Oba­ma lan­za una nue­va gue­rra- Rober­to Montoya

La decapitación de otro periodista estadounidense acelera los planes de ataque del Pentágono.La deca­pi­ta­ción de otro perio­dis­ta esta­dou­ni­den­se ace­le­ra los pla­nes de ata­que del Pentágono. 

Los terro­ris­tas del auto­pro­cla­ma­do Esta­do Islá­mi­co (EI, o IS, reduc­ción del nom­bre por el que se die­ron a cono­cer pocos años atrás, Esta­do Islá­mi­co de Iraq y Siria, EIL o ISIS) han vuel­to al mis­mo esce­na­rio de dos sema­nas atrás para fil­mar su nue­vo maca­bro video: la deca­pi­ta­ción de un segun­do perio­dis­ta estadounidense.

Un lugar inde­fi­ni­do del desier­to, pro­ba­ble­men­te Siria, un hom­bre occi­den­tal arro­di­lla­do, con sus manos ata­das a la espal­da ves­ti­do con una túni­ca naran­ja, y a pocos pasos detrás de él, su ver­du­go, ata­via­do de negro y con su ros­tro ocul­to. Tal como este mis­mo ver­du­go anun­ció en su pri­mer “men­sa­je a Amé­ri­ca”, tras ase­si­nar al perio­dis­ta James Foley, si EE.UU. no dete­nía sus bom­bar­deos con­tra posi­cio­nes del EI en Iraq ni paga­ba un mul­ti­mi­llo­na­rio res­ca­te, en bre­ve ase­si­na­ría a otro perio­dis­ta, Ste­ven Joel Sotloff, secues­tra­do en Siria en agos­to de 2013.

Y cum­plió su ame­na­za. El ver­du­go al que la pren­sa bri­tá­ni­ca apo­da Yihad John por su per­fec­to acen­to inglés, lo deca­pi­tó con su cuchi­llo al igual que hizo con Foley, des­pués de obli­gar a Sotloff a cul­pa­bi­li­zar a Oba­ma de su muerte.
Yihad John, el nom­bre tras el cual Scotland Yard sos­pe­cha –según los medios de comu­ni­ca­ción– que se ocul­ta un joven bri­tá­ni­co de 24 años, Abdel Majed Abdel Bary, rape­ro, hijo de un abo­ga­do egip­cio exila­do en Rei­no Uni­do, habría via­ja­do a Orien­te Medio para unir­se a la Yihad (gue­rra san­ta), como han hecho al menos otros 500 británicos.

El ver­du­go pare­ce dis­fru­tar de ser el pro­ta­go­nis­ta de estos bru­ta­les videos, que sir­ven para ate­rro­ri­zar a sus enemi­gos y para ani­mar a los pro­pios yiha­dis­tas mos­trán­do­les el impac­to mediá­ti­co que tie­nen sus crímenes.

En el nue­vo video del Esta­do Islá­mi­co en el que se mues­tra la eje­cu­ción de Sotloff –un hom­bre de 31 años atraí­do por el mun­do islá­mi­co, que habla­ba ára­be flui­do – , Yihad John pre­sen­ta a su pró­xi­ma víc­ti­ma, al bri­tá­ni­co David Cawthor­ne Hai­nes, un ex mili­tar que tra­ba­ja­ba como ase­sor en temas de segu­ri­dad para ONG que ope­ran en la región, antes de ser secues­tra­do en mar­zo de 2013 en Siria.

Según Dabiq, órgano ofi­cial del EI, toda­vía per­ma­ne­cen en su poder “varios bri­tá­ni­cos y esta­dou­ni­den­ses”. A menu­do los fami­lia­res y medios de comu­ni­ca­ción para los que tra­ba­jan perio­dis­tas y fotó­gra­fos que son secues­tra­dos evi­tan que se difun­da esa infor­ma­ción para inten­tar nego­ciar su libe­ra­ción a cam­bio de dine­ro, lo que difi­cul­ta cono­cer la cifra exac­ta de pro­fe­sio­na­les que se encuen­tran en este momen­to cautivos.

El Esta­do Islá­mi­co vie­ne muti­lan­do, cru­ci­fi­can­do y dego­llan­do a cien­tos de per­so­nas en Iraq, Siria o el Líbano, pero sabe bien que nin­guno de esos videos con­mo­cio­nan tan­to a nivel mun­dial como la gra­ba­ción de la deca­pi­ta­ción de sus rehe­nes occi­den­ta­les. La poli­cía y los ser­vi­cios de Inte­li­gen­cia euro­peos temen que esos videos esti­mu­len a muchos jóve­nes euro­peos de ori­gen musul­mán sedu­ci­dos por el men­sa­je de cier­tas corrien­tes sala­fis­tas para sumar­se a la Yihad.

Según el Obser­va­to­rio Sirio para los Dere­chos Huma­nos, el Esta­do Islá­mi­co cuen­ta con cer­ca de 50 mil com­ba­tien­tes en Siria y al menos 20 mil­de ellos son extranjeros.

Se cal­cu­la que cer­ca de 3000 pro­vie­nen de Ara­bia Sau­dí –cuna del sala­fis­mo – , otros tan­tos de Túnez, unos 1300 de Marrue­cos, pero tam­bién isla­mis­tas pro­ve­nien­tes de Che­che­nia, de la comu­ni­dad uigur de Chi­na, y unos 2000 de Euro­pa y EE.UU.

Otro tan­to suce­de con Iraq, don­de el EI cuen­ta con otros 30 mil milicianos.
El Esta­do Islá­mi­co ha logra­do des­pla­zar en pro­ta­go­nis­mo a Al Qae­da en toda la región, la que, para con­tra­rres­tar, aca­ba de anun­ciar la crea­ción de Qae­dat al Yihad, una fran­qui­cia suya en la demo­cra­cia más gran­de del mun­do, India.
El apo­yo finan­cie­ro al EI por par­te de monar­quías del Gol­fo y otros paí­ses ára­bes y el con­trol de pozos petro­lí­fe­ros que tan­to en Iraq como en Siria han caí­do en sus manos, les ha dado un pode­río eco­nó­mi­co que les per­mi­te dotar­se de armas y medios de comu­ni­ca­ción sofis­ti­ca­dos y poder pagar regu­lar­men­te un sala­rio a sus miles de com­ba­tien­tes, así como a ase­so­res finan­cie­ros, infor­má­ti­cos, espe­cia­lis­tas en medios de comu­ni­ca­ción y tra­duc­to­res de dis­tin­tos idio­mas, dis­tri­bui­dos por dis­tin­tos países.

El con­tro­lar ya todo el nor­des­te de Siria fron­te­ri­zo con Iraq e impor­tan­tes ciu­da­des e ins­ta­la­cio­nes estra­té­gi­cas ira­quíes le ha per­mi­ti­do dar esa ima­gen de Esta­do inci­pien­te. La reduc­ción de su nom­bre ori­gi­nal no es arbi­tra­ria, quie­re demos­trar que ya es un cali­fa­to y que a tra­vés de la Yihad exten­de­rá su poder más y más, como siglos atrás.

Al fren­te de él, el cali­fa Ibrahim, ante­rior­men­te cono­ci­do como Ibrahim al Badri, alias Abu Du’a y alias Abu Bakr al Baghdadi.

El actual cali­fa, con­si­de­ra­do ya por EE.UU. el nue­vo “enemi­go públi­co núme­ro uno” –una vez eje­cu­ta­do extra­ju­di­cial­men­te Osa­ma bin Laden – , fue, según tes­ti­gos y como tes­ti­mo­nian foto­gra­fías, uno de los inter­lo­cu­to­res que tuvo el sena­dor John McCain –can­di­da­to pre­si­den­cial repu­bli­cano en 2008– cuan­do se reu­nió en mayo de 2013 en Siria con “la opo­si­ción mode­ra­da” al dic­ta­dor Bachar al Assad, pro­me­tién­do­les el apo­yo de Washington.

EE.UU. repi­tió así en Siria, como poco antes en Libia, un tipo de alian­za simi­lar a la que hizo con Bin Laden en los años ’90 en Afga­nis­tán para luchar con­tra las tro­pas sovié­ti­cas. Lue­go no podría con­tro­lar­lo y se le con­ver­ti­ría en su pesadilla.
EE.UU. pre­pa­ra aho­ra una nue­va gue­rra, esta vez para fre­nar al EI, un gru­po aún más extre­mis­ta que Al Qae­da al que jun­to con Ara­bia Sau­dí, Qatar, Tur­quía y otros de sus paí­ses alia­dos ayu­dó a cre­cer con el obje­ti­vo de impe­dir la influen­cia de Irán en Iraq, Siria y el Líbano.

Tan­to repu­bli­ca­nos como demó­cra­tas recla­man a Oba­ma que inten­si­fi­que los bom­bar­deos actua­les en Iraq y los extien­da a Siria. Para­dó­ji­ca­men­te, aho­ra no para ata­car al régi­men de Bachar al Assad como pre­ten­día un año atrás –acción con­ge­la­da ante la sali­da diplo­má­ti­ca pre­sen­ta­da por Putin – , sino para bom­bar­dear a opo­si­to­res del dic­ta­dor… a los que EE.UU. apo­ya­ba y armaba.
Los pla­nes se reto­man, se tra­ta de bal­ca­ni­zar Siria e Iraq, par­tir los esta­dos por comu­ni­da­des para con­tro­lar­los más fácil­men­te, siguien­do el ejem­plo ya prac­ti­ca­do en el Kur­dis­tán ira­quí, con un gobierno –aho­ra sólo semi­au­tó­no­mo– dócil, que no pone tra­bas ni a la explo­ta­ción de su petró­leo por mul­ti­na­cio­na­les extran­je­ras ni a la pre­sen­cia de ase­so­res mili­ta­res y agen­tes de la CIA.

Oba­ma y Came­ron pre­sio­nan a los 28 paí­ses miem­bros de la OTAN para que se sumen a los ata­ques al EI. Inten­tan que se pue­da uti­li­zar para ello la mis­ma Fuer­za de Acción Inme­dia­ta de miles de sol­da­dos, fuer­zas nava­les y aéreas que está crean­do la OTAN a rit­mo ace­le­ra­do para fre­nar a Rusia en Ucra­nia, pero no todos están dis­pues­tos a invo­lu­crar­se tan a fon­do en el con­flic­to de Orien­te Medio.

La his­to­ria se repi­te. Antes Bush lla­mó a su cru­za­da “gue­rra con­tra el terror”, Oba­ma, usan­do los pro­pios videos de las deca­pi­ta­cio­nes del EI como arma para sen­si­bi­li­zar a la comu­ni­dad inter­na­cio­nal y la opi­nión públi­ca, podría lla­mar a la nue­va cru­za­da “gue­rra con­tra el horror”.

Nadie podría negar­le que no sea terror y horror lo que siem­bra a su paso el EI, y por ello muchos acep­ta­rán así la nue­va cru­za­da como mal menor, pero, una vez más, se ocul­ta­rá cómo nació y quién ama­man­tó a este nue­vo mons­truo, como se ocul­ta­rán los obje­ti­vos reales que se per­si­guen con la gue­rra que se pre­pa­ra y afec­ta­rá a todos.

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