Tia­nan­men: La masa­cre que no fue

Hace vein­ti­cin­co años, todos los medios de comu­ni­ca­ción, no solo en EEUU, jun­to con el enton­ces pre­si­den­te Geor­ge W. Bush y el Con­gre­so de EEUU azo­ta­ban una his­te­ria fre­né­ti­ca a esca­la com­ple­ta y un ata­que con­tra el gobierno chino por lo que se des­cri­bió como la masa­cre a san­gre fría de miles de estu­dian­tes no-vio­len­tos «pro-demo­cra­cia» que habían ocu­pa­do la pla­za de Tia­nan­men duran­te sie­te semanas.

La his­te­ria gene­ra­da por la «masa­cre» de la pla­za de Tia­nan­men esta­ba basa­da en un rela­to fic­ti­cio sobre lo que real­men­te ocu­rrió y eso se com­pro­bó cuan­do el gobierno chino des­pe­jó final­men­te la pla­za de mani­fes­tan­tes el 4 de junio de 1989.

La demo­ni­za­ción de Chi­na fue muy efi­caz. Casi todos los sec­to­res de la socie­dad de EEUU, inclu­yen­do la mayor par­te de la «izquier­da», acep­ta­ron la pre­sen­ta­ción impe­ria­lis­ta de lo que allí pasó.

En aquel momen­to la ver­sión ofi­cial del gobierno chino de los even­tos fue tacha­da de inme­dia­to como fal­sa pro­pa­gan­da. Chi­na infor­mó de que unas 300 per­so­nas habían muer­to en enfren­ta­mien­tos el 4 de junio y que muchos de los muer­tos eran sol­da­dos del Ejér­ci­to de Libe­ra­ción Popu­lar (EPL). Chi­na, insis­tió en que no hubo masa­cre de nin­gún estu­dian­te en la Pla­za Tia­nan­men y de hecho los sol­da­dos des­pe­ja­ron la Pla­za de Tia­nan­men de mani­fes­tan­tes sin un solo disparo.

El gobierno chino tam­bién afir­mó que los sol­da­dos des­ar­ma­dos que esta­ban en la pla­za de Tia­nan­men en los dos días ante­rio­res al 4 de junio fue­ron que­ma­dos y lin­cha­dos, con sus cadá­ve­res col­gan­do de los auto­bu­ses. Otros fue­ron inci­ne­ra­dos cuan­do los vehícu­los mili­ta­res fue­ron incen­dia­dos con los sol­da­dos que no podían esca­par, y muchos otros resul­ta­ron gra­ve­men­te gol­pea­dos por ata­ques de tur­bas violentas.

Estas his­to­rias eran cier­tas y bien docu­men­ta­das. No sería difí­cil ima­gi­nar cómo habría reac­cio­na­do el Pen­tá­gono y las agen­cias poli­cia­les de EEUU si el movi­mien­to Occupy, por ejem­plo, hubie­ra, de mane­ra simi­lar, pren­di­do fue­go a sol­da­dos y poli­cías, y los hubie­ra lin­cha­do cuan­do el gobierno esta­ba tra­tan­do de des­pe­jar los espa­cios públicos.

En un artícu­lo del 5 de junio de 1989, el “Washing­ton Post” des­cri­bió cómo habían orga­ni­za­do a los com­ba­tien­tes anti­gu­ber­na­men­ta­les en for­ma­cio­nes de 100 a 150 per­so­nas. Esta­ban arma­dos con cóc­te­les molo­tov y palos de hie­rro, para enfren­tar­se con el EPL que toda­vía esta­ba sin armas en los días pre­vios al 4 de junio.

Lo qué pasó en Chi­na, lo que cos­tó la vida a los opo­si­to­res al gobierno y a los sol­da­dos el 4 de junio, no fue una masa­cre de estu­dian­tes pací­fi­cos, sino una bata­lla entre sol­da­dos del EPL y des­ta­ca­men­tos arma­dos del lla­ma­do movi­mien­to pro-democracia.

«Por una ave­ni­da en el oes­te de Bei­jing, los mani­fes­tan­tes pren­die­ron fue­go a un con­voy mili­tar ente­ro de más de 100 camio­nes y vehícu­los blin­da­dos. Fotos aéreas del incen­dio y colum­nas de humo han refor­za­do pode­ro­sa­men­te los argu­men­tos del gobierno [chino] de que las tro­pas fue­ron las víc­ti­mas, no los ver­du­gos. Otras esce­nas mues­tran cadá­ve­res mili­ta­res y mani­fes­tan­tes dis­pa­ran­do con rifles auto­má­ti­cos a los sol­da­dos que no ofre­cían resis­ten­cia «, admi­tió el “Washing­ton Post” en un artícu­lo que, sin embar­go, era favo­ra­ble a la opo­si­ción con­tra el gobierno, el 12 de junio de 1989.

“The Wall Street Jour­nal”, la voz líder de la lucha con­tra el comu­nis­mo, sir­vió como una ani­ma­do­ra voci­fe­ran­te para el movi­mien­to «pro-demo­cra­cia». Sin embar­go, su cober­tu­ra des­pués de 4 de junio reco­no­ció que muchos «mani­fes­tan­tes radi­ca­li­za­dos, algu­nos aho­ra arma­dos con armas de fue­go y vehícu­los requi­sa­dos en los enfren­ta­mien­tos con los mili­ta­res» se esta­ban pre­pa­ran­do para las luchas arma­das más gran­des. El infor­me del “Wall Street Jour­nal” sobre los acon­te­ci­mien­tos del 4 de junio retra­ta un cua­dro vivo:

«A medi­da que las colum­nas de tan­ques y dece­nas de miles de sol­da­dos se acer­ca­ban Tia­nan­men, muchas tro­pas fue­ron ata­ca­das por tur­bas enfu­re­ci­das… Doce­nas de sol­da­dos fue­ron saca­dos de camio­nes, seve­ra­men­te gol­pea­dos y deja­dos por muer­tos. En una inter­sec­ción al oes­te de la pla­za, el cuer­po de un joven sol­da­do, que había ven­ci­do a la muer­te, fue des­nu­da­do y col­ga­do de un lado de un auto­bús. Otro cadá­ver de un sol­da­do fue col­ga­do en un cru­ce al este de la plaza».

La masa­cre que no fue

En los días inme­dia­ta­men­te des­pués del 4 de junio de 1989 los titu­la­res, artícu­los y edi­to­ria­les del “New York Times” uti­li­zan la figu­ra de «miles» de acti­vis­tas pací­fi­cos que fue­ron masa­cra­dos cuan­do el ejér­ci­to envió tan­ques y sol­da­dos a la pla­za. El núme­ro que el “Times” uti­li­za­ba como una esti­ma­ción de muer­tos fue de 2.600. Esa cifra se uti­li­zó lue­go como el núme­ro míni­mo de estu­dian­tes acti­vis­tas que fue­ron acri­bi­lla­dos en Tia­nan­men. Casi todos los medios de comu­ni­ca­ción esta­dou­ni­den­ses infor­ma­ron de «muchos miles» de muer­tos. Muchos medios dije­ron que unos 8.000 habían sido sacri­fi­ca­dos. Tim Rus­sert, Jefe de la Ofi­ci­na en Washing­ton de la “NBC”, que apa­re­ce más tar­de en “Meet the Press” dijo que «dece­nas de miles» murie­ron en la pla­za de Tiananmen.

La ver­sión nove­la­da de la «masa­cre» fue pos­te­rior­men­te corre­gi­da en peque­ña medi­da por los perio­dis­tas occi­den­ta­les que habían par­ti­ci­pa­do en las fabri­ca­cio­nes y que esta­ban dis­pues­tos a reto­car el regis­tro para poder decir que hicie­ron «correc­cio­nes». Pero para enton­ces ya era dema­sia­do tar­de y ellos lo sabían tam­bién. La con­cien­cia públi­ca había sido for­ma­da. El fal­so rela­to se con­vir­tió en el dis­cur­so domi­nan­te. Habían masa­cra­do con éxi­to los hechos para ajus­tar­se a las nece­si­da­des polí­ti­cas del gobierno de los EEUU.

«La mayo­ría de los cien­tos de perio­dis­tas extran­je­ros, aque­lla noche, inclui­do yo, está­ba­mos en otras par­tes de la ciu­dad o fue­ron reti­ra­dos de la pla­za para que no pudie­ran pre­sen­ciar el últi­mo capí­tu­lo de la his­to­ria de los estu­dian­tes. Los que inten­ta­ron per­ma­ne­cer cer­ca de los dra­má­ti­cos even­tos son los que refor­za­ron el mito de una masa­cre de estu­dian­tes «, escri­bió Jay Mathews, pri­mer jefe de la ofi­ci­na del “Washing­ton Post” en Bei­jing, en un artícu­lo de 1998 en el “Colum­bia Jour­na­lism Review”.

El artícu­lo de Mathews, que inclu­ye su admi­sión al uso inco­rrec­to de la ter­mi­no­lo­gía de masa­cre en la Pla­za Tia­nan­men, lle­gó nue­ve años des­pués de los hechos, y reco­no­ció que las correc­cio­nes tar­días tuvie­ron poco impac­to. «Los hechos de Tia­nan­men han sido cono­ci­dos duran­te mucho tiem­po. Cuan­do Clin­ton visi­tó la pla­za este mes de junio, tan­to el “The Washing­ton Post” como el “The New York Times” expli­ca­ron que nadie murió allí [en la pla­za de Tia­nan­men] duran­te la repre­sión de 1989. Pero se tra­ta­ba de una bre­ve expli­ca­ción al final de artícu­los lar­gos. Dudo que hicie­ran mucho para aca­bar con el mito».

En aquel momen­to todos los infor­mes sobre la masa­cre de los estu­dian­tes bási­ca­men­te decían lo mis­mo y por lo tan­to, pare­cía que debe­ría ser la ver­dad. Sin embar­go, estos infor­mes no se basa­ron en tes­ti­mo­nios de tes­ti­gos presenciales.

Lo que real­men­te ocurrió

Duran­te las sie­te sema­nas pre­vias al 4 de junio, el gobierno chino se con­tu­vo extra­or­di­na­ria­men­te en no enfren­tar a los que para­li­za­ron la zona cen­tral de la capi­tal de Chi­na. El Pri­mer Minis­tro se reu­nió direc­ta­men­te con los líde­res de la pro­tes­ta y la reu­nión se trans­mi­tió en la tele­vi­sión nacio­nal. Esto no hizo dis­ten­der la situa­ción sino que enva­len­to­nó a los líde­res de la pro­tes­ta que sabían que tenían el pleno res­pal­do de EEUU.

Los líde­res de la pro­tes­ta eri­gie­ron una enor­me esta­tua que se pare­cía a la Esta­tua de la Liber­tad de los EEUU en medio de la pla­za de Tia­nan­men. Ellos esta­ban indi­can­do a todo el mun­do que sus sim­pa­tías polí­ti­cas esta­ban con los paí­ses capi­ta­lis­tas y EEUU en par­ti­cu­lar. Pro­cla­ma­ron que con­ti­nua­rían las pro­tes­tas has­ta que el gobierno fue­ra derrocado.

Sin un final a la vis­ta el lide­raz­go chino deci­dió poner fin a las pro­tes­tas des­pe­jan­do la pla­za de Tia­nan­men. Las tro­pas entra­ron en la pla­za sin armas el 2 de junio y muchos sol­da­dos fue­ron gol­pea­dos, algu­nos fue­ron ase­si­na­dos y sus vehícu­los mili­ta­res fue­ron incendiados.

El 4 de junio, el EPL entró de nue­vo en la pla­za con armas. De acuer­do con los infor­mes de los medios esta­dou­ni­den­ses de la épo­ca es enton­ces cuan­do los sol­da­dos del EPL por­tan­do ame­tra­lla­do­ras acri­bi­lla­ron las pro­tes­tas pací­fi­cas de estu­dian­tes en una masa­cre de miles de personas.

Chi­na dijo que los infor­mes de la «masa­cre» en la Pla­za de Tia­nan­men fue­ron un inven­to crea­do tan­to por los medios de comu­ni­ca­ción occi­den­ta­les como por los líde­res de la pro­tes­ta que uti­li­za­ron a unos medios pre­dis­pues­tos como pla­ta­for­ma para una cam­pa­ña de pro­pa­gan­da inter­na­cio­nal a favor de sus intereses.

El 12 de junio de 1989, ocho días des­pués de la con­fron­ta­ción, el “New York Times” publi­có un «exhaus­ti­vo», pero de hecho total­men­te fabri­ca­do, infor­me de tes­ti­gos pre­sen­cia­les de la masa­cre de Tia­nan­men escri­to por un estu­dian­te lla­ma­do Wen Wei Po. Esta­ba lleno de his­to­rie­tas deta­lla­das de bru­ta­li­dad, ase­si­na­tos en masa, y bata­llas calle­je­ras heroi­cas. Con­tó que había ame­tra­lla­do­ras del EPL en la azo­tea del Museo de la Revo­lu­ción y los estu­dian­tes eran acri­bi­lla­dos en la Pla­za. Este infor­me fue reco­gi­do por medios de comu­ni­ca­ción a lo lar­go y ancho de EEUU.

Aun­que tra­ta­do como el evan­ge­lio y una prue­ba irre­fu­ta­ble de que Chi­na esta­ba min­tien­do, el infor­me de 12 de junio por el «tes­ti­go” » Wen Wei Po era tan exa­ge­ra­do, y era tan pro­ba­ble que des­acre­di­ta­ría al New York Times” en Chi­na, que el corres­pon­sal del “Times” en Bei­jing, Nicho­las Kris­toff, quien había ser­vi­do como por­ta­voz de los mani­fes­tan­tes, se dis­tan­ció de los pun­tos prin­ci­pa­les del artículo.

Kris­toff escri­bió en un artícu­lo del 13 de junio, «La cues­tión de dón­de se pro­du­je­ron los dis­pa­ros tie­ne impor­tan­cia debi­do a la afir­ma­ción del Gobierno de que nadie reci­bió un dis­pa­ro en la Pla­za de Tia­nan­men. La tele­vi­sión esta­tal ha mos­tra­do inclu­so el vídeo de los estu­dian­tes aban­do­nan­do pací­fi­ca­men­te la pla­za poco des­pués del ama­ne­cer, como prue­ba de que no hubo masacre».

«La esce­na cen­tral en el artícu­lo del “tes­ti­go” es de tro­pas ame­tra­llan­do estu­dian­tes des­ar­ma­dos agru­pa­dos alre­de­dor del Monu­men­to a los Héroes del Pue­blo en el cen­tro de la Pla­za de Tia­nan­men. Varios otros tes­ti­gos, tan­to chi­nos como extran­je­ros, ase­gu­ran que esto no ocu­rrió «, pro­si­guió Kristoff.

«Tam­po­co hay evi­den­cia de empla­za­mien­tos de ame­tra­lla­do­ras en el teja­do del museo que fue­ron repor­ta­dos en el artícu­lo de Wen Wei Po. Este repor­te­ro se fue direc­ta­men­te a la zona del museo y no vio ame­tra­lla­do­ras allí. Otros perio­dis­tas y tes­ti­gos en los alre­de­do­res tam­po­co pudie­ron verlas».

El tema cen­tral del artícu­lo de Wen Wei Po era que las tro­pas gol­pea­ron y pos­te­rior­men­te ame­tra­lla­ron a los estu­dian­tes en el área alre­de­dor del monu­men­to y que una línea de vehícu­los blin­da­dos les cor­ta­ba la reti­ra­da. Pero los tes­ti­gos dicen que los vehícu­los blin­da­dos no rodea­ron el monu­men­to ‑se que­da­ron en el extre­mo nor­te de la pla­za- y que las tro­pas no ata­ca­ron a los estu­dian­tes agru­pa­dos en torno al monu­men­to. Varios perio­dis­tas extran­je­ros esta­ban tam­bién cer­ca del monu­men­to esa noche, y nin­guno infor­mó que los estu­dian­tes fue­ron ata­ca­dos alre­de­dor del monu­men­to,» escri­bió Kris­toff en el artícu­lo del 13 de junio 1989.

La ver­sión del gobierno chino reco­no­ce que hubo lucha calle­je­ra y enfren­ta­mien­tos arma­dos en los barrios veci­nos. Dicen que apro­xi­ma­da­men­te tres­cien­tas pre­so­nas murie­ron esa noche, inclu­yen­do a muchos sol­da­dos que murie­ron por dis­pa­ros, bom­bas molo­tov y pali­zas. Sin embar­go, han insis­ti­do en que no hubo nin­gu­na masacre.

Kris­toff tam­bién dice que hubo enfren­ta­mien­tos en varias calles, pero refu­ta el infor­me del «tes­ti­go», sobre una masa­cre de estu­dian­tes en la Pla­za Tia­nan­men: «… En cam­bio, los estu­dian­tes y una can­tan­te de pop, Hou Dejian, esta­ban nego­cian­do con los sol­da­dos y deci­die­ron salir de la pla­za en la madru­ga­da, entre las 5 y las 6. Los estu­dian­tes salie­ron todos jun­tos. La Tele­vi­sión chi­na mos­tró las esce­nas de los estu­dian­tes salien­do de la pla­za pací­fi­ca­men­te has­ta que ésta se vació».

Inten­to de con­tra-revo­lu­ción en China

De hecho, el gobierno de EEUU había par­ti­ci­pa­do acti­va­men­te en la pro­mo­ción de las pro­tes­tas «pro-demo­cra­cia» a tra­vés de una exten­si­va máqui­na de pro­pa­gan­da, bien finan­cia­da, coor­di­na­da a nivel inter­na­cio­nal, con la que bom­bea­ba rumo­res, ver­da­des a medias y men­ti­ras des­de el momen­to en que las pro­tes­tas comen­za­ron a media­dos de abril 1989.

El obje­ti­vo del gobierno de EEUU fue lle­var a cabo un cam­bio de régi­men en Chi­na y derro­car al Par­ti­do Comu­nis­ta de Chi­na, que había sido el par­ti­do en el poder des­de la revo­lu­ción de 1949. Dado que muchos acti­vis­tas en los movi­mien­tos pro­gre­sis­tas occi­den­ta­les de hoy no esta­ban vivos o eran niños en el momen­to del inci­den­te de Tia­nan­men en 1989, el mejor ejem­plo recien­te de cómo fun­cio­na una ope­ra­ción impe­ria­lis­ta de cambio/​desestabilización de régi­men se reve­la en el recien­te derro­ca­mien­to del gobierno ucraniano.

Las pro­tes­tas pací­fi­cas en Tia­nan­men, que reci­ben apo­yo inter­na­cio­nal, finan­cia­mien­to y apo­yo de los medios de EEUU y las poten­cias occi­den­ta­les, ter­mi­nan que­dan­do bajo el lide­raz­go de los gru­pos arma­dos, que son acla­ma­dos como lucha­do­res por la liber­tad por el “Wall Street Jour­nal”, “Fox News” y otros medios. Final­men­te, el gobierno ele­gi­do para el derro­ca­mien­to por la CIA sería total­men­te demo­ni­za­do si uti­li­za la poli­cía o las fuer­zas mili­ta­res con­tra ban­das armadas.

En el caso de las pro­tes­tas «pro-demo­cra­cia» en Chi­na en 1989, el gobierno de EEUU esta­ba tra­tan­do de crear una gue­rra civil. “La Voz de Amé­ri­ca” aumen­tó sus emi­sio­nes en idio­ma chino a 11 horas dia­rias y diri­ge la emi­sión «direc­ta­men­te a 2.000 ante­nas para­bó­li­cas en Chi­na ope­ra­das en su mayo­ría por el Ejér­ci­to de Libe­ra­ción Popu­lar.» (“New York Times” 9 de junio 1989)

Las trans­mi­sio­nes de “La Voz de Amé­ri­ca” a las tro­pas del EPL esta­ban lle­nas de infor­mes de que algu­nas uni­da­des del EPL esta­ban dis­pa­ran­do a las otras, y que algu­nas uni­da­des eran lea­les a los mani­fes­tan­tes y otras esta­ban con el gobierno. “La Voz de Amé­ri­ca” y los medios de EEUU tra­ta­ron de crear con­fu­sión y páni­co entre los par­ti­da­rios del gobierno. Jus­to antes del 4 de junio infor­mó que al pri­mer minis­tro de Chi­na Li Peng le habían dis­pa­ra­do y que Deng Xiao­ping esta­ba al bor­de de la muerte.

Casi todos en el gobierno de EEUU y en los medios espe­ra­ban que el gobierno chino iba a ser derri­ba­do por las fuer­zas polí­ti­cas pro-occi­den­ta­les. Tal como esta­ba empe­zan­do a suce­der con el derro­ca­mien­to de gobier­nos socia­lis­tas en toda Euro­pa orien­tal y cen­tral en aquel momen­to (1988−1991) tras la intro­duc­ción de refor­mas pro-capi­ta­lis­tas por Gor­ba­chov en la Unión Sovié­ti­ca en 1991.

En Chi­na el movi­mien­to de pro­tes­ta «pro-demo­cra­cia» fue lide­ra­do por estu­dian­tes pri­vi­le­gia­dos, bien rela­cio­na­dos, de las uni­ver­si­da­des de éli­te que pedían explí­ci­ta­men­te la sus­ti­tu­ción del socia­lis­mo por el capi­ta­lis­mo. Los líde­res esta­ban par­ti­cu­lar­men­te conec­ta­dos a los EEUU. Por supues­to, otros miles de estu­dian­tes que par­ti­ci­pa­ron en las pro­tes­tas esta­ban en la pla­za por­que tenían moti­vos de que­ja con­tra el gobierno.

Pero el lide­raz­go del movi­mien­to conec­ta­do con el impe­ria­lis­mo tenía un plan explí­ci­to para derro­car al gobierno. Chai Ling, quien fue reco­no­ci­do como la máxi­ma líder de los estu­dian­tes, con­ce­dió una entre­vis­ta a los perio­dis­tas occi­den­ta­les la vís­pe­ra del 4 de junio en la que reco­no­ció que el obje­ti­vo de los diri­gen­tes era lle­var a la pobla­ción a una lucha para derro­car al Par­ti­do Comu­nis­ta de Chi­na, que expli­có sólo sería posi­ble si podían pro­vo­car con éxi­to al gobierno para que ata­que con vio­len­cia las mani­fes­ta­cio­nes. Esa entre­vis­ta se emi­tió en la pelí­cu­la «La Puer­ta de la Paz Celes­tial.» Chai Ling tam­bién expli­có por qué no podían decir­le al res­to de los mani­fes­tan­tes estu­dian­ti­les sobre los pla­nes reales de los líderes.

«La bús­que­da de la rique­za es par­te del impul­so para la demo­cra­cia», expli­có otro de los líde­res estu­dian­tes, Wang Dan, en una entre­vis­ta con el “Washing­ton Post” en 1993, en el cuar­to ani­ver­sa­rio del inci­den­te. Wang Dan estu­vo en todos los medios de EEUU, antes y des­pués del inci­den­te de Tia­nan­men. Era famo­so por expli­car por qué los líde­res estu­dian­ti­les eli­tis­tas no que­rían que los tra­ba­ja­do­res chi­nos se unie­ran a su movi­mien­to. Afir­mó que «el movi­mien­to no está lis­to para la par­ti­ci­pa­ción de los tra­ba­ja­do­res por­que la demo­cra­cia pri­me­ro debe ser absor­bi­da por los estu­dian­tes y los inte­lec­tua­les antes de que pue­da con­ta­giar a los demás.»

Vein­ti­cin­co años más tar­de – EEUU sigue bus­can­do cam­bio de régi­men y con­tra­rre­vo­lu­ción en China

La medi­da adop­ta­da por el gobierno chino para dis­per­sar el lla­ma­do movi­mien­to pro-demo­cra­cia en 1989 fue reci­bi­do con amar­ga frus­tra­ción den­tro de la cla­se polí­ti­ca de EEUU.

EEUU impu­so san­cio­nes eco­nó­mi­cas a Chi­na al prin­ci­pio, pero su impac­to fue míni­mo y tan­to la cla­se polí­ti­ca de Washing­ton como los ban­cos de Wall Street se die­ron cuen­ta de que las cor­po­ra­cio­nes y los ban­cos esta­dou­ni­den­ses serían los gran­des per­de­do­res en la déca­da de 1990 si tra­ta­ban de ais­lar por com­ple­to a Chi­na cuan­do Chi­na esta­ba abrien­do aún más su gran mer­ca­do de tra­ba­jo y sus mate­rias pri­mas a la inver­sión direc­ta de las cor­po­ra­cio­nes occi­den­ta­les. Los gran­des ban­cos y cor­po­ra­cio­nes ponen sus már­ge­nes de ganan­cia en pri­mer lugar, y los polí­ti­cos de Washing­ton toma­ron el ejem­plo de la cla­se mul­ti­mi­llo­na­ria en esta cuestión.

Pero el tema de la con­tra­rre­vo­lu­ción en Chi­na alza­rá de nue­vo la cabe­za. Las refor­mas eco­nó­mi­cas que se inau­gu­ra­ron des­pués de la muer­te de Mao abrie­ron el país a la inver­sión extran­je­ra. Esta estra­te­gia de desa­rro­llo fue dise­ña­da para supe­rar rápi­da­men­te el lega­do de pobre­za y desa­rro­llo insu­fi­cien­te de antes de la revo­lu­ción con la impor­ta­ción de tec­no­lo­gía extran­je­ra. A cam­bio las cor­po­ra­cio­nes occi­den­ta­les reci­bie­ron mega ganancias.

El lide­raz­go post-Mao en el Par­ti­do Comu­nis­ta cal­cu­ló que la estra­te­gia bene­fi­cia­ría a Chi­na en vir­tud de una rápi­da trans­fe­ren­cia de tec­no­lo­gía des­de el mun­do impe­ria­lis­ta a Chi­na. Y, de hecho, Chi­na ha hecho gran­des avan­ces eco­nó­mi­cos. Pero ade­más de desa­rro­llo eco­nó­mi­co tam­bién ha desa­rro­lla­do una cla­se capi­ta­lis­ta muy gran­de den­tro de Chi­na y una par­te impor­tan­te de esa cla­se y sus hijos están sien­do cor­te­ja­da por todo tipo de ins­ti­tu­cio­nes finan­cia­das por el gobierno, las ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras y los cen­tros aca­dé­mi­cos de EEUU.

El Par­ti­do Comu­nis­ta de Chi­na se divi­de tam­bién en fac­cio­nes y ten­den­cias pro-esta­dou­ni­den­ses y pro-socia­lis­tas. Hoy, el gobierno de EEUU está apli­can­do cada vez más la pre­sión mili­tar sobre Chi­na. Se está ace­le­ran­do la lucha con­tra el ascen­so de Chi­na al con­so­li­dar nue­vas alian­zas mili­ta­res y estra­té­gi­cas con otros paí­ses asiá­ti­cos. Tam­bién tie­nen la espe­ran­za de que con sufi­cien­te pre­sión, algu­nos en el lide­raz­go chino de los que están a favor de aban­do­nar Corea del Nor­te pue­dan lle­var la voz cantante.

Si la con­tra­rre­vo­lu­ción tuvie­ra éxi­to en Chi­na las con­se­cuen­cias serían catas­tró­fi­cas para el pue­blo chino y para el país. En Chi­na ocu­rri­ría como suce­dió con la Unión Sovié­ti­ca, cuan­do fue derro­ca­do el Par­ti­do Comu­nis­ta. La mis­ma suer­te corrió la ex Yugos­la­via. La con­tra­rre­vo­lu­ción y el des­mem­bra­mien­to de Chi­na harían retro­ce­der al país a toda velo­ci­dad. Sería fre­nar el espec­ta­cu­lar ascen­so pací­fi­co de Chi­na des­de el subdesarrollo.

Duran­te déca­das se ha pro­du­ci­do un deba­te serio den­tro del esta­blish­ment de polí­ti­ca exte­rior de EEUU sobre el des­mem­bra­mien­to de Chi­na, lo que debi­li­ta­ría a Chi­na como nación y per­mi­ti­ría a EEUU y las poten­cias occi­den­ta­les apo­de­rar­se de sus recur­sos más lucra­ti­vos. Este es pre­ci­sa­men­te el esce­na­rio que ofre­cía Chi­na en su siglo de humi­lla­ción cuan­do las poten­cias capi­ta­lis­tas occi­den­ta­les domi­na­ron el país.

La Revo­lu­ción Chi­na ha pasa­do por muchas eta­pas, vic­to­rias, reti­ra­das y retro­ce­sos. Sus con­tra­dic­cio­nes son innu­me­ra­bles. Pero aún así ahí está. En el enfren­ta­mien­to entre el impe­ria­lis­mo mun­dial y la Repú­bli­ca Popu­lar de Chi­na, la gen­te pro­gre­sis­ta debe saber cuál es su posi­ción – y esta no es estar al margen.

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