La cen­su­ra total- Ricar­do Alar­cón de Quesada

Tex­to leí­do como par­te del dis­cur­so pro­nun­cia­do por Ricar­do Alar­cón duran­te la inau­gu­ra­ción de la XV Reu­nión de las Comi­sio­nes de Salud; de Equi­dad de Géne­ro, Niñez y Juven­tud; y de Asun­tos Eco­nó­mi­cos, Deu­da Social y Desa­rro­llo Regio­nal del PARLATINO. La Haba­na, 26 de mayo de 2011

El 25 de mayo de 2001 el Gobierno de Esta­dos Uni­dos hizo algo que des­cri­bió como “un paso sin pre­ce­den­tes” al pre­sen­tar una “peti­ción de emer­gen­cia” a la Cor­te de Ape­la­cio­nes bus­can­do modi­fi­car las ins­truc­cio­nes que debe­rían guiar al jura­do de Mia­mi al pro­nun­ciar­se sobre la acu­sa­ción que pesa­ba sobre Gerar­do Her­nán­dez Nordelo.

Al hacer­lo reco­no­ció que “Esta­dos Uni­dos pre­sen­ta esta peti­ción total­men­te cons­cien­te de los nume­ro­so obs­tácu­los que debe superar.”

El prin­ci­pal car­go con­tra Gerar­do – “cons­pi­ra­ción para come­ter ase­si­na­to en pri­mer gra­do”- había sido el eje alre­de­dor del cual había gira­do el pro­ce­so segui­do en Mia­mi con­tra los Cin­co anti­te­rro­ris­tas cuba­nos, el jui­cio más pro­lon­ga­do de la his­to­ria nor­te­ame­ri­ca­na y le más silen­cia­do también.

El gobierno actuó con asom­bro­sa cele­ri­dad. Tras seis días de dis­cu­sio­nes a la 1:00 PM del 25 de mayo la jue­za había ter­mi­na­do sus ins­truc­cio­nes estric­ta­men­te ajus­ta­das al Acta acu­sa­to­ria de la Fis­ca­lía. Esa mis­ma tar­de los fis­ca­les hicie­ron lle­gar a la Cor­te de Atlan­ta su inusual y urgen­te apelación.

El gobierno reco­no­cía dra­má­ti­ca­men­te su fra­ca­so en demos­trar la falaz acu­sa­ción con estas pala­bras: “A la luz de las prue­bas pre­sen­ta­das en el jui­cio, esto cons­ti­tu­ye un obs­tácu­lo insu­pe­ra­ble para Esta­dos Uni­dos en este caso y pro­ba­ble­men­te resul­ta­rá en el fra­ca­so de la acu­sa­ción en este cargo”. 

Fue más allá: “este caso pue­de esta­ble­cer un pre­ce­den­te devas­ta­dor… el per­jui­cio para el gobierno será irre­me­dia­ble y el daño dura­de­ro” y repi­tió “impo­ne una barre­ra insu­pe­ra­ble a esta acusación”.

La Cor­te de Ape­la­cio­nes no acep­tó la peti­ción guber­na­men­tal. Pocos días des­pués, el 6 de junio, Gerar­do fue encon­tra­do cul­pa­ble y le fue impues­ta la irra­cio­nal sen­ten­cia de dos cade­nas per­pe­tuas más 15 años por un supues­to cri­men que el pro­pio acu­sa­dor reco­no­ció había fra­ca­sa­do en sostener.

¿Cómo expli­car lo ocu­rri­do? Ante todo por­que el jui­cio tuvo lugar en Mia­mi, nido de los gru­pos terro­ris­tas que él com­ba­tió heroi­ca­men­te, y don­de había sido con­de­na­do de ante­mano en una cam­pa­ña de odio y calum­nias de la pren­sa local paga­da por el gobierno fede­ral, como se supo después.

Los mis­mos medios que nun­ca infor­ma­ron sobre la “peti­ción urgen­te” del 25 de mayo de 2001. Los mis­mos que siguen impo­nien­do la cen­su­ra total diez años después.

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