Sepan dis­cul­par: Pri­me­ras con­clu­sio­nes perio­dís­ti­cas sobre el coronavirus

Por Gabriel Fer­nán­dez*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 16 mar­zo 2020

El coro­na­vi­rus, una gri­pe, se ha expan­di­do y tie­ne sus ries­gos. Como toda gri­pe, cla­ro. Es de fácil con­ta­gio y aun­que se la pue­de com­ba­tir con la fór­mu­la cuba­na, la dis­ci­pli­na chi­na y las cua­ren­te­nas, care­ce de una pre­ven­ción que vaya más allá de la higie­ne. Hace unos meses hubie­ra sido una noti­cia de pági­na inte­rior, con preo­cu­pa­ción para la ter­ce­ra edad y reco­men­da­cio­nes sani­ta­rias más o menos desoí­das por la opi­nión pública.

De hecho, sus por­ta­do­res son menos que los afec­ta­dos por otras gri­pes. Su nivel de mor­tan­dad es infe­rior al gene­ra­do por la neu­mo­nía el año pasa­do en el orden mun­dial. Pero, por algún moti­vo, los con­tro­la­do­res de la opi­nión públi­ca euro­pea han arma­do un super espec­tácu­lo que hace pen­sar en algo seme­jan­te al fin de la huma­ni­dad. Como era de pre­ver, se lle­va­ron pues­tos a los medios infor­ma­ti­vos del res­to del planeta.

“Los con­tro­la­do­res de la opi­nión públi­ca euro­pea han arma­do un super espectáculo
que hace pen­sar en algo seme­jan­te al fin de la humanidad. 
Como era de pre­ver, se lle­va­ron pues­tos a 
los medios infor­ma­ti­vos del res­to del planeta”.
Las per­so­nas se eno­jan cuan­do seña­la­mos esto, pero en el inte­rior de varias pro­vin­cias argen­ti­nas hay más afec­ta­dos por enfer­me­da­des de la pobre­za que dam­ni­fi­ca­dos por el coro­na­vi­rus en el orden pla­ne­ta­rio. Los casos de den­gue en la Ciu­dad de Bue­nos Aires se tri­pli­ca­ron entre el año pasa­do y el pre­sen­te. Cono­cer –com­pren­der- esta reali­dad no impli­ca des­de­ñar el cui­da­do ante la nue­va epi­de­mia, sino colo­car en su lugar las preocupaciones.

El ami­go Richard Daniel Lus­tem­berg, que quién sabe uno por qué vive en Ams­ter­dam, con buen tino y sin anhe­los de popu­la­ri­dad, ha escri­to: “Un país de 60 millo­nes de habi­tan­tes ha teni­do mil muer­tos de coro­na virus. Sin embar­go la gen­te per­ci­be que son millo­nes las víc­ti­mas. Lo que es cla­ro es que el páni­co se ha apo­de­ra­do de la pobla­ción ita­lia­na. Han teni­do un pro­me­dio de casi 18.000 muer­dos al año por gri­pe. La cau­sa pare­ce ser el sis­te­ma de salud des­trui­do por los gobier­nos tec­nó­cra­tas des­de la cri­sis del 2008”.

Mien­tras, pro­pios y aje­nos se que­jan de las reco­men­da­cio­nes ofi­cia­les argen­ti­nas: lavar­se las manos y el ros­tro, usar jabón blan­co, higie­ni­zar hoga­res y luga­res de tra­ba­jo ade­cua­da­men­te; pero en reali­dad es lo úni­co que se pue­de decir. Es que hay quie­nes espe­ran que sur­jan muchos tipos dis­fra­za­dos de astro­nau­tas con máqui­nas pul­ve­ri­za­do­ras -¡ade­lan­to téc­ni­co del bom­be­ro loco!- per­si­guien­do chi­nos con bar­bi­jo por los aero­puer­tos. Eso, para un amplio sec­tor, sería pre­ven­ción. Por tal moti­vo los serios cana­les de TV han pues­to cáma­ras para aguar­dar los arribos.

“La Argen­ti­na sí tie­ne un desa­fío impo­nen­te. Mejo­rar la cali­dad de vida de sus habi­tan­tes a tra­vés del for­ta­le­ci­mien­to de la pro­duc­ción y el mer­ca­do interno, re estruc­tu­rar un esque­ma amplio de aten­ción pri­ma­ria de la salud y poten­ciar el sis­te­ma hospitalario”.

La Argen­ti­na sí tie­ne un desa­fío impo­nen­te. Mejo­rar la cali­dad de vida de sus habi­tan­tes a tra­vés del for­ta­le­ci­mien­to de la pro­duc­ción y el mer­ca­do interno, re estruc­tu­rar un esque­ma amplio de aten­ción pri­ma­ria de la salud y poten­ciar el sis­te­ma hos­pi­ta­la­rio. Res­pal­dar a las obras socia­les sin­di­ca­les, pro­mo­ver la fabri­ca­ción local de medi­ca­men­tos y pro­veer los mis­mos a pre­cios razo­na­bles en gene­ral y con entre­ga sub­si­dia­da en los casos gra­ves. Median­te esos pasos, algu­nos pre­vis­tos en su épo­ca por Ramón Carri­llo, se podrán con­tro­lar las gri­pes, pero tam­bién la tuberculosis.

Así están las cosas. Des­pués de una sema­na de ver­ter infor­ma­ción veraz, es lógi­co que algu­nos nos crean. Es una pena que otros, en lugar de refle­xio­nar, se eno­jen y digan “¡pero no se pue­de negar que esta es una catás­tro­fe sin igual!”. Esto es lo que es. Resul­ta­ría más fácil, perio­dís­ti­ca­men­te, enla­zar con los gri­tos tele­vi­si­vos. Pero nues­tro esti­lo radi­ca que res­pe­tar al lec­tor. Aun­que al lec­tor, a veces, no le guste.

Sepan dis­cul­par.

*Direc­tor Area Perio­dís­ti­ca /​Sin­di­cal Fede­ral /​La Señal Medios

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