La soldadesca española ha protagopnizado lo que en su jerga es conocido como una «pateada de un día» entre las localidades de Markina-Xemein y el término de Amorebieta-Etxano.
La presencia de los armados alarmó a la población de lugares como Bolibar, Garai o Abadiño.
Alcaldes de municipio de las comarcas de Durangaldea y Lea Artibai afirman que ni el Gobierno militar ni ningún estamento civil ha notificado de forma previa la presencia de los jóvenes que iban a pie en grupos de dos, tres o cuatro soldados y que tienen su base «en Bilbo
Los vecinos les veían como «una provocación», «creadores de alarmas innecesarias», valoraban e, incluso, un hombre en el barrio iurretarra de San Juan de Momoitio ironizó con que «estamos en una supuesta tregua, por lo que nadie se debe asustar, ¿no?», se reía al paso de dos jóvenes uniformados. En el centro de Garai una mujer y un matrimonio denunciaba la entrada del Ejército en el pueblo y la presencia de, al menos, dos jeeps. «Nos hemos asustado. ¿Por qué tienen que pasar dos chavales con metralletas por mi casa?
Alcaldes de Amorebieta-Etxano, Iurreta, Mallabia o Abadiño también criticaron el paso de los militares. El mandatario zornotzarra, David Latxaga, fue contundente, como ya lo fue años atrás cuando hubo unas «maniobras militares o paramilitares más fuertes». Latxaga maniobra con la palabra en dos direcciones: Como primera «variable» a despejar, estima que «no se sabe cuál es la misión del Ejército en nuestras tierras vascas. ¡Que se aclare!». La segunda realidad es que «al margen de que no son bienvenidos, que tengan la deferencia de informar para que avisemos a nuestra población. Pero demuestran un déficit de información y transparencia», valoró.
El alcalde de Iurreta, , lamentó que no se notificara el paso de militares armados. «¿Qué puedes pensar si de pronto te encuentras de frente con militares y con armas? Te pegas un susto de mucho cuidado», analizó.
El primer edil estima «lógico» que se notifique con tiempo «para avisar a la población, para evitar la alarma que crean». Su homólogo en Abadiño, del Grupo Independiente, José Luis Navarro fue uno de quienes se toparon de bruces con los soldados de prácticas. «Había cuatro en la rotonda de Eroski y, en serio, había pensado que estaban disfrazados…» Al cerciorarse de que eran uniformes reales reaccionó pensando que «siempre que está el Ejército en la calle altera ligeramente a la ciudadanía, siempre, en esos casos, se debe informar a los Ayuntamientos».
Navarro describió a «cuatro» militares que estaban «equipados hasta la médula».
Mientras que para la ciudadanía suponían «una provocación», para los soldados era un día más de «pateada», casi un juego de búsqueda del tesoro que unas maniobras férreas al uso. Eso sí, portando armas y campando a sus anchas.
Este tipo de proviocaciones por parte del ejercito español en Euskal Herria, es ya demasiado frecuente. Hay que recordar, hace unos meses cuando subieron al Gorbea y en la cruz de la cumbre colocaron una enorme bandera española y provocaron a las personas que ahí estaban.
Son precisamente este tipo de comportamientos, asi como la misma esencia del ejercito español, lo que hace que la inmensa mayoría de las gentes de Euskal Herria este “hasta el moño” de ellos y muestre de diferentes maneras su rechazo