Argen­ti­na. Coro­na­vi­rus en villas y cár­ce­les: Bom­bas biológicas

Una ame­na­za que no reco­no­ce fron­te­ras internas

Por Luis Bruschtein*/ Resu­men Latinoamericano/​2 de mayo 2020.-

El poder mediá­ti­co pone la dis­cu­sión en tér­mi­nos ideo­ló­gi­cos, cuan­do se tra­ta de un pro­ble­ma de salud que exce­de el absur­do plan­teo de que alguien pue­da estar intere­sa­do en la libe­ra­ción de ase­si­nos y vio­la­do­res. Si las cár­ce­les se con­vier­ten en foco infec­cio­so, ame­na­za­rán a ricos o pobres, libres o presos 

Nadie sabe cómo sal­drá la huma­ni­dad de la pan­de­mia, pero ya se pue­de saber cómo fun­cio­na. Des­de el pun­to de vis­ta comu­ni­ta­rio, actúa como un cata­li­za­dor que pone en cri­sis los pun­tos vul­ne­ra­bles del sis­te­ma. No es un orga­nis­mo inte­li­gen­te pero por la rapi­dez y la faci­li­dad de con­ta­gio des­bor­da los sis­te­mas de salud, con­vier­te a las cár­ce­les en poten­cia­les bom­bas bio­ló­gi­cas y a la des­igual­dad en cal­do de cul­ti­vo. Ese meca­nis­mo cam­bia el abor­da­je tra­di­cio­nal de estos problemas.

La enfer­me­dad es pro­pa­ga­da ini­cial­men­te por un sec­tor aco­mo­da­do de la socie­dad, que es el que via­ja al exte­rior y actúa con la idea de que pue­de pagar para sanar­se. Pero cuan­do el virus se suel­ta, cual­quier lugar con­cu­rri­do o de haci­na­mien­to se con­vier­te en un nue­vo foco que dis­per­sa­rá la infec­ción en for­ma constante.

No bas­ta con pagar para sanar, por­que una vez que el “rico” tra­jo el virus, todos los “ricos” están en peli­gro si no se cura y se pro­te­ge a los pobres y a los ricos al mis­mo tiem­po y de la mis­ma mane­ra. En ese sen­ti­do, podría decir­se que la pes­te sería “popu­lis­ta”, pero como todo el mun­do sabe, la enfer­me­dad no es inte­li­gen­te y fun­cio­na sim­ple­men­te por la ten­den­cia natu­ral a la repro­duc­ción masi­va de un orga­nis­mo que es menos que una célula.

Se equi­vo­can los que no están pre­sos si pien­san que pue­den per­ma­ne­cer tran­qui­los mien­tras la epi­de­mia se ensa­ña en las cár­ce­les. Por­que cuan­do las cár­ce­les –don­de lo nor­mal es que estén super­po­bla­das al doble o al tri­ple, de su capa­ci­dad– se con­vier­tan en foco infec­cio­so, eso pon­drá en ries­go de con­ta­gio a ricos o pobres, libres o pre­sos. Hay un tema de salud, con rela­ción a la epi­de­mia, que se nece­si­ta enca­rar en las cár­ce­les por fue­ra del deba­te entre “garan­tis­mo” y “puni­ti­vis­mo”.

Los medios opo­si­to­res pusie­ron esta dis­cu­sión en un con­tex­to que la epi­de­mia sobre­pa­sa. Lo hicie­ron al uní­sono, como si se tra­ta­ra más de una cam­pa­ña pla­ni­fi­ca­da con­tra el Gobierno que de asom­bro­sa coin­ci­den­cia en el error. Si bien hubo fallas en la comu­ni­ca­ción del Gobierno y tam­bién exce­so en algu­nos jue­ces que comen­za­ron a apli­car esta acor­da­da de Casación.

Cuan­do lo ata­ca­ron por la posi­bi­li­dad de acep­tar el ofre­ci­mien­to de coope­ra­ción de médi­cos cuba­nos , el Gobierno fue cla­ro al ubi­car esa cues­tión fue­ra del plano ideo­ló­gi­co. Muchos médi­cos argen­ti­nos recha­za­ron la con­vo­ca­to­ria por­que no les satis­fi­cie­ron las con­di­cio­nes de tra­ba­jo. Y a par­tir de allí que­dó abier­ta la par­ti­ci­pa­ción de médi­cos cuba­nos o de cual­quier otra nacionalidad.

Los medios opo­si­to­res macha­ca­ron esta sema­na con la ame­na­za de “libe­ra­cio­nes masi­vas” de pre­sos. Y no son lo uno ni lo otro. Pero con esas dos pala­bras deja­ron implí­ci­to ex pro­fe­so que la epi­de­mia era nada más que una excu­sa para libe­rar a vio­la­do­res y ase­si­nos. Es una ima­gen infan­til, por­que nadie se sien­te cómo­do con esa gen­te suel­ta y no se la iba a libe­rar, pero es de fuer­te impac­to públi­co al acti­var las zonas de mie­do. Ins­tru­men­tan polí­ti­ca­men­te el miedo.

La des­con­ges­tión en las cár­ce­les ha sido un recla­mo de la OEA y Nacio­nes Uni­das, pero esta vez se le sumó la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud para res­guar­dar la salud de los dete­ni­dos, pero tam­bién para evi­tar que los pena­les pon­gan en situa­ción de ries­go al res­to de la socie­dad. Y no fue sola­men­te a la Argen­ti­na, sino a todos los paí­ses, en muchos de los cua­les, como Esta­dos Uni­dos y Fran­cia, ya se empe­zó a cumplir.

Según la acor­da­da de la Cáma­ra de Casa­ción Penal, las medi­das pue­den ser de ade­lan­to de la liber­tad a los que están a pun­to de cum­plir sus con­de­nas, liber­tad con­di­cio­nal a los que ya tie­nen per­mi­sos de sali­das, y domi­ci­lia­ria mien­tras dure la epi­de­mia a los que no hayan come­ti­do deli­tos gra­ves con uti­li­za­ción de armas, deli­tos de vio­len­cia sexual o de géne­ro y aque­llos que cons­ti­tu­yen pobla­ción de ries­go. Y en el caso de las muje­res abar­ca tam­bién a las emba­ra­za­das o con hijos en situa­ción de crian­za, que tam­po­co hayan come­ti­do deli­tos violentos.

La apli­ca­ción de esta medi­da tie­ne sen­ti­do como par­te de una estra­te­gia sani­ta­ria para evi­tar luga­res de aglo­me­ra­ción como shop­pings, escue­las, tea­tros, esta­dios, cines y tea­tros. Todos han sido cerra­dos y en los super­mer­ca­dos se apli­ca­ron reglas de dis­tan­cia­mien­to. Lo que se plan­tea en las cár­ce­les con una pobla­ción en con­di­cio­nes insa­lu­bres y de haci­na­mien­to es des­con­ges­tio­nar­las con un cri­te­rio razonable.

Sin embar­go, en la apli­ca­ción de esos cri­te­rios se pue­den come­ter erro­res por­que hubo casos don­de el rubro “pobla­ción de ries­go” liqui­dó a las otras con­di­cio­nes y se con­ce­dió domi­ci­lia­ria a un vio­la­dor y a un geno­ci­da. Esa dis­cu­sión es más váli­da y muy dife­ren­te a la pro­tes­ta que fue moto­ri­za­da con fines polí­ti­cos sobre la base de men­ti­ras mediá­ti­cas que bus­ca­ron incen­ti­var el miedo.

Poner las cár­ce­les en el con­tex­to de una epi­de­mia como la del coro­na­vi­rus pone en evi­den­cia un desas­tre que nin­gún gobierno has­ta aho­ra abor­dó con resul­ta­dos concretos.

El otro pun­to que entró en cri­sis ape­nas comen­zó la pan­de­mia ha sido la salud públi­ca. Las clí­ni­cas pri­va­das no están pre­pa­ra­das para reci­bir en for­ma masi­va a pacien­tes infec­ta­dos, por­que tie­nen enfer­mos de otras dolen­cias que serían pues­tos en peli­gro. La salud públi­ca des­ple­gó una can­ti­dad de hos­pi­ta­les de cam­pa­ña con miles de camas de urgencia.

Hay una con­tra­dic­ción entre los que aplau­den a la salud públi­ca y cace­ro­lean para que se man­ten­ga a las cár­ce­les como posi­bles focos de infec­ción. Hay una con­tra­dic­ción entre aplau­dir a los médi­cos y no recla­mar que los pro­vean de equi­pos sani­ta­rios espe­cia­les de pro­tec­ción para com­ba­tir a la pandemia.

Hubo pro­tes­tas en dife­ren­tes hos­pi­ta­les por­te­ños, el Ramos Mejía entre ellos, por­que los tra­ba­ja­do­res de la salud debían rea­li­zar sus tareas con equi­po que no reu­nía las míni­mas con­di­cio­nes de pro­tec­ción sani­ta­ria. ATE debió pre­sen­tar un ampa­ro en la Jus­ti­cia para que el gobierno de CABA acep­te ese recla­mo ele­men­tal. La cua­ren­te­na, la des­con­ges­tión de las cár­ce­les o pro­veer a los hos­pi­ta­les el equi­pa­mien­to nece­sa­rio, son medi­das que resul­tan más caras y lesi­vas cuan­to más demo­ran en aplicarse.

Pero el pro­ble­ma más gra­ve es la for­ma en que ope­ra la epi­de­mia sobre la des­igual­dad pro­fun­da de estas socie­da­des. La epi­de­mia con­vier­te a la des­igual­dad en un pro­ble­ma de salud que invo­lu­cra a ricos y pobres por igual por­que el virus no eli­ge a sus hués­pe­des según la con­di­ción socio­eco­nó­mi­ca. Y mien­tras haya un foco de pro­pa­ga­ción esta­rán en peli­gro tan­to ricos como pobres.

En las villas de emer­gen­cia o barria­das humil­des de la CABA viven alre­de­dor de 400 mil per­so­nas. Según el Obser­va­to­rio Ville­ro de la orga­ni­za­ción La Gar­gan­ta Pode­ro­sa, en cada casa viven entre cua­tro y diez per­so­nas, en con­di­cio­nes de haci­na­mien­to. Y si bien has­ta aho­ra los barrios más ricos de la CABA son los que tie­nen mayor can­ti­dad de infec­ta­dos, el virus comen­zó a pro­pa­gar­se en las barria­das más humil­des. Has­ta el jue­ves se con­ta­bi­li­za­ron 124 casos de coro­na­vi­rus y las dos villas más afec­ta­das son las del Bajo Flo­res y el Barrio Car­los Mugi­ca, de Retiro.

En los barrios popu­la­res, las con­di­cio­nes de pobre­za y haci­na­mien­to faci­li­tan la pro­pa­ga­ción de la enfer­me­dad. En el Car­los Mugi­ca y en otros barrios han denun­cia­do la fal­ta de agua pota­ble, lo que difi­cul­ta la higie­ne y pro­vo­ca aglo­me­ra­mien­tos ya que las per­so­nas tie­nen que tras­la­dar­se has­ta los pun­tos don­de dis­tri­bu­yen el agua y hacer lar­gas colas de espera.

El gobierno de CABA impul­só un pro­gra­ma de urba­ni­za­ción de estos barrios en los que es posi­ble ver aho­ra nue­vos mono­blocks. Y sus­pen­dió el sis­te­ma de pro­vi­sión de agua por­que en teo­ría iba a cons­truir la infra­es­truc­tu­ra defi­ni­ti­va, lo que nun­ca ocu­rrió. Enton­ces estos barrios aho­ra no tie­nen la pro­vi­sión de agua pre­ca­ria pero segu­ra que tenían antes, pero tam­po­co ins­ta­la­ron las cañe­rías nue­vas. Tam­bién en este caso, los movi­mien­tos socia­les inter­pu­sie­ron un ampa­ro colec­ti­vo, pero el gobierno de CABA dijo que la pro­vi­sión de agua le corres­pon­de a la empre­sa AYSA y con­vir­tió en un pro­ble­ma juris­dic­cio­nal una situa­ción de vida o muer­te para miles de personas.

Si para la eco­no­mía en gene­ral, el cos­to de la cua­ren­te­na es alto, en los barrios popu­la­res lo es aún mayor. La mayo­ría son tra­ba­ja­do­res des­ocu­pa­dos, infor­ma­les y tem­po­ra­les que ganan su jor­nal día por día. Al pri­mer día de la cua­ren­te­na, esos hoga­res se que­da­ron sin sus­ten­to por lo que han pro­li­fe­ra­do los come­do­res popu­la­res, ade­más de los que ya existían.

El gobierno de la CABA ase­gu­ra que refor­zó en un 30 por cien­to la pro­vi­sión a los come­do­res. Pero refe­ren­tes de los barrios, ase­gu­ran que en los últi­mos cua­tro años, el gobierno de la Ciu­dad dis­mi­nu­yó la can­ti­dad y la cali­dad de la mer­ca­de­ría. Haci­na­mien­to, des­em­pleo, fal­ta de agua y ham­bre son fac­to­res favo­ra­bles para la pro­pa­ga­ción del virus.

Pero para el virus no hay cas­ti­llos de rique­za inex­pug­na­bles. Mien­tras haya un foco de infec­ción, toda la socie­dad está en ries­go, con lo cual, lo que pase en las villas ya ten­dría que haber­se con­ver­ti­do en el cen­tro de la preo­cu­pa­ción del gobierno de CABA.

*Página12

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