Libia y la paz que nun­ca llegó

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Lean­dro Alba­ni - Libia es un país sumi­do en el des­go­bierno y la vio­len­cia. Esta situa­ción es muy dife­ren­te a la que pro­pa­gan­di­za­ron Esta­dos Uni­dos y sus alia­dos, que en ape­nas ocho meses derro­ca­ron al líder Muam­mar Al Gad­da­fi en 2011 a pun­ta de misi­les de la Orga­ni­za­ción del Tra­ta­do del Atlán­ti­co Nor­te (Otan). Por­que en la actua­li­dad, el país del nor­te de Áfri­ca se man­tie­ne en un esta­do crí­ti­co, en el cual flo­re­cen los ata­ques terro­ris­tas, la divi­sión terri­to­rial y una admi­nis­tra­ción cen­tral que no logra un míni­mo de estabilidad.

Atrás que­da­ron los índi­ces que mos­tra­ban a Libia como uno de los paí­ses más desa­rro­lla­dos de Áfri­ca. Los núme­ros aho­ra no exis­ten, al menos para las gran­des cade­nas de tele­vi­sión. Los núme­ros, en Libia, están com­pues­tos por las miles de per­so­nas ase­si­na­das por los bom­bar­deos de la Otan y que has­ta el momen­to nin­gún orga­nis­mo inter­na­cio­nal se ha dis­pues­to a con­fir­mar o inves­ti­gar de mane­ra profunda.

Petró­leo en disputa

Cuan­do comen­za­ron las pro­tes­tas en la ciu­dad de Ben­ga­si, ubi­ca­da en el noroes­te del país y en las cos­tas del mar Medi­te­rrá­neo, des­de Occi­den­te y des­de la opo­si­ción inter­na libia sim­ple­men­te se seña­ló que esas mani­fes­ta­cio­nes eran para recha­zar a un gobierno dic­ta­to­rial. En ese momen­to, poco se infor­ma­ba que en esa región libia se encuen­tran los mayo­res pozos petro­lí­fe­ros del país. Y des­de Ben­ga­si se comen­zó a pla­near, no sólo el derro­ca­mien­to de Gad­da­fi, sino la sepa­ra­ción de esa región, deno­mi­na­da anti­gua­men­te como Cire­nai­ca. Este des­pe­da­za­mien­to de Libia fue anun­cia­do en octu­bre del año pasa­do por las tri­bus y gru­pos arma­dos que con­tro­lan la zona.

En los últi­mos días, un gru­po arma­do tomó el con­trol del puer­to de Al Sidra lue­go de cap­tu­rar al buque petro­le­ro Mor­nig Glory. El puer­to se encuen­tra bajo con­trol del gobierno sepa­ra­tis­ta, enca­be­za­do por Ibrahim Jathran.

La agen­cia de noti­cias rusa Ria Novos­ti infor­mó ayer que los irre­gu­la­res se nie­gan a enta­blar con­ver­sa­cio­nes con las auto­ri­da­des has­ta que se les devuel­va el buque y sean libe­ra­dos tres miem­bros de la célu­la arma­da. El gobierno libio había anun­cia­do la libe­ra­ción de los tri­pu­lan­tes del petro­le­ro y su pos­te­rior depor­ta­ción, a excep­ción de tres libios que que­da­rán arrestados.

El 8 de mar­zo, el Mor­ning Glory con ban­de­ra de Corea del Nor­te car­gó ile­gal­men­te petró­leo en uno de los puer­tos libios con­tro­la­dos por los gru­pos arma­dos, por un valor que ron­da los 36 millo­nes de dóla­res. Pese a que los guar­da­cos­tas libios inten­ta­ron recu­pe­rar el bar­co, logró esca­par. El 16 de mar­zo, un coman­do esta­dou­ni­den­se avis­tó al Mor­ning Glory en aguas neu­tra­les del Medi­te­rrá­neo y cap­tu­ró el buque, con­tro­la­do por irre­gu­la­res libios.

El domin­go pasa­do, el buque fue entre­ga­do a las auto­ri­da­des libias. Igual­men­te, ante la cri­sis des­ata­da el pri­mer minis­tro libio, Ali Zidán, fue des­ti­tui­do por el Con­gre­so Nacio­nal Gene­ral (CGN), que ejer­ce las fun­cio­nes legis­la­ti­vas y eje­cu­ti­vas. Zei­dan fue reem­pla­za­do por el minis­tro de Defen­sa, Abdu­llah Al Theni.

A todo esto, se cono­ció que la pro­duc­ción petro­le­ra en Libia será redu­ci­da en cer­ca de 80 mil barri­les por día (brp), por lo cual pro­du­ci­rá 150 mil brp, debi­do al cie­rre de un impor­tan­te yaci­mien­to de cru­do. En julio pasa­do, el país toda­vía pro­du­cía 1.4 millo­nes de bpd, cifra que des­cen­dió debi­do a los con­flic­tos inter­nos y pro­tes­tas. Fren­te a esta situa­ción, el Con­se­jo de Segu­ri­dad de Nacio­nes Uni­das acor­dó por una­ni­mi­dad impo­ner san­cio­nes a la expor­ta­ción ile­gal de petró­leo libio. La reso­lu­ción, pre­sen­ta­da por Washing­ton, “auto­ri­za a los Esta­dos miem­bros a ins­pec­cio­nar en alta mar los bar­cos” sos­pe­cho­sos que Trí­po­li haya denun­cia­do a un comi­té de la ONU, a car­go de super­vi­sar la apli­ca­ción de cier­tas san­cio­nes inter­na­cio­na­les con­tra Libia.

La reali­dad silenciada

Des­de hace casi tres años, el terri­to­rio libio es esce­na­rios de cruen­tos enfren­ta­mien­tos entre ban­das arma­das, sol­da­dos y tri­bus. La caí­da de Gad­da­fi impul­só un frac­cio­na­mien­to que toda­vía no se ha dete­ni­do den­tro del país. Aten­ta­dos terro­ris­tas, ata­ques a cuar­te­les mili­ta­res y el flo­re­ci­mien­to del trá­fi­co de arma­men­to se extien­den por varias regio­nes de Libia.

-El 24 de mar­zo, medios inter­na­cio­na­les infor­ma­ron que el país se ha con­ver­ti­do en una de las prin­ci­pa­les fuen­tes de armas ilí­ci­tas pro­por­cio­nan­do sumi­nis­tros a unos 14 países.

-El 22 de mar­zo el ejér­ci­to libio avan­zó sobre la región de Cire­nai­ca, lue­go que las fuer­zas sepa­ra­tis­tas ata­ca­ran una base mili­tar cer­ca­na a la ciu­dad de Ajdabiya.

-El 21 de mar­zo el aero­puer­to inter­na­cio­nal del país fue blan­co de dos misi­les que impac­ta­ron en la pis­ta de aterrizaje.

-El por­tal de noti­cias Al Wasat infor­mó que el 20 de mar­zo un arte­fac­to explo­si­vo deto­nó deba­jo del auto­mó­vil de un civil, que salió ile­so del ata­que. El mis­mo día, en Ben­ga­si un sol­da­do murió en un ata­que con­tra una patru­lla, mien­tras que otro efec­ti­vo resul­tó heri­do, divul­gó la agen­cia de noti­cias esta­tal Lana.

-Ante este pano­ra­ma, el 18 de mar­zo la Misión de Apo­yo de Nacio­nes Uni­das a Libia (Uns­mil) reco­no­ció que el país se encuen­tra aso­la­do por la vio­len­cia. En un comu­ni­ca­do, repu­dió un ata­que ocu­rri­do el día ante­rior con­tra una aca­de­mia mili­tar en Ben­ga­si. Una sema­na antes, el jefe de la Misión y envia­do del Secre­ta­rio Gene­ral de la ONU para Libia, Tarek Mitri, infor­mó al Con­se­jo de Segu­ri­dad que en los últi­mos tres meses la esca­la­da de vio­len­cia ha sido dra­má­ti­ca a nivel nacio­nal. “Se tra­ta de una situa­ción into­le­ra­ble”, expre­só el funcionario.

La nariz de USA

La inje­ren­cia de Esta­dos Uni­das que­dó demos­tra­da mucho antes que comen­za­ran los bom­bar­deos de la Otan. En decla­ra­cio­nes, los fun­cio­na­rios de la Casa Blan­ca mani­fes­ta­ron su apo­yo a los gru­pos arma­dos, muchos de ellos vin­cu­la­dos a Al Qae­da. El 20 de mar­zo pasa­do, con­gre­sis­tas esta­dou­ni­den­ses del Par­ti­do Repu­bli­cano recha­za­ron, a tra­vés de una car­ta, los inten­tos de eli­mi­nar res­tric­cio­nes para el acce­so de mili­ta­res libios a entre­na­mien­tos en avia­ción y arma­men­to nuclear. Los legis­la­do­res cali­fi­ca­ron de “irres­pon­sa­ble” y “peli­gro­so” el plan del secre­ta­rio del Depar­ta­men­to de Segu­ri­dad Inte­rior, Jeh Jon­son, para levan­tar esas prohi­bi­cio­nes implan­ta­das en 1983.

El gobierno del pre­si­den­te Barack Oba­ma había pre­sen­ta­do la pro­pues­ta con el argu­men­to de nor­ma­li­zar las rela­cio­nes entre los dos paí­ses, pero los con­gre­sis­tas aler­ta­ron que el víncu­lo se encuen­tra lejos de man­te­ner­se esta­ble entre Trí­po­li y Washing­ton. Mien­tras el aje­drez polí­ti­co pen­de sobre Libia, el país sigue un cur­so con­tra­rio al aus­pi­cia­do por Esta­dos Uni­dos a la hora de deci­dir el derro­ca­mien­to de Gad­da­fi. Lo que Washing­ton pro­fe­ti­zó como la “paz” en sue­lo libio, con el tras­cu­rrir de los días se ha con­ver­ti­do en un sos­te­ni­do y cruen­to con­flic­to interno para el cual no se vis­lum­bran solu­cio­nes a cor­to o mediano plazo.

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