Libe­ra­mos al Gene­ral, ¿Y de nues­tros pre­sos qué?- FARC- EP

La inmi­nen­cia de la libe­ra­ciónn del gene­ral Alza­te, como ges­to de paz, suma­do al com­pro­mi­so de las FARC de res­pe­tar los acuer­dos fir­ma­dos con el gobierno en la mesa de con­ver­sa­cio­nes de la Haba­na y de ajus­tar­se a la apli­ca­ción de los dere­chos huma­nos que pro­te­jan a la pobla­ción civil en el desa­rro­llo del pun­to de víc­ti­mas, con­tras­ta con la inhu­ma­ni­dad y el total aban­dono esta­tal en las cár­ce­les colombianas.

En el día de hoy los pri­sio­ne­ros de la cár­cel Eron Pico­ta, han teni­do que tomar la dra­má­ti­ca deci­sión de irse a las vías de hecho y decla­rar­se en huel­ga de ham­bre, como pro­tes­ta nece­sa­ria, con la angus­tio­sa espe­ran­za de que sea visi­bi­li­za­da su terri­ble situa­ción. Los pri­sio­ne­ros no están recla­man­do nada sun­tuo­so, osten­to­so, o impo­si­ble de con­ce­der, solo piden que se les dé a los enfer­mos la debi­da aten­ción médi­ca, medi­ci­nas y espe­cia­lis­tas de acuer­do a la pato­lo­gía, el dere­cho a un tra­to jus­to, lo nor­mal para la exis­ten­cia de un ser humano en con­di­cio­nes de dignidad.

En las cár­ce­les colom­bia­nas el haci­na­mien­to, la fal­ta de aten­ción jurí­di­ca, la vio­la­ción de dere­chos bási­cos como la visi­ta con­yu­gal, ali­men­ta­ción, aten­ción médi­ca, son pro­ble­mas que se con­vir­tie­ron en pan de cada día, agra­ván­do­se pro­gre­si­va­men­te has­ta con­ver­tir­se en un ver­da­de­ro aten­ta­do al dere­cho a vivir. Los dere­chos fun­da­men­ta­les de los pri­sio­ne­ros son cer­ce­na­dos de mane­ra cri­mi­nal y reite­ra­da, sin que para nada las auto­ri­da­des car­ce­la­rias, par­ti­cu­lar­men­te el INPEC, pero en gene­ral el Esta­do se den por enten­di­dos res­pec­to a las gra­ves denun­cias de una pobla­ción car­ce­la­ria que vive en abso­lu­ta situa­ción de abandono.

Es urgen­te la soli­da­ri­dad de orga­ni­za­cio­nes nacio­na­les, inter­na­cio­na­les y defen­so­ra de dere­chos huma­nos para lograr que estos colom­bia­nos pri­sio­ne­ros polí­ti­cos, pre­sos polí­ti­cos y socia­les ten­gan la aten­ción que se mere­cen, que no sean doble­men­te vic­ti­mi­za­dos por un régi­men injus­to y arbi­tra­rio que no solo con­de­na y extra­di­ta ino­cen­tes, sino que tam­bién los some­te a los peo­res vejá­me­nes en las lla­ma­das cár­ce­les, que no son otra cosa que cen­tros de tor­tu­ra, haci­na­mien­to y olvi­do de la con­di­ción humana.

Las FARC – EP con­ti­nua­mos exi­gien­do a las auto­ri­da­des nacio­na­les que actúen en con­cor­dan­cia con los con­ve­nios de Dere­chos huma­nos y solu­cio­nen de la mane­ra más pron­ta la situa­ción de los ciu­da­da­nos pri­va­dos de la libertad.

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