En primer lugar, se recoge una información de la fiscalía surcoreana del pasado viernes, relativa al arresto de tres ciudadanos surcoreanos, por intentar desertar a Corea del Norte.
Sólo se ha facilitado el nombre de uno de ellos, un médico de apellido Shin, que tenían planes de pedir la residencia en Pyongyang, ingresando en el país a través de China.
Emigrar a Corea del Norte es delito según las leyes surcoreanas. Incluso visitar el territorio coreano al norte del paralelo 38 es delito, si no media un permiso especial del gobierno, que sólo se conceden con carácter excepcional.
Estos delitos se recogen dentro de la Ley de Seguridad Nacional, conocida bajo el régimen militar como Ley Anticomunista, pero que nunca fue derogada. La simple posesión de un libro escrito en Corea del Norte, así como el contacto con ciudadanos norcoreanos o cenar en uno de los restaurantes que el gobierno norcoreano ha abierto en diferentes países de Asia, pueden acarrear penas de varios años de cárcel. Para los delitos más graves, se contempla la pena de muerte.
Además de la deserción, la fiscalía ha presentado cargos contra los tres ciudadanos por destruir «evidencias», acusación muy frecuente en casos de visitas no autorizadas al norte y referida a que los acusados no tienen visado norcoreano en su pasaporte.
En la acusación se recogen como pruebas los comentarios hechos por los tres detenidos en una web, en la que reconocían estar «hartos de la sociedad surcoreana».
Por otro lado, y casi a modo de «respuesta», Hyun In-taek ‑el mal llamado Ministro surcoreano para la «Unificación»- declaró que en Corea del Norte hay entre 150 000 y 200 000 presos políticos. No citó fuentes, ni aportó ningún nombre. Tampoco justificó cómo podían tomarse por serias unas estimaciones en las que no importa contabilizar 50 000 presos arriba que abajo.
Yonhap señalaba que el motivo por el que 200 000 personas estarían presas es por huir del país, suponiendo esto una fuga masiva de la que no existe ninguna prueba documentada.
Un compañero de partido de Hyun, Gu Sang-chan (del Gran Partido Nacional, antiguo partido único de la dictadura), declaró que los prisioneros se repartían entre seis prisiones. Un sencillo cálculo nos daría como resultado que en la pequeña Corea del Norte existen las cárceles más grandes del mundo, con un mínimo de entre 25 000 y 33 333 presos cada una.
En este caso, ni Yonhap ni ningún miembro del GNP, aportaron pruebas de sus acusaciones. Por su parte, la República Popular Democrática de Corea negó que en el país exista ningún preso político, ni tampoco violaciones de los derechos humanos.
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Juan Nogueira López
Secretario de Comunicaciones
Asociación de Amistad con Corea en el Estado Español