Así somos los guerrilleros farianos, hombres y mujeres de carne y hueso con profundos sentimientos, alegrías, triunfos y sufrimientos.
En los medios de comunicación se habla insistentemente del reclutamiento de menores por parte de nuestra organización, siendo esta una difamación más, que no toma en cuenta los contextos, y sobre la que es necesario pronunciarse.
En mi caso soy de origen campesino, mi familia es muy pobre, vivíamos en el campo, mi papá administraba una finca de café. Esas tierras pertenecían a un terrateniente que tras explotar al máximo a mis padres, al ver que sus tierras estaban produciendo buenas ganancias, nos echó mal pagando lo que habían trabajado, obligándonos a irnos para el pueblo a pasar necesidades. Somos varios hermanos, mi papá se puso a jornalear, y los ingresos eran muy precarios. Querían darnos estudio a todos pero en este país es imposible que un padre de familia con un mísero salario y una madre lavando ropa ajena, puedan facilitar los medios básicos de subsistencia a sus cuatro hijos y además verlos llegar a la Universidad.
Somos tres hermanas de las cuales yo soy la menor. Mi padre nos matriculó en el colegio, pero el salario solamente le alcanzaba para financiar uniformes y zapatos a las mayores, entonces a mi me tocaba aguantarme el regaño de la profesora porque no iba con el uniforme y los zapatos que exigían, lo mismo ocurría con libros y cuadernos. Por esta razón cuando conocí las FARC-EP y los objetivos por los cuales luchaba, no dudé en pedir el ingreso a las filas guerrilleras.
Ahora díganme estimados lectores, ¿sí será justo que en nuestra Colombia, un país con tanta riqueza, exista tanta miseria? Es aquí, en estos temas, donde los medios de la desinformación hacen oídos sordos. Solamente hacen propaganda negra a la guerrilla, desnaturalizando la verdad de nuestra causa, consistente en la lucha por el buen vivir del pueblo colombiano.
Decidí escribir sobre cuáles fueron los motivos que me llevaron a ingresar, porque dentro de todo ese cúmulo de desinformación que hay, se dicen una cantidad de mentiras para desprestigiar nuestra organización ante el pueblo. Aquí se ingresa conscientemente, cada quien pide el ingreso voluntariamente al movimiento, es mentira que aquí se traiga la gente obligada, o que a los campesinos se les pida cuota familiar para engrosar nuestras filas. Eso no es así. Sería imposible para una fuerza guerrillera como las FARC-EP tener a alguien aquí obligado, todos los combatientes llegan a filas por su propia decisión.
Cuando alguien pide ingreso se le pregunta la edad y si es menor no se le incorpora a filas, ya que es una violación a las normas de reclutamiento. También se le indaga sobre su estado de salud, si sufre alguna enfermedad. Se le explica punto por punto nuestro reglamento, los deberes y los derechos de los combatientes, se le aclara que a filas se llega por tiempo indefinido, se le da tiempo para que lo piense bien, porque ingresar a la guerrilla es un paso trascendental. Por eso esta decisión debe ser consciente. Después del ingreso hay un curso básico político-militar, donde el nuevo combatiente es entrenado para afrontar la vida guerrillera elegida por él.
Aquí aprendemos la verdadera historia de Colombia. Además nos enseñan matemáticas, geografía, comunicaciones, enfermería, odontología, filosofía, economía política y otros documentos para fortalecernos ideológicamente y tener la capacidad de enfrentar todas las dificultades pequeñas y grandes que en esta lucha de resistencia hay que desafiar. Una de las cosas más importantes es que aquí se trabaja a diario para derrotar el analfabetismo, ya que aquí llegan muchos combatientes que no tuvieron la posibilidad de aprender a leer y escribir. En estos casos la preocupación es por instruirlos.
Lo mejor que tiene el Ejército del Pueblo es que nuestros mandos son muy humanos y respetuosos con sus subalternos; ellos han pasado por todas las situaciones que se dan en la guerra como cualquier combatiente. Se convierten en segundos padres, ya que una de sus mayores preocupaciones es precisamente la tropa. Es responsabilidad del mando sacarlas airosas, triunfantes, y guiarlas por el mejor camino. En las FARC-EP la vida y el bienestar de cada uno de los combatientes es importante. Nos infunden el valor ante el enemigo de clase, pero también nos inculcan el respeto por él, por los prisioneros de guerra y por sus heridos. Son cientos de veces en las que nuestros enfermeros han curado a soldados y policías heridos en combate.
El guerrillero debe ser integral. No solo nos dedicamos a combatir, también a recrearnos, estudiar y trabajar. Donde hay condiciones producimos nuestros propios alimentos. El trabajo y el estudio aquí son una constante. Por su lado, la recreación existe, pero la podemos lograr cuando la situación de orden público nos favorece.
Así somos los guerrilleros farianos, hombres y mujeres de carne y hueso con profundos sentimientos, alegrías, triunfos, sufrimientos y también padecemos grandes tristezas cuando vemos caer nuestros compañeros de lucha. Sin embargo, la vida que han entregado nuestros héroes revolucionarios, también nos da fuerzas para seguir luchando por esa segunda y definitiva independencia con la que todos soñamos.
Por eso hoy es pertinente recordar las palabras de nuestro comandante Alfonso Cano: “Aquí en las FARC nadie esta amilanado, estamos absolutamente llenos de dignidad, de moral, de moral de combate”.
¡Hemos jurado vencer y venceremos!
Montañas de Colombia, 30 de octubre de 2014