LAB, ante la pro­pues­ta de refor­ma fis­cal pre­sen­ta­da por Confebask

Con­fe­bask ha deci­di­do poner sobre la mesa su pro­pues­ta de refor­ma fis­cal, y res­pon­de así al ali­nea­mien­to que en las últi­mas sema­nas se vie­ne con­fi­gu­ran­do a favor de corre­gir el sis­te­ma tri­bu­ta­rio y mejo­rar la actual dis­tri­bu­ción de car­gas fis­ca­les, de mane­ra que con­tri­bu­yan más quie­nes más tienen.

Pre­ten­den de esta mane­ra con­di­cio­nar el deba­te abier­to en torno a la fis­ca­li­dad para favo­re­cer sus intere­ses, y para lograr­lo no han duda­do en uti­li­zan­do como señue­lo la nece­si­dad de reac­ti­var la eco­no­mía y crear empleo. Pero el obje­ti­vo no es otro que dar con­ti­nui­dad a la nefas­ta polí­ti­ca fis­cal que duran­te las últi­mas déca­das se ha imple­men­ta­do des­de las hacien­das fora­les con el obje­ti­vo de redu­cir los impues­tos a las ren­tas más ele­va­das y, en par­ti­cu­lar, a las ren­tas de capi­tal y a los bene­fi­cios empresariales.

La pro­pues­ta de Con­fe­bask pue­de resu­mir­se en cin­co ejes: reba­jar las coti­za­cio­nes a la Segu­ri­dad Social; redu­cir el impues­to de socie­da­des; obte­ner mayo­res deduc­cio­nes e incen­ti­vos fis­ca­les; mejo­rar el tra­ta­mien­to pri­vi­le­gia­do que ya reci­ben las ren­tas de capi­tal en el IRPF; y el tipo máxi­mo apli­ca­do a las ren­tas más ele­va­das. En defi­ni­ti­va, la patro­nal pro­po­ne pro­fun­di­zar en la mis­ma línea que otras refor­mas apli­ca­das ante­rior­men­te y que han dado lugar a un sis­te­ma tri­bu­ta­rio pro­fun­da­men­te injus­to y regre­si­vo, don­de los impues­tos indi­rec­tos tie­nen un peso exce­si­vo en la recau­da­ción y las ren­tas del tra­ba­jo son las úni­cas que con­tri­bu­yen a cier­ta redis­tri­bu­ción de la renta.

En un ejer­ci­cio de cinis­mo sin lími­te Con­fe­bask cali­fi­ca su pro­pues­ta como una con­tri­bu­ción adi­cio­nal de los empre­sa­rios para salir de la cri­sis, cuan­do su pro­pó­si­to no es otro que redu­cir su con­tri­bu­ción a los ingre­sos fiscales.

Ade­más, en un alar­de de mez­quin­dad exi­gen nue­vos ajus­tes pre­su­pues­ta­rios y una reduc­ción del tama­ño del sec­tor públi­co y, por tan­to, tam­bién de los ser­vi­cios públi­cos y de la pro­tec­ción social; pero al mis­mo tiem­po no tie­nen empa­cho en recla­mar que las medi­das de esti­mu­lo eco­nó­mi­co y las ayu­das a las empre­sas «que­den al abri­go de estos recortes».

Así es como está plan­tea­do el cho­que de intere­ses; de mane­ra que los par­ti­dos polí­ti­cos y las ins­ti­tu­cio­nes fora­les (que son las que tie­nen com­pe­ten­cia nor­ma­ti­va en mate­ria tri­bu­ta­ria) debe­rán decan­tar­se por un mode­lo fis­cal jus­to, pro­gre­si­vo y soli­da­rio, o por el con­tra­rio favo­re­cer los intere­ses del capi­tal y la patronal.

En Eus­kal Herria, a 7 de octu­bre de 2011

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