Méxi­co. El enga­ño presidencial

Eli­sur Artea­ga Nava /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 20 de mayo de 2020

CIUDAD DE MÉXICO (pro­ce­so).- Fal­tan­do a todas sus pro­me­sas y sin fun­da­men­to cons­ti­tu­cio­nal, la actual admi­nis­tra­ción públi­ca: Con­gre­so de la Unión, pre­si­den­te de la Repú­bli­ca y legis­la­tu­ras de los esta­dos han mili­ta­ri­za­do al país. El pre­si­den­te, ade­más, nos ha men­ti­do. Vota­mos por él como un polí­ti­co anti­mi­li­ta­ris­ta y por More­na, su par­ti­do, por civi­lis­ta; resul­tó que no lo eran. El pre­si­den­te, con­tra­ria­men­te a lo que ofre­ció al tomar pose­sión de su car­go, nos ha fallado.

El gol­pe mili­ta­ris­ta fue la refor­ma a la Cons­ti­tu­ción Polí­ti­ca publi­ca­da el 26 de mar­zo de 2019; por vir­tud de ella desa­pareció la Guar­dia Nacio­nal como ins­ti­tu­ción neta­men­te civi­lis­ta, que fue pre­vis­ta para ser un con­tra­pe­so al Ejér­ci­to y un freno a sus excesos.

Los actua­les gober­nan­tes, sin cono­cer los obje­ti­vos que lle­va­ron a incor­po­rar la Guar­dia a la Car­ta Mag­na, cam­bia­ron su natu­ra­le­za y des­vir­tua­ron su fun­ción. No fue­ron capa­ces de hacer­la reali­dad; tam­po­co les alcan­zó la inte­li­gen­cia para for­ta­le­cer a las poli­cías fede­ral y locales.

Aho­ra algu­nos legis­la­do­res del Con­gre­so de la Unión, sobre todo los de la opo­si­ción, se que­jan de la mili­ta­ri­za­ción a la que nos ha lle­va­do la actual admi­nis­tra­ción públi­ca fede­ral, pero no reco­no­cen que ellos son corres­pon­sa­bles de ese esta­do de cosas y de la des­truc­ción de las ins­ti­tu­cio­nes civilistas.

Fue­ron ellos y no noso­tros, los ciu­da­da­nos, quie­nes de mane­ra irres­pon­sa­ble apro­ba­ron, entre otros, el artícu­lo quin­to tran­si­to­rio de la refor­ma a la Cons­ti­tu­ción Polí­ti­ca publi­ca­da en el Dia­rio Ofi­cial de la Fede­ra­ción el 26 de mar­zo de 2019, que dio fun­da­men­to al decre­to que aho­ra cues­tio­nan. Los actua­les dipu­tados y sena­do­res apro­ba­ron, sin leer o sin saber lo que hacían, el siguien­te texto:

“Duran­te los cin­co años siguien­tes a la entra­da en vigor del pre­sen­te Decre­to, en tan­to la Guar­dia Nacio­nal desa­rro­lla su estruc­tu­ra, capa­ci­da­des e imple­men­ta­ción terri­to­rial, el pre­si­den­te de la Repú­bli­ca podrá dis­po­ner de la Fuer­za Arma­da per­ma­nen­te en tareas de segu­ri­dad públi­ca de mane­ra extra­or­di­na­ria, regu­la­da, fis­ca­li­za­da, subor­di­na­da y complementaria.

“El Eje­cu­ti­vo fede­ral inclui­rá un apar­ta­do sobre el uso de la facul­tad ante­rior en la pre­sen­ta­ción del infor­me a que hace refe­ren­cia la frac­ción IV del artícu­lo 76.”

Si no leye­ron lo que apro­ba­ron, malo; si lo leye­ron y no supie­ron de lo que se tra­ta­ba, peor. No tie­nen por qué estar en el lugar en que se hallan y por el que per­ci­ben die­tas muy supe­rio­res al sala­rio míni­mo que reci­be el grue­so de la población.

Los dipu­tados a los con­gre­sos esta­ta­les dan lás­ti­ma; los pobres, des­de hace más de 150 años, se han con­ver­ti­do en una ins­tan­cia con­fir­ma­to­ria de lo que les man­dan del cen­tro; no estu­dian; mucho menos cues­tio­nan lo que se les envía como refor­mas a la Cons­ti­tu­ción. Aprue­ban a lo ton­to, para decir­lo suavemente.

Sere­mos unos peca­do­res irre­den­tos, mere­ce­do­res del fue­go eterno (si es que exis­te) si en las elec­cio­nes veni­de­ras damos nues­tro voto a favor de esos legis­la­do­res que de mane­ra irres­pon­sa­ble nos han trai­cio­na­do y pues­to en manos de los militares.

Con­tra todo lo que opi­nan muchos, no todo está per­di­do; si se lee con cui­da­do el artícu­lo quin­to antes trans­cri­to, todo indi­ca que el decre­to publi­ca­do el lunes 11 de mayo no tie­ne fun­da­men­to ni razón de ser. En efec­to, la acción del pre­si­den­te de la Repú­bli­ca está con­di­cio­na­da a lo siguien­te: a que la Guar­dia Nacio­nal desa­rro­lle su estruc­tu­ra, capa­ci­da­des e imple­men­ta­ción territorial.

La ley que regu­la la orga­ni­za­ción, estruc­tu­ra y fun­cio­na­mien­to de la Guar­dia Nacio­nal ya se expi­dió por el Con­gre­so de la Unión;

En for­ma reite­ra­da se nos ha dicho que los miem­bros de la Guar­dia Nacio­nal habían reci­bi­do la capa­ci­ta­ción y el adies­tra­mien­to que los ponían en con­di­cio­nes de cum­plir con sus funciones.

Según pode­mos cons­ta­tar­lo, la Guar­dia Nacio­nal está imple­men­ta­da y sus ele­men­tos cubren todo el terri­to­rio nacional.

En vir­tud de lo ante­rior, no se pre­sen­tan los supues­tos que pudie­ran lle­var al pre­si­den­te de la Repú­bli­ca a dis­po­ner el uso de las Fuer­zas Arma­das para dar segu­ri­dad a la población.

La reali­dad es que tan­to el pre­si­den­te de la Repú­bli­ca y sus cóm­pli­ces, los legis­la­do­res fede­ra­les y loca­les, des­apa­re­cie­ron la Guar­dia Nacio­nal como una ins­ti­tu­ción neta­men­te civi­lis­ta, pre­vis­ta tan­to por los cons­ti­tu­yen­tes de 1857 como los de 1917; aque­llos, en su irres­pon­sa­bi­li­dad, ins­tau­ra­ron un Esta­do mili­ta­ri­za­do y aten­ta­to­rio de las liber­ta­des de los mexi­ca­nos. Esa es la realidad.

El actual pre­si­den­te de la Repú­bli­ca nos enga­ñó; eso es lo que hizo. Para ganar votos, él expre­sa­men­te se opu­so al uso de las Fuer­zas Arma­das para hacer fren­te a la delin­cuen­cia. Le creímos.

Si cuan­do lo dijo no esta­ba infor­ma­do del esta­do real de las cosas, habló en for­ma irres­pon­sa­ble, lo que es grave.

Si, en cam­bio, las cono­cía y repro­bó el uso de las Fuer­zas Arma­das por gobier­nos ante­rio­res, nos min­tió, lo que resul­ta más gra­ve; más toda­vía en su caso par­ti­cu­lar, por cuan­to nos afir­mó que él era diferente.

Ambos supues­tos son gra­ves. No pode­mos con­fiar en alguien que habla de mane­ra irres­pon­sa­ble; mucho menos en alguien que hace de la men­ti­ra una for­ma habi­tual de relacionarse.

En con­tra del decre­to pre­si­den­cial pro­ce­den el jui­cio de ampa­ro y la con­tro­ver­sia cons­ti­tu­cio­nal. El agra­vio o con­cep­to de inva­li­dez es que no se pre­sen­tan las cir­cuns­tan­cias que, de con­for­mi­dad con el artícu­lo quin­to tran­si­to­rio, se requie­ren para lla­mar a las Fuer­zas Arma­das en auxi­lio de la Guar­dia Nacional.

Al no dar­se las cir­cuns­tan­cias pre­vis­tas, debe pre­va­le­cer el artícu­lo 129 cons­ti­tu­cio­nal, según el cual: “En tiem­pos de paz, nin­gu­na auto­ri­dad mili­tar pue­de ejer­cer más fun­cio­nes que las que ten­gan exac­ta cone­xión con la dis­ci­pli­na militar…”

En el caso, para que exis­ta un esta­do de gue­rra, no es sufi­cien­te la afir­ma­ción del pre­si­den­te de la Repú­bli­ca; se requie­re la inter­ven­ción del Con­gre­so de la Unión (arts. 73, frac. XII, y 89, frac. VIII). Esto no ha suce­di­do. Debe­mos pre­su­mir que esta­mos en tiem­po de paz.

El con­cep­to de inva­li­dez se refor­za­ría a tra­vés de invo­car el sen­ti­do garan­tis­ta del artícu­lo 1º; el artícu­lo 21, que con­fía al Minis­te­rio Públi­co, y a la poli­cía que depen­de de él, la inves­ti­ga­ción de los deli­tos y la per­se­cu­ción de sus auto­res, lo con­fir­ma­ría. Debe enten­der­se que esa atri­bu­ción la tie­nen con­fia­da estos en for­ma pri­va­ti­va o exclu­si­va, lo que sig­ni­fi­ca que otros órga­nos o entes, como lo es el Ejér­ci­to, están exclui­dos de ejercerla.

En algu­nos medios se habla de cues­tio­nar el decre­to por cuan­to en él se invo­ca como fun­da­men­to un artícu­lo tran­si­to­rio de la refor­ma de 26 de mar­zo de 2019. Quie­nes así pien­san mere­cen mis res­pe­tos. Ten­go mis dudas de que estén en lo correc­to. Los artícu­los tran­si­to­rios son par­te de la Cons­ti­tu­ción y, como tal, tie­nen igual valor jerár­qui­co que el res­to de ella. Por ser de idén­ti­ca jerar­quía, se apli­ca el prin­ci­pio de inter­pre­ta­ción jurí­di­ca que dis­po­ne Lex pos­te­rior dero­gat prio­ri, una ley pos­te­rior dero­ga a la ante­rior. Creo que el con­cep­to de inva­li­dez no va por ahí.

Los legis­la­do­res, al pare­cer, no harán nada; oja­lá y me equi­vo­que; está en su con­tra el prin­ci­pio latino: Nemo audi­tur tur­pi­tu­di­nam alle­gans suam (No se oiga a quien ale­ga su pro­pia torpeza).

No es de espe­rar­se que la Comi­sión Nacio­nal de los Dere­chos Huma­nos cues­tio­ne el decre­to pre­si­den­cial por la vía de la con­tro­ver­sia cons­ti­tu­cio­nal. Me lle­gó el run run de que ya no exis­te; al pare­cer es una de las tan­tas víc­ti­mas del sexe­nio o del coro­na­vi­rus. Si aún exis­te, a su pre­si­den­ta le cae “como ani­llo al dedo” el dicho de mi señor padre: “Mucho hace, pa’ ser muda”.

Hace algu­nos años el actual pre­si­den­te de la Repú­bli­ca, en su deses­pe­ra­ción, dijo: “Al Dia­blo con las ins­ti­tu­cio­nes”. En este momen­to el gri­to deses­pe­ra­do de los mexi­ca­nos es: “Al Dia­blo la Cuar­ta Transformación”.

(Pon­go el tér­mino Dia­blo con mayús­cu­las, y con esto me apar­to de la cos­tum­bre judeo­cris­tia­na, por cuan­to que estoy con­ven­ci­do de que, si exis­te, ha teni­do, tie­ne y ten­drá el con­trol de este mundo).

Este tex­to se publi­có el 17 de mayo en la edi­ción 2272 del sema­na­rio Pro­ce­so, en circulación

FUENTE: Pro­ce­so

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