Cam­po abier­to a la acu­mu­la­ción de fuer­zas inde­pen­den­tis­tas- Iña­ki Iriondo

Una sema­na des­pués de que ETA difun­die­ra al mun­do su deci­sión de no rea­li­zar accio­nes arma­das empie­zan a aflo­rar indi­cios de por dón­de pue­den dis­cu­rrir las cosas en los pró­xi­mos tiem­pos, y lo que se ve no con­cuer­da o con­cuer­da poco con las lec­tu­ras que se pre­ten­den impo­ner des­de las fuer­zas impe­ran­tes en el Estado.

ETA anun­cia que ha sus­pen­di­do sus aten­ta­dos y los gobier­nos de Lakua y Madrid con­tes­tan impo­nien­do la prohi­bi­ción de mani­fes­ta­cio­nes que rei­vin­di­can el res­pe­to a todos los dere­chos, el pri- mero de la lis­ta el «dere­cho a la vida». Pare­ce el mun­do al revés. Es España.

El dato no hace sino evi­den­ciar lo lar­go y tor­tuo­so que será el pro­ce­so has­ta la con­se­cu­ción de un mar­co demo­crá­ti­co. Y fren­te a los que a las pri­me­ras de cam­bio ya plan­tean res­pues­tas hor­mo­na­les, que­da cla­ra la nece­si­dad de agu­di­zar la pacien­cia, el inge­nio y la suma de volun­ta­des. Esta no es una cues­tión de cojo­nes, sino de alcan­zar el objetivo.

Para quien toda­vía no lo ten­ga cla­ro, lo dijo la izquier­da aber­tza­le el mar­tes: «Nadie ni nada nos va a sacar del carril». Si el Esta­do espa­ñol se empe­ci­na en los obs­tácu­los, la insis­ten­cia popu­lar, por vías polí­ti­cas y demo­crá­ti­cas, los aca­ba­rá superan­do o sorteando.

Con el anun­cio el domin­go de que «hace ya algu­nos meses tomó la deci­sión de no lle­var a cabo acio­nes arma­das ofen­si­vas», ETA abrió la puer­ta de un camino que no tie­ne mar­cha atrás. El empe­ño del Gobierno espa­ñol ha sido el ven­der la deci­sión de la orga­ni­za­ción arma­da como fru­to de su debi­li­dad y ago­ta­mien­to. Una inter­pre­ta­ción que con­tras­ta con dos infor­ma­cio­nes ‑basa­das ambas en «fuen­tes de la lucha anti­te­rro­ris­ta»- que el mar­tes publi­ca­ban los dia­rios del gru­po Vocen­to. «El Correo» titu­la­ba con estré­pi­to su pri­me­ra pági­na dicien­do que «Fran­cia advier­te que ETA está “forra­da de pas­ta”». «La Rio­ja» ele­gía otra noti­cia que tam­bién figu­ra­ba en el res­to de perió­di­cos del gru­po según la cual el Minis­te­rio del Inte­rior apun­ta que la orga­ni­za­ción arma­da cuen­ta con al menos cua­tro coman­dos de los que care­ce de pis­tas, entre ellos el que des­tru­yó el cuar­tel de la Guar­dia Civil en Bur­gos y el que ata­có en la isla de Mallorca.

Con­tan­do con dine­ro y mili­tan­tes acti­vos, y por muchas deten­cio­nes que se hayan pro­du­ci­do, es difí­cil pen­sar que ETA toma­ra una deci­sión de este cali­bre e hicie­ra el anun­cio por debi­li­dad. Si así fue­ra, hubie­ra opta­do por gotear aten­ta­dos de poca enver­ga­du­ra y esca­so ries­go para ganar tiempo.

La de ETA es una actua­ción polí­ti­ca que se encua­dra en la deci­sión estra­té­gi­ca adop­ta­da por la izquier­da aber­tza­le dura­ran­te el deba­te cele­bra­do el pasa­do oto­ño e invierno, en el que optó por la acu­mu­la­ción de fuer­zas y el uso de las vías pací­fi­cas y demo­crá­ti­cas para con­se­guir sus obje­ti­vos polí­ti­cos. Y en la que se deter­mi­nó, ade­más, que corres­pon­de a la for­ma­ción polí­ti­ca, «sea cual sea su nom­bre y estruc­tu­ra legal, ser la refe­ren­cia de todos los inde­pen­den­tis­tas y socia­lis­tas de Eus­kal Herria en la prác­ti­ca polí­ti­ca, de masas, ideo­ló­gi­ca e ins­ti­tu­cio­nal a desa­rro­llar en el pro­ce­so democrático».

Es cier­to que la fór­mu­la uti­li­za­da por ETA en el vídeo remi­ti­do a la BBC y a GARA para dar cuen­ta de su sus­pen­sión de aten­ta­dos resul­ta cho­can­te en com­pa­ra­ción con las uti­li­za­das his­tó­ri­ca­men­te para anun­ciar este tipo de deci­sio­nes de hon­do cala­do. En cual­quier caso, tam­bién es cier­to que es la pri­me­ra vez que decla­ra un alto el fue­go de for­ma uni­la­te­ral e incondicional.

Se han hecho mul­ti­tud de aná­li­sis sobre el comu­ni­ca­do. Ha habi­do inclu­so quien des­de las pági­nas de «El País», con el fir­me pro­pó­si­to de no entrar en el fon­do del asun­to («a más cómo, menos por qué») se ha entre­te­ni­do advir­tien­do del empleo del sub­jun­ti­vo y el uso repe­ti­do de gerun­dios. Sin embar­go, no es fácil encon­trar en la his­to­ria de ETA un comu­ni­ca­do que requie­ra menos aná­li­sis semióti­cos que éste.

Ya está… El paso que se le pedía está dado. Es un paso toda­vía des­nu­do que en el futu­ro habrán de ves­tir. Pero es «el paso» por­que no cabe mar­cha atrás. No, al menos, den­tro de la estra­te­gia adop­ta­da mayo­ri­ta­ria­men­te por la izquier­da aber­tza­le y que, como expli­có Rufi Etxe­be­rria, es un man­da­to para todas las orga­ni­za­cio­nes que se encua­dren en su seno.

Por lo tan­to, los tér­mi­nos emplea­dos por ETA para dar cuen­ta de su deci­sión son ya lo de menos. Pocas veces se ha dicho tan­to en ape­nas una fra­se. Por­que lo fun­da­men­tal es la apues­ta de la izquier­da aber­tza­le, y ésa es irreversible.

Jun­to a la idea de la debi­li­dad de ETA, des­de deter­mi­na­das ins­tan­cias se ha inten­ta­do ven­der la fal­ta de reper­cu­sión del anun­cio de sus­pen­sión de accio­nes arma­das. Tal afir­ma­ción con­tras­ta, en pri­mer lugar, con la infi­ni­dad de pági­nas que los mis­mos perió­di­cos dedi­ca­ban a hablar y ana­li­zar un comu­ni­ca­do que decían no tenía nada nue­vo o resul­ta­ba insuficiente.

Pero, pro­ba­ble­men­te, lo más dolo­ro­so y des­con­cer­tan­te para la estra­te­gia del Gobierno espa­ñol haya sido el eco que el anun­cio de ETA ha teni­do en influ­yen­tes medios de comu­ni­ca­ción inter­na­cio­na­les. La noche del vier­nes, la cade­na de tele­vi­sión euro­pea, Euro­news, emi­tió una entre­vis­ta con el media­dor suda­fri­cano Brian Currin. Un hom­bre deter­mi­nan­te en este pro­ce­so. Y en la pren­sa des­ta­ca que «The New York Times», «Finan­cial Times», «Le Mon­de», «The Inde­pen­dent» y «The Eco­no­mist» han publi­ca­do tra­ba­jos sobre la mate­ria. Pese a enten­der el escep­ti­cis­mo con el que se ha podi­do tomar la noti­cia, son muchos los que reco­mien­dan al Gobierno espa­ñol que haga una ges­tión inte­li­gen­te de la opor­tu­ni­dad que se le ha presentado.

Fue «Finan­cial Times» el pri­me­ro en pro­nun­ciar­se y qui­zá el más cla­ro en hablar, al apos­tar por la lega­li­za­ción de una for­ma­ción de la izquier­da aber­tza­le y el acer­ca­mien­to de los pre­sos polí­ti­cos vas­cos a sus hoga­res. Y «The Inde­pen­dent» acon­se­ja­ba al Gobierno espa­ñol que toma­ra lec­cio­nes de lo acon­te­ci­do en el nor­te de Irlanda.

Una com­pa­ra­ción que el minis­tro de Inte­rior, Alfre­do Pérez Rubal­ca­ba, dejó muy cla­ro que detes­ta­ba, en una recien­te entre­vis­ta en Radio Euskadi.

En esa mis­ma entre­vis­ta, Rubal­ca­ba des­ve­ló que su prác­ti­ca la desa­rro­lla «de común acuer­do» con el PNV y va bien. Has­ta el momen­to, Iñi­go Urku­llu no le ha des­men­ti­do. El eje de esta decla­ra­ción no es que unos y otros hablen o inclu­so que entien­dan. Dado que la estra­te­gia del Gobierno espa­ñol en la lucha con­tra ETA y la izquier­da aber­tza­le está basa­da en bue­na medi­da en la con­cul­ca­ción de dere­chos bási­cos, lo deter­mi­nan­te de estas pala­bras es que el minis­tro de Inte­rior ha dado a cono­cer que la lle­va a cabo «de común acuer­do» con el PNV.

Los últi­mos hechos invi­tan, ade­más, a creer ‑al menos esta vez- las pala­bras de Rubal­ca­ba. Si el pasa­do jue­ves se hubie­ra que­ma­do un con­te­ne­dor en algún pun­to de Eus­kal Herria, el PNV no hubie­ra tar­da­do en reac­cio­nar. Sin embar­go, la Audien­cia Nacio­nal prohi­bió que miles de ciu­da­da­nos pudie­ran salir a la calle a deman­dar dere­chos, y los jel­tza­les no dije­ron ni pala­bra. Hubo que espe­rar al vier­nes para que en una entre­vis­ta y a pre­gun­tas del perio­dis­ta, el pre­si­den­te del EBB defen­die­ra el dere­cho de mani­fes­ta- ción (una refe­ren­cia, por cier­to, que no figu­ra en la rese­ña de la entre­vis­ta que el PNV inclu­yó en su pági­na web), y tuvo que lle­gar el sába­do para que admi­tie­ra que la prohi­bi­ción supo­ne toda una provocación.

El Gobierno espa­ñol, por su par­te, da la impre­sión de sen­tir­se muy incó­mo­do con el esce­na­rio abier­to el domin­go y se encuen­tra a la defen­si­va. Sus decla­ra­cio­nes con­tun­den­tes o la exi­gen­cia de prohi­bir mani­fes­ta­cio­nes son un ejer­ci­cio inú­til, pues pasó el tiem­po en el que sus exhi­bi­cio­nes de dure­za (o incons­cien­cia) pudie­ran for­zar una sen­sa­ción de des­es­ti­mien­to en el independentismo.

Es pro­ba­ble que el Eje­cu­ti­vo de Zapa­te­ro nece­si­te tiem­po y supe­rar otras urgen­cias acu­cian­tes, como la de los pre­su­pues­tos, para afron­tar de cara la nue­va situa­ción. Pero no cabe olvi­dar que los movi­mien­tos que se le piden, aho­ra tam­bién des­de fue­ra de las fron­te­ras de Eus­kal Herria, no son una exi­gen­cia de ETA o una con­di­ción para man­te­ner el alto el fue­go; son ape­nas el cum­pli­mien­to de unos míni­mos en mate­ria de dere­chos, liber­ta­des y garan­tías democráticas.

Se ha inau­gu­ra­do un nue­vo tiem­po en Eus­kal Herria y se ha abier­to el cam­po a la acu­mu­la­ción de fuer­zas inde­pen­den­tis­tas y de izquier­da. Eus­ko Alkar­ta­su­na y la izquier­da aber­tza­le ya han avan­za­do un tre­cho con su acuer­do estra­té­gi­co. Lo más efi­caz es que se logren con­sen­sos con otras for­ma­cio­nes y agentes.

Evi­den­te­men­te, cada cual es muy libre de dise­ñar sus tác­ti­cas y sus estra­te­gias, aun­que para que pue­dan mate­ria­li­zar­se deben ser acor­des a su peso espe­cí­fi­co actual y al que se le pue­de pre­ver en el futu­ro. Nadie es impres­cin­di­ble y, por lo tan­to, nadie está en con­di­cio­nes de poner con­di­cio­nes exor­bi­ta­das. Y algu­nos menos que otros. Por­que el bar­co ha zar­pa­do y la nave va.

A todos aque­llos que digan que el anun­cio de ETA del pasa­do domin­go es «más de lo mis­mo», que no hay cam­bios en el pano­ra­ma polí­ti­co vas­co: que San­ta Lucía les con­ser­ve la vista.

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