Pro­te­ja­mos a nues­tros ancia­nos como ellos nos cui­da­ron a nosotros

Cuba, Yenia Sil­va Correa Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 22 de mar­zo del 2020

«Hoy, fren­te a la pan­de­mia de Covid-19, hay una gran preo­cu­pa­ción en
el mun­do por el gru­po más vul­ne­ra­ble, que es el de los adul­tos mayores.
Cuba está entre los paí­ses más enve­je­ci­dos de la región con un 20,8 % de
su pobla­ción por enci­ma de los 60 años. Esta­mos hablan­do de más de dos
millo­nes de per­so­nas».
Así lo expre­só el doc­tor Alber­to Fernández
Seco, jefe del Depar­ta­men­to de Adul­to Mayor, Asis­ten­cia Social y Salud
Men­tal del Minis­te­rio de Salud Públi­ca (Min­sap), quien afir­mó que ese
sec­tor pobla­cio­nal en Cuba está pro­te­gi­do y ampa­ra­do por instituciones
socia­les crea­das para su cui­da­do, y por pro­gra­mas que res­pon­den a una
polí­ti­ca de Gobierno.

–¿Qué tie­ne Cuba, a dife­ren­cia de otros paí­ses, para enfren­tar al nue­vo coro­na­vi­rus?
–Un
sis­te­ma de salud que ha demos­tra­do efi­cien­cia, des­de su seg­men­to de
vital impor­tan­cia: el de la aten­ción pri­ma­ria. Esa es la principal
for­ta­le­za que tie­ne el sis­te­ma sani­ta­rio cubano ante una situa­ción como
la que vive el mun­do hoy.

«Cuba tie­ne sus casas de abue­los subor­di­na­das a un poli­clí­ni­co para
reci­bir todos los ser­vi­cios que este brin­da, pero tam­bién cada una de
ellas está aso­cia­da a un con­sul­to­rio del médi­co y la enfer­me­ra de la
fami­lia. Cuen­tan, ade­más, con tra­ba­ja­do­res socia­les entre­na­dos para
hacer pes­qui­sas sobre pro­ble­mas res­pi­ra­to­rios. Estos pro­fe­sio­na­les al
pri­mer sín­to­ma se comu­ni­can con esa estruc­tu­ra y se actúa según lo
esta­ble­ci­do en el Plan de Pre­ven­ción y Control.

«Algo simi­lar suce­de en los hoga­res de ancia­nos, pues tie­nen la misma
subor­di­na­ción al área de salud don­de están encla­va­dos y, a diferencia
de las casas, en estos hay un médi­co y una enfermera».

–Ante un gru­po tan frá­gil fren­te a esta enfer­me­dad, ¿qué medi­das se han toma­do en esas ins­ti­tu­cio­nes?
–Dis­po­si­cio­nes
muy estric­tas, por­que en ellas tene­mos régi­men de semin­ter­na­dos y
cual­quier des­liz podría lle­var­nos a mul­ti­pli­car los sín­to­mas de un
pacien­te aque­ja­do de afec­ción res­pi­ra­to­ria, jus­ta­men­te en el grupo
eta­rio más vulnerable.

«Es por eso que se incre­men­tan las accio­nes de lava­do de las manos,
las de higie­ne en todas las áreas, inclu­yen­do las de las actividades;
insis­ti­mos en la lim­pie­za con solu­cio­nes clo­ra­das y alcohó­li­cas de
asien­tos, mesas y otras super­fi­cies. Cual­quier medi­da es poca cuando
tra­ta­mos a per­so­nas de estas eda­des. En estos momen­tos, ade­más de la
res­pon­sa­bi­li­dad de sus vidas, tene­mos que ser cons­cien­tes de la que
asu­mi­mos con toda la sociedad.

«Por eso en cuan­to apa­re­ce una señal de defi­cien­cia res­pi­ra­to­ria no
per­de­mos ni un minu­to, se des­ata el pro­to­co­lo pre­vis­to. Se aís­la a la
per­so­na en la sala de cui­da­dos que tene­mos en nues­tras ins­ti­tu­cio­nes o
en el área de la enfer­me­ría has­ta espe­rar que sea tras­la­da­do por el
sis­te­ma de urgen­cias, como está esta­ble­ci­do, para los cen­tros de
aislamiento.

«Tam­bién tene­mos los cen­tros médi­cos sico­pe­da­gó­gi­cos, que tie­nen las
dos moda­li­da­des: inter­nos y semin­ter­nos, a los que les rea­li­za­mos el
mis­mo pro­ce­der, y que igual­men­te dis­po­nen de un médi­co y una enfermera.

Otra aris­ta del tra­ta­mien­to a los adul­tos mayo­res pasa por el
desa­rro­llo de los círcu­los de abue­los. Al res­pec­to, el doc­tor Fernández
Seco apun­tó que «no se ha sus­pen­di­do la par­ti­ci­pa­ción, pero se mantiene
una dis­tan­cia de dos metros a la hora de la prác­ti­ca del ejer­ci­cio», y
agre­gó: «se coor­di­nó con el Minis­te­rio de Edu­ca­ción Supe­rior para que no
se sus­pen­die­ra el cur­so de las Cáte­dras del Adul­to Mayor, pasán­do­las a
la moda­li­dad de cur­so no presencial».

¿Por qué los adul­tos mayo­res son más sen­si­bles ante la Covid-19?
–La
capa­ci­dad inmu­no­ló­gi­ca dis­mi­nu­ye con la edad. Tam­bién se rela­cio­na con
otras enfer­me­da­des como las car­dio­vas­cu­la­res, las res­pi­ra­to­rias, la
dia­be­tes o la hiper­ten­sión arte­rial, las cua­les se com­pli­can aún más con
la apa­ri­ción de una dolen­cia como la Covid-19.

«Otro ele­men­to a tener en cuen­ta es que mun­dial­men­te los ancianos
tien­den a ais­lar­se, que no es el caso de Cuba. Estar en un lugar de
mayor con­cen­tra­ción de per­so­nas es otro ries­go, que en Cuba se
con­tra­rres­ta con el sis­te­ma que tie­ne crea­do para la aten­ción al adulto
mayor».

¿Qué está esta­ble­ci­do en el caso de la aten­ción a los ancia­nos que viven solos?
–Hay
una indi­ca­ción del Min­sap para rea­li­zar pes­qui­sas en la pobla­ción, pero
con énfa­sis en los ancia­nos que viven solos. En Cuba están regis­tra­dos
221
425 ancia­nos solos, pero hay otro gru­po que son varios adul­tos mayores
vivien­do solos en una mis­ma casa. En total se esti­ma que un 15 % de los
adul­tos mayo­res viven solos en nues­tro país.

Como se expli­có en la Mesa Redon­da del pasa­do vier­nes, al anunciarse
las nue­vas medi­das para el enfren­ta­mien­to y el con­trol de la enfermedad,
debe­mos acer­car los ser­vi­cios a la pobla­ción. Y en el caso de este
gru­po de edad ya se venía hacien­do con algu­nos ancia­nos al lle­var­le la
comi­da que con­su­men en el Sis­te­ma de Ali­men­ta­ción Fami­liar (saf) a sus
hogares.

Sobre los hos­pi­ta­les siquiá­tri­cos y cómo se atien­den allí los adultos
mayo­res, la doc­to­ra Car­men Borre­go Cal­za­di­lla, jefa de la sec­ción de
Salud Men­tal del Min­sap, ase­gu­ró que «para que no se presenten
com­pli­ca­cio­nes, hemos dise­ña­do un modo de actuar que par­te de garantizar
un buen esta­do de salud en este tipo de pacien­te, que nos permita,
median­te la obser­va­ción cons­tan­te, actuar ante el más míni­mo síntoma
respiratorio.

«Se ha orga­ni­za­do la diná­mi­ca en las salas de mane­ra que el paciente
pue­da rea­li­zar sus acti­vi­da­des coti­dia­nas, pero evi­tan­do las
aglo­me­ra­cio­nes. Están garan­ti­za­dos todos los medi­ca­men­tos para la
aten­ción a su enfer­me­dad y ade­más con­ta­mos con todo el ase­gu­ra­mien­to que
le pro­vee de ade­cua­das
nor­mas higié­ni­cas, como su cal­za­do, ropa, col­chas y medias.

«Pode­mos trans­mi­tir­les tran­qui­li­dad a los fami­lia­res, a la población.
Para noso­tros, este seg­men­to de pobla­ción cons­ti­tu­ye una prio­ri­dad, y
des­de el Min­sap esta­mos hacien­do una estra­te­gia de mane­ra dife­ren­cia­da a
todos estos ser­vi­cios para ir a iden­ti­fi­car a tiem­po cual­quier problema
y tomar la medi­da que corresponda».

Cuba ha enve­je­ci­do, sí, pero lo ha hecho con cali­dad de vida. Sus
indi­ca­do­res de espe­ran­za de vida al nacer son de pri­mer mun­do, por­que la
salud nun­ca se ha rele­ga­do a un segun­do lugar.

Toma­do de Gran­ma (Capo­te)

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