Evo­lu­ción del paro y balan­ce del 2014: de la pre­ca­rie­dad a la pobre­za labo­ral- LAB Sindikatua

El paro regis­tra­do en Hego Eus­kal Herria des­cen­dió el mes de diciem­bre en 2.678 per­so­nas, según los datos difun­di­dos por el Minis­te­rio de Empleo. Se cie­rra así el año con un total de 213.557 per­so­nas des­em­plea­das. Sin embar­go, en cómpu­to anual la cifra ofi­cial de paro tan sólo se ha redu­ci­do en 5.305 per­so­nas, una dis­mi­nu­ción esca­sa y muy insu­fi­cien­te si tene­mos en cuen­ta que des­de el ini­cio de la cri­sis alre­de­dor de 112.000 per­so­nas se han incor­po­ra­do a las colas del paro.

Toda­vía resul­ta teme­ra­rio afir­mar que la des­truc­ción de empleo ha toca­do fon­do; sobre todo por­que la ame­na­za de cie­rre y des­pi­dos pla­nea sobre dece­nas de empre­sas. Sin embar­go, resul­ta tan­to o más preo­cu­pan­te la con­sig­na impues­ta por los pode­res eco­nó­mi­cos y polí­ti­cos: “crear empleo a cos­ta de lo que sea”.

A juz­gar por los resul­ta­dos de otras fuen­tes esta­dís­ti­cas, más que crear empleo, esta­mos asis­tien­do a un empo­bre­ce­dor repar­to del empleo exis­te, a tra­vés de la exten­sión de la con­tra­ta­ción a tiem­po parcial.

El 93,6% de los con­tra­tos fir­ma­dos en diciem­bre fue­ron tem­po­ra­les, y más del 41% de los con­tra­tos inde­fi­ni­dos fue­ron a tiem­po par­cial o fijos dis­con­ti­nuos. Por tan­to, aumen­ta el impac­to del sub­em­pleo y la tem­po­ra­li­dad, mien­tras que los redu­ci­dos sala­rios se reba­jan toda­vía más. Estos son los ras­gos que carac­te­ri­zan la evo­lu­ción más recien­te del mer­ca­do labo­ral, alte­ran las rela­cio­nes labo­ra­les y empu­jan a la cla­se tra­ba­ja­do­ra de la pre­ca­rie­dad a la pobreza.

Así se expli­ca que cada vez sea más nume­ro­so el colec­ti­vo de per­so­nas que, a pesar de tener empleo, se encuen­tran en situa­ción de pobreza.
Pero en esen­cia la dispu­ta con­ti­núa sien­do la mis­ma, ya que res­pon­de al con­flic­to de intere­ses entre el capi­tal y el tra­ba­jo; es decir, entre una éli­te que pre­ten­de man­te­ner sus pri­vi­le­gios fren­te a la mayo­ría de la pobla­ción, gra­ve­men­te per­ju­di­ca­da por sus decisiones.

Ade­más, este empeo­ra­mien­to de las con­di­cio­nes labo­ra­les vie­ne acom­pa­ña­do del pro­gre­si­vo debi­li­ta­mien­to del sis­te­ma de pro­tec­ción por des­em­pleo, que hoy día deja des­am­pa­ra­das a cer­ca de 120.000 per­so­nas sin empleo ni prestaciones.

Actual­men­te, sólo una de cada cua­tro per­so­nas en paro cobra una pres­ta­ción con­tri­bu­ti­va, y el 55,5% no per­ci­be nin­gún tipo de pres­ta­ción por des­em­pleo; mien­tras que hace un año el por­cen­ta­je de des­pro­tec­ción afec­ta­ba al 48,8% de la pobla­ción des­em­plea­da. Por otro lado, la cuan­tía media de la pres­ta­ción con­tri­bu­ti­va ha caí­do un 3,3%.

Fren­te a este pano­ra­ma, nues­tra máxi­ma prio­ri­dad será la acu­mu­la­ción de fuer­zas y la recons­truc­ción de la alian­za de cla­se en torno a un pro­yec­to de trans­for­ma­ción social más jus­to y equi­ta­ti­vo, pero en cla­ve de sobe­ra­nía y dere­cho a decidir.

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