odo villorrio que se precie tiene su santo patrón, aunque solo sea por aquello de poder celebrar sus fiestas patronales, el desmadre colectivo. Costumbres de origen laico/pagano, que, como ocurrió con tantas otras cosas, la Iglesia católica hizo suyas barnizándolas con la laca gruesa de que lo que se está haciendo es celebrar el nacimiento o la muerte del santo mártir bajo cuya advocación se encuentra el municipio o la aparición de la virgen de turno, que son innumerables, hasta el punto de parecer extraño que a pesar de tanta virginidad la humanidad se haya reproducido. Cosa de palomas.
También los gremios y las profesiones tienen su patrón o patrona excusa que sirve también para no trabajar. Otro día que se fuman. Y, evidentemente, haciendo honor a su nombre, la patronal, las asociaciones patronales confederadas en la autodenominada CEOE, tienen el suyo, que en el momento actual y mientras los votos no lo remedien, es Gerardo Díaz Ferrán.
Este madrileño de origen gallego ha estado vinculado toda su vida al negocio del transporte, primero con modestas líneas de transporte de viajeros por carretera y poco a poco y en un continuo crecimiento irse haciendo con líneas aéreas, grandes agencias de viajes, compañías de seguros y un largo etcétera que le fue convirtiendo en uno de los personajes mas influyentes de entre los empresarios españoles, habiendo sido condecorado con las medallas de oro al mérito turístico y al transporte terrestre. Hasta tal punto era destacado que fue elegido para patronear la confederación de empresarios.
Habrá que suponer que la elección se produjo por su carisma, sus dotes de dirección y también por su perfil de empresario ejemplar hecho a sí mismo, que debía dar la imagen ejemplarizante que muchas veces necesitan estos injustamente denostados creadores desinteresados de empleo.
No sé si como gestor de la confederación habrá sido eficaz, pero en el terreno de la imagen, francamente, no se puede decir que sus actuaciones estén mejorando la opinión que el común de los mortales tiene sobre el empresariado: quiebra de sus empresas, venta de billetes cuando se sabía que no pagaría a sus proveedores, trabajadores manifestándose por el impago de salarios e indemnizaciones…y ahora los administradores concursales encuentran indicios de culpabilidad en el concurso de Viajes Marsans, lo que acarrearía legalmente que tenga que responder con su patrimonio, aunque no creo que esto le preocupe en exceso, pues ya intentaron embargarle sin conseguirlo en el caso Comet. Como buen experto en transporte que es, parece que puso a buen recaudo su patrimonio personal.
Pero es que, encima, este filántropo es de los de consejos vendo y para mí no tengo. Después de todas estas tropelías no se corta un pelo a la hora de dar recetas para salir de la crisis: tú trabajas más y él te paga menos, o sea, no te paga. Y tú al Fogasa y él sale de la crisis con el bolsillo lleno. Ingenioso ¿verdad?