Si a la Justicia se la representa con los ojos vendados, una balanza en una mano y una espada en la otra, esa no es Arantza Quiroga. La presidenta de la Cámara de Gasteiz tiene unos ojos verdes bien abiertos y un cuchillo entre los dientes, en una boca siempre sonriente. Ayer, en apenas una entrevista, intentó dictar de qué debe hablar hoy el lehendakari en el Pleno de Política General, lanzó graves acusaciones contra otro parlamentario y su partido y se arrogó decidir quién puede y quién no puede presentarse a unas elecciones, amenazando a un grupo de «estar jugando con fuego». No puede decirse que esos minutos de televisión fueran una lección de diplomacia ni de respeto institucional.
Hoy se celebra el inicio oficial del curso parlamentario. Un acto revestido de cierta solemnidad mediática, el llamado Pleno de Política General. La presidenta del Parlamento habrá de dar la palabra en primer lugar al lehendakari, Patxi López, para que haga su discurso. Y ella, como todos los parlamentarios, tiene desde la semana pasada un guión de lo que López piensa decir.
Resulta por tanto inusual que Quiroga aprovechara ayer su paso por ETB para afirmar que sería «terrible» que el lehendakari no explique hoy «cómo están las cosas» de la transferencia de políticas activas de empleo, porque eso significaría que «ha estado al margen de la negociación». ¡Menos mal que son socios! ¡Menos mal que es presidenta gracias a los votos del PSE! No es nada común que el presidente del Legislativo diga de qué tiene que hablar el del Ejecutivo y, menos aún, en términos tan exigentes.
Alguien podrá preguntarse qué hubiera dicho si el lehendakari fuera de un partido adversario. Quizá pueda hacerse una idea si lee lo que respondió Arantza Quiroga cuando le preguntaron por la propuesta que la víspera había hecho en el mismo programa el presidente del BBB, Andoni Ortuzar, sobre la modificación de la política penitenciaria para los presos que se hubieran desvinculado de ETA. La presidenta de la Cámara, la mujer que tiene que hacer de árbitro en los debates y en el resto de la vida parlamentaria, dijo que esas palabras no le sorprendían «viniendo de un miembro del PNV» que «siempre nos tiene acostumbrados a esa equidistancia entre víctimas y verdugos».
«EA se puede quemar»
Si así habla del grupo parlamentario más grande, imaginen cómo trata a un miembro del Grupo Mixto. Quiroga dijo de EA que, por sus relaciones con la izquierda abertzale, «está jugando con fuego», y le advirtió que «la ley no va a pararse porque sea Eusko Alkartasuna y haya sido un partido democrático, con personas perfectamente democráticas y en contra de la violencia». Obsérvese ese «haya sido», pretérito perfecto del subjuntivo, que deja en duda que EA siga siendo «un partido democrático» en el presente.
Y ya se sabe lo que ocurre con los pecadores, que acaban ardiendo en el infierno. Por eso Quiroga avisa a los de EA que «si juegan con fuego pueden acabar quemados». Porque «se van a mirar todas las listas y si no cumplen los requisitos, se eliminarán».
Así que en vísperas de las elecciones municipales, no cuenten con Quiroga en el Parlamento. Estará ejerciendo sus labores de fiscal, expurgando candidaturas para descubrir infieles y quién sabe si también «equidistantes». Hasta entonces, seguirá siendo juez y parte. Muy parte. Concretamente, la parte del fondo de la derecha.
Fuente: Gara