De nuevo nos encontramos con medidas económicas adoptadas por un gobierno extranjero que no tiene nada que ver con la realidad social y política mayoritaria de este país pero que afectan nuestro presente y futuro de una forma contundente. Un gobierno español totalmente vendido y plegado a los intereses de la minoría capitalista y de su mercado criminal. Pues no son mas que crímenes todas las políticas económicas encaminadas a ahondar en la desigualdad social, el recorte de derechos laborales y sociales mientras que inmensas fortunas han sido amasadas y siguen siendolo gracias a la explotación de la clase trabajadora en un robo planificado.
De nuevo, también nos encontramos que ante estas nuevas medidas, desde los sindicatos vascos se ha realizado una llamada a la movilización y a responder incluso desde parámetros de desobediencia. Y está bien, como no. Aun así, todo parece una partitura vieja y repetida hasta el absurdo y de poco vale volver a constatar lo ya sabido del horizonte que suponen las políticas españolas que no abocan más que a la ruina a Euskal Herria. No es sorpresa. Es un análisis compartido por el sindicalismo, el movimiento popular y el soberanismo de izquierda de este país.
El problema reside en que aparentemente nos encontramos en un bucle del cual no salimos. Se producen los ataques, se plantea la respuesta coyuntural con mayor o menor intensidad y esperamos a que se produzca el siguiente ataque que además sabemos que se va a producir, para volver a plantear una respuesta coyuntural y así hasta el infinito en un bucle o hasta que las palabras derechos sociales y laborales sean un recuerdo de algo por lo que se luchó una vez pero que ya no queda ningún rastro de ello. Y camino de ello se va, habiendose recorrido más que un buen trecho.
Quizás en vez de realizar esas llamadas a la movilización y a explicar en ruedas de prensa y declaraciones lo que toda la clase trabajadora sabe ya, sea mejor sentarse un poco y reflexionar.
Reflexionar si el modelo sindical vasco es operativo no ya para responder a las agresiones y reivindicar sino para bloquear con efectividad esos golpes y levantar la alternativa. Reflexionar si el movimiento popular tiene algún tipo de estrategia que le saque del mero sectorialismo y de la lucha local para abrirse paso por unos cauces que hagan colocar esas luchas locales, de manera coordinada, en la agenda política nacional. Reflexionar si realmente la política institucional está siendo un instrumento efectivo de cara a todo esto o si está haciendo de esponja que absorbe pero no acierta a echar el agua en el cubo.
Existen reflexiones, existen planteamientos institucionales, existe lucha sindical, existe movimiento popular en toda Euskal Herria pero… ¿Existe un plan nacional que partiendo de la lucha sindical, social e institucional tenga una estrategia a corto, medio y largo plazo para revertir la situación?. Me temo que la respuesta es negativa o un sí parcial, tan parcial como que existen diferentes planes no coordinados ni puestos en común debidamente. El ataque del capital y la construcción de una alternativa requiere una respuesta integral que no se puede realizar solo desde las instituciones, ni solo desde los sindicatos, ni solo desde el movimiento popular. Mientras que no exista una reflexión en todos esos sectores que aune esfuerzos en una plan común, mañana saldremos a la huelga general, pasado mañana impediremos un deshaucio en el barrio y a la semana siguiente igual hasta se aprueba una moción en defensa de los trabajadores de alguna fábrica, pero ese bucle continuará y continuará. Porque vendrán ataques que requieran más movilización, vendrán más deshaucios y vendrán más conflictos laborales.
Quizás ha llegado el momento de pararse un poco y levantar un verdadero auzolan asambleario pueblo a pueblo y a nivel nacional para enfrentarnos al capital y construir esa alternativa y quizás también estén ya desfasadas algunas de las herramientas que se usan a día de hoy aunque algunas sean nuevas y otras aunque viejas o estén desaparecidas sean necesarias.
Desenbaracémonos de todo lo que destensiona a la clase trabajadora y lo que adormece a la población en un delegacionismo que extermina silenciosamente las ganas de luchar y poner la carne en el asador y con fuerte ambición demos nuevos pasos en la desobediencia y en la lucha popular de corte estratégico y no partidista para no simplemente permanecer en la respuesta sino de empezar a enfocar la ofensiva. Nos haremos un favor y empezaremos a romper el bucle.