uni­la­te­ral de Guya­na es impro­ce­den­te y la Cor­te no tie­ne com­pe­ten­cia para tra­tar el asun­to«.

Lo que debe defi­nir la CIJ es su com­pe­ten­cia para deci­dir sobre la soli­ci­tud de Guya­na, que pide vali­dar el Lau­do de 1899, el mis­mo que Vene­zue­la con­si­de­ra «nulo e írri­to», des­co­no­cien­do de esta mane­ra el Acuer­do de Gine­bra de 1966 que daba por invá­li­do el Laudo.

No es la pri­me­ra vez que la CIJ abor­da el tema de su com­pe­ten­cia: este es el caso núme­ro 18 des­de 1954. Tam­po­co es la pri­me­ra opor­tu­ni­dad en que la par­te que no reco­no­ce la juris­dic­ción de la CIJ deci­de no par­ti­ci­par. «Sin embar­go, aun cuan­do no hayan par­ti­ci­pa­do, los Gobier­nos de esos Esta­dos han envia­do sus obser­va­cio­nes a la Cor­te res­pec­to a sus posi­cio­nes nacio­na­les», expli­ca Fle­ming, Vene­zue­la tam­bién lo hizo en esta oportunidad.

De los 17 casos ante­rio­res, la CIJ se decla­ró com­pe­ten­te en ocho, y en nue­ve no. De esos 17, sola­men­te dos tenían que ver con con­tro­ver­sias terri­to­ria­les: en un caso se decla­ró incom­pe­ten­te —Gre­cia y Tur­quía— y en otro com­pe­ten­te —Qatar y Bahréin — .

Posi­bi­li­da­des

Hay varias hipó­te­sis sobre lo que suce­de­rá, según Fleming:

Que la CIJ se decla­re com­pe­ten­te y tra­te la vali­dez del Lau­do y no la con­tro­ver­sia territorial.

«En este sen­ti­do, los argu­men­tos que teó­ri­ca­men­te ten­drían que pre­sen­tar­se son aque­llos que con­fir­man que el Lau­do es nulo e írri­to. Este esce­na­rio es, a mi jui­cio, el peor para Vene­zue­la. Has­ta aho­ra, nin­gún tri­bu­nal inter­na­cio­nal ha inva­li­da­do sen­ten­cias arbi­tra­les en mate­ria territorial».

Que la CIJ se decla­re com­pe­ten­te, pero cam­bie o amplíe el obje­to de la demanda.

«Es posi­ble que la recla­ma­ción terri­to­rial deba ser abor­da­da fren­te a la Cor­te, Vene­zue­la, al igual que Guya­na y Gran Bre­ta­ña en su momen­to siem­pre se opu­sie­ron a ello».

Fle­ming sos­tie­ne que Guya­na con­ti­núa opo­nién­do­se a que su fron­te­ra con Vene­zue­la sea revi­sa­da y rede­fi­ni­da por la Cor­te. «Por eso, tomó la pre­vi­sión de intro­du­cir una deman­da que sólo bus­ca la vali­da­ción del Lau­do de 1899».

La posi­bi­li­dad «más favo­ra­ble para Vene­zue­la», es que la Cor­te decla­re que no es com­pe­ten­te e «ins­te a los paí­ses a resol­ver el dife­ren­do terri­to­rial a tra­vés de otro de los méto­dos de solu­ción pací­fi­ca de controversias».

Según cada resul­ta­do, Vene­zue­la ten­dría varias opcio­nes para su defen­sa. Invo­car, por ejem­plo, el artícu­lo 98 del Esta­tu­to de la Cor­te y pre­sen­tar una deman­da de inter­pre­ta­ción, o invo­car el artícu­lo 99 y pre­sen­tar una revi­sión de fallo, expli­ca Fleming.

«En ambos casos, la Cor­te pue­de decla­rar admi­si­ble la deman­da, e inclu­so podría deci­dir que la admi­te pre­vio cum­pli­mien­to del fallo en cues­tión, por lo que debe­ría dic­tar una pro­vi­den­cia al res­pec­to», agrega.

Se tra­ta enton­ces de una dispu­ta com­ple­ja en un momen­to don­de Vene­zue­la se encuen­tra bajo ase­dio en dife­ren­tes fren­tes. Guya­na bus­ca apro­ve­char esa opor­tu­ni­dad para vali­dar el Lau­do que «res­pon­día a los intere­ses eco­nó­mi­cos de Gran Bre­ta­ña, la pri­me­ra poten­cia de la épo­ca, que bus­ca­ba ase­gu­rar­se el con­trol marí­ti­mo de la zona y sobre el río Orinoco».

Eso mis­mo se repi­te hoy: detrás del avan­ce de Guya­na están los intere­ses de las trans­na­cio­na­les que ya se encuen­tran en el terri­to­rio en recla­ma­ción y bus­can desa­rro­llar inver­sio­nes millonarias.

Por eso una de las peti­cio­nes de Guya­na a la Cor­te es que diga y juz­gue que «Vene­zue­la debe abs­te­ner­se de recu­rrir a la ame­na­za o al uso de la fuer­za con­tra cual­quier per­so­na físi­ca o jurí­di­ca auto­ri­za­da por Guya­na para lle­var a cabo acti­vi­da­des eco­nó­mi­cas o comer­cia­les en el terri­to­rio guyanés».

Así como en el siglo XIX, cuan­do Rei­no Uni­do se apro­pió ile­gal­men­te de par­te del terri­to­rio vene­zo­lano, el asun­to es, otra vez, las rique­zas del terri­to­rio para ser apro­pia­das por poten­cias o empre­sas extranjeras.

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *