Vene­zue­la. Fami­lia Neu­mann: la ven­gan­za de los ricos.

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 12 de julio de 2020.

En los últi­mos días, la emi­sa­ria de Juan Guai­dó en Rei­no Uni­do, Vanes­sa Neu­mann, ha sido nue­va­men­te noti­cia en el pano­ra­ma nacio­nal. Esta vez el foco de aten­ción está dado por las ame­na­zas de muer­te que pro­fi­rió con­tra el pre­si­den­te Nico­lás Madu­ro a tra­vés de su red social Twit­ter y las reac­cio­nes cru­za­das que se gene­ra­ron a par­tir de allí.

Para des­viar la aten­ción, Neu­mann acu­só, sin prue­bas, a varios perio­dis­tas que defien­den a Vene­zue­la de inte­grar una espe­cie de “red cri­mi­nal trans­na­cio­nal” y ase­ve­ró que su empre­sa de aná­li­sis de rie­go, Asym­me­tri­ca, ha envia­do los per­fi­les de los perio­dis­tas al FBI y el Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia de EEUU con un tono abier­ta­men­te amenazante.

En el pasa­do, la emi­sa­ria de Guai­dó en Rei­no Uni­do tam­bién ha sido cen­tro de aten­ción en la polí­ti­ca nacio­nal de Vene­zue­la. En sep­tiem­bre del año pasa­do se fil­tró un audio don­de afir­ma que Guai­dó debe evi­tar el recla­mo sobre el Ese­qui­bo para gran­jear­se la con­ti­nui­dad del apo­yo de la Foreing Offi­ce del Rei­no Unido.

Hace pocos meses, un repor­ta­je del perio­dis­ta cana­dien­se John McE­voy en el medio The Canary des­ve­ló que la inten­ción de Neu­mann de reti­rar el recla­mo de Vene­zue­la sobre el Ese­qui­bo iba mucho más allá. Se tra­ta­ba de una cola­bo­ra­ción mucho más pro­fun­da para bene­fi­ciar los intere­ses polí­ti­cos y eco­nó­mi­cos del Rei­no Uni­do a lar­go plazo.

Según los docu­men­tos públi­cos obte­ni­dos en la inves­ti­ga­ción de McE­voy, Neu­mann y altos fun­cio­na­rios del gobierno bri­tá­ni­co habían ins­ta­la­do una “uni­dad de recons­truc­ción” secre­ta para coor­di­nar accio­nes en el mar­co del cam­bio de régi­men con­tra Vene­zue­la y para favo­re­cer a las com­pa­ñías ingle­sas en un esce­na­rio post-gol­pe, quie­nes con­se­gui­rían un acce­so exclu­si­vo en el mer­ca­do vene­zo­lano y sus sec­to­res estratégicos.

Neu­mann es todo un ícono de los sec­to­res más extre­mis­tas de la polí­ti­ca vene­zo­la­na y con­ti­nen­tal: acu­sa fal­sa­men­te, y de for­ma per­ma­nen­te, a Vene­zue­la de tener víncu­los con Hez­bo­lá, su empre­sa Asym­me­tri­ca tie­ne con­tac­tos en la estruc­tu­ra de las agen­cias de espio­na­je esta­dou­ni­den­se y es una expo­nen­te de la línea dura del gol­pe. Es con­se­cuen­te con lo que quie­re oír la fana­ti­ca­da de la ultra derecha.

La emi­sa­ria de Guai­dó tam­bién sim­bo­li­za los ras­gos anti­ve­ne­zo­la­nos que han con­fi­gu­ra­do his­tó­ri­ca­men­te la men­ta­li­dad de la oli­gar­quía. Vanes­sa Neu­mann es el últi­mo esla­bón de una de las fami­lias más ricas de Vene­zue­la, y su com­por­ta­mien­to des­cri­be con bas­tan­te niti­dez su con­cien­cia de cla­se sin atri­bu­tos nacio­na­les y la for­ma­ción de su abolengo.

La fami­lia Neu­mann repre­sen­ta uno de los gru­pos eco­nó­mi­cos más gran­des del país. En la Oli­gar­quía del dine­ro, Domin­go Alber­to Ran­gel ubi­có a los Neu­mann entre los 12 prin­ci­pa­les gru­pos domi­nan­tes de la eco­no­mía vene­zo­la­na, muy cer­ca de Polar, la fami­lia Del­fino y de los Phelps en cuan­to a patri­mo­nio acu­mu­la­do se refiere.

Hans Neu­mann jun­to a Sofía Ímber. Foto: El Nacional

El caci­que de la fami­lia es Hans Neu­mann (abue­lo de Vanes­sa), ciu­da­dano de la anti­gua Che­cos­lo­va­quia que emi­gró a Vene­zue­la en 1949. El his­to­ria­dor Anto­nio Gar­cía Pon­ce des­ta­ca que Hans y su fami­lia salie­ron del país euro­peo “por­que era impo­si­ble vol­ver a tener bajo la domi­na­ción comu­nis­ta la fábri­ca Mon­ta­na levan­ta­da por el padre”.

Y de aque­llos barros, estos lodos: la inqui­na de Vanes­sa fren­te al cha­vis­mo tie­ne rela­ción con el recha­zo ideo­ló­gi­co de su abue­lo al Par­ti­do Comu­nis­ta de Che­cos­lo­va­quia, for­ma­do lue­go de que la Unión Sovié­ti­ca libe­ra­ra al país de la ocu­pa­ción nazi.

Hans Neu­mann lle­gó a Vene­zue­la con una mano delan­te y otra atrás. Pero dos cosas esta­ban a su favor. Un tío de Hans, Richard Bar­ton, había hecho una peque­ña for­tu­na en Esta­dos Uni­dos y le dio un prés­ta­mo para que mon­ta­ra una fábri­ca de pin­tu­ras (Mon­ta­na).

El apo­yo finan­cie­ro de las ins­ti­tu­cio­nes del gobierno mili­tar en Vene­zue­la de aquel enton­ces hacia los inmi­gran­tes euro­peos, fue otro fac­tor cla­ve para que la fábri­ca de Neu­mann aumen­ta­ra su capa­ci­dad de pro­duc­ción rápi­da­men­te.

El siguien­te paso fue entrar en la diná­mi­ca de los gru­pos de poder ya en pro­ce­so de con­so­li­da­ción. Anto­nio Gar­cía Pon­ce y Domin­go Alber­to Ran­gel coin­ci­den en que el empre­sa­rio Euge­nio Men­do­za reali­zó los pri­me­ros pedi­dos exclu­si­vos a la fábri­ca de Neu­mann, dán­do­le un espa­cio pri­vi­le­gia­do en el mer­ca­do vene­zo­lano. El con­tac­to con Men­do­za impul­só que Mon­ta­na se vol­vie­se una pro­vee­do­ra de las com­pa­ñías petro­le­ras extran­je­ras y otros gran­des mono­po­lios esta­dou­ni­den­ses ins­ta­la­dos en el país.

El ren­tis­mo petro­le­ro y el trá­fi­co de influen­cias con la endo­gá­mi­ca oli­gar­quía crio­lla fue­ron sus bases de sus­ten­ta­ción material.

Ese rápi­do ascen­so le dio for­ma al famo­so Gru­po Cori­mon, una cor­po­ra­ción que ya en la déca­da de 1950 no sólo pro­du­cía pin­tu­ras sino una varie­dad de pro­duc­tos quí­mi­cos y enva­ses indus­tria­les. En 1979 pasó a coti­zar en la Bol­sa de Valo­res de Cara­cas y en 1993 en la de Nue­va York (Wall Street), en el mar­co de un pro­ce­so de expan­sión inter­na­cio­nal de Cori­mon: el gru­po tie­ne pre­sen­cia comer­cial a tra­vés de filia­les en Esta­dos Uni­dos, Colom­bia, Méxi­co, Cos­ta Rica y otros paí­ses actualmente.

El abue­lo de Vanes­sa Neu­mann no sólo se dedi­có a los nego­cios. Como empre­sa­rio acau­da­la­do en un país inso­la­do de pobre­za y mise­ria, sabía que era nece­sa­rio crear apa­ra­tos ideo­ló­gi­cos que legi­ti­ma­ran su rique­za y fomen­ta­ran ideas de libre mer­ca­do. En resu­men, finan­ció los ins­tru­men­tos ideo­ló­gi­cos que le ser­vi­rían de protección.

En con­se­cuen­cia, inyec­tó dine­ro a la crea­ción del Ins­ti­tu­to de Estu­dios Supe­rio­res de Admi­nis­tra­ción (IESA), don­de se for­man cua­dros tec­nó­cra­tas del neo­li­be­ra­lis­mo, y tam­bién a los medios de comu­ni­ca­ción El Dia­rio de Cara­casTal Cual. En 1964 creó el Ins­ti­tu­to de Dise­ño Neu­mann, ganan­do influen­cia en el cre­cien­te nego­cio de la publi­ci­dad y el mercadeo.

La lle­ga­da de Chá­vez a la pre­si­den­cia fue vis­ta por la acau­da­la­da fami­lia Neu­mann como un peli­gro. Y era cohe­ren­te esa intui­ción con res­pec­to a sus intere­ses de cla­se: el gru­po Cori­mon aban­do­na­ría la posi­ción pri­vi­le­gia­da que tuvo, polí­ti­ca y eco­nó­mi­ca­men­te, des­de los años 50.

anes­sa Neu­mann jun­to a John Bolton. 

Así lo retra­tó Teo­do­ro Pet­koff, su ami­go per­so­nal y bene­fi­cia­rio de su apo­yo eco­nó­mi­co, en el año 2000:

“Nun­ca olvi­da­ré la res­pues­ta que me dio, hace vein­te meses, en enero de 2000, cuan­do le expli­qué el pro­yec­to de Tal­Cual como qui­jo­tes­ca con­tri­bu­ción a la lucha por la pre­ser­va­ción de los espa­cios demo­crá­ti­cos en el país. Solo dos fra­ses, sepa­ra­das por un pun­to y segui­do: ‘Te voy a ayu­dar’. ‘Te quie­ro ayu­dar’. Hans, des­de lue­go, nun­ca pen­só en esto como oca­sión de lucro. A aque­llas altu­ras de su vida, ese for­mi­da­ble capi­tán de empre­sas no nece­si­ta­ba nue­vos nego­cios. Ade­más, sabía que no le que­da­ba mucha vida por delan­te. Algu­na vez, con natu­ra­li­dad, habló de ‘cuan­do yo falte’”.

Para ese enton­ces, la des­cen­den­cia de Hans Neu­mann (inclui­da Vanes­sa) ya vivía en Esta­dos Uni­dos, inte­gra­da en pres­ti­gio­sas uni­ver­si­da­des de éli­te para con­ti­nuar con su lega­do empre­sa­rial y de defen­sa del libre mer­ca­do que había per­di­do vigen­cia en la nue­va épo­ca vene­zo­la­na abier­ta por el chavismo.

El vie­jo Neu­mann, en un últi­mo res­pi­ro, redo­bló su apo­yo a Tal Cual (lo que reco­no­ce el mis­mo Pet­koff), medio de comu­ni­ca­ción que par­ti­ci­pó direc­ta­men­te en el gol­pe de esta­do falli­do de abril de 2002 con­tra Hugo Chávez.

La acti­tud anti­ve­ne­zo­la­na de Vanes­sa Neu­mann, y su per­ma­nen­te voca­ción a la entre­ga del país, des­cri­be con suma niti­dez la inqui­na his­tó­ri­ca de los ricos con­tra el cha­vis­mo. Y ello no se debe a que su posi­ción pri­vi­le­gia­da a nivel eco­nó­mi­co se haya vis­to tras­to­ca­da, cosa que solo ocu­rrió par­cial­men­te en el caso del Gru­po Cori­mon, aún acti­vo en Vene­zue­la, sino por­que sus ideas y sus valo­res, así como sus figu­ras, per­die­ron popu­la­ri­dad y atractivo.

Vanes­sa Neu­mann bus­ca res­ca­tar ese lega­do a la fuer­za: recu­pe­rar ese país arro­di­lla­do don­de el nom­bre de su abue­lo ador­na­ba calles, ave­ni­das y pre­mios del eco­sis­te­ma de la pro­duc­ción cul­tu­ral; cuan­do las ideas del vie­jo Neu­mann eran la car­ta de nave­ga­ción del país y su figu­ra amplia­men­te reco­no­ci­da y aplaudida.

Per­der eso due­le mucho más que toda la rique­za acu­mu­la­da a la som­bra del ren­tis­mo y del trá­fi­co de influen­cias con la oli­gar­quía criolla.

* Fuen­te: Misión Verdad 

Itu­rria /​Fuen­te

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