Vene­zue­la, la per­ma­nen­cia de la apues­ta prin­ci­pal- Mar­co Teruggi

teruggi_apuesta

Exis­te una cla­ve del pro­ce­so polí­ti­co boli­va­riano, un ele­men­to fun­dan­te que se ha veni­do modi­fi­can­do en sus for­mas pero que nun­ca se ha per­di­do: la apues­ta a la par­ti­ci­pa­ción popu­lar pro­ta­gó­ni­ca, tan­to en la cons­truc­ción del mode­lo como en la reso­lu­ción de los gran­des conflictos.

Una pers­pec­ti­va polí­ti­ca que está en la raíz de la revo­lu­ción, de su pra­xis polí­ti­ca coti­dia­na. Naci­da de la pers­pec­ti­va hon­da de Hugo Chá­vez, o emer­gen­te del mis­mo desa­rro­llo de la lucha de cla­ses y sus des­en­la­ces, como por ejem­plo ante el Gol­pe de Esta­do del 2002, esta con­cep­ción del pue­blo como suje­to hace­dor del pro­yec­to se ha con­for­ma­do en par­te de la estra­te­gia central.

Por eso el pre­si­den­te Nico­lás Madu­ro, en su dis­cur­so del pasa­do 2 de sep­tiem­bre lla­ma­do “el sacu­dón”, afir­mó que la mane­ra de medir los avan­ces, es sabien­do “cuán­to poder real tie­ne el pueblo”.

Par­ti­ci­pa­ción y poder, como par­te de una rela­ción direc­ta, el empo­de­ra­mien­to, del cual se ha habla­do e insis­ti­do muchas veces en Venezuela.

Esta con­cep­ción ha mar­ca­do la lógi­ca de las medi­das impul­sa­das por el gobierno, ha sen­ta­do un rum­bo acer­ca de qué es –debe ser/ha­cer- un gobierno popu­lar. Toman­do el caso de las vivien­das por ejem­plo: la orien­ta­ción ha sido la de ir sal­dan­do una deu­da his­tó­ri­ca –se han hecho 600 mil en 3 años- y en ese movi­mien­to, hacer del pue­blo el pro­ta­go­nis­ta de la construcción.

De esta mane­ra miles de vivien­das fue­ron cons­trui­das por con­se­jos comu­na­les, comu­nas, pobla­do­res urba­nos, en un pro­ce­so de orga­ni­za­ción comu­ni­ta­ria y de tra­ba­jo volun­ta­rio. El sal­do al momen­to de entre­gar la lla­ve se con­vir­tió no sola­men­te en una vivien­da dig­na, sino en orga­ni­za­ción popu­lar, en la cons­truc­ción de comu­ni­dad. En un apren­di­za­je del pue­blo: el de orga­ni­zar­se para resol­ver una nece­si­dad y adqui­rir algo –en este caso un techo- a tra­vés de la par­ti­ci­pa­ción directa.

Eso fue una bús­que­da cen­tral a la hora de ini­ciar la Gran Misión Vivien­da Vene­zue­la: rom­per en cada caso en que se pue­da con la lógi­ca ver­ti­cal de entre­ga de vivien­da, de esa rela­ción de subor­di­na­ción entre el Esta­do y el pue­blo. Una cla­ve de un pro­ce­so de trans­for­ma­ción revo­lu­cio­na­rio, de un gobierno popu­lar: la invitación/​incitación a rea­li­zar las trans­for­ma­cio­nes, y no úni­ca­men­te a aplau­dir medi­das gubernamentales.

Esa raíz estra­té­gi­ca, la con­vo­ca­to­ria a cons­truir de mane­ra direc­ta una patria, una nue­va demo­cra­cia, se ha tra­du­ci­do en las líneas de acción cla­ves boli­va­ria­nas, cen­tral­men­te la comu­nal. ¿Qué son las comu­nas sino la posi­bi­li­dad de que el pue­blo pon­ga en pie su pro­pio Gobierno, su auto­ges­tión, reor­ga­ni­ce colec­ti­va­men­te su modo de vida, sea el crea­dor de su coti­diano inme­dia­to y estratégico?

Las leyes, tan­to de los con­se­jos comu­na­les como de las comu­nas, fue­ron redac­ta­das con­te­nien­do las dos cla­ves de esa apues­ta prin­ci­pal: el auto­go­bierno y la auto­ges­tión. Esto es la posi­bi­li­dad, la seña­li­za­ción de un camino de auto­no­mía popu­lar, de un rol con el hori­zon­te no subor­di­na­do al Esta­do, impul­sa­do por el pro­pio Estado.

El pro­ce­so de tran­si­ción enton­ces: el de la res­ti­tu­ción de los pode­res al pueblo.

Por eso las vivien­das cons­trui­das por el pue­blo lo fue­ron en el mar­co del naci­mien­to o con­so­li­da­ción de sus expe­rien­cias orga­ni­za­ti­vas, de las comu­nas. Las casas se hicie­ron tan­to como fin a la vez que como medio: para impul­sar mayo­res nive­les de orga­ni­za­ción. Con­ti­nuar con la crea­ción popu­lar en cada aspec­to posi­ble, nece­sa­rio: la edu­ca­ción, la comu­ni­ca­ción, la igual­dad de géne­ros, la salud etc.

Esta pers­pec­ti­va, esta mane­ra de pen­sar las medi­das de gobierno, el pro­pio Esta­do, cons­ti­tu­ye una dife­ren­cia cen­tral con aque­llos gobier­nos de la región, como el argen­tino, que con­ci­bie­ron des­de un ini­cio la par­ti­ci­pa­ción popu­lar como acom­pa­ña­mien­to subor­di­na­do, la cele­bra­ción de medi­das pro­gre­sis­tas, y un lla­ma­do al voto de mane­ra perió­di­ca. A seguir y no a hacer, a refor­zar el Esta­do sin empo­de­ra­mien­to popu­lar, a inte­grar­se de mane­ra subor­di­na­da, sin otra pers­pec­ti­va den­tro del mode­lo que esa.

En Vene­zue­la en cam­bio exis­tió des­de el pri­mer momen­to la con­cep­ción de que el pue­blo debe­ría rea­li­zar el pro­yec­to. Por eso fue lla­ma­do a cons­truir­lo. Y a orga­ni­zar­se para hacer­lo. Y el Gobierno enca­be­za­do por Hugo Chá­vez optó por empo­de­rar­lo, crear las medi­das y herra­mien­tas para que eso suce­die­ra, aun­que cla­ro está, eso hicie­ra y haga peli­grar la mis­ma base del orden esta­ble­ci­do. ¿Pero, no se tra­ta jus­ta­men­te de ter­mi­nar con un orden establecido?

Por eso Nico­lás Madu­ro en “el sacu­dón” habló de “los res­tos del esta­do bur­gués que están ahí intac­tos, del buro­cra­tis­mo, de la corrup­ción, en su rela­ción de des­pre­cio e indo­len­cia con nues­tro pue­blo”, de eso que debe ser eli­mi­na­do. Una reso­lu­ción que se encuen­tra direc­ta­men­te rela­cio­na­da con los avan­ces del poder popu­lar, con la cons­truc­ción de una nue­va ins­ti­tu­cio­na­li­dad y una eco­no­mía comu­nal, de su pre­sión sobre ese Esta­do here­da­do. Para obli­gar­lo a más, des­ha­cer­lo hacien­do el nuevo.

Acla­ra­cio­nes necesarias

Muchas de las 600 mil vivien­das no fue­ron hechas por el pue­blo sino direc­ta­men­te por el Esta­do, o por empre­sas pri­va­das –extran­je­ras o nacio­na­les. En reite­ra­das opor­tu­ni­da­des inclu­so los movi­mien­tos popu­la­res debie­ron dispu­tar con esos acto­res para con­se­guir los recur­sos nece­sa­rios para la construcción.

Tam­po­co la volun­tad de poner en mar­cha pro­ce­sos de auto­go­bierno y auto­ges­tión ha sido adop­ta­da de mane­ra homo­gé­nea. Como ejem­plo más recien­te pue­de nom­brar­se la evi­den­cia­ción de una ten­sión entre el Par­ti­do Socia­lis­ta Uni­do de Vene­zue­la –deten­tor de casi todas las inten­den­cias del país- y el ascen­so del movi­mien­to comu­nal: la resis­ten­cia a la trans­for­ma­ción, a la pér­di­da de espa­cios de poder ante un nue­vo poder creciente.

El movi­mien­to cha­vis­ta es hete­ro­gé­neo, y en su inte­rior conviven/​tensionan dife­ren­tes pers­pec­ti­vas. Siem­pre ha suce­di­do así. Y en el camino de los 15 años algu­nos cam­bia­ron de fila, otros evi­den­cia­ron su con­cep­ción pura­men­te esta­tis­ta, y otros se dedi­ca­ron a cons­pi­rar des­de den­tro con­tra el avan­ce popu­lar, defen­dien­do el Esta­do here­da­do, ali­men­tan­do la razón buro­crá­ti­ca, asfi­xian­te, enemiga.

Tam­bién hubo quie­nes acep­ta­ron y pro­pi­cia­ron el pro­ta­go­nis­mo popu­lar pero des­de una lógi­ca subor­di­na­da. Como caso recien­te pue­de obser­var­se en la con­tra­ofen­si­va con­tra la gue­rra eco­nó­mi­ca, en la cual la par­ti­ci­pa­ción del pue­blo orga­ni­za­do en la fis­ca­li­za­ción fue con­ce­bi­da úni­ca­men­te como apén­di­ce de las instituciones.

Sin embar­go la apues­ta prin­ci­pal no cam­bió. Fue el cen­tro del pro­yec­to a la vez que la mane­ra de com­ba­tir las resis­ten­cias inter­nas: pro­fun­di­zar las medi­das que apun­ta­ran al pro­ta­go­nis­mo del pue­blo, a su avan­ce orga­ni­za­ti­vo tan­to cuan­ti­ta­ti­vo como cua­li­ta­ti­vo –en por ejem­plo su apren­di­za­je en ser Gobierno en su pro­pio terri­to­rio comunal.

Allí resi­de la raíz cha­vis­ta, el hori­zon­te estra­té­gi­co, el de un pue­blo hacien­do una revo­lu­ción, invo­lu­crán­do­se en aspec­tos cada vez mayo­res, tenien­do como pers­pec­ti­va tras­to­car inclu­so el orden actual. Eso ha con­for­ma­do el qué-hacer del pue­blo, del gobierno popu­lar, su razón de ser como tal, popu­lar –y no como medi­ción de votos y encuestas.

En cuan­to a las con­tra­dic­cio­nes sus reso­lu­cio­nes serán a tra­vés de la dispu­ta, la movi­li­za­ción. No se pue­de pen­sar un pro­yec­to sin ten­sio­nes ni con­tra­dic­cio­nes. El asun­to es cuál es ese pro­yec­to. A qué ha sido con­vo­ca­do el pue­blo. Si a aplau­dir o a crear.

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *