Boli­via. Agui­jón y hege­mo­nías rotas

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Héc­tor L. San­te­lla y Matías O. Fei­to /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano /​29 de febre­ro de 2020

Una situa­ción, muchas coyun­tu­ras. De las mil eva­lua­cio­nes sobre el pro­ce­so polí­ti­co boli­viano que des­em­bo­có en el gol­pe de esta­do-gol­pe de mano al pre­si­den­te Evo Mora­les, nos cen­tra­re­mos en el más acá de un sin­fín de encu­bri­mien­tos y este­reo­ti­pos ideo­ló­gi­cos expues­tos por los sec­to­res más reaccionarios.

Un más acá don­de se ejer­ce la domi­na­ción y tam­bién se la encu­bre. Estas notas van como una refle­xión a las tareas de soli­da­ri­dad entre pue­blos, una tra­di­ción acti­va para la poten­cia­ción mutua has­ta la pró­xi­ma victoria.

Amé­ri­ca Lati­na en for­ma­ción, en confrontación

Nues­tra suge­ren­cia para carac­te­ri­zar los gra­dos de ali­nea­mien­tos de las frac­cio­nes finan­cie­ras en el ámbi­to polí­ti­co tra­ta de ir seña­lan­do la cons­truc­ción a nivel regio­nal de un “par­ti­do del orden”. Vemos, des­de los intere­ses de la oli­gar­quía finan­cie­ra, la bús­que­da del momen­to pre­ci­so para el con­tra­gol­pe al más míni­mo pro­yec­to de inde­pen­den­cia eco­nó­mi­ca. En la espe­ci­fi­ci­dad boli­via­na el capi­tal finan­cie­ro asen­ta­do en ren­tas (gas, agraria,minera, etc.).

Estos gra­dos de ali­nea­mien­tos polí­ti­cos de los gru­pos domi­nan­tes se expre­san en la bús­que­da más fir­me de su “orden” en la región lati­no­ame­ri­ca­na. No debe­ría dejar­se de lado las cone­xio­nes exis­ten­tes detrás de las luchas inter-impe­ria­lis­tas e inter-capi­ta­lis­tas que des­de dis­tin­tos modos (acuer­dos, tra­ta­dos, etc.) mues­tran la inten­cio­na­li­dad de nue­vos repar­tos de regio­nes en el mun­do. Difí­cil­men­te estos movi­mien­tos se expre­sen sin confrontaciones.

En el caso de Boli­via una visión glo­bal debe­ría com­pren­der los movi­mien­tos de las poten­cias eco­nó­mi­cas-polí­ti­cas por la influen­cia en las regio­nes inme­dia­tas e his­tó­ri­cas de domi­nio como las más leja­nas entre acuer­dos o tratados.

Esta­mos seña­lan­do el refor­za­mien­to de una depen­den­cia his­tó­ri­ca tra­du­ci­da hoy en paí­ses depen­dien­tes polí­ti­ca­men­te. Este aspec­to es impor­tan­te en las eva­lua­cio­nes de los intere­ses eco­nó­mi­cos, ya que cual­quier equi­li­brio nos apa­re­ce ines­ta­ble sin rup­tu­ra polí­ti­ca de los pro­ce­sos de dependencia.

El agui­jón: la rela­ción gol­pe de mano-gol­pe de Estado

La repú­bli­ca bur­gue­sa tam­bién es el capí­tu­lo del des­en­vol­vi­mien­to de la rela­ción gol­pe de mano-gol­pe de Esta­do, una téc­ni­ca de poder nada ori­gi­nal por esta región. El gol­pe de mano se des­en­vuel­ve entre des­alo­jo de fun­cio­na­rios (no sólo en el eje­cu­ti­vo) y como téc­ni­ca para resol­ver con­tra­dic­cio­nes inter­nas del sis­te­ma polí­ti­co vigente.

El gol­pe de Esta­do, como con­cep­to está ínti­ma­men­te vin­cu­la­do a lo que enten­da­mos por Esta­do, para noso­tros es un cam­bio del blo­que de poder. Esto para esta­ble­cer o res­ta­ble­cer los cua­dros polí­ti­cos que expre­sen los intere­ses del “par­ti­do del orden”.

Nues­tra inten­ción es evi­tar una per­cep­ción ins­ti­tu­cio­na­lis­ta que nos encie­rra en lo que “debe ser” sin com­pren­der las con­di­cio­nes actua­les en las que se des­en­vuel­ven las luchas polí­ti­cas y socia­les. Sin embar­go, es fun­da­men­tal visua­li­zar al sis­te­ma ins­ti­tu­cio­nal polí­ti­co y social como terreno don­de per­mean las luchas polí­ti­cos y socia­les, inclu­so es el ámbi­to don­de se rea­li­za el gol­pe de mano (des­alo­jo de cua­dros polí­ti­cos en fun­cio­nes de gobierno).

Las fuer­zas socia­les en pug­na es el mode­lo que pro­po­ne­mos para leer los hechos que suce­den en la terri­to­ria­li­dad social.

Reto­ma­mos la ima­gen del agui­jón, desa­rro­lla­da por Elías Canet­ti, en el sen­ti­do de la mar­ca que se cons­ti­tu­ye en el eje­cu­tan­te de una orden, para noso­tros en el lugar de las depen­den­cias polí­ti­cas. Es nece­sa­rio des­ar­mar el par­ti­do del orden en el fren­te “asal­tan­te”, es nece­sa­rio colo­car nues­tras ener­gías y fuer­zas para disol­ver el pesa­do agui­jón en Bolivia.

Fenó­me­nos mor­bo­sos, hege­mo­nías rotas

Lo que carac­te­ri­za­mos como fenó­me­nos mor­bo­sos es una dis­tan­cia entre lo des­alo­ja­do y lo que no pue­de ser reem­pla­za­do en un sen­ti­do pro­gre­si­vo. El momen­to des­cen­den­te des­de las luchas polí­ti­cos y socia­les no fue rever­ti­do, las coyun­tu­ras que por el momen­to inten­ta capi­ta­li­zar el fren­te “asal­tan­te” des­de una téc­ni­ca de poder que es pre­ci­so deve­lar­la de su cober­tu­ra ideológica.

¿Qué ini­cia­ti­va polí­ti­ca para evi­tar… la situa­ción de gue­rra civil abier­ta? ¿Es evi­ta­ble? ¿Cuál es la adver­ten­cia para las prác­ti­cas polí­ti­cas cotidianas?

Si Boli­via nos mues­tra la res­tau­ra­ción a un sis­te­ma que bene­fi­cie a pocos, Chi­le nos mues­tra el lími­te de ese sis­te­ma, ahí vemos en acción lo que está en jue­go. Dis­tin­tas ins­tan­cias de una estra­te­gia de poder para la región que adver­ti­mos deter­mi­nan­te en el des­en­vol­vi­mien­to de la situa­ción que ana­li­za­mos. Dis­tin­tas ins­tan­cias, una mis­ma deter­mi­na­ción política.

El peli­gro de una sen­ten­cia de muer­te, de una matan­za entre frac­cio­nes del cam­po del pue­blo hoy nos deman­da la aten­ción en las tareas de una polí­ti­ca con­cre­ta de pro­tec­ción de los cua­dros, mili­tan­tes y acti­vis­tas de los agru­pa­mien­tos polí­ti­cos en con­tra del gol­pe de mano-gol­pe de Esta­do. La ame­na­za del “ojo” sobre ellos no es espon­tá­nea, está basa­da en la “inte­li­gen­cia” pre­via que sos­pe­cha­mos nada inocente.

El obje­ti­vo de las bajas en el cam­po del pue­blo es el mie­do, y sus con­se­cuen­cias. Ven­cer su moral y dis­po­si­ción a la lucha impli­ca un abe­rran­te espec­tro de heri­dos, per­se­gui­dos, dete­ni­dos y muer­tos. Qui­tar­los de su zona de resis­ten­cia, de aque­llos lazos que arti­cu­lan y con­du­cen la defen­sa. Mues­tran tam­bién la dis­po­si­ción del “fren­te asal­tan­te” dis­pues­to al ani­qui­la­mien­to físi­co y moral.

Todos los erro­res seña­la­dos en diver­sos artícu­los sobre el cam­po polí­ti­co e inte­lec­tual no los nega­mos. Es más, tie­nen su lugar en el pre­sen­te deve­nir. Pero los erro­res se asu­men y sufren en la situa­ción mis­ma del des­pla­za­mien­to de una fuer­za que nece­si­ta un espa­cio para la reso­lu­ción pro­gre­si­va de sus con­tra­dic­cio­nes internas.

Hoy el rei­no de la nece­si­dad para esta fuer­za con­sis­te en la soli­da­ri­dad para sus luchas como con­ser­va­ción físi­ca y pre­ser­va­ción moral para resol­ver crí­ti­cas y cri­sis ideológicas.

Nues­tra mira­da cen­tra­da en las prác­ti­cas polí­ti­cas coti­dia­nas es una con­vo­ca­to­ria al modo de soli­da­ri­dad para los agru­pa­mien­tos polí­ti­cos, gre­mia­les y terri­to­ria­les que ten­gan como meta la libe­ra­ción nacio­nal y social.

Abra­ce­mos a los que resis­ten en Boli­via. Los erro­res deben supe­rar­se en la medi­da que exis­ta la fuer­za para hacer­lo. No pue­den ser la excu­sa que haga más fuer­te a una supre­ma­cía blan­ca, racis­ta y que exclu­ya a las mayo­rías. La soli­da­ri­dad de las luchas que desa­rro­llan los cua­dros, mili­tan­tes y acti­vis­tas en las con­di­cio­nes con­cre­tas es una tarea en sí mis­ma que nos invo­lu­cra des­de la confrontación.

Pos­da­ta para qui­tar el aguijón

Lue­go de algu­nos meses el fren­te “asal­tan­te” no logra rea­li­zar el espa­cio polí­ti­co y social con­quis­ta­do. Des­de allí que nos encon­tra­mos en una situa­ción más bien ines­ta­ble, pero siem­pre opor­tu­na mien­tras exis­ta fuer­za para des­ar­ti­cu­lar al par­ti­do del orden del fren­te “asal­tan­te”. Estas últi­mas son dos ins­tan­cias para ana­li­zar el espa­cio no rea­li­za­do y la estra­te­gia de poder dete­ni­da en la mis­ma (i)legalidad bur­gue­sa que dicen restaurar.

Cuan­do ya ni el fren­te enemi­go pue­de avan­zar, ima­gen con la cual nos apro­xi­ma­mos a la coyun­tu­ra inme­dia­ta de la socie­dad polí­ti­ca boli­via­na. Aun ante la medi­ción más dra­má­ti­ca en el ani­qui­la­mien­to, la per­se­cu­ción y la deten­ción en el fren­te “asal­ta­do”.

El esta­ble­ci­mien­to de un espa­cio de refle­xión y acción suma­men­te nece­sa­rio para for­ta­le­cer un gran ali­nea­mien­to en la socie­dad con capa­ci­dad de absor­ber frac­cio­nes socia­les y cua­dros polí­ti­cos en la lucha demo­crá­ti­ca. Una polí­ti­ca de sali­da a esta situa­ción ines­ta­ble don­de pro­po­ne­mos rele­var tan­to al “eco­no­mis­mo” y al “opor­tu­nis­mo cul­tu­ra­lis­ta” por una lec­tu­ra que se cen­tre en la reso­lu­ción de los pro­ble­mas de la lega­li­dad y legi­ti­mi­dad en las alian­zas de clases.

El pro­ce­so elec­to­ral en una doble mira­da, tan­to el cui­da­do en la super­fi­cie de las com­pa­ñe­ras y com­pa­ñe­ros duran­te la cam­pa­ña como la nece­sa­ria rea­li­za­ción de los comi­cios al rit­mo de la lega­li­dad bur­gue­sa como meta defen­si­va que con­vo­que a frac­cio­nes socia­les y cua­dros polí­ti­cos en un gran ali­nea­mien­to político-ideológico.

Aquel fenó­meno mor­bo­so des­ta­pa el sen­ti­do regre­si­vo del fren­te “asal­tan­te”, las hege­mo­nías rotas como tema-pro­ble­ma tras­cien­de esta coyun­tu­ra en la región mis­ma. Solo adver­ti­mos, la opor­tu­ni­dad de explo­tar las debi­li­da­des cons­truc­ti­vas del adver­sa­rio en la pecu­lia­ri­dad de la situa­ción boli­via­na don­de las con­fron­ta­cio­nes polí­ti­cas y socia­les tien­den a desa­rro­llar­se a cie­lo abierto.

[*]Inves­ti­ga­do­res del Cen­tro de Inves­ti­ga­cio­nes en Cien­cias Socia­les (CICSO), Argen­ti­na, aso­cia­do al Cen­tro Lati­no­ame­ri­cano de Aná­li­sis Estratégico.

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