Boli­via: Cómo es vivir en la emba­ja­da ase­dia­da de México

Por Gus­ta­vo Vei­ga, 5 abril 2020

Ni el cer­co con dro­nes, ni las inter­fe­ren­cias a las comu­ni­ca­cio­nes del gru­po de exfun­cio­na­rios impi­die­ron que aho­ra se lea extra­mu­ros el tra­ba­jo del asi­la­do Hugo Moldiz. 

Ima­gen: EFE

El pró­xi­mo vier­nes se cum­plen cin­co meses del gol­pe de Esta­do contra
Evo Mora­les. El pre­si­den­te derro­ca­do sigue en la Argen­ti­na, varios de
sus fun­cio­na­rios des­pa­rra­ma­dos por dife­ren­tes luga­res de Amé­ri­ca Latina,
unos pocos regre­sa­ron a su tie­rra como el ex minis­tro de Eco­no­mía Luis
Arce Cata­co­ra y sie­te de ellos toda­vía per­ma­ne­cen en la emba­ja­da de Méxi­co en La Paz como rehe­nes del gobierno ile­gí­ti­mo de Jea­ni­ne Añez.
La nación que les dio asi­lo cam­bió de repre­sen­tan­te diplo­má­ti­co en
enero por­que María Tere­sa Mer­ca­do fue decla­ra­da per­so­na no gra­ta y tuvo
que aban­do­nar Boli­via en 72 horas. Dos ex minis­tros del MAS salie­ron con
sal­vo­con­duc­tos en febre­ro des­pués de estar sitia­dos casi tres meses en
la lega­ción mexi­ca­na. Pero en medio de la pan­de­mia mun­dial, si hay
algo que no se modi­fi­có es el ase­dio a la resi­den­cia capi­ta­li­na de Julio
Pati­ño 834.
Inclu­so sue­len ver­se mili­tan­tes ofi­cia­lis­tas en las
inme­dia­cio­nes en pleno avan­ce del coro­na­vi­rus. Ya son 157 los
con­ta­gia­dos repor­ta­dos en el país. Pero ellos man­tie­nen su vigi­lia en
las calles para pre­sio­nar a los refugiados.

Pese al con­tex­to des­fa­vo­ra­ble, no todas son malas para Juan
Ramón Quin­ta­na, ex minis­tro de la Pre­si­den­cia de Evo y la comi­ti­va de ex
fun­cio­na­rios que lo acom­pa­ña en la emba­ja­da. Aquel es el hom­bre más
bus­ca­do por las auto­ri­da­des de fac­to. Artu­ro el Trom­po Muri­llo, el
actual minis­tro de Gobierno, decla­ró en el New York Times que
había sali­do a “cazar­lo como un ani­mal” a los pocos días del golpe.
Tam­bién es una pre­sa codi­cia­da para la CIA que le pres­ta ser­vi­cios de
ase­so­ra­mien­to y logís­ti­ca al gobierno de Añez. Uno de sus com­pa­ñe­ros de encie­rro, el exmi­nis­tro de Gobierno Hugo Mol­diz aca­ba de publi­car el libro Gol­pe de Esta­do en Boli­via.
Con­si­guió escri­bir­lo en su con­di­ción de asi­la­do y difun­dir­lo afue­ra de
la resi­den­cia ubi­ca­da en el barrio La Rin­co­na­da que habi­tan las clases
aco­mo­da­das pace­ñas y don­de fun­cio­nan varias sedes diplomáticas. 

El régi­men gol­pis­ta que­dó en rídicu­lo con esta publi­ca­ción que pro­lo­gó el poli­tó­lo­go argen­tino Ati­lio Boron. Ni
el cer­co con dro­nes a la emba­ja­da, ni las inter­fe­ren­cias a las
comu­ni­ca­cio­nes del gru­po de ex fun­cio­na­rios, ni las órde­nes de detención
por “sedi­ción” y “terro­ris­mo” que pesan sobre Quin­ta­na impi­die­ron que
aho­ra se lea extra­mu­ros el tra­ba­jo del abo­ga­do y perio­dis­ta Moldiz. 

Él mis­mo con­tó duran­te una entre­vis­ta que “empe­cé a escri­bir el libro
con las limi­ta­cio­nes de acce­so a biblio­gra­fía, la cual fue resuel­ta en
par­te gra­cias a la cola­bo­ra­ción de mi hija Kim quien, cada vez que
venía, me traía los libros soli­ci­ta­dos. No pudo con­se­guir todo, pero si
los sufi­cien­tes”. Jun­to a Quin­ta­na y Mol­diz per­ma­ne­cen en la emba­ja­da Wil­ma Ala­no­ca Mama­ni, la úni­ca mujer asi­la­da. Cuan­do ocu­rrió el gol­pe era minis­tra de Cul­tu­ras y Turis­mo. Es una impor­tan­te mili­tan­te del MAS en El Alto y perio­dis­ta. Siguen jun­to
a ella los ex minis­tros Javier Zaba­le­ta (Defen­sa) y Héc­tor Arce
Zaco­ne­ta (Jus­ti­cia), Nico­lás Lagu­na (direc­tor de la Agen­cia de Gobierno
Elec­tró­ni­co y Tec­no­lo­gías de Infor­ma­ción y Comu­ni­ca­ción) y el gobernador
de Oru­ro, Víc­tor Váz­quez.
Sobre todos pesan car­gos judi­cia­les que no les per­mi­tie­ron salir de la sede diplomática.

En cam­bio, a prin­ci­pios de febre­ro el exmi­nis­tro de Mine­ría César
Nava­rro y el ex vice­mi­nis­tro de Desa­rro­llo Rural Pedro Damián Dorado
reci­bie­ron sal­vo­con­duc­tos para aban­do­nar el país aun­que la pasa­ron mal
antes de abor­dar un avión hacia Méxi­co. En el aero­puer­to de El Alto
fue­ron arres­ta­dos con vio­len­cia pese a que tenían los pape­les en orden.
El inci­den­te diplo­má­ti­co fue pro­vo­ca­do por un jefe poli­cial y un fiscal
que ale­ga­ron la exis­ten­cia de una orden de deten­ción con­tra ambos. Al
final inter­vino el Minis­te­rio de Gobierno que for­zó la sali­da de los dos
ex fun­cio­na­rios y divul­gó un comu­ni­ca­do don­de expre­só que la detención
se debió a una “des­coor­di­na­ción” entre las auto­ri­da­des y el poder
judicial. 

Edmun­do Font López, el fla­man­te emba­ja­dor mexi­cano, presenció
toda la esce­na. Había reem­pla­za­do unos días antes a Mer­ca­do quien fue
decla­ra­da per­so­na no gra­ta por el régi­men boli­viano y expul­sa­da del
terri­to­rio por el papel cla­ve que cum­plió en el asi­lo a los
cola­bo­ra­do­res del pre­si­den­te depues­to. Corrie­ron la mis­ma suer­te la
encar­ga­da de Nego­cios de Espa­ña Cris­ti­na Borre­gue­ro y el cón­sul de ese
país Alva­ro Fer­nán­dez. El gobierno mexi­cano reco­no­ció la ges­tión de su
diplo­má­ti­ca en la cri­sis y la pro­mo­vió a un car­go más alto. “La
Secre­ta­ría de Rela­cio­nes Exte­rio­res (SRE) anun­cia que en uso de las
facul­ta­des que le con­fie­re la Ley del Ser­vi­cio Exte­rior Mexi­cano, el
pre­si­den­te Andrés Manuel López Obra­dor, a reco­men­da­ción del canciller
Mar­ce­lo Ebrard, otor­gó el ascen­so al ran­go de emba­ja­do­ra a la ministra
María Tere­sa Mer­ca­do Pérez”, seña­ló el gobierno de Méxi­co en un
comunicado. 

Los asi­la­dos lle­van casi cin­co meses ence­rra­dos en
la resi­den­cia de tres plan­tas ubi­ca­da en la calle Julio Pati­ño 834 pero
apro­ve­chan el tiem­po al máxi­mo y denun­cian lo que está pasan­do en su
país. Mol­diz pre­sen­tó en su tra­ba­jo varias tesis sobre el gol­pe de
Esta­do y en una de ellas habla de que “orga­nis­mos internacionales,
prin­ci­pal­men­te la OEA, juga­ron un papel acti­vo en la apli­ca­ción de la
estra­te­gia de la dere­cha y de Esta­dos Uni­dos para derro­car a Morales,
quien por la inge­nui­dad de par­te de su equi­po de rela­cio­nes exteriores
le abrió la puer­ta de acce­so al nefas­to Luis Alma­gro, olvi­dan­do la
tris­te his­to­ria de la OEA en Amé­ri­ca Lati­na. Obvia­men­te, detrás de todo
eso siem­pre estu­vo la mano de Esta­dos Unidos”.

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