La sentencia condenatoria contra cuatro guardia civiles por haber torturado a Mattin Sarasola e Igor Portu viene a corroborar la utilización de la tortura por parte de las diferentes policías que operan en Euskal Herria.
La condena dictada por la Audiencia Provincial de Gipuzkoa, aunque positiva, es una excepción frente a la impunidad con que se desarrolla la practica habitual de la tortura, amparada por el régimen de incomunicación.
Sin ir más lejos, en este año 2010 que toca a su fin decenas de personas detenidas por diversos cuerpos policiales han denunciado ser torturadas, siendo los últimos casos los seis jóvenes detenidos hace apenas dos semanas.
Es necesario erradicar la tortura, es necesario derribar ese muro de impunidad que protege a los torturadores y es imprescindible construir un escenario en el que ningún derecho de ninguna persona sea vulnerado. Para ello, la clave radica en la movilización social, la sociedad es la que ha de empujar para la creación de ese nuevo escenario.
