Sin noti­cias de Islan­dia- Manuel E. Yepe

Hace cua­tro años que en Islan­dia, esa gla­cial isla ads­cri­ta a Euro­pa que des­can­sa en medio de Atlán­ti­co Nor­te con ape­nas unos 300.000 habi­tan­tes, ocu­rren cosas intere­san­tes y nove­do­sas que no se refle­jan en los medios cor­po­ra­ti­vos de occi­den­te, con­fir­man­do la mani­pu­la­ción inexo­ra­ble de que es obje­to la huma­ni­dad por el con­trol que sobre los medios de pren­sa en el mun­do ejer­cen la super­po­ten­cia y las oli­gar­quías a ella adscritas.

En Islan­dia no ha teni­do lugar una revo­lu­ción social, pero sí ha ocu­rri­do algo casi tan gra­ve para la alta jerar­quía de las finan­zas: una revo­lu­ción con­tra la tira­nía de los ban­cos capi­ta­lis­tas en un mun­do glo­ba­li­za­do con raí­ces que con­du­cen inexo­ra­ble­men­te a Wall Street.

Aun­que gra­cias a sus cen­tra­les geo­tér­mi­cas Islan­dia dis­fru­ta de gran inde­pen­den­cia ener­gé­ti­ca, el país dis­po­ne de muy esca­sos recur­sos natu­ra­les adi­cio­na­les y su eco­no­mía, depen­dien­te en un 40% de las expor­ta­cio­nes pes­que­ras, es por ello muy vul­ne­ra­ble. Al igual que los demás paí­ses euro­peos, se fue endeu­dan­do con la ban­ca en la espe­cu­la­ción para vivir por enci­ma de sus posi­bi­li­da­des reales en el sis­te­ma finan­cie­ro neo­li­be­ral impul­sa­do por Esta­dos Uni­dos al que aho­ra la eco­no­mía real ajus­ta cuentas.

Para hacer fren­te a los efec­tos de una devas­ta­do­ra cri­sis, hace cua­tro años, su gobierno nacio­na­li­zó los prin­ci­pa­les ban­cos del país y, en represalia,Londres con­ge­ló todos los acti­vos de 300.000 clien­tes bri­tá­ni­cos y 910 millo­nes de euros inver­ti­dos en ban­cos islan­de­ses por admi­nis­tra­cio­nes loca­les y enti­da­des públi­cas del Rei­no Uni­do. La isla tuvo que dedi­car 3.700 millo­nes de euros de dine­ro públi­co a rem­bol­sar a esos clientes.

Con una deu­da ban­ca­ria de Islan­dia equi­va­len­te a varias veces su Pro­duc­to Interno Bru­to (PIB), la mone­da se des­plo­mó, la bol­sa sus­pen­dió su acti­vi­dad y el país cayó en bancarrota.

Pro­tes­tas mul­ti­tu­di­na­rias fren­te al par­la­men­to en Reyk­ja­vik, la capi­tal islan­de­sa, obli­ga­ron en 2009 a con­vo­car a elec­cio­nes anti­ci­pa­das que a su vez pro­vo­ca­ron la dimi­sión del Pri­mer Minis­tro con­ser­va­dor y de todo su gobierno, en bloque.

Un pro­yec­to de ley amplia­men­te deba­ti­do en el par­la­men­to plan­tea­ba des­car­gar sobre todos los ciu­da­da­nos de la isla el rem­bol­so a ban­cos bri­tá­ni­cos y dane­ses de la deu­da de 3.500 millo­nes de euros median­te el pago por éstos en men­sua­li­da­des duran­te los pró­xi­mos 15 años. El pue­blo vol­vió a las calles exi­gien­do some­ter a refe­rén­dum tal ley. El Pre­si­den­te acce­dió y no la rati­fi­có pese a que el pro­yec­to con­ta­ba con 44 de los 66 votos en el Par­la­men­to. Se con­vo­có al refe­rén­dum y el NO al pago de la deu­da logró el 93% de los votos. Ante tal vic­to­ria de la revo­lu­ción pací­fi­ca islan­de­sa, el FMI con­ge­ló toda ayu­da eco­nó­mi­ca a Islan­dia has­ta tan­to se resol­vie­ra el asun­to del pago de la deuda.

El gobierno dis­pu­so una inves­ti­ga­ción para ven­ti­lar las res­pon­sa­bi­li­da­des de la cri­sis y comen­za­ron las deten­cio­nes de ban­que­ros y altos ejecutivos.

La Inter­pol dic­tó una orden de cap­tu­ra y todos los ban­que­ros impli­ca­dos aban­do­na­ron el país. En este con­tex­to se eli­ge una asam­blea para redac­tar una nue­va Cons­ti­tu­ción que reco­ja las lec­cio­nes apren­di­das de la cri­sis y que sus­ti­tu­ya a la actual. Para ello, se recu­rre direc­ta­men­te al pue­blo sobe­rano representado
por 25 ciu­da­da­nos sin filia­ción polí­ti­ca ele­gi­dos entre 522 can­di­da­tos pro­pues­tos. La asam­blea cons­ti­tu­cio­nal tra­ba­ja des­de febre­ro de 2011 en un pro­yec­to de
Car­ta Mag­na a par­tir de las reco­men­da­cio­nes con­sen­sua­das en distintas
asam­bleas que se cele­bran por todo el país. Debe­rá lue­go ser apro­ba­do por el
actual Par­la­men­to y por el que se cons­ti­tu­ya tras las pró­xi­mas elecciones
legislativas.

La recu­pe­ra­ción eco­nó­mi­ca expe­ri­men­ta­da por la isla tras libe­rar­se de la car­ga para­si­ta­ria de la deu­da con los ban­cos es vis­ta por las cúpu­las capi­ta­lis­tas euro­peas como un peli­gro­so ejem­plo para paí­ses que til­dan de “moro­sos”, como Gre­cia e Irlan­da. Sobre todo por­que los éxi­tos recien­tes que­vie­ne logran­do Islan­dia han lle­va­do a muchos eco­no­mis­tas a con­si­de­rar que hasi­do el colap­so de los ban­cos lo que más ha ayu­da­do a tales avan­ces. No sólo la eco­no­mía islan­de­sa no se derrum­bó con la solu­ción de la cri­sis a par­tir del impa­go de la deu­da sino que cerra­rá el 2011 con un cre­ci­mien­to del 2,1% que será del 1,5% en 2012, cifra que tri­pli­ca la de los paí­ses de la zona euro.

Gran par­te de ese cre­ci­mien­to se basa en incre­men­tos pro­duc­ti­vos, prin­ci­pal­men­te en el turis­mo y la indus­tria pes­que­ra. Ello con­tras­ta con el cua­dro que exhi­ben otras eco­no­mías euro­peas, estan­ca­dos o en decli­ve. Islan­dia demos­tró que con la recu­pe­ra­ción de su sobe­ra­nía han veni­do apa­re­ja­das la jus­ti­cia y la dignidad.

Polí­ti­cos y ban­que­ros corrup­tos han sido some­ti­dos a jui­cios. Y, como reafir­ma­ción de su inde­pen­den­cia, Islan­dia se con­vir­tió en el pasa­do oto­ño en el pri­mer país euro­peo en reco­no­cer a Pales­ti­na como nación inde­pen­dien­te, algo que nin­gún país some­ti­do al yugo de la ban­ca inter­na­cio­nal capi­ta­lis­ta ha podi­do hacer.

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