Cre­púscu­lo de los Dio­ses en la Revo­lu­ción Chi­na – Mon­de en question

Cre­púscu­lo de los Dio­ses en la Revo­lu­ción Chi­na es una obra que cuen­ta con cin­co libros, de los cua­les “En la oscu­ri­dad nace la luz” es el pri­me­ro y com­pren­de once capí­tu­los, de los cua­les los dos pri­me­ros son una intro­duc­ción a la his­to­ria y a la cul­tu­ra Chi­na antes de la Revolución.

La Revo­lu­ción Chi­na comien­za con la revo­lu­ción bur­gue­sa acae­ci­da en 1911 diri­gi­da por el doc­tor Sun Yatsen. En este pri­mer libro se da a cono­cer toda la his­to­ria del par­ti­do nacio­na­lis­ta que fun­dó Sun Yatsen y que reci­bió el nom­bre de Kuo­ming­tang. Pos­te­rior­men­te sur­ge el par­ti­do comu­nis­ta chino aus­pi­cia­do por la Ter­ce­ra Inter­na­cio­nal con sede en Mos­cú y bajo la direc­ción, pri­me­ra­men­te de Lenin y des­pués de Sta­lin. Como lo expre­so en la Intro­duc­ción del pri­mer libro, el pro­pó­si­to que me he fija­do en este tra­ba­jo que ver­sa sobre la His­to­ria de la Revo­lu­ción Chi­na, no es sólo rela­tar los hechos his­tó­ri­cos y las razo­nes que con­du­je­ron a ellos, tam­bién y muy impor­tan­te, es ana­li­zar cada hecho des­de una pers­pec­ti­va mate­ria­lis­ta usan­do para ello el ins­tru­men­tal de aná­li­sis que nos pro­por­cio­nó Karl Marx: el mate­ria­lis­mo histórico.

La Revo­lu­ción Chi­na fue una obra de tita­nes. Sus líde­res hicie­ron un gran apor­te, a veces hubo erro­res y equi­vo­ca­cio­nes, cues­tión que ocu­rre en todo pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio. Y en esa his­to­ria, Mao Tse­tung ocu­pa el lugar más des­ta­ca­do. Un hom­bre que fue pro­duc­to de su tiem­po, pro­duc­to de una épo­ca his­tó­ri­ca, de una revo­lu­ción glo­rio­sa y terri­ble­men­te san­grien­ta. Fue el hom­bre que con­du­jo esa revo­lu­ción por un camino correc­to, a veces zig­za­guean­te, por­que nin­gu­na revo­lu­ción tran­si­ta por un camino recto.

El pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio chino par­tió de pre­mi­sas his­tó­ri­cas, eco­nó­mi­cas y socia­les dife­ren­tes a las de la URSS, pero como no exis­tía pro­to­ti­pos ni expe­rien­cias ante­rio­res, la sovié­ti­ca fue su mode­lo, para bien y para mal. El PCUS no sólo se inmis­cu­yó en la polí­ti­ca del PCCh has­ta 1934, sino que la diri­gió en for­ma direc­ta, a tra­vés de la Komin­tern y por orden de Sta­lin. El VI Con­gre­so del PCCh, el más impor­tan­te de la pri­me­ra eta­pa revo­lu­cio­na­ria, se reali­zó en Mos­cú super­vi­sa­do por Sta­lin a tra­vés de Mif, el cual se desa­rro­lló en for­ma para­le­la al Con­gre­so de la Inter­na­cio­nal. Vere­mos en este tra­ba­jo la dia­léc­ti­ca de esa influen­cia y la lucha de Mao por hacer una revo­lu­ción a par­tir de la reali­dad de Chi­na y no una copia de la expe­rien­cia sovié­ti­ca solamente.

Este pri­mer libro ter­mi­na en 1928 cuan­do se desa­rro­lla el VI° Con­gre­so en el cual se defi­ne la revo­lu­ción como anti­im­pe­ria­lis­ta y anti­feu­dal y se esta­ble­ce una estra­te­gia revo­lu­cio­na­ria para hacer­se con el poder del Esta­do que pasa­ba por expan­dir los soviets y desa­rro­llar el Ejér­ci­to Rojo que ya había naci­do en la base de Ching­kang enca­be­za­do por Mao Tse­tung y el enton­ces coro­nel Chu Teh. La estra­te­gia mili­tar para con­se­guir los obje­ti­vos polí­ti­cos fue defi­ni­da para el cam­po, como una gue­rra de gue­rri­llas, es decir, una estra­te­gia de apro­xi­ma­ción indi­rec­ta. La lucha cam­pe­si­na, fun­da­men­tal­men­te, debía desa­rro­llar­se median­te esa for­ma de gue­rra, com­bi­na­da con la gue­rra regu­lar ejer­ci­da por el Ejér­ci­to Rojo. El prin­ci­pio gene­ral, enton­ces, con­sis­tió en rea­li­zar dos tipos de gue­rra: gue­rra con­ven­cio­nal y gue­rra de guerrillas.

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