… no han escrito los autores, dice el refrán popular.
Significando que cada persona tiene sus gustos propios. Pero, ¿realmente son propios los gustos?
Cuando vemos que la mayoría de las niñas occidentales de hoy prefieren el rosa, jugar con muñecas, pintarse, ponerse vestiditos y joyas, y la mayoría de los varones occidentales de hoy prefieren el azul, jugar con autitos, ponerse pantalones y zapatillas, podemos preguntarnos cómo puede ser que los gustos sean tan definidos por el sexo.
Si los gustos realmente fueran propios, personales, individuales, las preferencias serían mucho más variadas entre niñas y niños, y no habría una clasificación tan clara entre «gustos femeninos» y «gustos masculinos».
Entonces, ¿de dónde viene esa clasificación por sexo?
La mayoría de la gente opina que esos gustos vienen de la naturaleza. Que estamos genéticamente diseñados, de acuerdo a nuestras hormonas o nuestros genes, para que nos gusten algunas cosas, y otras no. Y que por eso a las mujeres les gusta el rosa y los vestidos, y a los varones les gusta el azul y los pantalones.
Las mujeres que prefieren vestirse con pantalones y jugar con autitos serían algo así como excepciones, o errores de la naturaleza. Y lo mismo con los varones que prefieren los juguetes y los atuendos «femeninos».
Tomemos simplemente el ejemplo de los colores,
rosa y celeste.
¿Sabían que la tradición del rosa para las niñas y del celeste para los varones se remonta… al siglo 19?
Antes de eso, los códigos de colores para lxs niñxs eran exactamente a la inversa: el celeste del velo de la Virgen María se atribuía a las mujeres (por lo pulcro, virginal, etc.), y el rojo, que representaba el poder y la guerra, se atribuía a los varones… Y antes del Medioevo, era también distinto: el azul, por ejemplo, no se atribuía a casi nada, excepto a cosas negativas, porque era muy complicado obtener ese color artificialmente…
Hoy en día, la cosa volvió a cambiar: celeste (más discreto) para los varones, rosa (heredero del rojo, color del pecado) para las mujeres.
Si ese gusto por los colores fuera «natural» o «genéticamente programado»,
la especie humana habría tenido los mismos gustos desde al menos la Prehistoria, porque los cambios genéticos no se hacen de un siglo para el otro. Y, por supuesto,
serían las mismas en todas las culturas.
Sobre todo, no necesitaríamos imponerlos desde antes mismo de que nazca el bebé, regalando ropita celeste o rosa de acuerdo al sexo del feto, pintando la habitación con los colores atribuidos al sexo… ¿luego hablan de poder elegir? ¿Qué poder de eleccion tiene un feto o un bebé recién nacido?
Nuestra sociedad actual necesita
condicionar desde muy bebés a lxs niñxs para que se identifiquen con un sexo y con un género o con otro (y ojo con salirse de la norma).
Pero la sexualización temprana de lxs niñxs, que empieza desde muy temprano, con los colores, la ropa, el corte de pelo, será objeto de otra entrada.