Fidel en acto de los CDR: “Somos algo más que noso­tros mis­mos, un pue­blo, una esperanza”

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El líder de la Revo­lu­ción cuba­na, Fidel Cas­tro, ves­ti­do de ver­de oli­vo y con su gorra de gue­rri­lle­ro, afir­mó en acto cen­tral por el Ani­ver­sa­rio 50 de la fun­da­ción de los Comi­tés de Defen­sa de la Revo­lu­ción (CDR) que ”somos algo más que noso­tros mis­mos, somos pue­blo, somos una idea, somos una espe­ran­za, un ejemplo”.

El acto tie­ne lugar fren­te al anti­guo Pala­cio Pre­si­den­cial, lugar don­de Fidel Cas­tro con­vo­có a la crea­ción de la orga­ni­za­ción que agru­pa a más de 7 millo­nes de personas.

Más de 20 mil inte­gran­tes de los CDR, en La Haba­na, en repre­sen­ta­ción del res­to de Cuba, se reunen en ese his­tó­ri­co lugar para con­me­mo­rar la efe­mé­ri­de y escu­char al líder cubano.

Como hace 50 años, los CDR, la mayor orga­ni­za­ción de masas de Cuba, vuel­ve a reu­nir­se con su máxi­mo líder cubano.Mentiras y ame­na­zas impe­ria­les son las mis­mas de cuan­do se fun­da­ron hace 50 años los CDR.

El Coman­dan­te en Jefe Fidel Cas­tro recor­dó deta­lles de su his­tó­ri­co dis­cur­so aquel 28 de octu­bre de 1960, cuan­do se fun­da­ron los Comi­tés de Defen­sa de la Revo­lu­ción, que pue­den adap­tar­se a la for­ma de actuar del impe­rio nor­te­ame­ri­cano y la con­tra­rre­vo­lu­ción en la actualidad

NO HAN PODIDO CON NOSOTROS

Narró las expe­rien­cias que había vivi­do en Nue­va York cuan­do se pro­du­jo su pri­me­ra inter­ven­ción en la ONU, y lue­go de pasar diez días “en las entra­ñas del mons­truo”. Citan­do el dis­cur­so de aque­lla noche en que la Revo­lu­ción triun­fan­te vivía serias ame­na­zas expre­só: “Los órga­nos de publi­ci­dad nos com­ba­ten, pero no con razón, nos com­ba­ten con men­ti­ras, nos recuer­dan las his­to­rie­tas que nos hacían las agen­cias impe­ria­lis­tas de infor­ma­ción, las revis­tas de los mono­po­lios, que nos hacían creer que el atra­co era bueno, que el robo era noble, que la explo­ta­ción era jus­ta, y que la men­ti­ra era verdad.

“Perió­di­cos inde­pen­dien­tes, perió­di­co que diga la ver­dad se que­da sin anun­cio, todo esta movi­do por el afán de lucro, por el dine­ro. Qué dis­tin­to es el resul­ta­do cuan­do el pue­blo esta bien orien­ta­do, cuando cono­ce la ver­dad, cuan­do el pue­blo lucha por algo y para algo, cuan­do la vida de los pue­blos tie­ne un sen­ti­do, cuan­do un pue­blo tie­ne un ideal, cuan­do tie­ne algo por lo cual luchar.

“Qué dis­tin­to el resul­ta­do, noso­tros tene­mos la más com­ple­ta segu­ri­dad, de que a pesar de todos los agra­vios que hemos sufri­do, a pesar de todas las agre­sio­nes que ha sopor­ta­do nues­tro país, si aquí estu­vie­ra la sede de la ONU nin­gún ciu­da­dano insul­ta­ría a un solo visi­tan­te, por­que los cuba­nos en ese momen­to sabría­mos que había lle­ga­do la opor­tu­ni­dad de demos­trar que somos mil veces más decen­tes que los imperialistas.

“Noso­tros vimos hos­pi­ta­li­dad, caba­lle­ro­si­dad y decen­cia en los negros humil­des de Har­len”, afirmó.

Fidel recor­dó que en ese momen­to se oye explo­tar un petar­do, y él miró el reloj, para ver si era “el caño­na­zo de las nue­ve”, popu­lar tra­di­ción de la capi­tal cuba­na naci­da en la colonia.

“Una bom­ba, pre­gun­té, y se oye­ron excla­ma­cio­nes de pare­dón, ven­ce­re­mos y can­tan el himno nacio­nal, y excla­man viva Cuba, viva la Revolución”.

Y con­ti­nuó recor­dan­do Fidel el dis­cur­so de aquel día: “Si el pue­blo esta aquí en plan de resis­tir, no ya los petar­di­tos, sino lo que tiren o cai­ga, aun­que sean bom­bas ató­mi­cas (no había ocu­rri­do toda­vía la cri­sis de octu­bre)”, acotó.

“Por cada petar­di­to que tiran los impe­ria­lis­tas noso­tros cons­trui­mos 500 escue­las; por cada uno hace­mos tres veces más coope­ra­ti­vas; por cada petar­di­to nacio­na­li­za­mos un cen­tral azu­ca­re­ro yan­qui; por cada petar­di­to nacio­na­li­za­mos un ban­co yan­qui; por cada petar­di­to refi­na­mos cien­tos de miles de barri­les de petró­leo; por cada petar­di­to crea­mos cien escue­las en nues­tros cam­pos; por cada petar­di­to con­ver­ti­mos un cuar­tel en escue­la; por cada petar­di­to hace­mos una ley revo­lu­cio­na­ria; por cada petar­di­to noso­tros arma­mos por lo menos 1 000 milicianos”.

Todo esto iba acom­pa­ña­do de excla­ma­cio­nes y aplau­sos- recor­dó Fidel‑, y con­ti­núo citan­do el his­tó­ri­co dis­cur­so: «Pare­ce que se han creí­do que vie­nen los mari­nes, que ya esta el café cola­do. Vamos a esta­ble­cer un sis­te­ma de vigi­lan­cia revo­lu­cio­na­ria colec­ti­va, vamos a ver cómo se pue­den mover aquí los laca­yos del Imperialismo.

“Noso­tros vivi­mos en toda la ciu­dad. Que todo el mun­do sepa quién vive, qué hace y que rela­cio­nes tuvo con la tira­nía, y a qué se dedi­ca, con quién se jun­ta, en qué acti­vi­da­des anda, por­que si creen que van a poder enfren­tar­se con el pue­blo, tre­men­do chas­co se van a lle­var, por­que para que el pue­blo obser­ve, vigi­le, para que cuan­do vean que la masa del pue­blo se orga­ni­za, no hay impe­ria­lis­ta, ni laca­yo del impe­ria­lis­mo, ni ins­tru­men­to que pue­da moverse.

“Están jugan­do con el pue­blo y no saben toda­vía quien es el pue­blo. Están jugan­do con el pue­blo y no saben toda­vía la tre­men­da fuer­za revo­lu­cio­na­ria que hay en el pueblo”.

(Con infor­ma­ción de Juven­tud Rebelde)

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