Coro­na­vi­rus. Ban­de­ras rojas con­tra el virus del capitalismo

Por Geral­di­na Colot­ti, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 14 mar­zo 2020.-

Rapi­dez, efi­cien­cia, soli­da­ri­dad. Este es el men­sa­je que vie­ne de Chi­na y Cuba a una Euro­pa en ple­na cri­sis sani­ta­ria debi­do a la pro­pa­ga­ción del coro­na­vi­rus. Una pan­de­mia que se ha exten­di­do a más de 110 paí­ses, afec­ta a más de 140.000 per­so­nas y ya ha cau­sa­do más de 5.000 víc­ti­mas. Cifras que, en los paí­ses euro­peos, aumen­tan cada día, en com­pa­ra­ción con los resul­ta­dos obte­ni­dos por Chi­na. Con más de 15.000 infec­ta­dos y más de 1.000 muer­tos, Ita­lia está aho­ra en pri­mer lugar.

Detrás de los 9 médi­cos chi­nos, que ate­rri­za­ron en Roma en estos días para brin­dar apo­yo a sus cole­gas ita­lia­nos, des­ta­ca­ba su gran ban­de­ra roja: la ban­de­ra de un país que ha podi­do guiar a un pue­blo hacia gran­des idea­les, y que, a pesar de las con­di­cio­nes cam­bian­tes, con­ti­núa a orien­tar­lo para que se mue­va con gene­ro­si­dad y disciplina.

Y des­de la Cuba socia­lis­ta, blo­quea­da por medio siglo de medi­das coer­ci­ti­vas y uni­la­te­ra­les, lle­gó la ofer­ta de un medi­ca­men­to, ya pro­ba­do con éxi­to en los enfer­mos, que en los paí­ses capi­ta­lis­tas cues­ta un mon­tón de dine­ro pero en Cuba es gra­tui­to. Un refle­jo que, en la tie­rra natal de Fidel, se pro­du­ce fren­te a una catás­tro­fe que ocu­rre en cual­quier par­te del mundo.

Desas­tres que, como en el caso de Hai­tí o el hura­cán Katri­na, o Puer­to Rico, gol­pean a los sec­to­res más débi­les de la pobla­ción y se con­vier­ten en una prue­ba más de esa gigan­tes­ca gue­rra con­tra los pobres en cur­so en la glo­ba­li­za­ción capi­ta­lis­ta, y que ya casi no encuen­tra barre­ras des­pués de la caí­da de la Unión Soviética.

Aho­ri­ta, lle­ga un men­sa­je evi­den­te de lo que se podría hacer en una socie­dad cons­trui­da para el bien común. En una Euro­pa de los pode­ro­sos, que ha impues­to fero­ces recor­tes en las polí­ti­cas públi­cas para engor­dar a las mul­ti­na­cio­na­les, a los ban­cos, al com­ple­jo mili­tar-indus­trial, las per­so­nas mue­ren de tra­ba­jo inclu­so en tiem­pos de coronavirus.

Si las medi­das drás­ti­cas para con­te­ner la pan­de­mia se retra­sa­ron, tam­bién se debió a la opo­si­ción de las gran­des aso­cia­cio­nes de empren­de­do­res y comer­cian­tes. El bro­te del virus es, de hecho, pre­ci­sa­men­te en las regio­nes ricas del nor­te, gober­na­das prin­ci­pal­men­te por la dere­cha xenó­fo­ba que en los últi­mos años ha cla­ma­do por polí­ti­cas eco­nó­mi­cas de «apartheid» hacia las regio­nes pobres del sur. Y aho­ra se ven obli­ga­das a bus­car ayu­da del gobierno central.

«Qué­de­se en casa, nos dicen aho­ra, evi­te el trans­por­te públi­co y man­ten­ga su dis­tan­cia». Lás­ti­ma que la mayo­ría de los tra­ba­ja­do­res deben con­ti­nuar ganan­do su pan y, a menu­do, en ausen­cia de garan­tías ade­cua­das para la emer­gen­cia; que las enfer­me­ras son pocas y mal paga­das; que fal­tan camas por­que la salud públi­ca ha sido des­man­te­la­da en bene­fi­cio del sec­tor pri­va­do; que a gra­duar­se en medi­ci­na son en su mayo­ría hijos de fami­lias ricas; que por alqui­le­res dema­sia­do altos los pobres viven amon­to­na­dos en la casa de sus abue­los; que las cár­ce­les son superpobladas …

Fren­te a la anar­quía del capi­ta­lis­mo, la nece­si­dad de una pla­ni­fi­ca­ción basa­da en una dis­tri­bu­ción efec­ti­va de los recur­sos es el pri­mer dato sobre el que debe refle­xio­nar esta izquier­da de Euro­pa, que, con su des­in­ver­sión, ha nutri­do las fau­ces de esas 60 fami­lias que poseen la rique­za del pla­ne­ta y a la que nadie pare­ce que­rer pedir­le cuentas.

Las tími­das medi­das de emer­gen­cia, adop­ta­das por el gobierno ita­liano des­pués de la vaci­la­ción y la con­fu­sión, de hecho, mues­tran la direc­ción a seguir para los cam­bios estruc­tu­ra­les nece­sa­rios: con­tra las jau­las impues­tas por Euro­pa, por los impre­sa­rios y por ese com­ple­jo mili­tar-indus­trial lide­ra­do por la OTAN, lis­tos para enviar las armas pero no medicinas.

Las manio­bras masi­vas de la OTAN en Euro­pa, las más impor­tan­tes duran­te 25 años, no se deten­drán. El virus solo redu­jo un poco el ejer­ci­cio Defen­der Euro­pa 20, que invo­lu­cra a 37.000 mili­ta­res, pero la par­ti­ci­pa­ción de Ita­lia ya no será tan grande.

En este sen­ti­do, la explo­sión del coro­na­vi­rus mues­tra la pro­fun­da debi­li­dad que enfren­tan los movi­mien­tos popu­la­res en Euro­pa. Tan­to es así que, para­dó­ji­ca­men­te, es pre­ci­sa­men­te la extre­ma dere­cha, una par­te acti­va en la des­truc­ción de los dere­chos de las cla­ses popu­la­res, la que gri­ta más fuer­te, tra­tan­do de sor­tear la situa­ción, colo­can­do tram­pas y obje­ti­vos falsos.

A lo lar­go de la his­to­ria, los mar­xis­tas siem­pre han tra­ta­do de trans­for­mar gue­rras, cri­sis y pan­de­mias en oca­sio­nes revo­lu­cio­na­rias. Lamen­ta­ble­men­te, sin embar­go, hace tiem­po que fal­ta una sub­je­ti­vi­dad revo­lu­cio­na­ria orga­ni­za­da en Euro­pa, capaz de guiar a las masas en esta oca­sión. Una reali­dad aún más com­pli­ca­da por la nece­si­dad de con­te­ner el virus ais­lán­do­se de otros seres humanos.

Sin embar­go, en una reali­dad cada vez más influen­cia­da por las redes socia­les, ha lle­ga­do el momen­to de dar for­ma a las ener­gías laten­tes, tam­bién pues­tas en mar­cha por esta cri­sis, adap­tán­do­las para nue­vos pla­nes de acción y nue­vos esce­na­rios. Mien­tras tan­to, exis­te un plan de defen­sa inme­dia­to, jun­to con aque­llos pue­blos que, como Vene­zue­la y Cuba, sufren por cau­sa del con­ta­gio y por las medi­das coer­ci­ti­vas uni­la­te­ra­les impues­tas por el impe­ria­lis­mo estadounidense.

San­cio­nes aún más cri­mi­na­les por las con­se­cuen­cias que pue­den resul­tar aho­ri­ta si al gobierno boli­va­riano se le impi­de com­prar medi­ca­men­tos, ali­men­tos y pro­duc­tos de higie­ne, si el sabo­ta­je y el robo rea­li­za­do en Vene­zue­la por la pan­di­lla de Guai­dó con­ti­núa sien­do fomentado.

Inclu­so en Ita­lia ya no hay desin­fec­tan­tes y más­ca­ras en los super­mer­ca­dos, o estos pro­duc­tos se ven­den a pre­cios espe­cu­la­ti­vos o en el mer­ca­do negro. Debi­do al pro­ce­so de des­in­dus­tria­li­za­ción cre­cien­te, solo hay una fábri­ca que pro­du­ce la maqui­na­ria nece­sa­ria para cui­da­dos intensivos.

Mien­tras tan­to, esta podría ser una opor­tu­ni­dad para com­pren­der lo que el pue­blo vene­zo­lano está expe­ri­men­tan­do tam­bién debi­do a aque­llos paí­ses de Euro­pa que han dado cuer­da a un esta­fa­dor como el auto­pro­cla­ma­do «pre­si­den­te inte­ri­no», Juan Guai­dó, a quien inclu­so le gus­ta­ría el «blo­queo naval» de su país por los Esta­dos Uni­dos. Una opor­tu­ni­dad para decir No a las san­cio­nes, sí a la lucha con­tra un enemi­go común.

Para expli­car el ori­gen de Covit-19, los cien­tí­fi­cos dicen que algu­nos virus que resi­den en los orga­nis­mos de algu­nas espe­cies de ani­ma­les sal­va­jes, como en este caso los mur­cié­la­gos, sin cau­sar­les nin­gún daño, comien­zan a migrar a los huma­nos más rápi­do. Un fenó­meno que ha exis­ti­do des­de los albo­res del tiem­po, pero que, des­de media­dos del siglo pasa­do, se ha ace­le­ra­do por varias razo­nes: debi­do a la pro­xi­mi­dad exce­si­va entre estos ani­ma­les, cuyo hábi­tat ha sido des­trui­do por los pro­ce­sos de defo­res­ta­ción y cemen­ta­ción, y huma­na; debi­do al aumen­to gigan­tes­co de la pobla­ción, la velo­ci­dad a la cual las masas de per­so­nas se mue­ven de un con­ti­nen­te a otro; debi­do al cam­bio cli­má­ti­co y la agri­cul­tu­ra intensiva.

En el caso del coro­na­vi­rus, se habló de una sopa de mur­cié­la­go inge­ri­da en una remo­ta región de Chi­na, Wuhan. A los mur­cié­la­gos tam­bién se atri­bu­ye­ron la infec­ción por el virus del Ébo­la, que esta­lló en Áfri­ca occi­den­tal, y a la cau­sa­da por la Sars, que se trans­mi­tió a la espe­cie huma­na a tra­vés de la cive­ta, que se ven­de en Chi­na en los mer­ca­dos. La ven­ta ile­gal o per­mi­ti­da de ani­ma­les sal­va­jes es, de hecho, otro fac­tor en la pro­pa­ga­ción de estos patógenos.

Datos cien­tí­fi­cos para leer en tér­mi­nos de crí­ti­ca estruc­tu­ral a un mode­lo de desa­rro­llo, devas­ta­dor y depre­da­dor, que explo­ta todo el equi­li­brio en nom­bre de las ganan­cias y que aho­ra mues­tra toda su ingo­ber­na­ble criticidad.

Agre­gue a esto la que­ja expre­sa­da en los últi­mos días por el Minis­te­rio de Rela­cio­nes Exte­rio­res de Chi­na, que invi­tó al gobierno de Trump a reve­lar datos sobre la pro­pa­ga­ción del virus. «¿Dón­de está el pacien­te cero en los Esta­dos Uni­dos?», pre­gun­tó el minis­te­rio, refor­zan­do aún más el argu­men­to de que los Esta­dos Uni­dos e Israel (que anun­ció que esta­ba en un paso por vacu­na) podrían haber pro­du­ci­do Covit-19 en el labo­ra­to­rio, y haber­lo lle­va­do a Wuhan duran­te los ejer­ci­cios mili­ta­res de las tro­pas norteamericanas.

Y, por supues­to, no se pue­de espe­rar nada de los hal­co­nes del Pen­tá­gono, tan­to con res­pec­to al cam­bio cli­má­ti­co como con las empre­sas, que tie­nen car­ta blan­ca para explo­tar a los tra­ba­ja­do­res y al medio ambien­te sin con­trol. Trump tam­bién ha deci­di­do redu­cir su con­tri­bu­ción a la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud en más del 50%, pre­fi­rien­do asig­nar los fon­dos de pre­ven­ción cien­tí­fi­ca de USAID a la des­es­ta­bi­li­za­ción de Cuba, Vene­zue­la y Nicaragua.

Lo que lle­ga aho­ra de Chi­na y Cuba (y tam­bién de Vene­zue­la, que se orga­ni­za con­tra la lle­ga­da del virus, enfo­cán­do­se en sal­va­guar­dar a los sec­to­res más vul­ne­ra­bles, y que podría tam­bién enviar sus médi­cos en Ita­lia) es una nega­ción evi­den­te para aque­llos que quie­ren hacer creer que no hay alter­na­ti­vas al capitalismo.

Esa ban­de­ra roja que apa­re­ció detrás de los médi­cos chi­nos a su lle­ga­da a Fiu­mi­cino, indi­ca que la soli­da­ri­dad no es cari­dad, sino orga­ni­zar­se jun­tos para los mis­mos obje­ti­vos, para los mis­mos ideales.

Itu­rria /​Fuen­te

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