Libia. El tiem­po no está de nues­tra parte .

Por Vijay Prashad, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 25 de julio de 2020.

Foto: Abdul-Jawad Elhu­su­ni – CC BY-SA 3.0

Tra­du­ci­do del inglés para Rebe­lión por Sin­fo Fernández

Ahmed, que vive en Trí­po­li, Libia, me envía un men­sa­je de tex­to en el que dice que la ciu­dad está más tran­qui­la que antes. El ejér­ci­to del gene­ral Jali­fa Haf­tar, que con­tro­la gran par­te del este de Libia, se ha reti­ra­do de la par­te sur de la capi­tal y aho­ra se ha hecho fuer­te en la ciu­dad de Sir­te y en la base aérea de Jufra. La mayor par­te de la pobla­ción libia vive a lo lar­go de la cos­ta del mar Medi­te­rrá­neo, que es don­de se loca­li­zan las ciu­da­des de Trí­po­li, Sir­te, Ben­ga­si y Tobruk.

Haf­tar, que fue en otro tiem­po ínti­mo de la Agen­cia Cen­tral de Inte­li­gen­cia de Esta­dos Uni­dos (CIA), sigue aho­ra empren­dien­do una gue­rra apa­ren­te­men­te inter­mi­na­ble y bru­tal con­tra el Gobierno de Acuer­do Nacio­nal (GAN) reco­no­ci­do por las Nacio­nes Uni­das, con sede en Trí­po­li y diri­gi­do por el pre­si­den­te Fayez al- Sarraj. Para enma­ra­ñar aún más las cosas, Haf­tar toma su legi­ti­mi­dad de otro gobierno, con sede en Tobruk, que está for­ma­do por la Cáma­ra de Repre­sen­tan­tes (CR).

Ahmed dice que el silen­cio es enga­ño­so. Las mili­cias con­ti­núan patru­llan­do las calles a lo lar­go de la ave­ni­da Salah al-Din, cer­ca de don­de vive, don­de pue­de anti­ci­par­se el repi­que­teo de los disparos.

El 8 de julio el Secre­ta­rio Gene­ral de las Nacio­nes Uni­das, Antó­nio Gute­rres, hizo una decla­ra­ción que podría haber­se emi­ti­do en cual­quier momen­to de la últi­ma déca­da. “El tiem­po no está de nues­tra par­te en Libia”, anun­ció. Expu­so la serie de pro­ble­mas a que se enfren­ta el país, inclui­do el con­flic­to mili­tar, el estan­ca­mien­to polí­ti­co entre el GAN y laCR, el núme­ro de des­pla­za­dos inter­nos (400.000 de 7 millo­nes de habi­tan­tes), los con­ti­nuos inten­tos de los migran­tes de cru­zar el mar Medi­te­rrá­neo, la ame­na­za de la COVID-19 y los “nive­les sin pre­ce­den­tes” de “inje­ren­cia extranjera”.

El Con­se­jo de Dere­chos Huma­nos de la ONU apro­bó una reso­lu­ción para enviar una misión de inves­ti­ga­ción a Libia que exa­mi­ne las vio­la­cio­nes de dere­chos huma­nos per­pe­tra­dos en esta gue­rra, inclui­das las fosas comu­nes encon­tra­das en Tarhu­na. La cre­di­bi­li­dad del Con­se­jo está en duda. Una ante­rior comi­sión de inves­ti­ga­ción para Libia,constituida en 2012 para estu­diar los crí­me­nes de gue­rra duran­te 2011 – 2012, se cerró debi­do en gran par­te a que la Orga­ni­za­ción del Tra­ta­do del Atlán­ti­co Nor­te (OTAN) se negó a coope­rar con la inves­ti­ga­ción. Una segun­da misión, aus­pi­cia­da en mar­zo de 2015, cerró sus tra­ba­jos en enero de 2016 con el acuer­do polí­ti­co que creó el Gobierno de Acuer­do Nacional.

Gute­rres no men­cio­nó la gue­rra de la OTAN de 2011. Me infor­man que quie­re nom­brar un Repre­sen­tan­te Espe­cial con­jun­to con la Unión Afri­ca­na y que le gus­ta­ría lle­var a cabo una revi­sión com­ple­ta de la misión de la ONU. Todo eso está muy bien; pero care­ce de lo esen­cial: una mira­da hones­ta a la gue­rra que la OTAN pro­vo­có en el país, fomen­tan­do un con­flic­to que pare­ce no tener fin.

Inje­ren­cia extranjera

Las decla­ra­cio­nes sobre Libia están pla­ga­das de eva­si­vas. Los tér­mi­nos de “inje­ren­cia extran­je­ra” y “esfuer­zos res­pal­da­dos por el extran­je­ro” apa­re­cen inclui­dos en las con­ver­sa­cio­nes y decla­ra­cio­nes ofi­cia­les sin nin­gu­na cla­ri­fi­ca­ción. Pero todos saben bien lo que está pasando.

Le pre­gun­to a Rida, que vive en Ben­ga­si (aho­ra bajo el con­trol del gene­ral Haf­tar), qué pien­sa de esas fra­ses. “Todos sabe­mos lo que está pasan­do”, me dice a tra­vés de un men­sa­je de tex­to. “El gobierno en Trí­po­li está res­pal­da­do por Tur­quía y otros; mien­tras que Haf­tar cuen­ta con el apo­yo de Egip­to y otros”, escribe.

En el fon­do, dice, esta es una dispu­ta entre dos poten­cias regio­na­les (Tur­quía y Egip­to), así como una com­pe­ten­cia entre la Her­man­dad Musul­ma­na (Tur­quía) y sus adver­sa­rios (Egip­to y los Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos). Mez­cla­dos con todo esto hay una serie de con­tra­tos para lle­var a cabo per­fo­ra­cio­nes en alta mar en el este del mar Medi­te­rrá­neo, que tam­bién invo­lu­cran a Chi­pre y Grecia.

No pare­ce ser sufi­cien­te que este sea un con­flic­to regio­nal. Hay prue­bas acu­mu­la­das de que el gene­ral Haf­tar está con­tan­do con los apo­yos de mer­ce­na­rios arma­dos (de Rusia y Sudán) y por envíos de armas des­de Fran­cia, mien­tras que Esta­dos Uni­dos pare­ce haber ase­gu­ra­do sus juga­das con el apo­yo a ambas par­tes en el conflicto.

El pasa­do año las fuer­zas del gene­ral Haf­tar se movie­ron rápi­da­men­te hacia Trí­po­li, pero final­men­te fue­ron recha­za­das por la inter­ven­ción de Tur­quía (que pro­por­cio­nó ayu­da mili­tar al gobierno de Trí­po­li, así como mer­ce­na­rios sirios y turcos).

A fina­les de diciem­bre, Tur­quía sus­cri­bió for­mal­men­te un acuer­do mili­tar y de segu­ri­dad con el GAN con sede en Trí­po­li, lo que per­mi­tió que los tur­cos le trans­fi­rie­ran equi­pos mili­ta­res. Este acuer­do rom­pió los tér­mi­nos de la reso­lu­ción 2292 (2016) de la ONU, recien­te­men­te reafir­ma­da en la reso­lu­ción 2526 (2020). Egip­to y los Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos han esta­do sumi­nis­tran­do abier­ta­men­te armas a Haftar.

Las fuer­zas del gobierno de Trí­po­li se han tras­la­da­do aho­ra a la ciu­dad cos­te­ra cen­tral de Sir­te, que se ha con­ver­ti­do en el pun­to calien­te de esta lucha.

El gobierno de Tobruk, que res­pal­da al gene­ral Haf­tar, y un con­se­jo de tri­bus pro-Haf­tar, ins­ta­ron al gene­ral egip­cio Abdul Fatah El Sisi a inter­ve­nir con toda el poten­cial de las fuer­zas arma­das egip­cias en caso de que Sir­te cai­ga ante el gobierno res­pal­da­do por Tur­quía. El simu­la­cro mili­tar de Egip­to, lla­ma­do Hasm 2020, se pro­du­jo jun­to con el anun­cio de manio­bras (Nav­tex) de la mari­na tur­ca fren­te a la cos­ta libia.

Es una situa­ción muy peli­gro­sa, una gue­rra de pala­bras que se inten­si­fi­ca entre Tur­quía y Egip­to, este últi­mo país aca­ba de tras­la­dar equi­pos mili­ta­res a su fron­te­ra con Libia.

Petró­leo

Por supues­to el petró­leo es una par­te impor­tan­te de la ecua­ción. Libia dis­po­ne al menos de 46.000 millo­nes de barri­les de petró­leo cru­do dul­ce; este petró­leo es muy valio­so para Euro­pa debi­do a sus bajos cos­tes de extrac­ción y trans­por­te. Paí­ses como los EAU, que están pre­sio­nan­do por el embar­go del petró­leo libio, se bene­fi­cian de la reti­ra­da del petró­leo libio, ira­ní y vene­zo­lano de los ya redu­ci­dos mer­ca­dos petro­le­ros mun­dia­les. La Cor­po­ra­ción Nacio­nal de Petró­leo de Libia (CNP) ha dete­ni­do las expor­ta­cio­nes de petró­leo des­de enero, la pro­duc­ción de petró­leo de Libia, des­de apro­xi­ma­da­men­te 1,10 millo­nes de barri­les por día, ha caí­do has­ta casi 70.000 barri­les por día.

Ni Haf­tar ni el Gobierno de Acuer­do Nacio­nal en Trí­po­li pue­den deci­dir nada res­pec­to a la expor­ta­ción de petró­leo del país. El petró­leo no ha sali­do del país duran­te la mayor par­te de los últi­mos seis meses, con unas pér­di­das, según la CNP, de apro­xi­ma­da­men­te 6.740 millo­nes de dóla­res. El gene­ral Haf­tar con­tro­la los prin­ci­pa­les puer­tos petro­le­ros del este, inclui­do Es Sider, y varios cam­pos petro­lí­fe­ros cla­ve, entre ellos el de Sharara.

Nin­gu­na de las par­tes quie­re que la otra se bene­fi­cie de las ven­tas de petró­leo. Las Nacio­nes Uni­das han inter­ve­ni­do para tra­tar de resol­ver las dife­ren­cias, pero has­ta aho­ra ha habi­do pro­gre­sos muy limi­ta­dos. Todo el con­flic­to se basa en la creen­cia de que cual­quie­ra de las par­tes está pen­san­do que podría ganar una vic­to­ria mili­tar y, por lo tan­to, apo­de­rar­se de todo el botín; nadie está dis­pues­to a com­pro­me­ter­se a nada, ya que cual­quier acuer­do de este tipo sig­ni­fi­ca­ría una par­ti­ción de jure del país en sus mita­des orien­tal y occi­den­tal, con la media luna petro­le­ra divi­di­da entre las dos.

Zona des­mi­li­ta­ri­za­da

El secre­ta­rio gene­ral de la ONU, Gute­rres, se ha ren­di­do ante la reali­dad. En su recien­te decla­ra­ción sobre Libia, enume­ró una serie de “esfuer­zos de deses­ca­la­da, inclui­da la crea­ción de una posi­ble zona des­mi­li­ta­ri­za­da”; esta “zona de des­mi­li­ta­ri­za­ción” se tra­za­ría pro­ba­ble­men­te en algún lugar cer­ca de Sir­te, divi­dien­do efec­ti­va­men­te Libia en dos partes.

Ni a Ahmed ni a Rida les gus­ta­ría que su país se divi­die­ra, que su petró­leo se des­via­ra lue­go a Euro­pa y sus rique­zas fue­ran saquea­das por los oli­gar­cas de ambos lados. Sí, en 2011 no se sen­tían muy cómo­dos con el gobierno de Muam­mar Gada­fi; pero ambos lamen­tan aho­ra una gue­rra que ha des­tro­za­do a su país.

Vijay Prashad es un his­to­ria­dor y perio­dis­ta de ori­gen indio. Ha sido pro­fe­sor del Tri­nity Colle­ge y actual­men­te es direc­tor del Ins­ti­tu­to Tri­con­ti­nen­tal en Delhi. Es autor de nume­ro­sas obras, entre ellas: The Dar­ker Nations: A People’s His­tory of the Third World and The Poo­rer Nations: A Pos­si­ble His­tory of the Glo­bal South, No Free Left: The Futu­res of Indian Com­mu­nism (New Delhi, Left­Word, 2015) y Red Star Over the Third World (Left­Word, 2017).

Esta tra­duc­ción pue­de repro­du­cir­se libre­men­te a con­di­ción de res­pe­tar su inte­gri­dad y men­cio­nar al autor, a la tra­duc­to­ra y a Rebelión.org como fuen­te de la misma.

Fuen­tes: https://​www​.coun​ter​punch​.org/​2​0​2​0​/​0​7​/​2​2​/​t​i​m​e​-​i​s​-​n​o​t​-​o​n​-​o​u​r​-​s​i​d​e​-​i​n​-​l​i​b​ya/

Rebe­lión.

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