Pen­sa­mien­to crí­ti­co. Pro­gra­ma de diez pun­tos para el Sur Glo­bal post COVID-19

Por Ins­ti­tu­to Tri­con­ti­nen­tal de Inves­ti­ga­ción Social /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 19 junio 2020

En 1974, la Asam­blea Gene­ral de la ONU apro­bó el Nue­vo Orden Eco­nó­mi­co Inter­na­cio­nal (NOEI), que fue impul­sa­do por el Movi­mien­to de Paí­ses No Ali­nea­dos (MPNA). La reso­lu­ción esta­ble­ció un plan cla­ro para la trans­for­ma­ción estruc­tu­ral del sis­te­ma mun­do, que en ese momen­to esta­ba al bor­de de una cri­sis. Sin embar­go, el NOEI fue deja­do de lado y el orden mun­dial fue toman­do for­ma en una direc­ción neo­li­be­ral; esta orien­ta­ción pro­fun­di­zó la cri­sis y nos tra­jo a este calle­jón sin sali­da para las posi­bi­li­da­des humanas.

Nues­tro equi­po del Ins­ti­tu­to Tri­con­ti­nen­tal de Inves­ti­ga­ción Social desa­rro­lló un pro­gra­ma de diez pun­tos para un mun­do post COVID-19. La sema­na pasa­da, pre­sen­té este pro­gra­ma en la Con­fe­ren­cia de Alto Nivel sobre Eco­no­mía post­pan­de­mia, orga­ni­za­da por la Alian­za Boli­va­ria­na para los Pue­blos de Nues­tra Amé­ri­ca (ALBA). El res­to de este bole­tín está com­pues­to por ese pro­gra­ma, que espe­ro que sea adop­ta­do por el Movi­mien­to de Paí­ses No Ali­nea­dos, quie­nes podrían lle­var­lo a dis­cu­sión a la Asam­blea Gene­ral de la ONU. Real­men­te nece­si­ta­mos un Nue­vo Orden Eco­nó­mi­co Internacional.

• Ata­car la pan­de­mia mundial.

Nues­tra prio­ri­dad es ata­car la pan­de­mia mun­dial. Para este obje­ti­vo, es cen­tral aumen­tar y orien­tar la pro­duc­ción del sec­tor públi­co hacia mas­ca­ri­llas, equi­pos de pro­tec­ción, res­pi­ra­do­res, hos­pi­ta­les de cam­pa­ña y prue­bas para toda la pobla­ción, como ya suce­de en Viet­nam y Vene­zue­la. Se debe esta­ble­cer el con­trol de lxs tra­ba­ja­dorxs sobre las con­di­cio­nes de tra­ba­jo para que ellxs —que están en la mejor posi­ción para tomar esas deci­sio­nes— pue­dan tener garan­ti­za­do un ambien­te de tra­ba­jo higié­ni­co. Ante la ausen­cia de acción públi­ca ade­cua­da, los gobier­nos nece­si­tan crear pla­nes de tra­ba­jo para con­tra­tar per­so­nas en pro­yec­tos que rom­pan la cade­na de con­ta­gio y que garan­ti­cen que el pue­blo ten­ga ali­men­ta­ción, ves­ti­do y bue­na salud. Tales accio­nes públi­cas podrían apren­der de las coope­ra­ti­vas en Kera­la (India) y de los Comi­tés de Defen­sa de la Revo­lu­ción en Cuba. La fuer­za labo­ral de sec­to­res clau­su­ra­dos, como el turis­mo, debe­ría ser con­tra­ta­da inme­dia­ta­men­te para empleos que con­tra­rres­ten la pandemia.

Gre­ta Acos­ta Reyes (Cuba), Muje­res que luchan, 2020.

• Ampliar la soli­da­ri­dad médica.

Un fren­te uni­do del Sur Glo­bal debe recha­zar los lími­tes impues­tos por el FMI y los acree­do­res a los sala­rios de la admi­nis­tra­ción públi­ca; debi­do a estos lími­tes, los paí­ses del Sur han esta­do per­dien­do per­so­nal médi­co en bene­fi­cio de los Esta­dos del Atlán­ti­co Nor­te. Los pre­cia­dos recur­sos esta­ta­les deben ser uti­li­za­dos para ampliar la edu­ca­ción médi­ca públi­ca y para capa­ci­tar a tra­ba­ja­dorxs de la salud den­tro de las comu­ni­da­des para pro­veer aten­ción sani­ta­ria públi­ca. El inter­na­cio­na­lis­mo médi­co del ALBA, lide­ra­do por las bri­ga­das cuba­nas, debe con­ver­tir­se en mode­lo para el mun­do a tra­vés de la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud (OMS). El inter­na­cio­na­lis­mo médi­co chino juga­ría un papel cla­ve aquí, mien­tras EE. UU. aban­do­na la OMS. Todo el sec­tor de salud pri­va­do debe ser nacio­na­li­za­do y se deben crear cen­tros médi­cos más peque­ños para que las per­so­nas pue­dan acce­der fácil­men­te a las ins­ta­la­cio­nes públi­cas de salud. Los gobier­nos deben reti­rar los pla­nes de segu­ros públi­cos diri­gi­dos a la aten­ción médi­ca pri­va­da; en otras pala­bras, no más sub­si­dios públi­cos para el sis­te­ma de salud pri­va­do. Se deben for­ta­le­cer los sis­te­mas públi­cos de salud, inclu­yen­do la pro­duc­ción de equi­pos médi­cos y medi­ca­men­tos, y la dis­tri­bu­ción de medi­ca­men­tos esen­cia­les (cuyos pre­cios deben ser regulados).

• Crear un patri­mo­nio inte­lec­tual común.

El Sur Glo­bal debe pre­sio­nar para que se anu­le el Acuer­do sobre los ADPIC (Aspec­tos de los Dere­chos de Pro­pie­dad Inte­lec­tual rela­cio­na­dos con el Comer­cio), que otor­ga dere­chos irres­tric­tos de pro­pie­dad sobre bie­nes que deben ser par­te del patri­mo­nio mun­dial. Esto apli­ca direc­ta­men­te a la vacu­na con­tra la covid-19, que debe ofre­cer­se para la pro­duc­ción sin con­si­de­ra­cio­nes de ganan­cias ni dere­chos de pro­pie­dad inte­lec­tual. Esto apli­ca igual­men­te a cual­quier fár­ma­co, muchos de los cua­les son pro­du­ci­dos con finan­cia­mien­to públi­co —cuyas ganan­cias son apro­pia­das por pri­va­dos — , y debe apli­car a las tec­no­lo­gías ener­gé­ti­cas que rápi­da­men­te nos con­du­ci­rían de los com­bus­ti­bles fósi­les a com­bus­ti­bles reno­va­bles, así como a la tec­no­lo­gía de comu­ni­ca­ción (como el 5G). A cor­to pla­zo, los esta­dos del Sur Glo­bal deben mejo­rar los meca­nis­mos para la trans­fe­ren­cia de cien­cia y tec­no­lo­gía entre sí.

Judy Ann Seid­man (Sudá­fri­ca), Capi­ta­lis­mo, 2020.

Can­ce­lar la deuda.

Cálcu­los razo­na­bles seña­lan que los paí­ses del Sur Glo­bal deben 11 billo­nes de dóla­res en deu­da exter­na, y se esti­ma que solo el ser­vi­cio de la deu­da de este año es de 3,9 billo­nes. Con la rece­sión del coro­na­vi­rus, tales pagos son impen­sa­bles. El ali­vio de la deu­da debe ir más allá de los 47 “paí­ses menos desa­rro­lla­dos” e incluir a todos los paí­ses del Sur Glo­bal; este ali­vio no debe ser solo un apla­za­mien­to, sino que debe ser la can­ce­la­ción de la deu­da (tan­to de acree­do­res públi­cos como pri­va­dos). Debe for­mar­se una alian­za inter­na­cio­nal amplia para pre­sio­nar a los acree­do­res a can­ce­lar la deu­da, para que todos los recur­sos que van al ser­vi­cio de la deu­da sean cana­li­za­dos com­ple­ta­men­te hacia las nece­si­da­des más urgen­tes de la sociedad.

• Expan­dir la soli­da­ri­dad alimentaria.

La mitad de la pobla­ción mun­dial lucha con­tra el ham­bre. La sobe­ra­nía ali­men­ta­ria y la soli­da­ri­dad ali­men­ta­ria son antí­do­tos esen­cia­les, como ha sido demos­tra­do por pla­ta­for­mas como La Vía Cam­pe­si­na. Debe dispu­tar­se el con­trol empre­sa­rial sobre la agri­cul­tu­ra y debe con­ver­tir­se la pro­duc­ción de ali­men­tos en una prio­ri­dad de dere­chos huma­nos. Se deben diri­gir fon­dos hacia la amplia­ción de la pro­duc­ción de ali­men­tos; es nece­sa­rio que estos fon­dos se invier­tan en infra­es­truc­tu­ra para la pro­duc­ción agra­ria (inclu­yen­do la amplia­ción de pro­yec­tos tales como un Ban­co de Semi­llas del ALBA). Se deben for­ta­le­cer los sis­te­mas uni­ver­sa­les de dis­tri­bu­ción de ali­men­tos para otor­gar mayo­res ingre­sos a lxs agri­cul­torxs y para garan­ti­zar la dis­tri­bu­ción de ali­men­tos a los pue­blos. A su vez, un pai­sa­je rural más robus­to des­con­ges­tio­na­ría las ciu­da­des y atrae­ría a per­so­nas a vivir vidas ple­nas en áreas rurales.

• Mejo­rar e inver­tir en el sec­tor público.

El coro­nashock ha demos­tra­do que el sec­tor pri­va­do sim­ple­men­te no es capaz de abor­dar las emer­gen­cias y mucho menos las nece­si­da­des huma­nas. Los paí­ses del Sur Glo­bal deben lide­rar hacien­do una defen­sa robus­ta del sec­tor públi­co, no solo para la pro­duc­ción de bie­nes y ser­vi­cios cla­ve (medi­ca­men­tos y ali­men­tos), sino tam­bién para todo lo que es esen­cial para la vida moder­na: más vivien­das públi­cas, más trans­por­te públi­co, más WiFi públi­co y más edu­ca­ción públi­ca. Haber­le per­mi­ti­do al sec­tor del lucro con­ver­tir en mer­can­cía estas par­tes de la vida huma­na ha ero­sio­na­do nues­tra capa­ci­dad de cons­truir una socie­dad civilizada.

Davi­de Leo­ne, Asso­cia­zio­ne Ita­lia­na Design della Comu­ni­ca­zio­ne Visi­va (Ita­lia), Capi­ta­lis­mo, 2020.

• Imple­men­tar impues­tos a las fortunas.

Actual­men­te, cer­ca de 32 billo­nes de dóla­res repo­san en paraí­sos fis­ca­les en el extran­je­ro y mon­tos des­co­no­ci­dos de dine­ro sim­ple­men­te no son con­ta­dos a la hora de cobrar impues­tos. Dos cosas son nece­sa­rias: pri­me­ro, recu­pe­rar los flu­jos finan­cie­ros ilí­ci­tos, y segun­do, que los impues­tos a las for­tu­nas sean debi­da­men­te apli­ca­dos sobre los altos esca­lo­nes de la bur­gue­sía y de los terra­te­nien­tes ricos, así como a los finan­cis­tas y a aque­llos envuel­tos en la espe­cu­la­ción finan­cie­ra. Estos fon­dos serían sufi­cien­tes para redi­ri­gir prio­ri­da­des hacia eli­mi­nar la pobre­za, el ham­bre, el anal­fa­be­tis­mo, la indi­gen­cia y las con­di­cio­nes indig­nas de vida a nivel mundial.

• Esta­ble­cer con­tro­les de capital.

Sin con­tro­les al capi­tal, un país no tie­ne sobe­ra­nía eco­nó­mi­ca efec­ti­va. Los paí­ses del Sur Glo­bal deben crear una pla­ta­for­ma inter­na­cio­nal que com­pro­me­ta a cada uno a impo­ner con­tro­les de capi­tal; este es un tema polí­ti­co que no pue­de ser imple­men­ta­do por un solo país. Los con­tro­les de capi­tal son medi­das toma­das por un gobierno para regu­lar el flu­jo de las finan­zas den­tro y fue­ra del país. Tales con­tro­les inclu­yen impues­tos a tran­sac­cio­nes, requi­si­tos míni­mos de per­ma­nen­cia y lími­tes sobre la can­ti­dad de divi­sas que se pue­den mover a tra­vés de las fron­te­ras. Los con­tro­les de capi­tal y el con­trol demo­crá­ti­co sobre el Ban­co Cen­tral pre­ven­drían la fuga de capi­ta­les y debe­ría dar­le sobe­ra­nía a los gobier­nos sobre sus divi­sas y su economía.

Túlio Cara­piá y Cla­ra Cer­quei­ra (Bra­sil), Fru­tos de la tie­rra, 2020.

• Pasar a un comer­cio regio­nal no basa­do en el dólar.

La des­do­la­ri­za­ción es una par­te esen­cial de un nue­vo pro­gra­ma. El 60% de las reser­vas del mun­do están en dóla­res y el comer­cio mun­dial se con­du­ce prin­ci­pal­men­te en dóla­res. El com­ple­jo dólar-Wall Street tie­ne casi asfi­xia­das a las finan­zas y al comer­cio inter­na­cio­nal; no sor­pren­de que las san­cio­nes uni­la­te­ra­les de EE. UU. sean capa­ces de tener un impac­to catas­tró­fi­co sobre paí­ses no nece­sa­ria­men­te por­que ellos depen­dan del dólar, sino por­que sus socios comer­cia­les están inmer­sos en él. El dólar se ha con­ver­ti­do en un arma para soca­var el desa­rro­llo. Es nece­sa­rio des­em­pol­var sis­te­mas alter­na­ti­vos de pago como el Sucre y crear nue­vas ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras glo­ba­les para faci­li­tar las trans­fe­ren­cias elec­tró­ni­cas. A cor­to pla­zo, esto podría comen­zar con ser­vi­cios regio­na­les no basa­dos en el dólar, aun­que es nece­sa­rio que las ins­ti­tu­cio­nes glo­ba­les hagan a un lado la inmen­sa ven­ta­ja que el dólar como divi­sa glo­bal le otor­ga a Esta­dos Uni­dos. Asi­mis­mo, exis­te una nece­si­dad de for­ta­le­cer blo­ques comer­cia­les regio­na­les que acep­ten el true­que como meca­nis­mo de pago.

• Cen­tra­li­zar la pla­ni­fi­ca­ción, des­cen­tra­li­zar la acción pública.

La pan­de­mia nos ha demos­tra­do el poder de la pla­ni­fi­ca­ción cen­tral y la impor­tan­cia de la acción públi­ca des­cen­tra­li­za­da. Las eco­no­mías a las que no se les per­mi­te pla­ni­fi­car el uso de sus recur­sos se tam­ba­lea­ron ante el virus. Es nece­sa­rio esta­ble­cer meca­nis­mos par­ti­ci­pa­ti­vos de pla­ni­fi­ca­ción cen­tral a una esca­la cada vez mayor y reorien­tar la pro­duc­ción mun­dial hacia las nece­si­da­des, no hacia las ganan­cias. Estos pla­nes deben basar­se en un gran apor­te demo­crá­ti­co y deben ser trans­pa­ren­tes con el públi­co. La pla­ni­fi­ca­ción cen­tral per­mi­ti­ría la nacio­na­li­za­ción de sec­to­res como la mine­ría (inclu­yen­do la pro­duc­ción ener­gé­ti­ca), la pro­duc­ción y el pro­ce­sa­mien­to a gran esca­la de ali­men­tos, y el turis­mo; estos se colo­ca­rían bajo el con­trol de lxs tra­ba­ja­dorxs a tra­vés de coope­ra­ti­vas. Sería un ins­tru­men­to para mini­mi­zar el des­pil­fa­rro, inclu­yen­do el derro­che en gas­tos mili­ta­res. El mejo­ra­mien­to del auto­go­bierno local y la pro­duc­ción coope­ra­ti­va, así como las aso­cia­cio­nes y los sin­di­ca­tos popu­la­res, per­mi­ti­rán que la vida social se haga cada vez más democrática.

Ahmed Mofeed (Pales­ti­na), Coca-Cola Zero, 2020.

Las imá­ge­nes de este bole­tín son de la expo­si­ción de afi­ches anti-impe­ria­lis­tas. La pri­me­ra serie de afi­ches es sobre la idea de capi­ta­lis­mo. Por favor visi­ten el sitio web y reco­rran los car­te­les, que pro­vie­nen de seten­ta y sie­te artis­tas de vein­ti­séis paí­ses y vein­tiún organizaciones. 

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *